
Las mariposas vuelan libres
Un acercamiento
innovador y radical a la evolución espiritual
~ Stephen
Davis ~
Edición
Smashwords, notas de licencia.
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por descargar este ebook gratuito. Se te invita a compartirlo con tus amigos.
Este
libro puede ser reproducido, copiado y distribuido con propósitos no
comerciales,
siempre
y cuando permanezca en su forma original y completa.
Edición española: Copyright
2013 por L & G Productions, LLC
Traducción de
Pedro Ruiz de Luna
from the original
book in English…
Butterflies Are
Free To Fly:
A New and Radical
Approach to Spiritual Evolution
English edition:
Copyright 2010 by L & G Productions, LLC
Smashwords Edition,
License Notes
Thank you for
downloading this free ebook. You are welcome to share it with your friends.
This book may be reproduced, copied and distributed for non-commercial
purposes,
provided the book
remains in its complete original form.
Lista de contenidos
Capítulo 0 – Introducción
PRIMERA PARTE – La metáfora de la sala de cine
Prefacio a la primera
parte
Capítulo 1 – La Caverna de Platón
Capítulo 2 – Reunirse
Capítulo 3 – ¿Qué falla aquí?
Capítulo 4 – La biblioteca
Capítulo 5 – El Campo
Capítulo 6 – El Holograma
Capítulo 7 – No existe un “ahí fuera” ahí fuera
Capítulo 8 – La evasión
SEGUNDA PARTE – Dentro de la crisálida
Prefacio a la segunda
parte
Capítulo 9 – El modelo de la consciencia
Capítulo 10 – El modelo del Jugador
Capítulo 11 – El modelo del Juego Humano
Capítulo 12 – El modelo de las dos partes
Capítulo 13 – El Proceso
Capítulo 14 – La Autolisis Espiritual
Capítulo 15 – El desapego y la “carencia de deseos”
Capítulo 16 – Juicios y
prejuicios
Capítulo 17 – Creencias y opiniones
Capítulo 18 – Resistencia
Capítulo 19 – Miedo
Capítulo 20 – ¿Quién soy yo?
Capítulo 21 – Sobre convertirse en mariposa
TERCERA PARTE – Preguntas y respuestas
Prefacio a la tercera
parte
Capítulo 22 – ¿Un único gran holograma?
Capítulo 23 – Los demás
Capítulo 24 – La plantilla “Entorno Tierra”
Capítulo 25 – ¿Somos todos uno?
Capítulo 26 – ¿Un Jugador por cada Yo Infinito?
Capítulo 27 – ¿Vidas pasadas?
Capítulo 28 – Karma, causa y efecto
Capítulo 29 – Confianza
Capítulo 30 – Dinero
Capítulo 31 – El ego
Capítulo 32 – Compasión
Capítulo 33 – Robert Scheinfeld
Capítulo 34 – Jed McKenna
Capítulo 35 – U.G. Krishnamurti
Capítulo 36 – El futuro
INTRODUCCIÓN
Vuelta a la lista de contenidos
«Sweet freedom whispered in my ear
You’re a butterfly
And butterflies are free to fly
Fly away, high away, bye bye».
(La generosa libertad susurró en mis oídos:
eres una mariposa,
y las mariposas vuelan libres,
vuelan lejos, arriba y lejos, adiós, adiós.)
De Alguien
me ha salvado la vida esta noche,
música
de Elton John, letra de Bernie Taupin
~
Jorge tenía un problema.
A pesar de que le iba bastante bien, Jorge estaba
descontento en el fondo. Se sentía
vacío, su vida se había vuelto insípida y aburrida, odiaba su trabajo, probablemente
sería despedido pronto debido a la recesión económica, la relación con su
esposa se había deteriorado, ya no podía comunicarse con sus hijos; no hacía
otra cosa en la vida más que trabajar, comer, ver la televisión y dormir; podía
contar sus amigos verdaderos con un solo dedo de la mano, y no veía forma de
cambiar o mejorar nada.
Pero eso no era el mayor problema de Jorge en
aquel momento. Su preocupación más acuciante era que había empezado a caminar
dormido.
Una noche, cuando Jorge andaba por ahí sonámbulo,
se cayó en un hoyo muy profundo. Al despertar descubrió que estaba tendido en
el fondo, vestido sólo con su pijama, y que no había nada más que él en aquel agujero. Miró hacia arriba y vio
el cielo de la mañana, con unas pocas ramas desnudas que se asomaban sobre él desde
el círculo perfecto de luz del Sol. Era el principio de la primavera y el aire
estaba bastante fresco. No veía a nadie, pero oía un débil sonido de voces.
Sabía que tenía que intentar salir de allí,
pero las paredes del agujero eran verticales, resbaladizas, muy altas y no
tenía nada con qué escalarlas. Cada vez que lo intentaba caía de nuevo al fondo,
frustrado. Empezó a gritar pidiendo ayuda.
De repente, apareció la cara de un hombre
mirándole desde lo alto del hoyo.
—¿Qué le pasa? —preguntó el hombre.
—Oh, gracias a Dios —exclamó Jorge—, estoy atascado
aquí abajo y no puedo salir.
—Bueno, entonces deje que le ayude —dijo el
hombre—, ¿cómo se llama usted?
—Jorge.
—¿Y su apellido?
—Ilarraza.
—¿Con ”H”, o sin?
—Sin.
—Enseguida vuelvo.
Cuando la cara desapareció, Jorge se
preguntaba por qué era tan importante cómo se deletrease su apellido. Entonces
el hombre volvió.
—¡Este es tu día de suerte, Jorge! Soy
multimillonario y me siento generoso esta mañana.
El hombre dejó caer un papelito que tenía en
la mano. El trozo de papel descendió flotando suavemente hasta el fondo del
hoyo. Jorge lo recogió y miró otra vez hacia arriba, pero el hombre ya no
estaba.
Jorge miró al papelito. Era un cheque de mil
dólares, extendido a su nombre.
“Pero, ¡qué demonios!,
¿dónde voy a gastarlo aquí abajo?”, pensó.
Lo dobló y se lo metió en el bolsillo del pijama.
Entonces oyó que venía otra voz.
—Por favor, ayúdeme —gritó Jorge al espacio
vacío de arriba.
Apareció una segunda cara de hombre, un rostro
amable y compasivo.
—¿Qué puedo hacer por ti, hijo mío?
Jorge vio el alzacuello del hombre cuando éste
se inclinaba sobre el borde del hoyo.
—Padre, ayúdeme a salir de este agujero, por
favor…
—Hijo mío… —la voz era suave y amorosa—, tengo
que decir misa en la iglesia dentro de cinco minutos, no puedo detenerme ahora,
pero hoy diremos una oración especial por ti.
Entonces buscó algo en su bolsillo.
—Toma, esto te ayudará—, y dejó caer un libro
en el hoyo antes de marcharse.
Jorge cogió la Biblia, la estudió y trató de
imaginarse todas las formas posibles de utilizarla para salir del agujero. Al
final se cansó y echó el libro a un lado.
El siguiente transeúnte era una mujer. Cuando
comprendió el aprieto de Jorge le lanzó verduras de cultivo ecológico, unas
vitaminas y unos suplementos de hierbas.
—Come sólo de eso —dijo.
Jorge los puso a un lado, encima de la Biblia.
Un médico se detuvo y le regaló unas cuantas
botellitas de muestras de medicamentos que le pagaban por repartir aquella
semana.
Un abogado pasó por allá y habló un rato sobre
ponerle un pleito al Ayuntamiento por no haber puesto una valla alrededor del
agujero. Le dejó su tarjeta.
Un político le prometió que crearía una ley
para proteger a los sonámbulos si Jorge votaba por él en las elecciones del día
siguiente, suponiendo que pudiera salir del hoyo.
A estas alturas Jorge se había sentado en el
fondo del agujero, tiritando un poco por el fresco y empezando a abandonar la
esperanza de que alguien le ayudase a salir. Se sentía solo, desamparado y un
poco asustado. Puso las medicinas a un lado, agarró una banana ecológica, la
peló y le dio un mordisco.
—Yo puedo ayudarte a salir.
Oyó la voz fuerte, convincente y poderosa de una
mujer. No estaba seguro… ¿le sonaba esa voz?, ¿no la había visto en la tele, o
algo?
—Tú sólo tienes que abandonar todos los
pensamientos negativos, aprender a visualizar y entonces usar la “Ley de
Atracción”.
—Pero eso es exactamente lo que hago… Trato de
atraer a alguien para que me ayude a salir de este agujero —protestó Jorge.
—Será que no lo haces bien —dijo como
respuesta.
La mujer lanzó un objeto fino y cuadrado que
aterrizó a los pies de Jorge.
Jorge le gritó: “pero… ¡espera!” Ya no había nadie
que respondiera.
Agarró el DVD, que aún estaba envuelto en
papel celofán, y miró la cubierta: Las enseñanzas de Abraham, programa máster
del curso en DVD.
—Por lo menos podrías haberme echado un lector
DVD portátil —musitó en voz baja a
nadie en concreto.
Poco después, un budista Zen se sentó en la
posición del loto en el borde del agujero, con la idea de enseñar a Jorge a
meditar.
—Aunque sólo fuera eso— dijo el Maestro —, si
practicas el tiempo suficiente te sentirás mejor por hallarte en el agujero. Y,
¿quién sabe?, podrías ser capaz de levitar para salir de ahí en unas cuantas
vidas.
Jorge estaba a punto de resignarse a estar en
el agujero para siempre, cuando oyó la voz.
—¿Puedes moverte a un lado y quitarte de en
medio?
Jorge miró hacia arriba.
—¿Qué?
—Que si puedes alejarte del centro del agujero.
Jorge se levantó y dio unos pasos hacia un
lado. Iba a preguntar “¿por qué?” cuando el hombre saltó al agujero y aterrizó
a los pies de Jorge.
—¿Estás loco? —exclamó Jorge cuando el hombre se levantaba y se sacudía el polvo—; ahora estamos los dos juntos en este agujero.
¿No podrías haberme echado una cuerda, o una escalera, o algo así?
El hombre le miró con gentileza:
—Eso no funciona.
—¿Cómo lo sabes? —le preguntó Jorge, extrañado.
—Porque yo ya he estado aquí antes y conozco
el camino de salida.
* * *
Presupongo que buscas ayuda, o no estarías
leyendo este libro. Hay algo que no va bien en tu vida y quieres cambiarlo.
De modo que estoy a punto de saltar a tu
agujero, pero no porque yo sienta ningún deseo u obligación de ayudar a nadie.
Ayudar a alguien es una de las mayores trampas en las que uno puede caer.
Tampoco tengo intención alguna de convertirme
en un profesor (ni tuyo, ni de nadie), o un gurú, o un instructor, o alguien
que pretende tener algunas respuestas o todas ellas.
Si te parece puedes pensar en mí como un reconocedor
del terreno, un explorador de esos que iban con las caravanas de carretas en el
Viejo Oeste y cuyo trabajo consistía en cabalgar por delante de la caravana y
buscar un paso sobre las Montañas Rocosas para alcanzar el Océano Pacífico: en encontrar
un camino para que otros pudieran seguirlo con relativa seguridad y a salvo de
los elementos y los indios.
No soy el único explorador que anda por ahí, y
no afirmo que haya alcanzado el océano todavía, pero soy el único que ha tomado
esta ruta en concreto, ruta que ha resultado eficaz y lo bastante segura para
que yo vuelva y hable de ella.
En mi viaje he explorado territorios muy extremos
y recolectado un montón de información sobre los caminos que funcionan y los
que no para beneficio de otros. Esta es la razón principal por la que escribo
este libro: transmitir esa información, sabiendo que hay otros (no muchos, pero
algunos hay) que quieren ir donde yo voy y estar donde yo he estado. Quizá tú
seas uno de ellos.
Tú, tanto consciente como inconscientemente,
me has contratado para que sea tu explorador, pero debes saber que no me
importa lo que pienses de esta información o lo que haces con ella. Puedes tomarla
o dejarla. Mi único trabajo (y mi total alegría) es informar de lo que he
encontrado.
De modo que doy el salto a tu agujero porque me
parece divertido y lo veo alineado con lo que el universo tiene preparado para
mí en este momento.
Sin embargo, es posible que no quieras que yo
esté en tu agujero. Debes tomarte esto en serio. Si sigues leyendo llegarás a
un punto en el que no habrá vuelta atrás. En cierto modo, por cambiar de
metáfora, es un poco como escalar el Everest: el camino puede ser muy difícil
tanto física como emocionalmente, y lleva un cierto tiempo.
Como he dicho antes, yo todavía no he
alcanzado la cumbre, pero la tengo a la vista. He ascendido a un punto lo
bastante alto durante este camino como para que el agradecimiento, la alegría y
la serenidad de ser estén ya más allá de lo que uno pudiera esperar. Lo que sé
con certeza (y ha sido confirmado en su mayor parte por informes de otros
exploradores como testigos presenciales) es que, definitivamente, vale la pena
el esfuerzo de llegar hasta la cumbre.
Puede que quieras ir hasta el final, o puede
que no. Te avisaré cuando lleguemos al punto a partir del cual sólo puede uno
detenerse o seguir adelante, pero entonces ya no se puede volver atrás.
Por otra parte, puede ser que decidas que no
quieres salir de tu agujero en absoluto. Si es así deberías dejar de leer ahora
mismo. No hay nada “malo” en que te quedes ahí, tendrás el dinero suficiente, y
buena comida ecológica, y libros para leer, y DVD que mirar, y drogas para
mantenerte ocupado y entretenido.
Es tu propia elección.
PRIMERA PARTE:
LA METÁFORA DE LA SALA DE CINE
Vuelta a la lista de contenidos
«Este es el único
pensamiento radical que tienes que hacer.
Pero es muy radical, es muy difícil
porque nuestra tendencia es a creer que el mundo
está ya “ahí fuera,”
como algo independiente de nuestra experiencia. No
es así.
La Física Cuántica ha sido muy clara respecto a
ello».
~ Doctor
Amit Goswami
PREFACIO A LA PRIMERA PARTE
Hay tres cosas que debes saber antes de que empecemos nuestra jornada a
través de las Montañas Rocosas…
UNA: aunque este
libro tiene un copyright, por el presente documento tienes permiso para
imprimirlo, copiarlo, compartirlo, dárselo a alguien, citarlo, hacer lo que
quieras con él. Lo que no puedes hacer es vender ninguna parte de él o su
totalidad, o ganar dinero con él en forma alguna, o ayudar a nadie a ganar
dinero con él de ninguna manera. Creo firmemente que la información contenida
en este libro debe estar disponible gratis para quien quiera leerlo, siempre.
DOS: parece que
muchos exploradores encuentran cosas que son difíciles de explicar cuando
vuelven al grupo. No es fácil tratar que la gente entienda cosas que nunca han
experimentado directamente, así que de cuando en cuando usaré citas de otras
fuentes. Estas citas no están aquí para probar que estoy “en lo cierto” sólo
porque alguien a quien tú reconozcas dijera lo mismo. Se incluyen
principalmente para tratar de explicar más a fondo un concepto que puede ser
difícil de comprender, a base de ofrecer otros puntos de vista que emplean
palabras diferentes de las mías con las que puedas identificarte más
fácilmente. Con muy pocas excepciones, todas esas citas tienen notas al final
de cada capítulo para que tengas la oportunidad de comprobar mis fuentes por ti
mismo. Sólo tienes que pinchar el numerito y te llevará a la nota a pie de
capítulo que contendrá un enlace activo de Internet.
Si lo deseas puedes pinchar en enlace de
Internet para ir directamente a la fuente del material a través de tu
navegador. Entonces pincha la palabra “lectura”
para volver al punto que estabas y continuar leyendo.
Pruébalo aquí
pinchando en el número 1
Metidos en el texto hay también enlaces a
varios vídeos para ver a medida que vayas leyendo. Como siempre, pincha en los
enlaces. De cuando en cuando he incluido también algunas sugerencias de
películas de Hollywood al final de algunos capítulos. No se supone que esas
películas se vean como ejemplos perfectos de la información que acabas de leer,
pero están lo bastante cerca del tema como para ser interesantes y pertinentes,
y son muy entretenidas.
TRES: Aparentemente, la gente aprende más fácilmente cuando pueden comparar
algo nuevo con algo que ya comprende. Algunos llaman a esto “dato de magnitud
comparable”.2
Por ejemplo: si intentara contarte algo sobre
un juego nuevo que he visto mientras estaba explorando, un juego llamado
“Blat-Blop,” y te digo que te gustaría jugarlo, es muy probable que me hicieras
muchas preguntas antes de querer meterte en ello, me pedirías más
explicaciones.
Pero el Blat-Blop no se puede explicar
directamente, es diferente a cualquier otro juego conocido. Entonces, ¿qué es
lo que hago?
Te digo que el Blat-Blop es como el Fútbol
Americano, pero que no tiene pelota ni porterías. Ahora al menos tienes una
ligera idea de lo que hablo, por loco e incomprensible que parezca. En tu mente
te imaginas un conjunto de hombres corriendo en un campo y vestidos con pesadas
almohadillas y cascos, lo que es verdad en el Blat-Blop, pero aún no tienes
idea de lo que hacen ni por qué.
Cuando dije que “el Blat-Blop es como
el Fútbol Americano” estaba usando un símil, o sea, estaba comparando dos cosas diferentes para crear un
significado nuevo.
Hay algo diferente llamado metáfora. Una
metáfora es una figura del lenguaje que usa una cosa para decir otra y realiza
una comparación entre las dos. Por ejemplo, la frase de Shakespeare “el mundo
entero es un escenario” es una metáfora que compara al mundo entero con el
escenario de un teatro (N. del T.: La obra El gran teatro del mundo, de
Pedro Calderón de la Barca, es otro ejemplo de esa metáfora). Una metáfora se parece mucho a un símil, pero sin el comparativo
directo. Podríamos transformar la metáfora de Shakespeare en un símil añadiendo
la palabra “como”: el mundo entero es como un escenario.
Por otra parte, una analogía muestra
similitudes entre cosas que pueden parecer diferentes, como si fuera una
metáfora o un símil ampliados. Pero la analogía no es sólo una figura del
lenguaje. También puede ser un argumento lógico: si dos cosas son semejantes de
una manera, también lo son de otra. La analogía se usa a menudo para ayudar al
entendimiento por medio de comparar un sujeto desconocido con otro que es más
conocido.
Y también hay algo llamado alegoría,
que consiste en una comparación o sustitución “uno a uno” de algo figurado por
algo literal. Aunque son muy parecidas a las metáforas, las alegorías son
generalmente más sutiles y más enredadas. A veces son libros enteros, u obras
de arte.
Digo todo esto por dos razones:
La primera es porque me veo forzado a utilizar
un montón de símiles, metáforas y analogías en este libro (he empezado el libro
con una alegoría) para intentar explicar lo que he visto como explorador, lo que
a veces es difícil de explicar ya que es muy nuevo en muchos casos. Desearía
que hubiera palabras y formas de decir exactamente lo que he encontrado sin
tener que hacer estas comparaciones, pero no las hay. Así de simple.
En segundo lugar, parece que tengo algún
problemilla cerebral (a lo mejor es lo de las vacas locas), porque a pesar de
todos los esfuerzos previos, de un estudio diligente y todas las definiciones y
diferenciaciones que he escrito entre metáfora y analogía, aún no
sé la diferencia. De manera que te aviso ahora mismo (a ti y a cualquier
profesor de Lengua que pueda estar leyendo) que pudiera confundirme entre esas
dos palabras. Si lo prefieres, cualquier error de ese tipo puede adjudicarse
sencillamente a mi debilidad personal en ese campo.
Así que prepárate para un montón de metáforas
y analogías, sean las que sean.
Como…
NOTAS
1. Ahora pincha la palabra “lectura” en – Vuelta a la lectura
CAPÍTULO 1
LA CAVERNA DE PLATÓN
Vuelta a la lista de contenidos
Imagina que te has pasado la vida entera sentado en el asiento de una
sala de cine. El lugar es oscuro, como todas las salas de cine, pero sientes
que…
¡No, espera!, antes de que nos metamos en eso…
Hay una alegoría famosa llamada “La Caverna de
Platón,” escrita por Platón, naturalmente. Es una conversación ficticia entre
Sócrates, el maestro de Platón, y el hermano de éste, Glauco. Esencialmente, la
primera parte de la alegoría dice así:
Sócrates le pide a Glauco que imagine una
caverna habitada por prisioneros que han sido encadenados y mantenidos
inmóviles desde la infancia. No sólo tienen sujetos sus brazos y piernas, sino
que además sus cabezas están fijas de manera que lo único que pueden ver es un
muro situado directamente frente a ellos. Tras los prisioneros hay una gran hoguera,
y un pasadizo elevado entre la hoguera y ellos.
Según pasan las gentes y los animales por ese
pasadizo elevado entre la hoguera y las espaldas de los prisioneros, la luz del
fuego proyecta sus sombras en el muro frente a ellos. Los prisioneros sólo
pueden ver las sombras, pero no saben que son sombras.
Del muro también vienen los ecos de los ruidos
que se producen en el pasadizo. Los prisioneros sólo oyen los ecos, pero no
saben que son ecos.
Sócrates le pregunta a Glauco si no parece
razonable que los prisioneros piensen que las sombras fuesen cosas reales y que
los ecos fuesen sonidos reales, no simplemente reflejos de la realidad, ya que
son todo lo que los prisioneros han visto y oído jamás.
Sócrates introduce
un elemento nuevo en este escenario. Supón, conjetura Sócrates, que un
prisionero sea liberado y se le permita levantarse y moverse libremente. Si
alguien le mostrase las cosas reales que han proyectado las sombras y causado
los ecos (el fuego y los seres sobre el pasadizo) el prisionero no sabría lo
que eran y no los reconocería como la causa de las sombras y los ecos, seguiría
creyendo que las sombras sobre el muro eran más reales que aquello que ve.1
La alegoría prosigue, pero quiero detenerme
aquí. (Si te interesa, pincha aquí para ver un vídeo animado de tres minutos.)
Y ahora…
Imagínate que te has pasado la vida entera
sentado en el asiento de una sala de cine. El lugar es oscuro, como todas las
salas de cine, pero sientes que tienes limitaciones (grilletes) en tus muñecas
y en tus tobillos que te dificultan mover brazos y piernas. El respaldo de tu
asiento es alto, se eleva por encima de tu cabeza de manera que te es imposible
mirar tras de ti. Todo lo que puedes ver es la pantalla frente a ti y la gente
que está sentada a tu lado en las mismas condiciones que tú.
Frente a ti, extendiéndose por todos lados de
la sala hasta donde puedes ver, tienes una pantalla gigante IMAX en 3
dimensiones (3D). Estás sentado ahí y ves película tras película. Te parece que
tú formaras parte de cada película, totalmente sumergido en ellas. (Pincha aquí para ver el ejemplo de Woody Allen de una película de inmersión
total: “La Rosa púrpura de El Cairo”.)
Como las sombras y los ecos en la Caverna de
Platón, esas películas son todo lo que has conocido jamás. Son, de hecho, tu
única realidad, tu vida.
Los actores son buenos, los guiones están bien
escritos y tú te involucras emocionalmente en esas películas sintiendo rabia,
dolor, tristeza, remordimiento, alegría, entusiasmo, hostilidad, miedo y un
amplio abanico de emociones, dependiendo del guión. Tú tienes tus personajes
favoritos (familia y amigos, por ejemplo) que intervienen a menudo, y otros a
los que desprecias y que desearías que no aparecieran nunca.
Alguna de esas películas son placenteras de
ver, incluso bellas algunas veces: felices, conmovedoras, amables, disfrutas
con ellas. Otras son oscuras, de mal agüero, perturbadoras y dolorosas, y producen
en tu interior reacciones nada agradables. Te resistes a verlas y desearías no
sentir lo que sientes. A veces cierras los ojos y desearías que cambiase el
guión.
Pero estás conforme con estar aquí y mirar,
porque te han dicho (y has llegado a creerlo por tu experiencia) que esta es la
única realidad que existe y que tienes que aceptarla.
La inmensa mayor parte de la gente (el 95% de
la población terrestre, puestos a suponer, quizá más aún) morirá sentada en ese
asiento del cine.
A los demás les ocurrirá algo interesante
algún día.
En una película especialmente desagradable,
pudiera ser que gritases “¡no!,” que retorcieras enérgicamente tu cuerpo en el
asiento. De repente, te das cuenta de que ya no sientes los grilletes en las
muñecas y los tobillos y que puedes mover brazos y piernas. Con tus manos vas palpando
alrededor y descubres que los grilletes no tenían cerraduras (nunca las han
tenido) y que tus aterrados movimientos los han abierto.
Todo este tiempo has supuesto (creído) que
eras un prisionero, como esos perros que se mantienen alejados de una valla
invisible. Te preguntas qué hacer después. Te das cuenta de que ya no tienes
por qué estar sentado y ver las películas si no quieres hacerlo. Puedes
levantarte pero no lo haces, no enseguida. Puede que te inclines hacia la
persona a tu lado y empieces a decirle que no hay cerraduras en los grilletes,
pero todo lo que recibes como respuesta es un “ssshhh”.
El miedo a levantarse es enorme; el
pensamiento de marcharse de allí va contra todo lo que te han enseñado. Al
final (quizá por curiosidad, o quizá rabia, o quizá es que ya no puedes
soportar más sentir lo que sientes), decides “mandar al diablo al miedo” y te
levantas. No pasa nada, no hay sirenas que aúllen, nadie viene a hacer que te
sientes. Comienzas a pensar que acaso no había nada que temer.
Así que decides andar. Según te desplazas por
la fila de asientos hacia el pasillo, diciendo “perdone, discúlpeme,” la gente
te mira con asombro, sorpresa y consternación. Incluso algunos te dicen que
vuelvas a sentarte, que te quites de en medio, que te comportes. Está claro que
todos creen que estás loco.
Pero hay algo dentro de ti que se siente
intrigado a pesar del miedo, algo que te urge a seguir. Por último, llegas al
pasillo, te giras y ves que asciende entre los asientos, pero aún no puedes ver
la parte trasera de la sala. Lo que ahora se ve claro es que la pantalla sigue
y sigue por todo alrededor del edificio, en 360 grados, y que colgando del
techo en el centro de la sala hay una gran bola negra. De todas partes de esa
bola surge una luz muy brillante hacia la pantalla. No tienes ni idea de lo que
es ni lo que significa. A medida que vas hacia arriba por el pasillo, te
tropiezas con un par de personas que van en tu misma dirección y con algunos
otros que vuelven a sus asientos. Los que regresan a sus asientos te miran mal,
casi con odio, más que nada aterrorizados. Alguien te advierte que no sigas
adelante. Pero piensas que, ya que has llegado hasta allí, quieres averiguar lo
que hay al final del pasillo.
Cuando por fin llegas a la parte trasera,
divisas el diseño completo de la sala circular. En una parte están los asientos
de donde has venido, orientados todos en una misma dirección, llenos de gente
que mira directamente a la pantalla. Tras los asientos hay un gran espacio
donde gente como tú va caminando. También ves una puerta en medio del lejano
muro, con una señal encima que dice: “no entrar, extremadamente peligroso”.
Como la pantalla IMAX 3D continúa por toda la
estructura, no hay forma de escapar de las películas que se están proyectando. Dicho
de otra manera: tu realidad, tu vida, te sigue a todas partes. Pero hay algo
diferente, aunque por el momento no sepas qué. Las películas no han cambiado, aunque
tú sí lo has hecho de alguna forma, que ya notas, pero que aún no comprendes.
Parece que hubiera pequeños grupos de gente
reunidos aquí y allá (otros como tú que se han levantado de sus asientos y han
llegado a la parte trasera) que hablan de algo que parece importante. Todo es
tan nuevo, tan extraño, tan difícil de comprender, tan aterrador, tan…”irreal”.
Por un segundo piensas en volver a tu asiento, en volver a la realidad que tan
bien conoces. Entonces decides que no, que vas a quedarte ahí un rato más, al
menos por ahora.
Te detienes por un momento en un grupo y preguntas
—¿qué pasa?
—Intentamos cambiar las cosas —te responden.
—¿Qué quieres decir? —preguntas.
—No nos gustan las películas que ponen,
queremos otras diferentes —aclara la voz.
Mientras estabas sentado en la sala de cine
nunca has considerado la idea de cambiar las películas, no sabías que fuera
posible, pero ahora resulta una idea interesante. Tienes que admitir que hubo
películas de las que desearías no haber tenido que tomar parte, aspectos de tu
vida que hubieras preferido no ver ni experimentar.
Llegas a otro grupo a tiempo de escuchar
disimuladamente a un hombre que dice:
—Sí, esto sí, esto es la realidad, pero hay un
lugar mejor al que todos iremos cuando muramos, si tenéis fe y seguís unas
pocas reglas sencillas….
En el grupo siguiente hay un gurú que exhorta
a sus seguidores:
—Sí, podemos abandonar esta realidad, pero
tenemos que ir todos juntos. Tened compasión de aquellos que se quedan viendo
las películas….
Continúas tu camino por la trasera de la sala
de cine y vas asimilando fragmentos de otros comentarios, del estilo:
—Esto no tiene por qué ser tu realidad, tú tienes
el poder de cambiarla y yo puedo mostrarte cómo hacerlo…
—El Amor lo es todo…
—Silencia tu mente.
En toda esta confusión se te ocurre por fin
que por primera vez puedes elegir qué hacer después. Lo sientes como algo que
intriga y que también te asusta, porque acabas de dar el primer paso hacia la
autorresponsabilidad y la autorrealización.
* * *
Aquí vamos a detenernos otra vez un momento.
En los libros dos y tres de su Trilogía de
la Iluminación, Jed McKenna diferencia entre un “Humano-Niño” y un “Humano-Adulto”.
Esta idea se merece que juguemos un poco con ella, especialmente a la luz de
nuestra metáfora de la Sala de Cine.
Lo primero de todo es que ser un Humano-Niño o
un Humano-Adulto no tiene nada que ver con la edad física. La inmensa mayor
parte de la población mundial está formada por Humanos-Niños, muchísimos de
ellos mayores de veinte años.
«La mayoría de los seres humanos cesan de desarrollarse a la edad de
diez o doce años. La persona media de setenta años es frecuentemente una de
diez con sesenta años de repeticiones… Debemos aprender a ver la diferencia entre
un Humano-Adulto y un Humano-Niño con la misma facilidad y fiabilidad como
distinguimos una persona de sesenta años de una de seis… Nuestras sociedades
están constituidas de, por y para Humanos-Niños, lo que explica la naturaleza que
se perpetúa a sí misma de esta enfermedad morbosa, así como de la mayoría de
las estupideces que vemos en el mundo». 2
Los Humanos-Niños son aquellos que están
sentados en sus asientos en la sala de cine. Puede que se quejen mucho de las
películas que ven, pero siguen mirando sin hacer nada al respecto. Están
convencidos de que se mantienen en sus asientos por medio de alguna fuerza
externa y poderosa, y de que están indefensos para cambiar nada. De hecho,
creen que lo que necesita cambiarse está “ahí fuera,” que es algo o alguien
sobre lo que no tienen control. Incluso votar es un acto de Humano- Niño, una
declaración de que el cambio sólo es posible cambiándoles a “ellos”. Están
convencidos de que las películas que ven son la “realidad,” de que son la vida
como tiene que ser y así no se responsabilizan de su propio estado.
Algunos de esos Humanos Niños pueden haber
descubierto que sus grilletes no tenían cerraduras y que eran libres para
ponerse en pie y caminar cuando quisieran. Quizá unos pocos se hayan levantado,
y menos todavía dieron algunos pasos hacia el pasillo. Pero el miedo se hace
enseguida abrumador y vuelven a sus asientos a ponerse sus grilletes otra vez,
confortados por el hecho de que están en una compañía tan buena, y tan
numerosa.
«La Humana-Niñez es el estado del ego. En los verdaderos niños humanos
es un estado natural y saludable. Sin embargo, en los adultos humanos es un
sufrimiento horroroso. La única manera de que tal sufrimiento pase
desapercibido y sin cura es que todo el mundo esté igualmente afectado, lo que
es exactamente el caso. No se reconoce problema alguno y no se conoce
alternativa alguna, y así no se busca solución alguna y no existe esperanza de
cambio».3
Mucha gente pasa felizmente toda su vida como
Humanos-Niños, establecidos en sus asientos, inmersos en sus películas. No
trato de decir que haya nada “malo” en ello, porque no lo hay. Debe ser
exactamente así para ellos, y no hay razón alguna para intentar cambiar su
forma de pensar o transformarlos en Humanos-Adultos, como diremos más tarde.
Pero supongo que tú no eres uno de ellos o no estarías
leyendo este libro. Te has levantado, has llegado a la parte trasera de la sala
de cine y has empezado a comportarte como un Humano- Adulto. Este libro es para
ti. Es sobre ti, no sobre ellos.
* * *
En la Caverna de Platón, el Humano-Adulto es el
prisionero liberado que se alza ahora tras los demás, el que ve el fuego y a
los hombres que caminan y proyectan las sombras sobre el muro. Pero, como
señala Sócrates, las sombras aún representan la “realidad,” y el fuego, los
hombres y los animales en el pasadizo siguen siendo alguna clase de enigma
inexplicable.
Como mínimo, un Humano-Adulto se ha hecho
consciente de que hay algo “equivocado” en la vida que ha venido experimentando
a través de las películas de inmersión total, y ya no desea aceptar más esa
“realidad” como valor real. En la película clásica de 1976 Network (Un
mundo implacable), de Sidney Lumet, el presentador de los noticiarios
Howard Beale expresa lo que siente un buen número de Humanos-Adultos cuando
vocifera:
—¡Estoy más que harto y no quiero seguir
soportándolo!
Un Humano-Niño vive en la ignorancia, creyendo
estar despierto y con los ojos abiertos, cuando en realidad está profundamente
dormido y con los ojos cerrados. Un Humano-Adulto nuevo ha dado el primer paso
al abrir los ojos, aunque todavía está dormido y no comprende lo que ahora ve.
Para que nadie se llame a engaño: la Humana-Adultez
no es el estado de la así llamada “iluminación espiritual,” aunque es lo que
más “buscadores” persiguen actualmente y lo que la mayoría de los “gurús”
venden estos días (también hablaremos más sobre esto después).
«La diferencia entre Adultez e Iluminación es que la primera es el
despertar dentro del estado de sueño y la última es el despertar desde
él… La Adultez poco profunda de los primeros estadios se confunde a menudo (y
se vende como) Iluminación Espiritual, pero no lo es. Eso sólo es el primer
vistazo verdadero a la vida».4
¿Has tenido alguna vez el sueño de que te
despiertas y te das cuenta de que era sólo un sueño pero que realmente sigues
soñando y no te despertaste?, ¿que el despertar en el sueño era parte del sueño
mismo? Eso es de lo que habla Jed. Un Humano-Niño está dormido, pero cree que
está despierto y que los sueños son reales. Un Humano-Adulto está dormido y
sueña, y se despierta como parte del sueño pero no llega a despertarse del
sueño mismo. Cree, como el Humano-Niño, que está despierto, pero realmente no
lo está.
El paso siguiente, despertarse del sueño realmente,
es de lo que trata este libro.
Ser un Humano-Adulto no es una “mala” manera
de emplear tu vida, especialmente si lo comparas con la Humana-Niñez, pero
tiene sus límites.
Como Humano-Adulto eres capaz de saber cómo
enfrentarte mejor a las películas que vienen a ti y que definen tu vida. Hay
toda clase de grupos en la parte trasera de la sala de cine que afirman que son
capaces de enseñarte varios métodos de filtrar, o mejorar, o evitar, o negar, o
procesar, o tratar con las emociones que surgen como resultado de tu inmersión
en tu realidad. En el próximo capítulo vamos a mirar de cerca a alguno de esos
grupos.
Pero convertirse en un Humano-Adulto no es el
final, es sólo el principio.
* * *
No sé si ayuda que recuerdes cuando hiciste la
transición de un Humano-Niño a un Humano-Adulto, levantándote de tu asiento en
la sala de cine. Abundan las historias de cambios radicales de vida como
resultado de accidentes de automóvil, divorcios súbitos y por sorpresa, la
pérdida de un ser querido, una experiencia cercana a la muerte, ojeadas
inducidas por drogas a otro mundo, y cosas semejantes.
Para mí fue muy claro.
Yo estaba en el segundo semestre (N. del T.: la
segunda mitad del primer curso) en una Universidad pequeña
del Sur. Decía que quería ser médico, pero realmente me interesaban más la
filosofía y la religión. Dos años antes, un amigo del Instituto me recomendó un
libro llamado El río de mi vida: la historia
de Edgar Cayce, escrito por Thomas Sugrue5. Un día, estando de vacaciones
de la Universidad, lo recordé de repente mientras ojeaba libros en una librería
de Nueva York.
De vuelta a la Universidad dejé de acudir a
las clases durante una semana para leer y releer ese libro. Me quedé
maravillado. Hasta entonces yo había estado dormido, profundamente dormido. Me
pasé la niñez y la adolescencia intentando ser ”normal”, como todo el mundo. Bueno,
a lo mejor mi familia era ligeramente más deficiente que la mayoría, pero no
obstante yo estaba sentado en mi asiento, viendo las películas, experimentando
todo el malestar, deseando que las cosas de “ahí fuera” cambiaran, e intentando
encontrar tanto placer como pudiera para compensar el dolor.
El río de mi vida
terminaba con unas 30 páginas de filosofía extraída de lo que se llaman
“lecturas vitales” de Cayce. Hablaban del origen y destino de la humanidad (“Todas
las almas fueron creadas en el origen, y van encontrando su camino de vuelta al
lugar de donde vinieron”); de reencarnación y astrología; de leyes
universales (“como juzgues a otros, así serás juzgado”); de meditación y
percepción extrasensorial; de el cuerpo, la mente y el espíritu (“el
Espíritu es la vida, la Mente es el constructor, lo Físico es el resultado”);
de la Atlántida y los cambios en la Tierra; y sobre la vida desconocida de
Jesucristo, a quien Cayce llamaba nuestro “hermano mayor”.
Mi vida cambió de la noche a la mañana, de la
misma manera que Cayce predijo que algún día el norte de Europa cambiaría “en
un abrir y cerrar de ojos”. Mis compañeros de residencia no sabían qué
hacer conmigo. De entrada dejé de comer cerdo, que había sido mi comida
favorita. Yo, que literalmente vivía para los miércoles, cuando en la cafetería
ponían chuletas de cerdo a la hora del almuerzo. Asimismo, me pasé el verano
siguiente trabajando para el hijo de Cayce, Hugh Lynn, en la Asociación para la
Investigación e Iluminación, en Virginia Beach.
Seguí en la Facultad otro curso después de
leer el libro, aunque dejé de ir a las clases. Como me dijo una vez una señora
de la limpieza:
—¡No te preocupes de nada de eso!, de todas
formas lo que te enseñan aquí tampoco es verdad.
Yo era ahora un Humano-Adulto, aunque iba a
necesitar algún tiempo para adaptarme a mi nuevo entorno.
Las consecuencias de levantarme y caminar a la
parte trasera de la sala de cine me parecían apabullantes. Mi madre, cómo no,
estaba en contra de todo ello, lo mismo que mi novia. Yo iba a desperdiciar un
montón de dinero ya gastado en educación y quizá no iba a tener nunca un título
académico. Casi con toda seguridad, nunca me haría médico. No tenía ni idea de
lo que haría después, no tenía expectativas en el horizonte. Iba a abandonar a
todos mis amigos y dejar una vida que contenía algunos momentos de alegría y
placer por… ¿qué?
Y, tal vez lo más importante en ese momento,
perdería mi prórroga por estudios y sería sujeto de la leva para acabar muy
probablemente como soldado en Vietnam, una guerra a la que me opuse desde el
principio.
Sin embargo, al final mi descontento y el
malestar de quedarme en el asiento de la sala de cine vencieron al miedo a
abandonarlo.
NOTAS
1. Wikipedia, Alegoría de la Caverna – Vuelta a la lectura
REUNIRSE
Vuelta a la lista de contenidos
Los Humanos-Adultos nuevos que han llegado al final de la sala de cine
muestran generalmente algunos rasgos comunes de personalidad.
Primeramente, empiezan a comprender que hay
posibilidades que eran inconcebibles para ellos como Humanos-Niños. Incluso su
libertad de andar por donde quieran es una sensación nueva a la que lleva
cierto tiempo acostumbrarse. Alzarse y alejarse de sus asientos les ha dado
nuevas esperanzas y energías. No necesariamente comprenden qué pasa, pero les incita
a averiguar, a ejercitar esa libertad y explorar sus posibilidades.
En segundo lugar, es posible que surjan cierta
rabia y animadversión hacia aquellos que les pusieron y les mantuvieron allí
durante todo el tiempo que han estado en sus asientos como Humanos-Niños. No
importa que los grilletes nunca tuvieran cerraduras, es posible que aún se
sientan víctimas de fuerzas exteriores, ya que es demasiado pronto para que un
Humano-Adulto nuevo se responsabilice plenamente de su condición como
Humano-Niño.
Lo siguiente puede ser un desafío, una
resolución de no volver nunca más a su asiento. Podrían si quisieran, nunca es
demasiado tarde, pero, como el prisionero en la Caverna de Platón, a un
Humano-Adulto nuevo le parece inimaginable considerar el volver voluntariamente
a sus grilletes, encadenarse a su asiento y volver otra vez a no ver nada más
que las películas que se ponen ante ellos.
—Que me maten si vuelvo allí.
Aunque al final algunos sí que vuelven.
Y en cuarto lugar, han tomado la decisión de
cambiar las cosas. Lo que decidan cambiar, en sí mismos o en lo que se halla
“ahí fuera”, depende de un montón de factores, pero la actitud derrotista del “no
puedo cambiar las cosas” de los Humanos-Niños se convierte en la acuciante
obsesión del “debo cambiar las cosas” de los Humanos-Adultos. Las
películas que constituían su vida siguen mostrándose a su alrededor, esas
películas en 3D que los envuelven, que los sumergen, que vienen a ellos desde
todos los ángulos. Ellos siguen viendo esas películas como la única “realidad”
que existe, como las sombras en el muro de la Caverna. También tienen
prácticamente las mismas reacciones emocionales que siempre han tenido ante las
películas, lo que refuerza su necesidad de reescribir los guiones.
Como un Humano-Adulto nuevo, es muy posible
que tú hayas experimentado al menos uno o dos de esos sentimientos, o todos
ellos.
Un ejemplo aceptable de ello fue el Movimiento
Hippie. La película de la guerra de Vietnam que se proyectaba en la pantalla
del cine fue el catalizador que llevó a un montón de Humanos-Niños a alzarse y
gritar “¡no!”. Según andaban a la parte trasera de la sala (a eso lo llamaban “salirse
del sistema”), descubrieron enseguida que había otras posibilidades de vivir y
empezaron a experimentar con su libertad recién encontrada. Había indignación
contra la guerra y contra la gente que controlaba y hacía las películas. Existía
el desafío de no querer formar parte ya de esa película, como existía la
decisión de hacer que las cosas cambiaran. “We Can Make
It Better, We Can Change the World Now, We Can Save the Children, We Can Make
It Happen,” (“Nosotros podemos
hacerlo mejor, podemos cambiar el mundo, podemos salvar a los niños, podemos
hacerlo posible”.), cantaba el grupo Chicago en 1972.1
Por lo que puedo decir, la Guerra de
Vietnam/Movimiento Hippie de finales de los 60 y principios de los 70 proporcionó
más incentivos para los Humanos-Adultos que cualquier otro acontecimieno en la
historia reciente. Miles de jóvenes se alzaron de sus asientos y comenzaron a
caminar hacia fuera. El Movimiento murió bastante rápidamente, pero muchos se
alzaron jurando que no volverían jamás a sus asientos y dejaron un gran legado
en la parte trasera de la sala de cine.
El Movimiento Hippie es también un buen
ejemplo de otro rasgo común de los Humanos-Adultos nuevos: el ansia de ser
parte de un grupo. En muchos casos, más que un ansia es una necesidad. Después
de todo, uno había pasado toda su vida rodeado de otros Humanos-Niños y se
consolaba al ser parte del grupo. Ante toda la novedad y extrañeza de la parte
de atrás del cine, ahora uno busca desahogo y apoyo como Humano-Adulto, uno
busca a otros que quieran cambiar las mismas cosas, uno mira alrededor en busca
de un grupo nuevo al que unirse.
Afortunadamente, la parte de atrás del cine
está llena de grupos de Humanos-Adultos que han encontrado otros de mentalidad
pareja y que se han reunido para una causa común. Es posible que al principio
uno esté dando vueltas por un rato, permaneciendo en las afueras de varias
agrupaciones, escuchando, considerando si uno está de acuerdo con lo que dice el
líder, buscando el que mejor le va a uno. Pero muy pronto uno se une a alguno
de esos grupos. Uno tiene que hacerlo. Uno se siente demasiado solitario y
necesita camaradería, necesita tener a otra gente alrededor que le haga saber
que no está loco por haber abandonado el asiento, necesita amigos nuevos que
ayuden a cambiar las cosas.
* * *
El año que seguí en la facultad tras leer El
río de mi vida, pasé mi tiempo jugando al golf y al bridge, y acudiendo a
fiestas. Dicho con otras palabras, me pasé el año vagabundeando por la trasera
del cine intentando escaparme de las películas de alguna manera.
Poco después de cumplir veinte años me uní a
mi primer grupo y participé en la creación de una locura musical que llegó a
ser conocida como Up With People (Viva la Gente)2.
La idea era cambiar el mundo a través de la música y de
una ideología denominada Moral Re-armament3 (Rearme Moral).
El Rearme Moral se basaba en un cierto nivel
de responsabilidad propia. Se creía que las películas (el mundo, la vida, la
realidad) podrían cambiar si todo el mundo se adhería al código moral estricto
de amor absoluto, pureza absoluta, honradez absoluta y entrega absoluta a los
demás. Era nuestro deber el vivir de esa manera, y después salir por ahí y
conseguir que todos los demás vivieran también así. Decidimos presentar nuestra
causa por medio de un musical altamente profesional y entretenido. Formulábamos
nuestra moralidad en canciones pegadizas con letras ingeniosas, tales como “Freedom
Isn’t Free” (“La Libertad no es gratis”) y “What Color Is God’s Skin?”
(“¿De qué color es la piel de Dios?”)4
Durante casi dos años lo di todo, 24 horas al
día, 7 días a la semana, 52 semanas al año. Me lo pasé estupendamente, hice
cosas extraordinarias, vi lugares y tuve experiencias maravillosas. Aún
conservo muchos amigos de aquella época. Algunas de las letras y músicas que
creó el grupo Viva la Gente eran muy poderosas. Es muy probable que “Coming
home” (“De vuelta a casa”), “Where the Roads Come Together” (“Donde
se unen los caminos”) y “Moon Rider” (“Jinete de la Luna”)5 me emocionen siempre hasta las lágrimas por la alegría y el
agradecimiento que siento por esa época de mi vida y ese grupo.
Era tan divertido que yo era capaz de pasar
por alto las patentes contradicciones y errores del pensamiento grupal.6 Por ejemplo, en 1966, incluso bajo la luz del “amor absoluto,” entre
los cientos que participaban directamente en el programa yo era el único que
estaba contra la guerra. Pero, como aquellos días era inevitable, me reclutaron
y se me ofreció un tour de un año con todos los gastos pagados por el bello
centro de Vietnam como sanitario del Ejército en 1969, lo que significa que me
perdí el festival de Woodstock, como me perdí también toda la atmósfera de las
drogas. De hecho me pasé de uniforme la mayor parte del Movimiento Hippie, que
hubiera sido un grupo muy interesante al que unirme si hubiera podido.
Considerando mi oposición a la guerra, yo
tenía tres opciones cuando fui reclutado. Una, huir del país a Canadá o a Suecia,
permaneciendo como Humano-Adulto y uniéndome al grupo de los demás jóvenes que
hacían lo mismo; pero me temía que así no podría volver jamás a los E.E.U.U.,
un país que amaba y del que no quería tener que salir para siempre.
Mi segunda opción era ir a la cárcel como
opositor a la guerra, de nuevo permaneciendo como Humano-Adulto y uniéndome al
grupo de los demás jóvenes que también escogían la cárcel antes que ser
soldados. Pero tenía miedo que en este caso yo perdería el apoyo de mi novia y
de mi madre y de otros amigos que, simplemente, no podían o no querían
comprenderme. Esta opción también planteaba muchas preguntas importantes sobre
cómo podría afectar a mi futuro ese tiempo en la cárcel.
Así que al final, basándome en mis miedos,
abandoné voluntariamente ser un Humano-Adulto, dejé el grupo Viva la Gente,
volví a mi asiento en el cine, me convertí en Humano-Niño otra vez, y me pasé
los tres años siguientes inmerso en una película de guerra. En el mismo momento
en que me licenciaron salté de mi asiento otra vez y me eché a correr hacia la
trasera del cine.
Acostado en mi litera en Vietnam, tomé la
decisión de no volver a Viva la Gente cuando saliera del ejército, y en
su lugar decidí que me eligieran presidente de los Estados Unidos. Me figuraba
que, como presidente, verdaderamente podía realizar algunos cambios, de manera
que me uní a un grupo político y empecé mi carrera cuando salí elegido al
Senado del estado de Arizona a la edad de veintiocho años. Sin embargo un solo
mandato como senador fue todo lo que necesité para darme cuenta de que este
grupo no sólo no tenía oportunidad de cambiar nada, sino que el gobierno, tal
como se lleva a cabo hoy, es en primer lugar la causa de la mayor parte de los
problemas y lo que más cambios necesita.
De todas formas me presenté a la reelección,
sin saber qué otra cosa hacer, pero me aseguré de que perdería por medio de
algunas decisiones premeditadas que no darían otro resultado que ése; como
abandonar mi afiliación a cualquier partido mayoritario y presentarme como
independiente, no hacer campaña, y llevarme a una mujer que no era mi esposa al
Gran Cañón a la vista de todo el mundo.
A pesar de todo, estuve a punto de ganar. La
noche de las elecciones, ya muy tarde, cuando se veía claro que perdería, mis
amigos empezaron a desfilar de la habitación del hotel en la que estábamos
mirando los resultados expresándome sus condolencias e incluso llorando por mi derrota.
Me esforcé mucho en parecer decepcionado, pero por dentro me sentía aliviado y
no podía estar más contento.
Entonces me di cuenta de que había algo
erróneo en mi a lo que probablemente debería enfrentarme antes de
continuar el intento de cambiar el mundo. Acababa de echar por tierra una
brillante carrera política como el nuevo “delfín” del Partido Republicano de
Arizona, y sin embargo estaba completamente entusiasmado con el resultado. Eso
me parecía totalmente ilógico e inexplicable.
De modo que empecé a buscar una explicación y
exploré la trasera del cine para encontrar un grupo que pudiera ayudarme a
comprender. Acabé uniéndome a uno de los grupos más radicales y controvertidos
que pude hallar, la Iglesia de la Cienciología. No me costó mucho llegar a la
cima, como un OT6 y Comodoro del Personal de Ayuda de L. Ron Hubbard. Hablaré
de esta experiencia en un contexto diferente un poco más adelante. Por ahora
todo lo que quiero decir es que mi período en esa Iglesia duró menos de dos
años.
* * *
Eso de ir de un grupo a otro y permanecer en
ellos sólo un tiempo limitado puede ser muy común entre los Humanos-Adultos. En
los últimos cuarenta años, desde el Movimiento Hippie y el gran flujo de nuevos
Humanos-Adultos que resultó de él, han surgido cada vez más grupos con una gran
variedad de estrategias y técnicas para cambiar las cosas, de tal manera que
cuando por alguna razón un grupo acaba por ser insatisfactorio, siempre hay
otro esperándole a uno. Hoy, la trasera del cine está rebosante de ellos. Quiero
echar un vistazo más profundo a alguno de esos grupos y sus características.
Podemos decir en general que la diferencia
básica entre un Humano-Niño y un Humano-Adulto es la exigencia de cambio,
aparejada con la propia decisión de actuar por parte del Humano-Adulto. Los
Humanos-Niños pueden quejarse de las películas y sus dilemas, pero nunca hacen
nada respecto a ello y, en lugar de actuar, se quedan paralizados de miedo.
Por consiguiente, para que un grupo perdure un
tiempo en la trasera del cine debe proveer y satisfacer la necesidad del
Humano-Adulto de ser parte de un grupo y de su obsesión por cambiar las cosas.
De modo que todos ellos prometen a sus seguidores ciertas cosas específicas:
1. Proclaman que pueden enseñar a los
Humanos-Adultos a cambiar el contenido de las películas que se ven (cómo
cambiar la vida, la realidad); o bien
2. Proclaman que pueden enseñar a los Humanos-Adultos
a cambiar sus reacciones emotivas a las películas que ven, incluso si no pueden
cambiar las películas mismas; y
3. Proclaman que sus seguidores serán más
felices, más prósperos, más amorosos, más pacíficos, más sabios, más poderosos,
más de todo lo que es “bueno”, si siguen las instrucciones del grupo.
Es imposible hablar de cada uno de los grupos
individuales (hay demasiados), pero merece la pena echar un vistazo a unos
pocos de las categorías generales de entre las que se puede elegir.
En primer lugar están los “activistas”. Estos
son los grupos cuya intención es cambiar las películas haciendo en efecto algo:
activistas de los animales, activistas del medio ambiente, activistas
políticos, sociales, por la paz, por los derechos humanos, por los derechos de
los consumidores, de las mujeres, de los negros, Salvad las Ballenas, Salvad al
Planeta, Salvad a los Niños, etcétera. Por ejemplo, sólo en los Estados Unidos ha
habido más de ochenta grupos antinucleares trabajando en los últimos cincuenta
años.7
Hay también una categoría a la que llamo “de
estados alterados de consciencia”. En este grupo puedes encontrar meditación,
hipnoterapia, técnicas de respiración, yoga, oración, programas de 12 pasos,
toda clase de drogas tanto legales como ilegales, biofeedback, control del
estrés, terapia de la risa, sexo tántrico y muchos más. El objetivo de todos
esos grupos es cambiar la forma en que se ven las películas (la realidad, la
vida) por medio de cambios en la consciencia, o, en algunos casos, de escapar
completamente de las películas por medio de una inconsciencia mayor.
La tercera categoría más importante es la New
Age, que incluye un buen montón de yoguis, chamanes, swamis y gurús, junto con
meditación, Abraham, El Secreto, la “Ley de Atracción”, “El Curso en
Milagros”, HeartMath, terapia con delfines, terapia con luz y color,
Reiki, Técnica de Liberación Emocional, Equilibrio del Campo Electromagnético
(EMF), terapia del campo magnético, Terapia del Campo del Pensamiento, Psich-K,
canalizadores, enseñanzas de los Nativos Americanos, y la lista sigue
infinitamente, al parecer. Estos grupos intentan proporcionar alguna clase de
control sobre la vida ofreciendo técnicas, ceremonias y rituales concebidos para
producir una realidad alternativa, si se usan correctamente, o para cambiar la
percepción de la realidad.
Y luego están los “Buscadores de la Dicha
Eterna,” a los que también se les puede llamar “El Acceso centrado en el
Corazón”, charlataneando meditación, pensamiento positivo, compasión,
salvación, amor, felicidad, abundancia, prosperidad, bondad, belleza, concienciación,
tranquilidad interior, paz en la Tierra y buena voluntad hacia los hombres. La
idea básica de estos grupos es que “la negatividad es un mal programa
informático”,8 que puede eliminarse por medio de “un
poderoso viaje del corazón, en el que llegamos a comprender el papel que
jugamos cada uno en la creación de la vida (y el mundo) en la que deseamos
vivir, el viaje que está perfectamente concebido para ayudarnos a vivir en
felicidad, plenitud y dicha”.9
(Te habrás dado cuenta de que la “meditación”
aparece en cada uno de los tres últimos grupos. Es la técnica favorita de
muchos Humanos-Adultos -antigua, pero muy popular hoy día- y se ofrece como
parte de los planes de numerosos grupos diferentes que tienen objetivos
diferentes, como una especie de “curalotodo”)
* * *
Para ser completamente claro tengo que
mencionar también algunos grupos que no vas a encontrar en la trasera
del cine. Por ejemplo, no encontrarás grupos que representan a las religiones
más importantes del mundo: Cristianismo, Islamismo, Hinduismo, Budismo y
Judaísmo (que, en total, abarcan unas tres cuartas partes de la población
mundial). Estas religiones son más bien parte de las películas que se exhiben
en la pantalla. Mientras que estas religiones hablan de boquilla de mayor
felicidad en el “aquí y ahora”, su mensaje definitivo y subyacente es que sus
seguidores no deben esperar ninguna mejora en sus vidas (ningún cambio verdadero
en su realidad) mientras estén vivos, sino que deben concentrarse en adherirse
a varias reglas y normas de creencias y comportamientos con la esperanza de
ser recompensados después, generalmente tras su muerte. Esa clase de mensaje es
perfecta para los Humanos-Niños que están sentados pegados a sus asientos, pero
no son aceptables en absoluto para los Humanos-Adultos que quieren cambios
¡AHORA!
Eso no quiere decir que no haya
Humanos-Adultos involucrados en esas religiones mayores. Hay algunos. A menudo
son generosos, amables, considerados y bienintencionados, y han elegido volver
a la zona de los asientos del cine para asistir a los Humanos-Niños.
Lo que uno encuentra más a menudo en la
trasera del cine son grupos escindidos de esas religiones: agrupaciones mucho
menores de Humanos-Adultos que proclaman haber encontrado nuevas formas de
aminorar el dolor y el sufrimiento en el momento, mientras se aferran a los
principios básicos de su fe, como los Budistas Zen, los Baha’i, los Advaita Vedanta
y los Científicos Cristianos, por nombrar sólo algunos. Hay también una lista
muy larga10 de otros grupos escindidos,
comúnmente llamados “sectas” (dependiendo de quién hable), que atraen a los
Humanos-Adultos que han abandonado la religión convencional, pero que necesitan
aún de alguna clase de sistema de moralidad organizada. Caen dentro de esta
categoría la Cienciología y el Rearme Moral, que yo elegí en el pasado.
Lo mismo ocurre en la política. En los Estados
Unidos, los partidos mayoritarios como el Republicano y el Demócrata están en
las películas que ves. Pero en la trasera del cine encontrarás a los
Libertarios, el Partido de los Verdes, el Partido Constitucional, el Tea Party,
el Partido Independiente de América y otros, que permiten a un Humano-Adulto la
oportunidad de unirse a un grupo político como su método de intentar cambiar
las cosas, contra todo pronóstico. Saben muy bien que están en contra de un
sistema bipartidista muy afianzado, cuyo objetivo real es no cambiar
nada (por eso son los preferidos de los Humanos-Niños, que los mantienen con
sus votos).
La Medicina convencional forma parte también
de las películas en 3D, ya que su enfoque principal está en suprimir farmacológicamente
los síntomas, en vez de cambiar las causas de la enfermedad. Sin embargo, en la
trasera del cine encontrarás más de un centenar de grupos de terapia alternativa,
como la Acupuntura, la técnica de Alexander, AK, aromaterapia, Ayurveda,
remedios de las flores de Bach, trabajo corporal, medicina china, quiropraxis,
terapia craneosacra, curación por cristales, y eso son sólo los primeros de la
lista.11
La heterosexualidad, el matrimonio y la
familia tradicional también son parte de las películas, y ésas no han cambiado
en toda la historia humana. Pero en la trasera hay grupos que practican la
homosexualidad, el intercambio de parejas, la poligamia, la poliandria, el amor
libre, el BDSM (sado-masoquismo), el voyeurismo, el exhibicionismo y el
celibato, por ejemplo.
Fundamentalmente, si enciendes la televisión
cualquier día de la semana y miras las series que ponen, verás qué es lo que
hay en las películas que mantiene entretenidos y apaciguados a los
Humanos-Niños: religiones convencionales, políticas convencionales, medicina
convencional y sexualidad convencional. Lo que no verás en las
series son los grupos disponibles a los Humanos-Adultos en la trasera del cine,
con la excepción de algunas referencias fugaces en alguna película en tono de parodia
para asegurarse de que los Humanos-Niños no crean en ninguno de los rumores
prometedores que podrían colarse en la sala.
No quiero insinuar que tú no puedas ser un
Humano-Adulto si eres un monógamo de derechas que aún acude a la iglesia y que va
a que los médicos le vean. La religión convencional, la política convencional,
la medicina convencional y la sexualidad convencional son las cuatro piedras
angulares de las películas (la vida, la realidad) en las que todos los
Humanos-Niños y los Humanos-Adultos están sumergidos en cada momento de cada
día, sin que importe si están sentados o levantados en la sala de cine. Lo
“convencional” es todo lo que han conocido jamás y, como no se lo han
cuestionado nunca, les es difícil salir de ello. Esto es especialmente cierto
para los nuevos Humanos-Adultos que necesitan pertenecer a un grupo y aún no
han encontrado los sustitutos que les satisfagan en la trasera de la sala.
Lo que sí digo es que esto irá
cambiando con el tiempo. Según se van sintiendo más cómodos los Humanos-Adultos
en sus nuevos entornos y encuentran grupos nuevos a los que unirse, la religión
convencional, la política convencional y la medicina convencional serán
reemplazadas por los grupos de la trasera de la sala, mientras la sexualidad
convencional luchará por su vida.
* * *
Obviamente, hay muchísimos más grupos que los
que he mencionado a los que pueden unirse los Humanos-Adultos; literalmente,
cientos de ellos, probablemente más de mil ahora. Algunos de ellos tampoco
caben en ninguna de las categorías principales que he mencionado. Por ejemplo,
según la lista de Wikipedia12 hay más de dos docenas de “religiones OVNI” que se pueden encontrar en
la trasera del cine. Esto no tenía la intención de ser una lista completa de
grupos o categorías, más bien intentaba dar una idea somera del tipo de
oportunidades disponibles al Humano-Adulto nuevo. Yo no conozco ningún
Humano-Adulto nuevo que no se haya unido a al menos uno de esos grupos poco
después de dejar su asiento.
Tras la Cienciología me uní a un grupo de
Quiropraxis, que de una manera muy clara declara que su objetivo es cambiar el
mundo corrigiendo las subluxaciones vertebrales, persona a persona. Me mantuve
conectado a ese grupo más de veinte años.
Lo mejor es que uno puede unirse a la vez a
más de un grupo, si sendos grupos lo permiten. Mientras era miembro del grupo
de Quiropraxis pertenecía también a AmarMás, Metapsicología Aplicada, el grupo
de canalización Royal Priest, Alcohólicos Anónimos y el Grupo para la
Revaloración Científica de la Hipótesis HIV/AIDS.
Sin estar oficialmente unido, también fui
“oyente” en grupos conectados con los libros de “Seth”; con Las
conversaciones con Dios, de Walch, y Las Crónicas Terrestres, de
Sichin; con El Curso en Milagros, Urantia, meditación,
numerología, astrología, Tai Chi, Enfoque y Rosicrucianismo. Acudí a numerosos
cursos de autoayuda, escuché a Abraham, miré ¡¿Qué coj…?!- En la madriguera
del conejo, y leí todo lo que pude de Peter Marshall, John Bradshaw, Sai
Baba, Ayn Rand, J. Krishnamurti, U.G. Krishnamurti, Deepak Chopra, Eckart
Tolle, Mahatma Gandhi y otros.
En 1993 me uní a uno de los grupos más
radicales y prometedores que me he encontrado nunca en la trasera de la sala. Era
una comunidad intencional llamada ZEGG, que tenía ya una trayectoria de diez
años antes de que yo me uniera a ellos, y que por entonces estaba situada en
Alemania, a una hora de Berlín. De ese grupo me atrajeron sus Doce tesis
para una sociedad no violenta13, escrito por Dieter Duhm, y su práctica del amor libre. ZEGG ya no
promociona los escritos del Doctor Duhm, ni practica tampoco el amor libre. La mayor
parte de la gente que conocí durante los 90 se marchó y creó otra comunidad intencional
llamada Tamera, en el sur de Portugal, de la que hablaré después. Pero durante
más de diez años creí que este grupo iba realmente a cambiar las cosas y me
encantaba ser parte de él.
¿A qué grupo(s) te uniste tú?
NOTAS
1. Chicago V, Dialogue,
Part Two (Diálogo,
segunda parte), 1972, remasterizado
y relanzado en 2002 por Rhino Records – Vuelta a la lectura
3. Wikipedia, Rearme Moral (en Inglés) – Vuelta a la lectura
6. Wikipedia, Pensamiento Grupal – Vuelta a la lectura
7. Wikipedia, Listado de grupos antinucleares en los Estados Unidos (en Inglés) – Vuelta
a la lectura
8. Reseña en el
Publisher’s Weekly del libro de Terry Cole-Whittaker, Live
your Bliss (Vive tu dicha) – Vuelta a la lectura
9. John E. Welshons,
autor de Un alma, un amor, un corazón, en su reseña del libro de Terry
Cole-Whittaker Live
your Bliss (Vive tu dicha) – Vuelta a la lectura
12. Wikipedia, Listado de religiones OVNI (en Inglés) – Vuelta a la lectura
CAPÍTULO 3
¿QUÉ FALLA AQUÍ?
Vuelta a la lista de contenidos
Prácticamente todos los Humanos-Adultos se han agrupado en grupos
diversos en la trasera del cine. Cada grupo trata de descubrir cómo cambiar su
realidad, normalmente con un líder que provee de guías a los seguidores, a
menudo a base de textos, instrucciones o reglas por escrito. Cada uno de los
Humanos-Adultos ha conseguido al menos una pizca de responsabilidad de sí mismo
en este momento, incluso alguno de los grupos llegan a decir cosas muy bonitas
sobre el “cambio individual”. Aunque el enfoque principal sigue estando en
“ellos” y “ahí fuera,” lo que continúa involucrando a gente como nosotros en
películas llenas de dolor y sufrimiento.
Pero, como he dicho antes, ser un
Humano-Adulto no es una forma “mala” de emplear la propia vida. Hay algunos
resultados asombrosos que pueden obtenerse al pertenecer a uno o varios de
estos grupos.
Por ejemplo, es posible que tras aplicar algo de
lo que has aprendido en un grupo pueda parecer que cambia ligeramente el
contenido de las películas en 3D en las que aún estás inmerso. Algunos Humanos-Adultos
pueden ver más cambios que otros.
También es posible que el contenido de las
películas no cambie, pero que encuentres ciertas técnicas para llevar mejor el
dolor y el sufrimiento infligidos por las películas. Algunos Humanos-Adultos
pueden aprender a conllevar eso mejor que otros.
Incluso puedes tener toda clase de
experiencias místicas o extrasensoriales, o momentos de “unión con Dios”, o de
“unidad con Todo lo que Es”, llamado la así llamada “iluminación”. Puedes
aprender a controlar los latidos de tu corazón, a tumbarte en una cama de
clavos, a mover objetos y doblar cucharas, a hacer que aparezcan plazas de
aparcamiento donde las necesitas, a hacer cirugía psíquica, a tener
experiencias de fuera del cuerpo, a convertirte en telépata o clarividente, o
incluso a levitar.
Si esos son tus objetivos, puedes llegar a
cumplirlos como Humano-Adulto en la trasera del cine, suponiendo que encuentres
el grupo adecuado y te apliques diligentemente a la tarea.
Pero hay un problema. Uno muy grande, o varios
muy grandes, de hecho.
Cuando llega a la trasera del cine, la mayoría
de los Humanos-Adultos cree en última instancia que la vida no debería incluir ningún
dolor o sufrimiento en absoluto, que tu realidad podría ser, de hecho, una vida
de alegría, abundancia, poder y amor constantes y duraderos. El Cielo en la
Tierra, si quieres. Pero todavía no has llegado allá a pesar de todo el trabajo
que has desarrollado, y de todas las técnicas que has aprendido, y de todas las
meditaciones para las que te has sentado.
¿Por qué no?
Por dos razones. Una de ellas es que la
creencia en una vida sin dolor ni sufrimiento es justamente eso, una creencia,
y no existe evidencia alguna de que esa creencia sea verdad. ¿Te has encontrado
alguna vez con alguien -no hablo de haber oído o leído historias de segunda
mano del pasado-, te has encontrado alguna vez con alguien que en los
tiempos actuales viva en alegría, abundancia, poder y amor constantes y duraderos?
(“Constantes, verdaderos y duraderos” elimina a los que emplean su vida en
fingir la dicha eterna). Si eso fuera posible, ¿no crees que le habría pasado
al menos una vez a algún Humano-Adulto en la trasera del cine, a alguien que tú
conoces, o que un amigo tuyo conoce, o que conoce algún amigo de tus amigos?
Después de todo, muchos de esos grupos proclaman que eso es algo que todos
podemos conseguir.
La segunda razón es que la vida dentro del
cine no está concebida para que incluya alegría, abundancia, poder y amor constantes
y duraderos, como veremos en un capítulo posterior. Eso allí no ocurrirá nunca.
Cierto es que, por ejemplo, podrías ser capaz
de obtener más éxito económico como resultado de unirte a algún grupo, pero que
entonces tu vida amorosa se vaya al diablo. O podría ser que encontrases a tu
“compañero del alma” y que vivieses años de dicha marital, pero que por alguna
razón no puedas ganar el suficiente dinero para conseguir las cosas que
quieres. O que parezca que muchas circunstancias a tu alrededor vayan bien,
pero que entonces tú, o algún miembro de la familia, o algún ser querido, sufra
un accidente o enfermedad inesperados y todo vuelva a cambiar. O podría ser que
desarrollases algún poder místico y tuvieses momentos de “unidad”, sólo para
ver que ese momento de altura se desgasta y al final descubras que no eres
feliz con tu vida la mayor parte del tiempo.
La verdad es que, como miembro de un grupo en
la trasera del cine, no cambiarás nunca el guión básico de las películas, al
menos no en una forma significativa y duradera, ni de la forma que crees que quieres.
Muchos lo han intentado, pero prácticamente ninguno ha tenido éxito, así que no
estás solo en tus deseos ni en tu frustración.
Para ponerlo en una forma muy simple: un
Humano-Adulto en la trasera del cine jamás podrá tener todas sus cosas “bien
alineadas” al mismo tiempo, haga lo que haga, crea lo que crea, finja lo que
finja. Simplemente, no es posible.
¿Por qué?
El primer gran problema es que ninguno de esos
grupos funciona verdaderamente, ninguno de ellos produce los resultados
que proclama.
Antes de que cierres de golpe este libro e
intentes defender tu elección personal de algún grupo en concreto, tómate un
momento objetivo y sincero y considera que…
~ cuando miras al mundo de hoy, ¿crees que la
especie humana es en su conjunto más pacífica, más amorosa, más tolerante, más
realizada, más feliz, más segura, mejor alimentada y con mejores casas de lo
que era hace diez años?, ¿o hace cincuenta, o cien años? ¿Cuando ves las
noticias de la tarde, no parece que la verdad fuese justo lo opuesto? ¿No
parece como si el mundo, tal como se retrata en las películas en 3D a tu
alrededor, se dirigiera al camino “erróneo,” alejándose de la alegría, la
abundancia, el poder y el amor constantes y duraderos para adentrarse en profundidades
mayores de dolor y sufrimiento, a despecho de todos los esfuerzos de todos los
grupos diferentes que han venido creciendo exponencialmente durante el mismo
período de tiempo?
~ tras cientos y cientos de años, tras horas y
horas de meditación llevadas a cabo por millones de personas, no se ha
conseguido mucho, aparte quizá de algunos casos muy aislados. Después de tanta
meditación, ¿dónde están los llamados “iluminados” y por qué no forman un
porcentaje mayor de nuestra población?
~ si El Secreto o la “Ley de Atracción” funcionasen verdaderamente, veríamos un gran
número de sus seguidores manifestando cosas maravillosas que viven de manera
habitual. Para mí no haría falta siquiera una tasa del 100% de éxito para
considerar eficaces estas técnicas. Si El Secreto, o la “Ley de
Atracción” funcionasen un 50% de las veces para el 50% de la gente que lo
intenta, los consideraría dignos de atención y elogio; pero cuando sólo
poquísima gente obtiene resultados, y sólo poquísimas veces de las muchas que
usan esas técnicas…
~ después de todos los pensamientos positivos,
las compasiones, los peregrinajes, las oraciones, los altares, las “cabañas de
sudor,” los círculos de piedras, las ceremonias, los rituales, las sentadas de
protesta, las manifestaciones y las interminables reuniones del Curso en
Milagros, aún no estamos más cerca de la paz en este planeta de lo que
hemos estado jamás. Incluso el Movimiento Hippie tuvo poco o nada que ver con
acabar la guerra de Vietnam, y en este momento estamos metidos en dos guerras
más como ésa.
~ todos los cambios profundos en la historia
humana han provenido de una sola persona, no de un grupo; ya sean esos cambios
“buenos” (Jesucristo, Buda, Mahoma, Moisés, Confucio, Martín Lutero, Copérnico,
Einstein, Edison, Alexander Graham Bell y Cai Lun, que inventó el papel en
China en el 105 antes de Cristo), ya sean “malos” (Ghengis Khan, Hitler,
Stalin, Mao, Pol Pot, etc.)
Repito, ninguno de los grupos en la trasera
del cine produce nada ni remotamente cercano a lo que proclaman para un número
aplastante de sus seguidores. No digo nada de esto como un juicio, ni los
culpo, ni los critico, ni digo que estén “equivocados” por su falta de éxito
(de hecho, sé que su falta de éxito es perfecta para la forma en que la sala de
cine está diseñada). Meramente expongo hechos, señalo al “elefante en la
habitación”, muestro que el emperador está desnudo.
Ni tampoco digo que no funcione ninguno de
esos grupos porque no funcionaron para mí. Como has leído, yo estuve
involucrado con muchos de los así llamados grupos espirituales y de autoayuda
durante más de cuarenta años, grupos que incluían a cientos de personas, si no
miles. Nunca me he encontrado ni una sola persona entre esos miles de la
que pueda decir que ha conseguido lo que el grupo prometía. ¿Tú sí?
Quiero recordarte también que rehúso ser gurú,
maestro, entrenador, guía o líder de grupo alguno, con lo que no tengo interés
particular en presentarlos a todos como “equivocados” y a mí mismo como “verdadero”
para que me sigas a mí en su lugar. No me interesan los “seguidores,” de manera
que soy completamente libre de decirte la verdad tal como la veo y como cualquier
otro puede verla si mira atenta, cuidadosa y honestamente.
* * *
Muy oportunamente, algunos de esos grupos
explican por qué son tan ineficaces al ofrecer razones como “si no duele, no hay
mejora” (“no pain, no gain”), o “se necesitan años y años, incluso
varias vidas, para que nuestra técnica funcione”, o “será que haces algo mal,”
o “tu deseo no es lo bastante puro y sincero”, o “no eres lo bastante espiritual
para hacer que resulte”, o “recuerda que hay que pasar por sesenta y cuatro
niveles para llegar a la iluminación”.
La excusa más común que ponen los grupos para
su ineficacia es que “no tenemos la gente suficiente en el grupo para hacer que
funcione”. De manera que, de cuando en cuando, uno o más de esos grupos vuelven
a la sala principal e intentan levantar de sus asientos a algunos Humanos-Niños
para que se unan a ellos, con algún éxito en ocasiones, basándose en la teoría
de que más miembros en el grupo lo harán más eficaz. Como resultado, a veces
unos pocos Humanos-Adultos nuevos logran llegar a la trasera del cine, pero no
los bastantes como para hacer cambios.
Mi mayor oposición a cosas como El Secreto
y la “Ley de Atracción,” por ejemplo, es que cuando no funcionan creemos que es
culpa nuestra, que hay algo que no va bien en nosotros. A fin de cuentas,
se supone que hay toda esa gente que los usa con éxito, así que debo ser yo, no
soy lo bastante bueno para hacer que funcione. No valgo nada, soy un fracaso.
El problema es que “toda esa gente que los usa con éxito” tampoco existe.
Seguramente se dan casos en los que alguien usó El Secreto y “manifestó” un
coche nuevo (ya veremos más adelante si eso era verdaderamente cierto) y, por
supuesto, Rhonda Byrne “manifestó” probablemente un montón de dinero para ella
misma cuando se inventó El Secreto.
La verdad es que no hay nada malo en ti,
y nunca lo ha habido; el error reside en el grupo y su filosofía, sus técnicas,
sus ceremonias o sus rituales. Simplemente: no funcionan de una manera
continuada, ni siquiera para una pequeña parte de sus seguidores.
Si alguno de esos grupos en la trasera del
cine lograse producir verdaderamente alegría, abundancia, poder y amor constantes
y duraderos, ¿no crees que la noticia se difundiría rápidamente y todos
dejarían sus grupos y se unirían a ése? Si alguno de esos grupos tuviera éxito,
aunque fuera moderado, cambiando las películas o las reacciones de la gente
hacia ellas y proveyera por lo tanto un alivio real al dolor y al sufrimiento
(más que ser simplemente una novedad temporal y bien promocionada), ¿no crees
tú que habría más Humanos-Adultos llamando a su puerta para unirse a él? En
lugar de eso, lo que vemos en nuestra sala de cine son nuevos grupos que crecen
como setas. ¿Qué otra prueba se necesita para ver que los grupos actuales no
funcionan?
Cuando los Humanos-Adultos se retiran del
pensamiento grupal y son sinceros consigo mismos, saben que su grupo no
funciona. El problema está en que no queremos admitirlo, porque uno de esos
grupos tiene que funcionar. Nosotros queremos con muchas ganas que
funcionen, necesitamos que lo hagan. Nosotros tenemos que creer
que el grupo al que nos hemos unido nos ofrece el alivio que buscamos al dolor
y al sufrimiento. Si no funciona ninguno de los grupos, nos sentiremos
inútiles (no nos iría mejor que a los Humanos-Niños que aún están sentados en
sus asientos) y ése es el peor sentimiento del mundo, sentimiento que hay que
evitar sea como sea.
Para muchos Humanos-Adultos llega un momento
en el que ya no pueden escapar ni seguir negando para siempre lo obvio y
deciden que el grupo concreto al que pertenecen en ese momento no funciona, que
no logra crear el cambio que quieren. En ese momento se cambiarán sencillamente
de grupo a otro diferente, convencidos aún de que algún grupo tiene que
funcionar, que todo lo que tienen que hacer es seguir buscando el “correcto”.
En el transcurso de la vida de un Humano-Adulto se puede llegar a pertenecer a
unos cuantos de esos grupos, si no a docenas de ellos, intentando encontrar
desesperada y fútilmente el que funciona, el que hace lo que dice que puede
hacer, el que ofrece alegría, abundancia, poder y amor constantes y duraderos.
* * *
Jed McKenna no tiene cosas agradables que
decir de los yoguis, swamis, chamanes, gurús y líderes de todos esos grupos
ineficaces, los llama “charlatanes de feria,” como si estuvieran haciendo algo
“equivocado”.
«Los gurús, la meditación y las enseñanzas
espirituales son engaños amables destinados a confortar al cobarde interior y
no a forjar al héroe interior… Los gurús son los peores egotistas que el mundo haya
conocido jamás. Todos los gurús son organizaciones de bienestar que
proporcionan experiencias insignificantes a sus seguidores. El juego de ser gurú
es una industria muy provechosa: intenta ganar dos millones de dólares al año
haciendo cualquier otra cosa».1
Aunque, según los hechos, todo esto puede ser
acertado, no comparto los juicios de Jed que lo acompañan. Sí, es posible que
haya algunos líderes de esos grupos que vayan por ahí para ganarse nombre, fama
y fortuna para ellos mismos y son conscientes de que liderar un grupo de Humanos-Adultos
en la trasera del cine puede proporcionarles a ellos exactamente eso,
incluso si el grupo no produce resultado alguno para sus seguidores. Pero incluso
eso no está “equivocado”.
En su conjunto, me gusta pensar que muchos de
esos líderes intentan encontrar respuestas sinceramente. Al final alguien tiene
que ser capaz de descubrirlo, ¿no?, ¿verdad?
Pero todos los líderes de todos los grupos
acaban por encontrarse en un callejón sin salida, fundamentalmente porque su
filosofía, o su técnica, o su práctica, contiene incoherencias importantes e
irreparables.
Existe una teoría en psicología social llamada
“disonancia cognitiva”2, que consiste
en «un sentimiento incómodo causado por mantener simultáneamente dos ideas
contradictorias entre sí”. La teoría de la disonancia cognitiva propone que la
gente «tiene el impulso motivacional a reducir esa disonancia por medio del
cambio de actitudes, creencias y comportamientos, o por medio de la
justificación o racionalización de los mismos».3
Por ejemplo: como Humano-Adulto puede ser que
te opongas a la crueldad con los animales, pero que te siga gustando la carne.
Esto te crea un problema que de alguna manera tienes que resolver en tu mente.
«Una versión temprana de la teoría de la
disonancia cognitiva apareció en el libro de Leon Festinger “Cuando falla la
profecía”. Este libro brindó una descripción desde dentro de la creencia
persistente entre los miembros de una secta apocalíptica de OVNIs, y documentó el
adoctrinamiento creciente que mostraba dicha secta después de que la profecía
de su líder sobre el “fin del mundo” no se realizara. La predicción de la
destrucción de la Tierra (supuestamente esta predicción fue enviada al líder
del grupo por los extraterrestres) se transformó en una “expectativa no
confirmada” que provocó una disonancia entre las cogniciones “el mundo va a
terminar” y “el mundo no se ha acabado”. Aunque algunos miembros abandonaron el
grupo cuando la profecía falló, la mayoría de los miembros disminuyó la
disonancia aceptando la nueva creencia de que el planeta se salvó por la fe del
grupo».4
Jed McKenna sugiere que un Humano-Adulto
experimentará algo similar a esto, que él llama “Disonancia Espiritual”…
«Un ejemplo corriente de Disonancia
Espiritual sería: si Dios nos ama, ¿por qué permite tanto sufrimiento? La
certeza del amor de Dios es la creencia interna, la evidencia del sufrimiento
humano es la realidad externa. ¿Es que Dios es incapaz de terminar con el
sufrimiento? No, debemos responder, porque Él puede hacer lo que quiera. Por lo
tanto, Él debe permitir (o incluso ser la causa de) el sufrimiento. Pero, ¿cómo
puede ser eso si Él nos ama? Algo tiene que ceder por alguna parte, o,
preferentemente, evitaremos preguntarnos eso para empezar».5
Grupos diferentes ofrecen soluciones distintas
para esta Disonancia Espiritual. Una técnica común es crear una creencia nueva
que tienda un puente entre las dos creencias conflictivas:
Creencia interna:
“Dios nos ama”.
Realidad externa: “Hay
sufrimiento en el mundo”.
Creencia puente: “Sufrimos
porque no somos merecedores del amor de Dios”.
O…
Creencia interna: “Fuimos
hechos a imagen de Dios, que es perfecto en todos los sentidos”.
Realidad externa: “Hacemos
cosas malas como seres humanos”.
Creencia puente: “La
vida es una escuela, un centro de aprendizaje en el que debemos aprender y
madurar hasta ser almas perfectas”.
Mi ejemplo favorito proviene de una de mis
experiencias recientes en la comunidad intencional de Tamera, en el sur de
Portugal. Una de las líderes espirituales sabe, en el fondo de su corazón, que
“los juicios son erróneos” (su primera contradicción, porque decir que los
“juicios son erróneos” ya es en sí un juicio); pero ella, debido a su compasión
por los demás, quiere cambiar el mundo y hacer de él un lugar mejor para vivir.
Es lo suficientemente inteligente como para darse cuenta de que querer cambiar
el mundo ya es un juicio de que las cosas están mal y necesitan cambiarse, así
que sale con esta solución:
—Debemos aceptar las cosas tal como son, sin
enjuiciarlas, y entonces podremos cambiarlas.
¡¿Qué?! La lógica más sencilla dice que si tú
no juzgas algo como “bueno” o “malo,” “correcto” o “erróneo”, verás que ese
“algo” es perfecto de la manera que es; cualquier acto que hagas no estará
motivado en absoluto por la necesidad o el deseo de cambiar ese algo
(hablaremos mucho más de este concepto en partes posteriores del libro).
Pero no hay grupo alguno en la trasera del
cine que sea completamente lógico. Contradicciones flagrantes se manifiestan
muy rápidamente en todos los grupos cuando una mente sincera y objetiva
proyecta la luz de la razón y del discernimiento sobre ellos.
Algunos de esos grupos trasladan sencillamente
sus incoherencias a una autoridad mayor: “el Señor actúa de manera misteriosa”,
o “tratar de resolver esos problemas imponderables es trabajo de los clérigos”.
O bien les dicen a sus seguidores que pasen totalmente por alto las preguntas
difíciles, o que las nieguen, o simplemente que permanezcan ocupados y
distraídos de manera que esa clase de preguntas, e incontables otras como
ésas, no puedan afianzarse nunca en nuestra consciencia.
Sin embargo, el objetivo principal es detener
el malestar…
«Los buscadores más sinceros…no buscan la
verdad o las respuestas, lo que buscan es alivio de la Disonancia Espiritual.
La savia del mercado religioso o espiritual es proveer ese alivio. No tiene
nada que ver con la verdad o con el despertar, de hecho es justo lo contrario.
En el análisis final, despojado de todas sus pretensiones espirituales, el
mercado espiritual en su conjunto no es nada más que un taller de engrase
rápido existencial. Aunque hay una variedad inacabable de envolturas, realmente
sólo hay un producto. Lo que todos los buscadores espirituales buscan es la
Consonancia Espiritual, un punto final al malestar… Pero la consonancia que
buscan sólo puede encontrarse en una inconsciencia más profunda… Por lo que yo
sé, la gente inclinada hacia lo espiritual, de toda clase de formas y
disciplinas, en todos los estadios, no hace realmente más que mantener o
profundizar su atrincheramiento, y quizá perder el tiempo por ahí con estados
moderadamente alterados.»6
Yo todavía tengo muchísimos amigos en todos
los grupos a los que he pertenecido, amigos que son inteligentes y
bienintencionados Humanos-Adultos a quienes les preocupa mucho este mundo,
probablemente muy parecidos a ti. De alguna forma se hace fácil pasar por alto
estas contradicciones de cara a no agitar la barca en la que navega el grupo. La
verdad es que no queremos que nuestro grupo tenga incoherencias ni
contradicciones, así que, en lo que a nosotros respecta, no las tiene ni
incluso cuando están escritas notoriamente sobre ese “elefante” en mitad del
salón.
Recientemente, uno de los líderes de un grupo
al que pertenecí declaró que sus miembros judíos ya no deberían guardar la
festividad del Sabbat, supuestamente con el fin de ayudarles a romper con los
viejos patrones de la tradición religiosa en el camino a la creación de una
cultura nueva. Sin embargo, el grupo principal (fundamentalmente cristiano)
continuó celebrando los servicios de los domingos por la mañana, que incluía el
himno Amazing
Grace, e incluso llamaba a una de sus reuniones
diarias “la hora del Evangelio”. Nadie habló, ni hizo pregunta alguna, ni sacó
tarjeta amarilla por esta hipocresía.
Cuando uno está fuera de estos grupos y observa
sus creencias objetivamente, es relativamente fácil localizar las incoherencias
y contradicciones. Pero cuando uno está dentro del grupo es muy difícil no
sucumbir al pensamiento grupal. Después de todo, tiene que haber algún grupo
que pueda producir lo que proclama, ¿verdad? Uno ha mirado por todas partes y
ha decidido que el grupo en el que está es el mejor que va a encontrar, de modo
que ¿quién es uno para poner en cuestión la sabiduría y la autoridad del líder
del grupo, incluso ante la faltas evidentes de lógica? Además todavía tiene uno
la necesidad aplastante de pertenecer a un grupo y no quedarse “ahí fuera”
completamente solo, así que uno se traga casi cualquier cosa que suene a medias
plausible de cara a justificar y explicar las falacias del pensamiento del
grupo.
Una de las técnicas mejores que puede tener un
grupo para cubrir sus incoherencias y contradicciones se llama “Detencrimen,”
como lo define George Orwell en su novela 1984:
«“Detencrimen” significa la facultad de
frenarse en seco, como si fuera por instinto, en el umbral de cualquier
pensamiento peligroso. Incluye el poder de no captar analogías, de no percibir
errores de lógica, de comprender equivocadamente los argumentos más sencillos
en cuanto sean adversos al Ingsoc, y de sentirse aburridos o asqueados por
cualquier encadenamiento de pensamientos que sea capaz de llevar a una dirección
herética. “Detencrimen,” en pocas palabras, significa estupidez protectora.»7
* * *
¿Es posible que todos esos grupos estén
“equivocados” siempre? De entrada eso suena bastante escandaloso e imposible.
Pero piénsalo un momento.
Imagínate que estás intentando resolver un
problema matemático largo y complejo, y que la primera ecuación es “2+2=?”. Si
te equivocas en la respuesta, todos los demás cálculos que hagas después
estarán equivocados también.
Vamos a ver, supongo que eso no es
técnicamente cierto. Puede haber otras ecuaciones en el problema que no
dependan de tu primera respuesta y podría ser que las tuvieses bien. También podría
ser que cometieses otros errores matemáticos en la resolución y ocurriera, por
casualidad, que llegases a la respuesta correcta por el camino.
Pero tu respuesta final siempre estará mal; no
se puede evitar. Dicho de otra manera, si tu hipótesis básica es defectuosa, todos
los resultados subsiguientes que dependan de esa premisa básica también serán
defectuosos.
«En la vida no existen las contradicciones.
Cuando creas que te enfrentas a una contradicción, revisa tus hipótesis. Verás
que una de ellas es errónea.»8
«Eso quiere decir que no hay millones de
cosas erróneas, hay simplemente una, en el origen, y todo lo demás que parece
erróneo dimana de ese solo error nuclear.»9
Esto no sólo es verdad para los problemas de
matemáticas, sino también lo es para cada religión, filosofía, práctica
espiritual, técnica de auto mejora, sistema de creencias, ceremonias y
rituales.
Todos los grupos de la trasera del cine son
“erróneos” y no pueden ni podrán producir los resultados que proclaman, por la
sencilla razón de que todos parten de la misma hipótesis incorrecta. En los
próximos capítulos averiguaremos cuál es esa hipótesis incorrecta.
* * *
Todo el mundo busca soluciones para aminorar
el dolor y el sufrimiento de la vida, para cambiar la realidad a la que se
sienten sometidos en las películas en 3D que les rodean. El problema es que las
respuestas no se pueden hallar en la sala del cine. A veces algunos se han
acercado mucho, pero nadie lo ha conseguido completamente porque eso no se puede
conseguir completamente. Ningún Humano-Adulto va a encontrar alegría,
abundancia, poder y amor constantes y duraderos mientras esté en la trasera del
cine. No funciona así.
Estoy seguro de que ahora ya sabes cuál es la
razón principal de que eso sea así: todos los Humanos-Adultos y todos los
grupos a los que perteneces están todavía dentro de la sala de cine.
Ninguno de los prisioneros liberados ha abandonado la Caverna de Platón en este
punto de la metáfora; todos, con muy pocas excepciones, consideran como
“reales” las sombras en el muro, las películas en 3D que ven.
De cuando en cuando alguien mirará a la esfera
negra que pende del centro de la sala de cine y verá esas luces brillantes que
se disparan hacia las pantallas envolventes, y se preguntará de qué demonios va
todo eso. Pero parece que casi nadie lo sabe.
Y la señal sobre la puerta del muro trasero
dice: “No entrar, extremadamente peligroso”.
NOTAS
2. Wikipedia, Disonancia cognitiva – Vuelta a la lectura
4. L. Festinger,
H.W. Riecken y S. Schachter, Cuando
falla la profecía (en Inglés) – Vuelta a la lectura
5. Jed McKenna.
Id. – Vuelta a la lectura
7. George Orwell,
1984 – Vuelta a la lectura
9. Jed McKenna,
Id. – Vuelta a la lectura
LA BIBLIOTECA
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En la trasera de la sala de cine hay otras tres puertas que no he
mencionado. Una tiene una señal que dice “Caballeros”, la otra dice “Señoras”, y
sobre la tercera puerta hay una señal que dice “Biblioteca”. Esa puerta no está
nunca cerrada.
Cuando yo andaba entre un grupo y otro, o
cuando comenzaba a darme cuenta de que un grupo en concreto al que pertenecía
en ese momento no iba a producir lo que ofrecía y mi carnet de miembro estaba a
punto de caducar, iba a la biblioteca y leía, buscando nueva esperanza e
inspiración.
He mencionado de pasada algunos de los autores
y títulos a los que he dedicado algún tiempo. He tenido la oportunidad de
estudiar muchos de los textos escritos por los fundadores y líderes de varios
grupos, ahorrándome así el esfuerzo de tener que unirme a ellos para descubrir
sus incoherencias y contradicciones.
La mayoría de los libros de la Biblioteca no
merece siquiera mención alguna, al menos aquí, pero hay alguna información
importantísima que descubrí al leer y de la que deberías saber, si es que no la
conoces ya. Esta información es absolutamente decisiva para quien quiera
cambiar su realidad.
De manera que voy a dar un gran salto ahora
mismo desde la filosofía y la religión a la ciencia, desde las metáforas y las
analogías a los experimentos científicos duros y fríos. El tema es la Física Cuántica
y lo que ha llegado a ser conocido (y ampliamente malentendido) como el
“Universo Holográfico”, descubrimientos monumentales hechos en las últimas
décadas que cambian literalmente todo lo que habíamos creído sobre nuestro
universo físico.
No te preocupes, no voy a meterme en
tecnicismos científicos ni diré nada que no pueda comprender ningún
Humano-Adulto; pero si sigues sin estar satisfecho con ninguno de los grupos a
los que te has unido (si miras por todas partes tratando de encontrar por qué
ninguno de esos grupos ha producido ni de cerca nada de lo que quieres y crees
posible experimentar), entonces deberías quedarte los próximos capítulos en la
biblioteca conmigo y traerte tu ordenador.
De entrada quiero decir que no soy experto en Física
Cuántica, por eso he invitado a los auténticos expertos (doctores en Física y
catedráticos de Física Cuántica en las universidades más importantes del mundo,
autores de muchos libros) para que te hablen directamente, utilizando para ello
muchas de sus citas y entrevistas en vídeo. Esencialmente, quiero asegurarte
que lo que leerás no serán mis opiniones sino las de aquellos que
verdaderamente saben de lo que hablan. He incluido un cierto número de enlaces
a vídeos para ver y te sugiero encarecidamente que utilices esos enlaces y veas
esos vídeos según vayas leyendo.
Bueno, pues allá vamos…
* * *
Hace mucho que sabemos (al menos eso era lo
que aprendí en el colegio hace más de cincuenta años) que el mundo físico a
nuestro alrededor no es tan “sólido” como se siente y parece. De hecho, el
universo está hecho mayormente de espacio vacío.
Esto se ve muy claro cuando volamos en un
cohete al espacio exterior y vemos cuánta “nada” hay entre las pocas partículas
de materia llamadas estrellas y galaxias. Según ha ido mejorando la tecnología
y hemos ido metiéndonos cada vez más profundamente también en el “espacio
interior”, encontramos lo mismo en los mundos atómicos y subatómicos,
mayormente “nada”. La forma mejor y más divertida de que experimentes eso por
ti mismo es ver un vídeo de nueve minutos llamado Las potencias de diez,
de la mano de Charles y Ray Eames, que produjeron para IBM en 1977. Puedes
verlo aquí.
Ha habido otros videos hechos en el mismo
estilo: Viaje cósmico (1996, producido para IMAX y narrado por Morgan Freeman, en Inglés)) y
Zoom
cósmico (1968, producido por la Asociación Nacional del Cine de Canadá)
Lo más importante que hay que ver en estos
vídeos es que el “espacio exterior” y el “espacio interior” son muy semejantes,
no hay en ambos apenas nada más que espacio vacío. Por ejemplo: si tomásemos el
núcleo de un átomo de hidrógeno y lo ampliásemos al tamaño de una pelota de
baloncesto, el electrón que define el “límite” exterior de ese átomo estaría a
treinta kilómetros del núcleo. ¿Y qué hay en medio? Nada, nothing, niente. Sólo
espacio vacío.
«Dentro de todos los átomos y las moléculas
(de todo el espacio en su interior), las partículas sólo constituyen una
cantidad insignificante del volumen del átomo.»1
«De hecho, el Universo está sobre todo vacío.»2
Así pues… lo primero que tenemos que
comprender es que la materia no es “sólida”. aunque de ese modo nos lo parezca y
así la sintamos.
«La materia no es lo que siempre hemos creído que era.»3
De hecho, la materia está llena de espacio vacío.
* * *
El video de las Potencias de diez termina
en el límite de nuestra comprensión en aquel tiempo (1977), mirando a un protón
simple en el núcleo de un átomo de carbono.
Pero según iba mejorando la tecnología con los
años y los científicos iban siendo capaces de sumergirse cada vez más
profundamente en el “espacio interior”, descubrieron que las partículas
pequeñísimas que encontraron no se comportaban como se esperaba, al menos no lo
hacían según todas las leyes de la Física en las que hemos creído los últimos
cientos de años.
El experimento más famoso, y que causó una
verdadera conmoción, se llama la Doble Ranura. Para ser exactos, este
experimento fue realizado por primera vez con luz, en 1801, por el científico
inglés Thomas Young. Young demostró que la luz no era en realidad una partícula,
como se había creído antes, sino que en lugar de eso actuaba como una onda.
Luego, en 1961, este mismo experimento se
realizó con electrones en vez de luz4, y finalmente en 1974 con sólo un electrón cada vez5. Desde entonces ha sido repetido y refinado y repetido de nuevo, una
vez y otra, con el mismo resultado cada vez.
En septiembre de 2002 se votó a este
experimento por los lectores de Physics World como el “experimento más bello”6, y el notable físico cuántico Richard Feynman
ha dicho que «toda la mecánica cuántica puede deducirse pensando
cuidadosamente en las implicaciones de este simple experimento».7 (N. del T.:
la expresión “mecánica cuántica” es equivalente a la expresión “física
cuántica”)
Así de importante es el experimento, y así es
como ha cambiado el pensamiento que tiene toda la gente sobre cómo funciona el
mundo.
Vamos entonces a echar una mirada a cómo se
hace este experimento y por qué son tan sorprendentes sus resultados…
Comenzaremos por tomar unas piezas pequeñas de
material, por ejemplo canicas, y con un cañón dispararemos un chorro de ellas
contra una barrera que tiene una ranura.

Tras la barrera hay una pantalla sensible, de
manera que cuando una canica la golpea deja una marca así…

La mayoría de las canicas se estrellan contra
la barrera, pero las que pasan por la ranura golpean la pantalla y crean un
dibujo con la forma de la ranura.

Todo esto está perfectamente claro. Así que
ahora le añadimos una segunda ranura a la barrera…

…y disparamos las canicas contra ella otra
vez. Obtenemos lo que esperábamos obtener: el dibujo de dos ranuras en la
pantalla.

Correcto, de momento, bien. Ahora bien, ¿qué
pasaría si enviásemos ondas de agua hacia la pantalla en lugar de dispararle
canicas?

Con sólo una ranura en la barrera, parte de la
onda la atraviesa por la ranura y forma un dibujo en la pantalla que se parece
mucho al que antes hacían las canicas con sólo una ranura. En la pantalla, la
intensidad mayor se crea donde choca la parte más alta de la onda, alineada
directamente con la ranura.

Pero si ponemos una barrera con dos
ranuras entre las ondas y la pantalla, ocurre una cosa completamente diferente.

Cuando el agua pasa a través de ambas ranuras,
las nuevas ondas creadas por las ranuras en el otro lado de la barrera chocan
unas con otras de camino a la pantalla.

Cuando la cresta de una onda golpea el valle
de otra se cancelan mutuamente. Esto se llama “interferencia destructiva”.
Puedes ver esto fácilmente cuando arrojas a un charco dos guijarros separados un
poco entre sí y miras lo que pasa cuando se juntan las olitas. De modo que
cuando enviamos ondas a través de una barrera con dos ranuras, obtenemos en la
pantalla lo que se llama un “patrón de interferencia” así….

Las líneas brillantes en la pantalla revelan
dónde se han unido entre sí las crestas de las ondas (interferencia constructiva)
y han llegado a la pantalla. Los espacios oscuros entre ellas señalan dónde ha
golpeado la cresta de una ola el valle de otra (interferencia destructiva)
y se han cancelado las dos mutuamente, sin llegar nunca a la pantalla.
Así pues, cuando enviamos “partículas de
materia”, como las canicas, a través de dos ranuras, obtenemos dos patrones
definidos en la pantalla, similares a las ranuras a través de las que han
pasado. Cuando enviamos “ondas” a través de dos ranuras, obtenemos un patrón
de interferencia en la pantalla.
Bastante sencillo. Ahora vamos a intentar este
experimento con electrones en vez de canicas….
Siempre hemos creído que el electrón es como
una canica pequeñísima que da vueltas alrededor del núcleo de un átomo. Una
“partícula de materia” pequeñísima y sólida como una canica. Entonces
esperaríamos ver el mismo patrón que obtuvimos en la pantalla cuando disparamos
canicas y había sólo una ranura en la barrera…

…y cuando disparamos un haz de electrones a
través de dos ranuras en la barrera, esperaríamos obtener el patrón de dos
ranuras en la pantalla, exactamente como con las canicas.
¡PERO NO ES ASÍ!

En lugar de eso obtenemos el mismo patrón de
interferencia que obtuvimos cuando enviamos ondas a través de las dos ranuras:
:

ONDAS

ELECTRONES
Al principio, los científicos pensaron que eso
podría ser debido a que disparaban muchos electrones a la pantalla al mismo
tiempo y quizá algunos de esos electrones chocaban unos con otros al otro lado
de la barrera, cancelándose unos a otros sin llegar a la pantalla. Hacia 1974
fueron capaces finalmente de desarrollar un método de disparar un solo electrón
cada vez hacia la pantalla, de forma que no era posible que interfiriesen entre
sí. Pero seguían obteniendo un patrón de interferencia.
(Para ver un video corto y bien hecho de este
experimento de la Doble Ranura de ¡¿Qué
coj….?! – En la madriguera del conejo, pinchar aquí.)
¿Cómo es eso posible?, ¿cómo es posible enviar
una pequeña partícula de “materia” cada vez a través de dos ranuras y hacer que
formen un patrón de interferencia de onda?
Solamente había una explicación que tuviese
sentido: un electrón, más que una partícula, es una onda, ¡no es un trozo de
materia sólida como siempre habíamos creído!
Los experimentos más recientes han descubierto
que lo mismo ocurre con el núcleo de un átomo, no sólo con los electrones.
«La materia no es lo que creemos que es desde
hace mucho tiempo. Los científicos siempre han creído que la materia es un tipo
de fundamental en lo que tiene de estático y predecible…, nos gusta pensar en
el espacio como algo vacío y en la materia como algo sólido; pero, de hecho, fundamentalmente
no hay nada en absoluto en la materia, es completamente insustancial. Echa una
mirada al átomo. Creemos que es una especie de pelota dura, entonces decimos: “bueno,
en realidad no… es este diminuto punto con materia muy densa justo en el centro…”,
pero entonces resulta que ni siquiera eso es correcto. Incluso el núcleo,
cuando pensamos en él como algo denso, entra y sale de la existencia tan
fácilmente como lo hacen los electrones.»8
De modo que los ladrillos mismos de lo que
llamamos nuestro “universo físico” (el núcleo y los electrones de los átomos) no
son sólo partículas de materia, sino que de hecho existen como ondas. En Física
Cuántica eso se llama “dualidad onda-partícula”.
Eso volvió loco a todo el mundo, pero no es el
final de la historia….
NOTAS
2. Stuart Hameroff,
Doctor en Medicina, Director asociado del Centro para la Consciencia,
Universidad de Arizona. Id. – Vuelta a la lectura
3. Jeffrey Satinover,
Doctor en Medicina, catedrático adjunto de Fisica, Universidad de Yale. Id. – Vuelta a la lectura
4. C. Jönsson, Difracción
de electrones en ranuras múltiples (en Inglés), Diario Americano de Física (1974)
Volumen 42, número 1, pags. 4-115 – Vuelta a la lectura
8. Jeffrey Satinover.
Id. – Vuelta a la lectura
EL CAMPO
Vuelta a la lista de contenidos
¿Que los electrones son a la vez ondas y
partículas?, ¿que actúan un rato como una partícula y al rato siguiente como
una onda?
En aquel tiempo nadie podía creer realmente
que nada de esto fuese cierto. Algo tenía que estar mal, pensaron…
Entonces los científicos modificaron el
experimento para “vigilar” (con un aparato de medición) a un simple electrón cuando
viajaba a través de la doble ranura y ver si realmente actuaba como onda en vez
de como partícula.

Sin embargo, en el momento mismo en que
observaron al electrón, sucedió algo aún más extraño. Lo que obtuvieron en la
pantalla fue un patrón estándar de “partícula”, que era exactamente como si
hubieran disparado canicas a través de las dos ranuras.

El mero hecho de “vigilar” al electrón supuso
hacerlo volver a actuar como partícula en lugar de como onda, y por lo tanto el
electrón sólo pasó a través de una de las ranuras, no las dos, y formó un
patrón como el de las canicas.
Entonces… la conclusión final es esto: en su
estado natural, un electrón es una onda, más que una partícula, hasta que se
le observa. En ese momento se transforma en una partícula con una posición
fija en el espacio y el tiempo.
«El electrón es muy extraño, en el sentido
de que cuando uno no mira, el electrón puede estar aquí, o ahí, o allá… puede
estar por todos lados en esta habitación, por así decirlo. Pero cuando quiera
que miremos (esto es lo extraño del electrón) siempre le encontraremos en un
contador Geiger concreto, aunque tengamos la habitación llena de contadores
Geiger. Esto es el asunto de importancia fundamental sobre los electrones.»1
«Existe evidencias convincentes de que la
única vez que los quanta* se manifiestan como partículas es cuando los miramos.
Cuando no se mira a un electrón, siempre es una onda.»2
(* A principios del siglo XX, los científicos
comenzaron a utilizar la palabra “quanta” para referirse a la energía asociada con
un electrón ligado a un átomo (en descanso), lo que resulta en la estabilidad
del átomo y de la materia en general. De ahí la expresión “mecánica cuántica,”
ahora más comúnmente llamada “física cuántica”, que tiene que ver con el
estudio de los electrones y su energía. «La palabra “quanto” es sinónimo
también de “onda/partícula”, término que se usa para referirse a algo
que posee cualidades de onda y partícula simultáneamente.»)3
Ahora bien, esto era realmente drástico: ¡un
electrón es una onda hasta que es observado y entonces se convierte en una
partícula!
Las implicaciones son enormes. Significa que
la realidad (el Universo físico al que siempre creímos “sólido y predecible”)
no es “real”, no es “sólido y predecible” en absoluto, porque los ladrillos
fundamentales de ese universo no son partículas de materia sino ondas de
posibilidades (ondas de localizaciones potenciales donde puede aparecer un
electrón cuando se le observa).
Pero, ¿quién es ese “observador”?, y ¿cómo
cambia al electrón de onda a partícula el observador?
La primera de las preguntas no es fácil de
responder totalmente en este momento. El “observador” puede ser un ser humano
que mira a algo, o puede ser una máquina o un aparato preparado para vigilar, registrar
o medir algo; literalmente puede ser cualquier cosa que intente “ver” algo “ahí
fuera” en el universo físico. Pero hay otro nivel en la respuesta para el que
se necesita más información antes de que pueda tener sentido, de modo que
tendremos que esperar.
Ahora mismo merece la pena repetir las
inevitables conclusiones del experimento de la Doble Ranura: según la Física
Cuántica, los átomos (los núcleos y los electrones) que conforman el universo
físico que consideramos tan sólido y tan real, sólo parecen tan sólidos y tan
reales cuando se les observa. Cuando no se les observa vuelven al estado de
onda de infinitas localizaciones posibles.
(Para ver un video animado corto y bien hecho
de cómo afecta un “observador” al experimento de la Doble Ranura, en ¡¿Qué
coj….!? – En la madriguera del conejo, pinchar aquí.)
Vamos a hablar ahora entonces de cómo cambia
al electrón de onda a partícula el observador.…
¡Un momento!, nadie conoce realmente la
respuesta a la pregunta de cómo (o por qué) cambia a un electrón de onda a
partícula el observador. Los expertos sólo pueden especular.…
«Las partículas no son realmente lo que
parecen ser. Son momentáneas manifestaciones, momentáneas “apariciones” de esta
función de onda cuántica en la que no hay partículas. Sólo existe esta plenitud
de ondas que puede manifestarse espontáneamente como partículas.»4
En otras palabras: cuando un electrón es visto
por un observador, esas ondas de posibilidades “aparecen” y adoptan una localización
específica en el espacio y el tiempo, que es lo que vemos como “realidad”. A
esto se lo llama “colapso de la función onda”.
El “colapso de la función onda” se puede
explicar y predecir muy bien matemáticamente, utilizando matemática cuántica compleja,
pero es muy difícil describirlo en lenguaje simple. Esencialmente significa que
un electrón vive normalmente en estado de onda (una función de onda) con muchas
posibilidades de dónde puede terminar como partícula. Cuando se observa al
electrón, esos estados de onda múltiples se “colapsan” en un solo estado, el
estado de ser una partícula en una localización específica.
El físico Nick Herbert dice que a veces algo
le hace imaginarse que el mundo a nuestras espaldas (donde no miramos y no
podemos observar) siempre es una «sopa cuántica radicalmente ambigua e
interminablemente fluida».5 Pero cuando nos volvemos y
tratamos de ver la sopa, nuestra mirada la congela instantáneamente y vuelve a
ser “realidad”. Herbert cree que esto nos hace a todos un poco como Midas, el
rey legendario que nunca pudo sentir el tacto de la seda o la caricia de una mano
humana porque todo lo que tocaba se convertía en oro. «De la misma manera, los seres humanos no
podremos experimentar jamás la textura verdadera de la realidad, porque todo lo
que tocamos se vuelve materia.»6
Entonces, ¿dónde viven esos electrones como
ondas de posibilidad cuando nadie los observa y colapsa la función onda en una
partícula?
La respuesta a esa pregunta ha pasado por
muchas revisiones con los años, y se la ha llamado un montón de cosas a medida
que progresaba la investigación, cosas tales como:
~ la “Escala de Planck” (por el físico Max
Planck)
~ el “orden implícito” (por el físico David
Bohm)
~ el “estado del vacío”
~ la “función quantum onda”
~ el “campo del punto cero”
~ el “campo de la supercuerda”
~ el “campo M”
~ el “campo unificado”
Hoy se le llama principalmente “El Campo”. En
su libro El Campo, Lynne McTaggert lo define simplemente como «campo de todas las posibilidades».7
Todo aquello que puedas pensar, y todo aquello
que no puedas pensar, y todo lo que nadie pueda pensar, existe ya en ese Campo
como ondas de posibilidades.
El doctor John Hagelin explica que…
«Durante el
pasado cuarto de siglo, el progreso en nuestro conocimiento del Universo a
través de la Física ha consistido en explorar niveles más profundos de la ley
natural, desde lo macroscópico a lo microscópico; desde los niveles moleculares
a los atómicos, los nucleares, los subnucleares del funcionamiento de la
Naturaleza… y lo que hemos descubierto en el núcleo básico del Universo, en las
bases del Universo, es un solo y universal campo de inteligencia… de manera que
todas las fuerzas de la Naturaleza, y las llamadas “partículas” de la misma… se
conoce ahora que son… simplemente ondulaciones diferentes en un único océano de
existencia… al que se le llama “campo unificado”, o
“campo de las supercuerdas”, en la base de todo, de la mente y de la
materia… Ese campo es inmaterial. Los planetas, los árboles, la gente, los
animales, todo, son simplemente ondas de vibración de este campo unificado de
supercuerdas subyacente … Es el manantial de todas la leyes de la Naturaleza. Todas
las fuerzas fundamentales, todas las partículas fundamentales, todas las leyes
que gobiernan la vida en cada nivel del Universo tienen su fuente unificada en
el campo unificado… Es potencial puro y abstracto, que se alza en ondas de
vibración para dar elevación a las partículas, a la gente, a todo lo que vemos
en el vasto Universo… Este no es un mundo de electrones, es un mundo de
electrones potenciales… y eso es de lo que estamos hechos.»8
…y el doctor Fred Alan Wolf lo pone de esta
manera…
«Los físicos le
dan un nombre, lo llaman “función cuántica de onda” porque parece “ondulante”.
Sin embargo, esta función de onda no es sólo una onda de materia, como una ola
en el océano, o una onda de sonido, o cualquier clase de onda de materia: es
una onda de posibilidad, una especie de onda de “pensamiento”. Y puesto que es
una onda de pensamiento, o posibilidad, o “no-materia”,
es invisible para nosotros. Pero no podemos explicar lo que vemos como materia…
a menos que nos imaginemos que esas partículas de materia vienen o emergen de
alguna manera desde esos patrones de pensamiento-onda.»9
(Puede verse una entrevista en vídeo sobre El
Campo con los doctores Hagelin y Wolf en ¡¿Qué
coj…?! – En la guarida del conejo pulsando aquí.)
El problema es que nadie puede probar que El
Campo exista. No se puede ver, no se puede fotografiar, no se puede medir, no
se puede tener en las manos; pero cuando los físicos cuánticos suponen El
Campo, ahí está; pueden hacer predicciones matemáticas increíblemente precisas
acerca del Universo físico y de cómo se comporta, lo que no pueden hacer sin
tomar en cuenta El Campo. Como dijo el doctor Fred Alan Wolf: «No podemos explicar lo que vemos como
materia… a menos que nos imaginemos que las partículas de esa materia surjan o
emerjan de alguna manera de esos patrones de pensamiento-onda».
Piénsalo como si fuera la electricidad. No
puedes ver a la electricidad misma, sólo puedes ver lo que la electricidad
produce. Un cómico americano hizo el chiste de que no pagaría el recibo
eléctrico hasta que la compañía le mostrase la electricidad que le cobraba.
Pero podemos ver la luz que crea la
electricidad, y la fuerza, y los otros efectos con los que contamos cada día y
que ahora damos tanto por sentado. Cuando vemos esos efectos sabemos que la
electricidad debe existir.
Lo mismo vale para El Campo. Incluso sin poder
probar científicamente que exista, nada tiene sentido sin él a la luz de los
resultados de los experimentos más recientes.
Otro ejemplo puede ayudar a poner esto en
claro:
Si tú fueras un Aborigen que vive en los
desiertos de Australia sin contacto con el mundo exterior y alguien te trajera
una radio, cuando oigas la música que brota de la caja podrías preguntarte cómo
funciona. Podría ser que hasta llegases a desmontarla, buscando dentro una
orquesta de gente diminuta que toca la música que oyes. Pero tras un tiempo te
darías cuenta de que la única forma de explicar esa música es suponer que hay
unas ondas de radio invisibles en el aire, y que esa caja simplemente capta las
ondas y las traduce en sonido, aunque no pudieses probarlo.
Hemos alcanzado finalmente el punto del
conocimiento humano (apoyado ahora por las evidencias científicas) en el que
hay ondas por todo nuestro alrededor; pero esta vez no son ondas de radio, no
son olas del océano, son ondas de El Campo. Son ondas de potencialidad y cuando
se las “observa” se transforman en el universo físico que vemos.
Hablaré mucho más sobre este concepto en
capítulos posteriores. Por ahora baste con saber que el Campo debe existir, que
está fuera del espacio y del tiempo, y que incluye un número infinito de
posibilidades, pero sólo en forma de onda. Este Campo no contiene partículas,
no está hecho de materia, no es parte del Universo físico. En lugar de eso, El
Campo es esas ondas de posibilidad de lo que está hecho todo el Universo.
Pero, ¿cómo llegó a existir El Campo?, ¿quién
lo hizo?, ¿de dónde viene?
La Ciencia no tiene respuestas a estas
preguntas, sólo sabe que El Campo debe existir. De modo que no voy a especular
sobre cómo se creó El Campo, o quién debe haberlo creado, o cómo es que ya
contiene todas las posibilidades, porque… bien, simplemente porque no hay
ninguna forma en absoluto de que un Humano-Adulto pueda comprender o tener la
experiencia directa de nada de lo que ocurre en el otro lado de El Campo. Esto
también se hará más claro en capítulos posteriores.
Pero lo siguiente que podemos preguntar es:
¿cómo se crea la “realidad física” desde este Campo?
NOTAS
5. Nick Herbert,
“Cómo es de grande la luz de las estrellas: una mirada breve a la realidad
cuántica”, Revisión 10, no. 1 (verano de 1987), págs. 31-35 – Vuelta a la lectura
6. Ibid. – Vuelta a la lectura
9. Fred Alan Wolf,
Id. – Vuelta a la lectura
EL HOLOGRAMA
Vuelta a la lista de contenidos
¿Cómo se crea la “realidad” desde El Campo?
La mayoría de los físicos cuánticos está de
acuerdo en que es un proceso muy semejante a la creación de un holograma. Dicho
con otras palabras, el Universo que vemos es un “universo holográfico”.
«Cuando
contemplamos algunos de los puntos de vista científicos de la “realidad” que
han llegado al quid de la cuestión, vemos que en el nivel definitivo… la
realidad no es sólida, que es mayoritariamente espacio vacío, y que cualquier
solidez que parezca tener se asemeja más a una imagen holográfica que a la
realidad material, rigurosa y sólida.»1
«El físico David
Bohm, de la Universidad de Londres, por ejemplo, cree que… a pesar de su
solidez aparente, en el fondo el Universo es un fantasma, un holograma gigante
y espléndidamente detallado.»2
Vamos a volver atrás un momento…
La Física Cuántica es en realidad una ciencia
matemática, la ciencia matemática más acertada hasta la fecha para explicar lo
que vemos en nuestra “realidad”.
«La Matemática
Cuántica (que es, según creemos, la matemática más fundamental, la descripción
matemática de la naturaleza más acertada que hemos descubierto), nos muestra
claramente que los movimientos de los objetos se pueden describir sólo en
términos de posibilidades, y no de sucesos reales que ocurren en nuestra
experiencia.»3
Las matemáticas que se usan en la física
cuántica para “describir la naturaleza” y explicar el comportamiento que vemos
en nuestra “realidad” son las mismas que se usan para crear un holograma. Por
esta razón dicen los físicos cuánticos que el Universo parece ser más un
holograma que una realidad sólida.
Así pues, para comprender el “universo
holográfico” tenemos que comprender cómo se crea un holograma. Pero primero un poco
de historia…
La Holografía la inventó el físico húngaro
Dennis Gabor, por lo que recibió el Premio Nobel de Física en 1971, pero sólo
tras la invención del láser en 1960 se hizo la holografía algo factible y
practicable. Hoy se usa para muchas cosas, incluyendo tarjetas de crédito y
embalaje de productos.
Hay actualmente tres tipos de hologramas, unos
usan láser y otros luz blanca. Pero hablemos en forma simplificada del proceso
básico para crear un holograma con láser.
Lo primero que hay que comprender sobre la
creación de un holograma es que es un proceso en dos etapas.
En la primera etapa se dispara un rayo con un
cañón láser y se divide este rayo inmediatamente en dos. Una mitad del rayo
original (llamada “rayo de referencia”) es dirigida hacia una película holográfica
especial (o placa), la otra mitad del rayo original choca contra un objeto y se
refleja sobre la misma pieza de película holográfica:

En este punto lo que tienes es una imagen
holográfica (un patrón) en la película holográfica, pero no puedes ver la
imagen del objeto. Si miras a la película todo lo que puedes ver es un montón
de nada, un montón de ondas indiscernibles.
Es posible que recuerdes algo muy popular en
la década de los 1990 llamado “fotos en 3D,” en las que, si las mirabas como
siempre, todo lo que se podía ver era… realmente nada, sólo un montón de líneas
ondulantes:

(N.
del T.: para ver esas fotos es necesario ajustar la mirada de manera que los
patrones de las imágenes se superpongan exactamente y, tras un rato para
acostumbrar los ojos a ese nuevo ajuste, salta entonces la imagen 3D “escondida”)
Mirar a la imagen original en un trozo de
película holográfica tras la primera etapa es muy parecido. No puede verse
realmente nada.
Pero ahora hagamos la segunda etapa. Si tomas
el rayo de referencia de la primera etapa y lo haces brillar otra vez en la
película holográfica....

… ahí emerge el objeto de la etapa 1. Esto
sería el equivalente de cuando cambiabas el foco visual para que las fotos en
3D salieran como una imagen perceptible.
Ahora bien, lo más interesante que tiene esta
imagen holográfica que salta en la etapa 2 es que parece muy real y muy sólida,
tan real que se te hace la boca agua y quieres agarrar la manzana y darle un
mordisco. Pero si intentas agarrarla, tu mano la atravesará puesto que allí no
hay nada.
«La naturaleza
esencial del holograma es crear la ilusión de que las cosas están situadas
donde NO están.... Si miras un holograma parece que ocupa espacio, pero si
pasas la mano a su través verás que allí no hay nada.... A pesar de lo que te
digan tus sentidos, ningún instrumento detectará energía o substancia alguna
donde el holograma aparenta flotar. Esto ocurre porque el holograma es una
imagen virtual, una imagen que aparenta estar donde no está.»4
Entonces, ¿cómo puede decir la física cuántica
que vivimos en un universo holográfico? Eso no tiene sentido. Lo que vemos y
tocamos se ve y se siente como algo muy real y muy sólido. Podemos alcanzar y agarrar
la manzana que vemos frente a nosotros, entonces ¿cómo puede ser un holograma?
Tampoco nos caemos a través del suelo, ni atravesamos las paredes (bueno… la
gran mayoría de nosotros no podemos).
La primera respuesta es decir que muchos
físicos cuánticos no dicen realmente que nuestra realidad física sea un
holograma, lo que dicen es que actúa como un holograma, ya que las
matemáticas que se usan para explicar ambas cosas son las mismas.
Pero hoy hay cada vez mas científicos que van
más allá y sugieren que nosotros vivimos de hecho en un holograma, basándose en
los experimentos más recientes. Por ejemplo, Craig Hogan, director del Centro
para las Partículas Astrofísicas del Fermilab, dijo en 2008: «Si los resultados del GEO600 son lo que
sospechamos que son, entonces todos nosotros vivimos en un holograma cósmico
gigante.»5
«La idea de que
vivamos en un holograma parece probablemente absurda, pero es la ampliación
natural de nuestra mejor conocimiento de los agujeros negros y es algo que tiene
un apoyo teórico muy firme. También ha sido sorprendentemente útil para los
físicos, que luchan con las teorías de cómo funciona el Universo en su nivel
más fundamental.»6
Según el doctor Jacob Bekenstein, catedrático
de Física Teórica de la Universidad Hebrea de Jerusalén, «Una extraordinaria teoría llamada “principio
holográfico” mantiene que el Universo es como un holograma.... La física de los
agujeros negros (concentraciones de masa inmensamente densas) muestra indicios
de que este principio puede ser cierto.»7
En este momento voy a pedirte que suspendas
todo juicio y consideres la posibilidad de que vivamos en un universo
holográfico, como insinúan los resultados científicos de la física cuántica. No
hace falta que “creas” esto para siempre, sólo inténtalo como un experimento.
Reconozco que es una forma de pensar radical, pero después de todo por lo que
hemos pasado para intentar encontrar “la verdad” (sin que funcionase muy bien la
mayor parte de las veces), a lo mejor es hora de ponerse un poco más radicales.
«Es
relativamente fácil entender esta idea del holismo(*) en algo que sea
externo a nosotros, como una manzana en un holograma. Lo que lo hace difícil es
que no estamos mirando al holograma, es que somos parte de él.»8
(*)
Holismo = doctrina según la cual un sistema dado puede poseer propiedades que
están por encima de las de sus partes y su organización (N. del T.)
* * *
Si miramos alrededor cuidadosa y atentamente,
hay “pistas” e “indicios” que se nos han venido dando todo el rato sobre cómo
funciona realmente el Universo. Mencionaré unas pocas de esas pistas en el
transcurso de este libro, y sugeriré algunas películas de Hollywood para que
las veas. Pero entonces podrías decir: “eso no es nada más que ficción, sólo
son películas”, y estarías en lo cierto. Pero también la ficción y las
películas pueden darnos pistas de lo que realmente sucede.
Especialmente la ciencia ficción. Cuando yo
era joven había un cómic llamado Dick Tracy. Ese Dick tenía un increíble reloj de
pulsera que era una radio receptora-emisora. Digo “increíble” porque en los
años de la década de 1950 eso era pura ciencia ficción. Hoy es una realidad.9 Yo podría hacer (y tú también) una lista con cientos de cosas en el
campo de la tecnología, por ejemplo, que se han mencionado primero en algún
medio artístico y que se han convertido en realidad en las últimas décadas (no
siendo las menores de ellas 1984, de George Orwell, o La
rebelión de Atlas, de Ayn Rand, desgraciadamente)
Hay dos vídeos cortos en YouTube que quiero
que veas para que tengas una idea mejor de lo que es este concepto holográfico,
y cómo de real puede parecer un holograma.
Una es una escena de la película Nivel
trece (The
Thirteenth Floor). En esta película, un científico
alemán ha logrado crear un holograma a tamaño real del que uno puede formar
parte, como una película de inmersión total. Pero el científico es asesinado y
su amigo y compañero (Douglas Hall) quiere averiguar quién lo ha hecho. Douglas
se mete en la “máquina del holograma” y entra en el holograma de la ciudad de
Los Ángeles en 1937, donde el científico le ha dejado una pista sobre su
asesinato.
La escena que verás es la primera vez de
Douglas en la máquina del holograma. Por favor, date buena cuenta de cómo
reacciona al estar en un holograma y de su asombro ante lo real que le parece y
lo siente.
Pincha aquí para ver el vídeo.
El segundo fragmento de vídeo es de Star
Trek: The Next Generation (Star Trek: la nueva generación) Episodio 16, 11001001. Ya que la nave interestelar
Enterprise viajaba por el Universo constantemente, tuvieron que inventarse una
manera de hacer posible que la tripulación se tomase unas vacaciones. De manera
que crearon el Holodeck, una habitación en la que la tripulación podía
solicitar cualquier holograma y éste se crearía para su disfrute y relajación.
La escena que vas a ver va de que el
Comandante Riker solicita pasar un rato en Nueva Orleans tocando algo de jazz,
con un público muy interesante. De nuevo, date cuenta de cómo se sorprende de
lo real de la apariencia, el tacto y el olor de la mujer.
Pincha aquí para ver el vídeo.
Pero si todo esto es posible, entonces surge
la pregunta: ¿cómo se crea nuestro universo holográfico para que lo
experimentemos como universo físico?
NOTAS
1. Doctor
Miceal Ledwith, catedrático de Teología Sistemática,
Facultad de Maynooth, Irlanda. ¡¿Qué
coj…!? – En la madriguera del conejo – Vuelta a la lectura
2. Michael Talbot. Un ensayo titulado también El Universo holográfico:
¿Existe la realidad objetiva? – Vuelta a la lectura
7. Doctor Jacob
D. Bekenstein, catedrático de Física Teórica de la Universidad Hebrea de
Jerusalén. La
información en el universo holográfico, Scientific
American, agosto 2003 – Vuelta a la lectura
8. Michael Talbot,
Id., pág. 46 – Vuelta a la lectura
CAPÍTULO 7
NO HAY UN “AHÍ FUERA” AHÍ FUERA
Vuelta a la lista de contenidos
El doctor Karl Pribram ha tenido una larga e ilustre carrera. Nacido en
Austria en 1919, Pribram es a la vez neurocirujano y neurofisiólogo, y ha
dedicado muchos años a intentar localizar dónde se almacenan los recuerdos en
el cerebro.
El problema es que en la década de 1920 un
científico del cerebro, de nombre Karl Lashley, averiguó que «le quitase la porción que le quitase a un
cerebro de rata, fui incapaz de erradicar de la rata la memoria de cómo
realizar tareas complejas que el animal había aprendido antes de la cirugía».1
Pribram se puso entonces a la tarea de
resolver el enigma del almacenamiento de la memoria, que parecía independiente
de las células cerebrales (neuronas).
Pero Pribram sólo pudo encontrar la respuesta
cuando conoció a David Bohm, uno de los pioneros de la Física Cuántica. «Bohm contribuyó a establecer las bases de
la teoría de Pribram, según la cual el cerebro opera de manera semejante a un
holograma, de acuerdo con los principios de la matemática cuántica y las
características de los patrones de onda.».2
Técnicamente, «Pribram cree que la memoria no está codificada en neuronas, o en
pequeñas agrupaciones de neuronas, sino en patrones de impulsos nerviosos que
entrecruzan completamente el cerebro de la misma forma que los patrones de
interferencia de luz láser entrecruzan el área completa de un trozo de película
que contiene una imagen holográfica. Dicho de otra manera, Pribram cree que el
cerebro mismo es un holograma».3
El almacenamiento de la memoria no es la única
cosa que se hace más comprensible a la luz de la teoría de Pribram.
«Otra de esas
cosas es cómo es capaz de traducir el cerebro la avalancha de frecuencias que
recibe a través de los sentidos (frecuencias de luz, frecuencias de sonido,
etc.) en el mundo concreto de nuestras percepciones. Precisamente, lo mejor que
hace un holograma es codificar y descodificar frecuencias. Así como un holograma
funciona a la manera de una lente, un aparato traductor capaz de traducir unas
frecuencias borrosas aparentemente sin sentido en una imagen coherente, Pribram
cree que el cerebro contiene una lente y que usa principios holográficos para
convertir matemáticamente las frecuencias que recibe por los sentidos en el
mundo interior de nuestras percepciones».4
Por decirlo brevemente: Pribram cree que «nuestros cerebros construyen
matemáticamente la “dura” realidad dependiendo del aporte de un dominio de
frecuencias».5
De acuerdo, vamos a poner esto en lenguaje
llano. Según Pribram y los resultados de muchos experimentos científicos, el
cerebro humano mismo es un holograma. Su función consiste en recibir
frecuencias holográficas de onda y traducirlas en el universo físico que vemos
“ahí fuera”.
Y ahora viene lo divertido....
Deseo hablar de dos experimentos científicos
específicos (entre muchos otros) que no sólo parece que prueben la teoría de
Pribram, sino que parece que vayan más allá, a una conclusión asombrosa.
El primero empezó en la década de 1970 con un
investigador en el departamento de fisiología de la Universidad de California
en San Francisco, el doctor Benjamin Libet. Por ponerlo muy sencillo: Libet experimentaba
con pacientes de cirugía cerebral durante las operaciones. Los cerebros de los
pacientes estaban al aire y los pacientes totalmente conscientes, ya que se les
había suministrado sólo anestesia local.
Por ejemplo, Libet estimulaba el dedo meñique
de una mano de los pacientes (pinchando con una aguja), y les pedía que le
dijeran cuándo lo sentían. Entonces estimulaba el área del cerebro asociada con
ese dedo meñique y le pedía a los pacientes que le dijeran cuándo lo sentían.
Antes de que te diga lo que descubrió Pribram,
es necesario comprender cómo sentimos las cosas, como el pinchazo de una aguja.
El estímulo (el pinchazo) se transmite desde el sitio del cuerpo donde ha
sucedido al cerebro, y el cerebro nos hace saber entonces la sensación. Por
decirlo técnicamente, nosotros no “sentimos” las cosas donde suceden, las
“sentimos” en el cerebro.
De modo que tendría sentido que, si
estimulases el dedo meñique de alguien, hiciera falta algo de tiempo (fracciones
de segundo) para que los nervios transportasen esa sensación al cerebro, donde
sería “sentida”; ya que el cuerpo físico está limitado por el tiempo y el
espacio y no hay nada en el universo físico (según Einstein) que pueda viajar
más rápido que la velocidad de la luz. Fundamentalmente, lleva cierto tiempo
que el estímulo en el dedo meñique llegue al cerebro y que la persona se haga
“consciente” de ello.
Por otra parte, también tendría sentido que si
estimulases directamente el cerebro en el lugar exacto donde el dedo meñique
envía la sensación a que sea “sentida”, la persona sería “consciente” de ello
inmediatamente. Dicho de otra manera, no habría retraso puesto que el cerebro
ya tendría la información del estímulo y sólo necesitaría alertar de la sensación
a la persona.
Lo que Libet averiguó (y otros después de él)
fue que lo cierto era exactamente lo opuesto. De hecho, probablemente leerás
muchas veces en este libro que la información que nos llega de la investigación
científica en física cuántica prueba que la verdad es lo opuesto a lo que
siempre hemos creído.
Cuando estimulaba su dedo meñique, cada
paciente de Libet se lo decía instantáneamente (sin retraso), sin embargo había
un retraso cuando estimulaba directamente su cerebro. (Puedes ver un vídeo aquí.)
Libet estaba estupefacto. Intentó encontrar
una explicación, como hicieron muchos otros científicos. La teoría que
prevaleció fue la de que el tiempo puede viajar hacia atrás. Se le llama la
“teoría de la inversión del tiempo”, o “referencia retrógrada subjetiva”, o
“antecesión”. Sin embargo, tras haber probado y fracasado con esto, el mismo
Libet dijo más tarde: «Parecía
como si no hubiera mecanismo neuronal que pudiese ser visto como intermediador
directo o responsable para las referencias subjetivas sensoriales retrógradas
en el tiempo.»6 Dicho con otras palabras, no hay
evidencia en el cerebro de la inversión del tiempo como explicación de este
fenómeno.
Vamos a archivar esta información de momento y
hablemos del otro experimento…
Este experimento comenzó en la década de los
1990, dirigido por el doctor Dean Radin y otros colegas. Dean Radin es
Científico Experto en el Instituto de Ciencias Noéticas como catedrático adjunto,
en la Universidad Pública de Sonoma, y forma parte del Profesorado Consultivo
Distinguido en la Escuela Graduada y Centro de Investigación Saybrook.
Consiguió un título universitario en Ingeniería Eléctrica por la Universidad de
Massachussetts en Amherst, un máster en ingeniería eléctrica y un doctorado en
psicología educacional en la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign.
Trabajó en los laboratorios AT&T Bell y GTE, fundamentalmente en los
factores humanos de productos y servicios de comunicaciones avanzadas; y ocupó varios
puestos en la universidades de Princeton, Edinburgo, Nevada, Las Vegas, SRI
Internacional, Interval Research Corporation y el Instituto Boundary.
Digo todo esto porque lo cierto es que las
investigaciones de Radin no se aceptan ampliamente por la corriente principal
de la comunidad científica, por lo que es posible que nunca hayas oído hablar
de él aunque sus credenciales están por encima de duda alguna. Por eso sus
resultados son tan difíciles de admitir por algunos científicos…
Radin conectaba a una persona a varias
máquinas para medir numerosas respuestas corporales, como pulso cardíaco,
electrocardiograma, conductores dérmicos, flujo de sangre en la punta de los
dedos y ritmo respiratorio.
La persona se sentaba entonces frente a una
pantalla de ordenador con un botón en su mano. Se le decía que apretase el
botón cuando estuviese listo, y cinco segundos después el ordenador seleccionaba
al azar una imagen y la mostraba en la pantalla.
Había dos clases de imágenes entre las que el
ordenador podía elegir. Un grupo de imágenes suscitaría una respuesta emocional
en la gente normal, como imágenes de violencia, guerra, violaciones, fealdad, las
Torres Gemelas cayendo el 11 de septiembre, etc. Las imágenes del otro grupo
estaban escogidas como neutras, para que normalmente no tuviesen ningún impacto
emocional cuando se las viera, como una escena de calle en un pueblo normal.
Ya sabemos lo que ocurre en el cuerpo cuando
la gente ve una imagen emocional, lo que le ocurre a su latido cardíaco, a su
electrocardiograma, a sus conductores dérmicos, al flujo de sangre en la punta
de los dedos y a su respiración: que “repuntan”.
Sabemos también lo que ocurre en el cuerpo
cuando la gente ve una imagen neutra (no emocional): que sigue en “calma”.
Cuando la persona en este experimento apretaba
el botón, el ordenador todavía no había elegido qué imagen mostrar, o de qué
grupo, y no tomaría esa decisión hasta cinco segundos después, que era cuando
ponía inmediatamente la imagen en la pantalla.
Y aquí viene lo asombroso: las respuestas
corporales medidas en la persona ocurrían antes de que el ordenador
escogiese la imagen y la exhibiese en la pantalla. Dicho de otra manera, el
pulso, el electrocardiograma, los conductores dérmicos, el flujo de sangre en
la punta de los dedos y la respiración de la persona repuntaban antes de
que se mostrase la imagen si ésta era emocional, y las respuestas corporales se
mantenían en calma si la imagen a punto de aparecer era neutra.
Repito: todas esas respuestas corporales (o su
carencia) ocurrían antes siquiera de que el ordenador hubiera escogido
qué imagen mostrar en la pantalla. La única conclusión que tiene sentido es que
el cerebro sabe qué imagen va a aparecer antes de que la persona sea consciente
de ello (de hecho, antes de que el ordenador haya escogido qué imagen mostrar)
¡y el cuerpo responde en consecuencia!7 (Puedes ver un vídeo aquí.)
* * *
La evidencia más reciente (julio de 2010)
proviene de un documental de la BBC llamado Nerurociencia y Libre Albedrío. Así
es como se dispuso:
El sujeto estaba echado en un escáner de
tomografía computarizada (TC) mientras sujetaba un botón en cada mano. Todo lo
que tenía que hacer era decidir apretar el botón de su mano izquierda o derecha
y hacerlo inmediatamente mientras el TC registraba su actividad cerebral.
El resultado es que el cerebro muestra
claramente qué botón va a apretar la persona, si el izquierdo o el derecho, 6
segundos antes de que lo haga, o sea, 6 segundos antes de que el sujeto
decida conscientemente qué botón apretar. La actividad cerebral es tan clara y
constante al 100% que el técnico que vigilaba el escáner podía predecir
fácilmente y con certeza absoluta qué botón iba a apretar el sujeto antes de
que es sujeto mismo tomase su propia decisión consciente.
¡Tienes que ver el vídeo para creerlo!
Esto otorga pruebas adicionales a los
experimentos de Radin y ratifica lo que dice el doctor Andrew Newberg:
«Hay otros
estudios que muestran que, cuando las personas comienzan a mover una mano o a
decir algo, ciertamente existe actividad en ciertas células nerviosas del
cerebro incluso antes de que sean conscientes de lo que intentan hacer.»8
* * *
¿Qué significa todo esto?
Antes de responder a esa pregunta tengo que
presentar un último concepto científico llamado “Cuchilla de Ockham”9, un principio que anda
por ahí desde hace casi setecientos años. A menudo se le cita de esta manera: “entre
todas las posibilidades que son iguales, la mejor solución es la más sencilla”,
a pesar de que técnicamente hablando eso no es la interpretación correcta de la
Cuchilla de Ockham. También se lo conoce como “principio científico de la parsimonia”,
que es una «preferencia por la menos compleja de las explicaciones para una
observación».10 La norma general es que la mejor
respuesta es aquella que requiere el menor número de hipótesis y la menor cantidad
de proposiciones.
Ha habido muchos intentos diferentes de
explicar los resultados de estos experimentos cerebrales, por otros tantos
científicos; pero la explicación más sencilla y más lógica (la que parece que
satisface mejor la Cuchilla de Ockham) es que el cerebro sabe qué es lo que va
a pasar antes de que suceda “ahí fuera” en el universo físico. Aparentemente,
la secuencia es que el cerebro recibe información holográfica de onda y
entonces la envía “ahí fuera”, creando el universo físico para que la persona
lo perciba y lo experimente.
Por ejemplo, en los experimentos de Libet, el
cerebro “sabía” que el dedo meñique iba a ser estimulado antes de que la
estimulación real tuviese lugar, por lo que no hubo retraso para que la persona
fuese consciente de ello. Sin embargo, cuando el cerebro fue estimulado
directamente (como si se descargase un holograma nuevo en él) llevó un tiempo
para que el cerebro enviase la sensación al dedo meñique y la trajese de nuevo
para que fuese percibida.
En los experimentos de Radin, lo único que
tiene sentido es que el cerebro sabía qué imagen iba a aparecer porque él mismo
creaba la realidad que estaba a punto de suceder, no simplemente respondiendo a
una realidad después de que ocurriera.
Déjame que repita eso porque es fundamental
para comprender cómo funciona el Universo Holográfico: “el cerebro sabía qué
imagen iba a aparecer porque él mismo creaba la realidad que estaba a punto de
suceder, no simplemente respondiendo a una realidad después de que ocurriera”.
Vamos a poner esto junto al modelo holográfico
del cerebro de Pribram....
Pribram dice que el cerebro mismo es un
holograma y que «construirá matemáticamente la “dura” realidad al apoyarse
en información de un dominio de frecuencia».
¿Recuerdas El Campo? El Campo es el “dominio
de frecuencia” de Pribram, un número infinito de posibilidades que existen como
ondas de frecuencias.
Así pues, Pribram dice que el cerebro recibe
frecuencias de onda desde el Campo, las cuales traduce entonces en la “dura”
realidad (lo que normalmente llamamos el universo físico). De hecho, todos esos
experimentos sugieren que tu cerebro recibe un holograma en frecuencias de onda
desde El Campo, colapsa la función de onda convirtiéndola en partículas para
crear la “realidad” física, y envía “ahí fuera” esa “realidad” para que la
experimentes.
Esto se confirma por los experimentos del
escáner CT en el documental de la BBC Neurociencia y Libre Albedrío. De hecho,
si miras el vídeo, incluso puedes ver el área exacta del cerebro donde se convierten las
frecuencias de onda descargadas en el holograma, que seis segundos después se
proyectarán “ahí fuera” para que seas consciente de ellas y las experimentes.
Esto significa, primeramente, que el cerebro
humano es el “observador” que “colapsa la función de onda” de la que hablé en
el capítulo Cinco, ya que la física cuántica dice que es el “observador” el que
cambia al electrón de onda a partícula.
Dicho de manera más simple, es el cerebro el
que toma estas imágenes ondulantes en 3D:

…y las convierte en algo que realmente podemos
ver

(Escondido, en efecto, en la imagen 3-D de antes,
de MagicEye.com)
Eso significa también que nuestros sentidos
(vista, oído, olfato, gusto, tacto, etc.) no sienten realmente una “realidad”
independiente “ahí fuera”, sino que, en efecto, proyectan esa realidad de
manera que aparenta estar “ahí fuera”. Nuestros ojos, además de ser “receptores”,
son también “proyectores”, puesto que tu cerebro sabe lo que estás a punto de
experimentar antes de que lo percibas con tus sentidos.
Aparentemente, una vez que nuestro cerebro
convierte las frecuencias de onda desde El Campo, las proyecta “ahí fuera” y lo
hace aparecer como que estamos rodeados por una “película de inmersión total”.
Entonces, y sólo entonces, nuestros sentidos “leen” lo que ha sido proyectado
“ahí fuera” y traen esa información de vuelta al cerebro.
«David Bohm ha
sugerido que si viésemos el cosmos sin las lentes que equipan nuestros
telescopios, el Universo nos aparecería como un holograma. Pribram amplió este conocimiento
apuntando que si nos viésemos privados de las lentes de nuestros ojos y de los procesos
similares a lentes de los otros receptores sensoriales que tenemos, nos
veríamos inmersos en experiencias holográficas.»11
No creo que nadie sepa ahora mismo cómo
funciona esto exactamente, pero tengo confianza en que a medida que siga la investigación
en física cuántica alguien descubrirá el proceso. Mientras tanto, se nos ha
dado una gran pista (uno de esos “indicios” de los que hablaba en el capítulo
anterior) en forma de ordenador moderno....
La mayoría de los ordenadores usan actualmente
lo que se llama “código binario”, que no está hecho nada más que de ceros y
unos.12 Si lo miras, los ceros y unos
mismos parecen aleatorios y caóticos, como las imágenes en 3D.
Pero dentro de cada ordenador hay una UCP
(Unidad Central de Proceso, o Procesador) que funciona como el “cerebro” del
ordenador. Esta UCP recibe el código binario en secuencias de ceros y unos,
traduce ese código binario, y proyecta los resultados en la pantalla del ordenador,
donde podemos verlos en una forma que tiene sentido para nosotros.
Un ordenador también tiene sus propias
percepciones sensoriales, cosas como ratón, pantalla táctil, micrófono, cámara
de vídeo, etc. Cuando interactuamos con el ordenador a través de uno de sus
sentidos (como pulsar el ratón) ese mensaje se envía a la UCP para procesos
adicionales.
Por lo tanto, de la misma manera que la UCP
del ordenador recibe su código binario, lo traduce, proyecta los resultados en
la pantalla y entonces procesa la información que le vuelve del ratón y otras
percepciones sensoriales, nuestro cerebro humano recibe frecuencias de onda
desde El Campo, las traduce en partículas colapsando la función de onda,
proyecta los resultados “ahí fuera” y entonces procesa la información que le
vuelve a través de nuestros propias percepciones sensoriales.
Te invito a que intentes tú mismo un
experimento. Sal fuera, o simplemente mira a tu alrededor donde quiera que
estés, e imagina por un momento que no miras a ninguna realidad independiente u
objetiva “ahí fuera”, sino que proyectas esa realidad “ahí fuera” muy de la
misma manera que un proyector pone una película en la pantalla del cine.
«Si el modelo
holográfico del cerebro se lleva a sus conclusiones lógicas, eso abre la puerta
a la posibilidad de que la realidad objetiva (el mundo de tazas de café,
panorámicas de montaña, árboles y mesitas de noche) pudiera no existir
siquiera… ¿Es posible que lo que hay “ahí fuera” sea realmente una vasta y
resonante sinfonía de formas de onda, un “dominio de frecuencias” que se
transforma en el mundo tal como lo conocemos sólo después de que entre
en nuestro cerebro?»13
David Bohm dijo: «La realidad tangible de nuestra vida
diaria es realmente una especie de ilusión, como una imagen holográfica. Por
debajo de ella hay un orden más profundo de existencia, un nivel vasto y más
primario de realidad que genera todos los objetos y apariencias de nuestro
mundo físico, de la misma manera que una pieza de película holográfica genera
un holograma».14
«Si la
especificidad del mundo no es más que una realidad secundaria y lo que hay “ahí
fuera” es realmente un borrón holográfico de frecuencias, y si el cerebro es
también un holograma y sólo procesa algunas de las frecuencias de ese borrón,
¿qué pasa con la realidad objetiva? Dicho muy simplemente: deja de existir. A
pesar de que podemos creer que somos seres físicos moviéndonos en un mundo
físico, eso es una ilusión. Nosotros somos realmente “receptores” flotando en
un caleidoscópico mar de frecuencias.»15
Puesto en otras palabras, como dicen Fred Alan
Wolf y Lynne McTaggert: «Ahí
fuera no hay un “ahí” independiente de lo que pasa “aquí”.»16
(Mira el vídeo de ellos en ¡¿Qué
coj…!? - En la guarida del conejo pinchando aquí.)
«Lo que hay
“ahí fuera”-dice Michael Talbot- es un vasto océano
de ondas y frecuencias, y la realidad nos parece concreta sólo porque nuestros
cerebros son capaces de tomar este borrón holográfico y convertirlo en los
palos y las piedras y los otros objetos conocidos que forman nuestro mundo.»17
«¿Qué es real?,
¿cómo defines lo “real”? Si hablas de lo que puedes sentir, lo que puedes oler,
lo que puedes saborear y ver, entonces lo “real” es simplemente señales
eléctricas interpretadas por tu cerebro.»
~ Morfeo,
de Matrix
* * *
Es hora de resumir todo esto en un bonito
párrafo final....
Lo que siempre hemos creído que era nuestra
vida, nuestra realidad, no es real (según la física cuántica) sino
verdaderamente una película holográfica en 3D en la que estamos inmersos, cuyas
frecuencias de onda se han descargado desde El Campo en nuestro cerebro, donde
se traducen en partículas situadas en el tiempo y el espacio y se proyectan
“ahí fuera” para que las percibamos con nuestros sentidos.
Lo que significa que no hay una realidad
independiente y objetiva “ahí fuera”, sino una realidad enteramente subjetiva,
creada dependiendo totalmente de lo que hay “aquí”.
En breve: no hay un “fuera” ahí fuera.
«Hay evidencias
que insinúan que nuestro mundo, con todo lo que contiene (de los copos de nieve
a los arces, las estrellas fugaces y los electrones giratorios), consiste sólo
en imágenes espectrales, proyecciones de un nivel de realidad tan más allá del
nuestro que está literalmente más allá del tiempo y del espacio.»18
Se cita que también Einstein dijo: «La realidad es meramente una ilusión,
aunque muy persistente».
«Este es el
único pensamiento radical que tienes que hacer. Pero es muy radical y muy
difícil porque nuestra tendencia es a creer que el mundo ya está “ahí fuera”, independiente de nuestra experiencia. No lo está, la Física
Cuántica ha sido muy clara respecto a ello.»19
* * *
SUGERENCIA DE PELÍCULA: Nivel
trece, protagonizada por Craig Bierko (1999)
NOTAS
3. Michael
Talbot, Id. – Vuelta a la lectura
8. Doctor
Andrew Newberg, Director del Centro para la Espiritualidad y las Neurociencias,
Universidad de Pennsylvania, ¡¿Qué
coj… !? – En la madriguera del conejo – Vuelta a la lectura
9. Wikipedia, La Cuchilla de Ockham – Vuelta a la lectura
14. Ibid., pág. 54 – Vuelta a la lectura
LA EVASIÓN
Vuelta a la lista
de contenidos
Cuando salí de la Biblioteca y volví a la trasera de la sala de cine,
miré a la esfera negra que colgaba del centro del techo, con su torrente de
brillantes luces dirigidas a las pantallas envolventes IMAX.
Por fin sabía con certeza lo que era la
esfera. Era lo que proyectaba las imágenes de las películas en 3D en las pantallas,
creando así los hologramas de los que formamos parte, sumergiéndonos en ellos,
haciéndolos aparecer como nuestras vidas, nuestra realidad.
En efecto, Pribram dijo que la esfera negra
era el cerebro humano (mi cerebro humano) y que las películas que genera
no son reales en absoluto. Según la física cuántica, nada es “real” de la
manera que siempre hemos comprendido esa palabra. No sólo las sombras en el
muro de la Caverna de Platón, sino también el fuego, y los hombres en el
pasadizo que producen las sombras, y la Caverna misma también. Todo es un
holograma que entra y sale de la existencia según lo vamos observando, y, por
definición, un holograma no es real.
Pero todo esto suscitaba muchas más preguntas
de las que respondía:
~ ¿Quién o qué crea las películas holográficas
que experimento como mi realidad?
~ Si las películas que he visto y creído que
eran mi vida no son reales (junto con la sala de cine misma), ¿qué es real
entonces?
~ ¿Por qué parece que las películas contengan
tantos dramas, conflictos, dolores y sufrimientos tanto internos como externos?
~ ¿Qué significa todo esto en definitiva?
Y, quizá incluso más importante, a la luz de
los descubrimientos en física cuántica yo tenía que reconsiderar todas mis
respuestas previas a las preguntas:
~ ¿Quién soy yo verdaderamente?
~ ¿De dónde he venido?
~ ¿Cómo he llegado aquí?
~ ¿Qué hago aquí?
Me quedé allí de pie, mirando a la esfera
negra que colgaba del techo como si de repente, de una forma mágica, ésta fuera
a hablar y darme las respuestas que necesitaba.
* * *
Yo estaba a punto de cumplir sesenta y dos
años. Sentado en mi piso un día, me di cuenta de que:
~ No tenía trabajo. Me había apuntado a unas
cuantas ofertas que hubieran sido perfectas para mí, pero nadie quería
contratarme.
~ No tenía dinero y no sabía cómo iba a pagar
el alquiler del mes siguiente.
~ No tenía relaciones o a nadie a quien amar,
ninguna mujer quería ser parte de mi vida de una forma íntima.
~ Había estado casado dos veces, las cuales
fallaron después de más de 15 años debido a mis propios problemas.
~ Aunque tenía unos pocos amigos íntimos,
ninguno de ellos vivía a menos de mil quinientos kilómetros de mí en ese
momento.
~ Tenía una familia maravillosa, con tres
nietos fantásticos, pero, aparte de a mi hija y su marido, apenas los veía.
~ Había escrito dos libros sobre el SIDA y el
HIV que nadie compraba y que al parecer nadie quería leer.
~ No tenía planes para el futuro, ni idea de
cómo cambiar nada.
… y pensé:
–Mi vida no podría estar más....
La palabra que usé, si recuerdo bien, empezaba
por una “J”.
Pero cuando estaba sentado en mi piso aquel
día, haciendo recuento de mi vida y dándome cuenta de lo limitado que había
llegado a estar, no me sentí deprimido ni arrepentido, no sentí tristeza o
soledad alguna. Tampoco era apatía, ni resignación. La palabra con “J” era sólo
una costumbre sin emociones añadidas. En lugar de eso, fue un momento
desprovisto de todo juicio o resistencia a mi situación. Un momento en el que
era como si estuviese suspendido en el tiempo y me mirase a mí mismo desde
lejos, un momento en el que me rendí completamente al “lo que es” sin ningún
deseo o necesidad de cambiarlo.
Si tenía alguna reacción, era más como “Ah,
así es como están las cosas”, y lo que más sentí era gratitud por tener todavía
un techo sobre mi cabeza y la comida suficiente.
* * *
Ya que la esfera no iba a hablarme, mis ojos
la dejaron por fin y se fijaron en la puerta de la trasera de la sala, la que
tenía la señal que decía “No entrar – Extremadamente peligroso”.
Yo sabía que las respuestas que quería (las
que necesitaba) no se encontraban dentro de la sala de cine, ni en grupo
alguno, ni en la Biblioteca.
Sabía que mi vida había alcanzado un punto de
inflexión, tal vez como un alcohólico o un adicto a las drogas que toca fondo y
le echa una mirada desapasionada y sincera a su propia vida.
Sabía que estaba harto de luchar, de unirme a
este grupo y después a aquel otro, de intentar hacer que las cosas ocurrieran,
de trabajar mucho para enderezar las cosas… sólo para acabar aquí. Yo había
pasado por todo, lo había hecho todo y me había traído a casa los recuerdos de
viaje que no me valían.
Podía sentir que algo dentro de mí me empujaba
literalmente hacia esa puerta, casi como si no tuviera otra elección. Ya no
quedaba nada en la sala de cine para mí, de modo que por qué debería quedarme
cuando allá había un lugar distinto en el que nunca había estado y, además,
quedarme aquí no tenía sentido en absoluto.
Con miedo y excitación, caminé hacia la
puerta, la abrí, y pasé al otro lado.
* * *
El resto de este libro consistirá en mi
informe, escrito para ti como “explorador”, de lo que he encontrado al otro
lado de la puerta.
En este punto quiero repetir y ampliar algo
que he dicho en la introducción. No escribo este libro para intentar
convencerte de nada. Simplemente transmito información de lo que he descubierto
en mi propio viaje. Que tú creas esa información no es asunto mío y no me
interesa convencerte de que tengo razón. Si alguna vez parece que estoy
argumentando un punto para hacer que lo creas, te aseguro que no es el caso. Mi
único trabajo, según yo lo veo, es intentar pasar esa información tan clara y
completamente como sea posible, y a veces no es fácil. Me esforzaré a menudo
para asegurarme de que he expresado la información de forma que al menos puedas
comprender lo que digo, tanto si estás de acuerdo, como si no.
También te prometí en la introducción que te
diría cuándo llegamos al lugar del libro a partir del cual ya sólo puedes ir
hacia adelante, sin vuelta atrás.
Ya hemos llegado.
Por supuesto que puedes seguir leyendo el resto
del libro por pura curiosidad, manteniendo alguna distancia, sin involucrarte
demasiado, sin pasar por la puerta, leyendo como si el libro no tuviera que ver
contigo y con tu propia evolución espiritual. No hay peligro en ello. Haz lo
que quieras, y recuerda que no puedes hacer nunca nada “equivocado”.
Pero debo advertirte que, si sigues leyendo,
la información se abrirá camino en tu mente y permanecerá en ella para siempre.
Puedes hacer lo mejor que sepas para ignorarla y volver a tu vida como Humano-Adulto
dentro de la sala de cine, pero en algún momento la información comenzará a ejercer
su influjo, acaso un poquito cada vez. Y eso también está bien. Sin embargo, te
sugiero que, si de veras no quieres que esto afecte tu vida en forma alguna dejes,
de leer ahora mismo, cierres el libro y te alejes. Este libro estará siempre en
la Biblioteca de la sala de cine para cuando tú decidas volver a leerlo.
Todos los Humanos-Adultos, menos unos pocos,
se pasan el resto de sus vidas en la trasera del cine perteneciendo a algún
grupo, y también mueren allá. La mayoría no tienen ni idea de que hay una
alternativa, así que nadie puede culparles. Además, la señal de la puerta dice:
“No entrar”, y los Humanos-Adultos tienden a respetar la Autoridad. La señal
también dice “Extremadamente peligroso”, y la mayoría de los Humanos-Adultos
todavía están controlados por sus miedos.
Pero quizá tú no eres uno de ellos, y ahora ya
sabes que sí que hay una alternativa.
* * *
Quiero darte tanta información como pueda para
que tomes la decisión de cómo quieres continuar, y en este punto voy a
introducir una metáfora nueva, una que parece muy conocida....
«La
metamorfosis completa de una mariposa se ha usado como metáfora de la vida
eterna, ya que el gusano “terrestre” se transforma en la “mariposa etérea”», como dice la enciclopedia New World.1
He dicho antes que el Universo muestra muchos
indicios y pistas a plena luz para que los veamos y comprendamos cuando estemos
preparados. La metamorfosis de la mariposa es uno de ellos, de modo que no me
sorprende que varios escritores lo hayan escogido de cuando en cuando.
Sin embargo, su metáfora es incorrecta de
nuevo porque se basa en una hipótesis defectuosa.
La metáfora de la metamorfosis no tiene nada
que ver con la “vida eterna”, y lo tiene todo con convertirse en mariposa en el
aquí y ahora.
Vamos a comprender primeramente que
“metamorfosis” es en efecto una serie completa de cambios por las que atraviesa
un insecto desde el huevo al adulto. La metamorfosis consta generalmente de
cuatro etapas, que podemos comparar fácilmente con lo que hemos hablado sobre
la sala de cine:
Primera etapa: el embrión o huevo; a saber, el
Humano-Niño
Segunda etapa: la larva (u oruga); a saber, el
Humano-Adulto
Tercera etapa: la pupa o crisálida; a saber,
lo que viene tras “la puerta”
Cuarta etapa: el adulto o imago; a saber, los
así llamados “iluminados espiritualmente”
Hablamos en este momento de la transición de
la Segunda etapa, un Humano-Adulto, a la Tercera etapa, la pupa. Eso es
precisamente lo que pasa cuando atraviesas la puerta en la trasera del cine.
En la metamorfosis de los insectos, en el
estado de pupa la oruga se transforma en su forma adulta (la imago).
«Durante el
tiempo de la pupación se forman las estructuras adultas del insecto, mientras
que las estructuras de larva se diluyen. Las pupas están inactivas y
generalmente sésiles (no son capaces de moverse al estar ligadas a un
substrato). Tienen una dura cubierta protectora y frecuentemente utilizan
camuflajes para escapar de posibles predadores.»2
Esa “dura cubierta protectora” toma formas distintas
en insectos diferentes, pero se la conoce más comúnmente como “capullo”.
Para ser más preciso, la mayoría de las mariposas
no tienen un “capullo”, en su lugar tienen una “crisálida”. Un “capullo” es un
envoltorio sedoso segregado por una oruga. Este envoltorio encierra totalmente
a la oruga durante su transformación en polilla, por ejemplo. Una “crisálida”
se crea cuando una oruga que se transformará en mariposa se desprende de la
capa exterior de su piel, lo que deja una carcasa dura que cuelga de una hoja o
ramita en la que se encierra para la transformación.
Pero en mi metáfora de la metamorfosis de la
mariposa voy a tomarme una licencia literaria y en adelante utilizaré la
palabra “capullo” en preferencia a “crisálida”. Después de todo es sólo una
metáfora y “capullo” es mucho más fácil de escribir y de pronunciar, y mucho
más conocido comúnmente. (N. del T. A pesar de lo que escribe el
autor, en adelante se utilizará la palabra “crisálida” para evitar que el
lector sea distraído por las connotaciones coloquiales negativas que tiene la
palabra “capullo” en Español.)
Así que, si decides atravesar la puerta de la
trasera del cine, abandonarás la segunda etapa y entrarás en la tercera,
penetrarás en una crisálida. Una de las razones por las que me gusta tanto esta
metáfora es porque hay muchas similitudes entre la crisálida de una oruga y lo
que hay al otro lado de la puerta. Si das ese paso, esto es lo que puedes
esperarte…
Una crisálida es pequeña, recluida, desolada,
solitaria y oscura, y significa la muerte de la oruga; allí es exactamente
donde te encontrarás. Sabe que a partir de ahora no caminarás en la cegadora
luz de la dicha eterna. En vez de eso, las cosas parecerán lo mismo de siempre
durante los primeros días, según comienzas lo que es conocido (pero en última
instancia mal comprendido) por varias religiones dentro de la sala de cine como
“la noche oscura del alma”.
«La “Noche
oscura del alma” se usa para describir una fase de la vida espiritual de una
persona, marcada por un sentimiento de soledad y desolación… Las tradiciones
espirituales en todo el mundo se refieren a ello… El término “noche oscura”
(del alma) se usa en la Cristiandad para una crisis espiritual en el camino
hacia la unión con Dios… A un creyente que pasa por esa noche oscura, habitualmente
las disciplinas espirituales (como la oración y la devoción constante a Dios)
le parece que pierden de repente todo su valor de experiencia; la oración
tradicional se hace extremadamente difícil y sin gratificación por un amplio
período de tiempo… La persona puede sentir como si Dios la hubiese abandonado
de repente, o que su vida de oración se ha desmoronado… Sin embargo, más que
un resultado devastador, la noche oscura se percibe por los místicos y otros
como una bendición disfrazada por la que la persona es despojada del éxtasis
espiritual asociado a los actos virtuosos. Aunque la persona parezca que
decaiga por un tiempo en sus prácticas virtuosas, en realidad se ha hecho más
virtuosa, puesto que es virtuosa más por un auténtico amor a Dios que por las
gratificaciones espirituales obtenidas.»3
Digamos simplemente que, en tu crisálida al
otro lado de la puerta, experimentarás situaciones que pondrán a prueba todas y
cada una de las creencias, teorías, opiniones, juicios y actitudes que hayas
tenido jamás y que hayas considerado sagradas; y que nada de tu formación
anterior en cualquier filosofía espiritual o técnica de autoayuda te va a hacer
el más mínimo bien.
Por ejemplo, las filosofías espirituales o
prácticas de autoayuda que están concebidas para alterar tu estado de
consciencia, como la meditación, las técnicas respiratorias y el análisis de
los sueños, son lo último que quieres hacer dentro de tu crisálida, porque
necesitas estar en un control completo y consciente de todas las facultades de
tu mente (no digo que puedas recorrer tu camino hacia ser una mariposa
simplemente “pensando”, pero aprenderás rápidamente que cualquier técnica o
práctica que hayas podido aprender en la trasera del cine que suponga cerrar
los ojos te dirigía en realidad en la dirección opuesta a donde querías ir.
Todo lo que necesites para ser una mariposa aparecerá justo frente a ti:
querrás estar muy despierto y totalmente centrado en el “aquí y ahora”).
«Sólo
hipotéticamente: ¿qué pasaría si vieras que para conseguir la iluminación de la
que hablas tuvieras que rechazar todas las técnicas que hubieras recibido?,
¿podrías abandonar todo el conocimiento que has adquirido?»4
¿Cómo de “oscura” será esa “noche oscura”? Eso
depende de ti. Todo lo que puedo decir por ahora es que la intensidad de la
“oscuridad” dependerá de cuánto te resistas a abandonar y morir, de la misma
manera que una oruga podría hacer un infierno de su transformación si luchara
contra ella dentro de la crisálida.
¿Qué otra cosa puedes esperar si atraviesas la
puerta? Estar completamente solo. Todas las orugas tienen su propia crisálida, tú
también. Eso no quiere decir que tengas que desconectarte de la familia y los
amigos y marcharte al bosque por ahí solo, aunque algunos lo han hecho; pero tu
familia y amigos no serán capaces de ayudarte, ni comprenderán lo que haces, ni
por qué. Sólo aquellos que ha ido antes que tú (los exploradores) tendrán idea
de por lo que estás pasando, pero el contacto con ellos ocurre raramente
mientras estás en la crisálida. Lo que significa que no habrá un grupo para
apoyarte o consolarte como había en la trasera del cine, tienes que
arreglártelas solo.
¿Cambiarán las películas que veías en el cine?
No realmente, no tanto al principio, pero definitivamente hay un cambio en su
propósito: de conducirte a más limitación en el cine, a darte la oportunidad de
romper tu crisálida como mariposa en algún momento. Tendrás que leer la parte
siguiente de este libro para comprender bien ese concepto.
Quizá la expectativa más inquietante al
atravesar la puerta hacia tu crisálida sea tu muerte cierta. Una oruga tiene
que “morir” para convertirse en una mariposa. Tú también debes morir (o sea, el
“tú” que crees “tú” debe morir), sólo a través de esta muerte puedes descubrir
quién eres realmente.
¿Cuánto tiempo vas a estar en la crisálida?
«El estado de
pupa puede ser breve; por ejemplo, dos semanas para las mariposas monarca. O
bien la pupa puede entrar en dormición o diapausa hasta que llegue la estación
apropiada para el adulto… El estado de pupa puede durar semanas, meses,
incluso años.»5
Por informes de otros dos exploradores y por
mi propia experiencia, puedo decir que probablemente estarás en la crisálida
unos dos o tres años. No es que todo ese tiempo vaya a ser la “noche oscura del
alma”, la cosa se hace más fácil según te vas acercando al final. Pero deberías
prepararte a no emerger como mariposa enseguida, digamos la semana próxima o el
año que viene.
Suena divertido, ¿verdad? De hecho lo es, o
puede serlo una vez que te “cuelgas” de ello (no quiero hacer un juego de
palabras… una crisálida cuelga de una hoja o… bueno, no importa).
Pero considera esto: si decides escalar el
monte Everest, debes prepararte para mucho entrenamiento duro y condiciones
difíciles de cara a alcanzar la cumbre. Si quieres ser un nadador olímpico,
tienes por delante años de sacrificar tu vida “normal” y muchas horas al día en
la piscina y con las pesas sólo para intentar clasificarte, y tampoco en ese
caso hay garantía de medalla. Dudo que ningún buen entrenador te endulzara toda
la preparación por la que debes pasar si quieres alcanzar objetivos tan
elevados. Lo mismo ocurre en ese caso.
Por otra parte, nadie intenta escalar el
Everest, o ganar un oro olímpico, o emprender cualquier reto, sin saber que el
resultado merece la pena al final. Eso sería verdaderamente descabellado. En
este caso, lo que te espera como mariposa es alegría, abundancia, poder y amor constantes,
ciertos y duraderos. Bueno, quizá. Yo todavía estoy en la última parte de mi
estado de crisálida, así que no puedo garantizar nada. Lo que sí puedo decir
desde mi situación actual es que estoy experimentando todas las cosas que deseé
y creí posibles cuando aún estaba en la sala de cine como Humano-Adulto:
verdadera alegría, paz de espíritu, más abundancia que la que podría haber
imaginado, descanso total del estrés y las preocupaciones, más diversión y
entusiasmo del que podría soñar, prácticamente sin drama y conflicto, sin dolor
ni sufrimiento, y mucho más amor y gratitud por mí mismo, por todos los demás, y
por todo el Universo en su conjunto.
Además tengo las respuestas que necesitaba
para mis preguntas y, quizá más importante aún, ya no tengo más dudas.
Para mí, ya sólo eso hace que el viaje merezca
la pena, y todavía no he llegado al final.
* * *
Me parece gracioso que Jed McKenna, en su Trilogía
de la Iluminación, se pase todo el primer libro diciéndolo todo sobre cómo
es estar “iluminado espiritualmente”, pintando para ello una imagen muy bella,
acertada y atractiva. Luego, en el libro segundo, pone muy en claro qué difícil
y exigente es llegar allá, utilizando ejemplos de la autolisis espiritual de
Julie y de los trabajos del Capitán Ahab en Moby Dick. Pero en el libro tercero
parece que Jed se esfuerce grandemente para intentar convencerte de que no
vayas allá sino que te quedes en la sala de cine como Humano-Adulto.
«¿Quién quiere
ser arrojado permanentemente a la deriva en un mar sin orillas? ¿Quién quiere
pasar el resto de su vida rodando por el espacio infinito? Nadie, por supuesto.
¿Cuál es el propósito de no tener propósitos? ¿Cómo puedes no querer nada?»6
Es cierto. Lo que se llama “iluminación espiritual”
no es en absoluto lo que la gente sueña que es, y, a pesar de lo que algunos
maestros y gurús hayan dicho, no es algo que ocurra de un día para otro en un
enceguecedor estallido de luz, o como resultado de una sesión especial de
meditación en la que de repente estás en comunicación con Dios. Llegar allá es
extremadamente difícil y exigente, pero también lo es llegar a la cumbre del
Everest. Es verdad que podrías quedarte en el campamento base y disfrutar del
panorama y agradecer la belleza y tener una vida bastante decente. O podrías
ascender al pico.
¿Por qué querría nadie hacer eso? Porque está
ahí, claro, y porque simplemente tú no puedes no hacerlo. Porque
hay algo dentro de ti que te dice que tienes que pasar por esa puerta.
Para alguna gente la elección es fácil y
clara. ¿depara qué sirve quedarse dentro de la sala de cine cuando sabes que no
es real y que las respuestas que buscas no están allí?
Para otros la elección puede ser muy dura,
especialmente para Humanos-Adultos jóvenes (de edad cronológica) que tienen
toda su vida por delante de ellos. Me pregunto si se necesita haber pasado un
cierto tiempo en la sala de cine antes de que uno esté preparado para
considerar otra opción. En definitiva, hay mucha diversión y disfrute y placer
que encontrar como Humano-Adulto (aunque sea limitado y restringido) como para
que alguien de veinte o treinta años pueda estar tan ansioso de perdérselo.
Pensar en dejar tu grupo y acabar totalmente solo antes de experimentar todo lo
que la Caverna tiene que ofrecer puede no ser tan atractivo.
Por supuesto que también es posible que los
jóvenes no me crean cuando les digo que las respuestas que buscan no se pueden
encontrar dentro del cine. A lo mejor es que no quieren creerme,
ya que acaban de unirse al grupo que creen que puede ofrecerles la
alegría, abundancia, poder y amor constantes y duraderos que buscan y quieren
darle una oportunidad. Estoy totalmente de acuerdo con eso: da todo lo que
tengas y todo el tiempo que puedas. Nada de lo que hagas puede estar
“equivocado”, la puerta en la trasera de la sala siempre estará allí.
Pero al escribir este libro he pensado a
menudo si no podría estar dirigiéndome casi exclusivamente a la “Generación de la
Explosión Demográfica”, los “Baby Boomers” (*), a los antiguos hippies que
ahora tienen entre cuarenta y muchos y sesenta y muchos y que se han pasado el
tiempo suficiente en la trasera del cine como para valorar sus limitaciones y
no tener prácticamente nada que perder si atraviesan la puerta. Ya veremos.
(*)
(N. del T.: Generación de los nacidos entre 1946 y 1964, fuente Wikipedia.)
* * *
Así que ahí queda eso. Eso es todo lo que
puedo decir para ayudarte a tomar tu decisión.
La puerta está ahí, frente a ti, sin llave y
lista para que pases por ella (de pasada, ¿te he dicho ya que cuando la
atravieses se cerrará y se bloqueará tras de ti y que nunca podrás cambiar de
opinión?)
Como dije al principio, es tu elección.
* * *
SUGERENCIA DE PELÍCULA: El
show de Truman, protagonizada por Jim Carrey
(1998)
NOTAS
3. Wikipedia, Noche oscura del alma – Vuelta a la lectura
6. Jed McKenna,
Id. – Vuelta a la lectura
DENTRO DE LA CRISÁLIDA
Vuelta a la lista de contenidos
Nada hay en la oruga que te diga que se convertirá
en mariposa.
~ R.
Buckminster Fuller
PREFACIO A LA SEGUNDA PARTE
¡Bienvenido a tu crisálida!
El ruido que acabas de oír era el de la puerta
cerrándose y bloqueándose tras de ti, así que no perdamos el tiempo...
(Por cierto, lo que sucede a menudo al
principio de entrar en tu crisálida es que recibes un regalo del “Universo”, una
pequeña “recompensa” por haber dado tu primer paso hacia la auto realización.
Eso será diferente para cada uno, de modo que querrás estar abierto y alerta
como un centinela. Es bueno expresar alguna gratitud, a nadie en particular si
así lo deseas, cuando llegue el regalo.)
* * *
Antes de empezar hay que hacer una distinción
importante entre un “sistema de creencias” y un “modelo”.
Un modelo se define como «una descripción esquemática de un sistema,
teoría o fenómeno que es la causa de sus propiedades conocidas o deducidas y
que puede utilizarse para un estudio posterior de sus características»,1 y también como «una
descripción sistemática de un objeto o fenómeno que comparte características
importantes con ese objeto o fenómeno. Los modelos científicos pueden ser
materiales, visuales, matemáticos o computacionales y se usan a menudo en la
elaboración de teorías científicas».2
Hay una definición más sencilla en Answers.com
que dice que «un modelo
científico es una representación de un objeto o sistema. Un ejemplo de modelo
científico sería el diagrama de una célula, o un mapa… ¡incluso la maqueta de
un cohete!»3
En otras palabras, un modelo toma la evidencia
que ya tenemos (en nuestro caso los resultados de los experimentos científicos
en física cuántica e investigación cerebral) y desarrolla una teoría o
representación de cómo puede aplicarse esa evidencia si se lleva al nivel
siguiente.
Un modelo se elabora
para que sea examinado y puesto a prueba y ver cómo de bien funciona.4
Por otra parte, un “sistema de creencias” se
forma a menudo en contradicción con las evidencias de las que se dispone y no
puede soportar comprobaciones ni desafíos. De hecho, un sistema de creencias
intenta evitar que se lo examine o se lo ponga a prueba cueste lo que cueste.
El resto de este libro hablará de modelos, no
de sistemas de creencias. Estos modelos han sido examinados y se ve que
funcionan.
No se te va a pedir que creas nada. En lugar
de eso, se te invita a que compruebes estos modelos por ti mismo y se te anima
a ello.
Todo lo que puedo decir como tu explorador es
que los modelos que presentaré han funcionado para mí y me han traído donde
estoy hoy, aquí, mirando en pie al Océano Pacífico, un lugar verdaderamente
asombroso en el que me encuentro feliz.
NOTAS
3. Answers.com, qué es un modelo científico – Vuelta a la lectura
4. Wikipedia, modelo científico – Vuelta a la lectura
CAPÍTULO 9
EL MODELO DE LA CONSCIENCIA
Vuelta a la lista de contenidos
Ramana Maharshi enseñaba que se puede conseguir el estado de mariposa
simplemente así: «pregúntate
a ti mismo una vez y otra “¿quién soy yo?”»1
«La pregunta “¿quién
soy yo?” acabará con todos los demás pensamientos y, como el palo que se usa
para remover la hoguera ardiente, también la pregunta misma será destruida al
final. Allí, entonces, surgirá la Autorrealización.»2
Eso es mucho más fácil de decir que de hacer.
Como cualquier otra enseñanza en la trasera del cine, si funcionase hoy habría
un montón de mariposas poblando la Tierra.
De manera que vas a tomar un camino un poco diferente,
que sí funciona. Durante aproximadamente los próximos dos años en
tu crisálida vas a enfocarte en responder la pregunta “¿quién no soy yo?”,
junto a la pregunta “¿qué es verdad?”. Eso es lo que, como mínimo, ha
funcionado para mí y para otros exploradores y nos ha llevado donde estamos
hoy.
Esencialmente, antes de que puedas encontrar
la verdadera respuesta a “¿quién soy yo?”, tienes que despojarte de
todas las respuestas falsas que has ido recolectando durante toda tu
vida, especialmente aquellas que hayas recogido mientras pertenecías a varios
grupos en la trasera del cine.
Recuerda que para que una oruga se transforme
en mariposa, lo primero que debe darse cuenta es de que ya no es una oruga.
«Durante el
estado de pupa se forman las estructuras adultas del insecto, mientras que las
estructuras de la larva se deshacen.»3
Vamos entonces a echar una mirada más profunda
a algunas de las creencias comúnmente mantenidas en el asunto de “¿quién soy
yo?”, y si son ciertas o no. Una de las más comunes, que se ha hecho muy
popular entre los grupos New Age, es: “tú creas tu propia realidad”, pero, ¿es
eso cierto?
Primeramente, puesto que la New Age parece que
no llegó a averiguar nunca que la “realidad” es verdaderamente una imagen
holográfica y no “real” en absoluto, la frase no es cierta ya de entrada, pero
eso es sólo un error menor. Me ofrezco voluntario a enmendar ligeramente ese
eslogan para que se ajuste a las leyes de la física cuántica y diga: “tú creas
tu propio universo holográfico”, y así podremos enfocarnos en los asuntos
importantes.
“Tú creas tu propio universo holográfico.”
¿Es eso cierto?
Si es así, entonces ¿quién es exactamente el
“tú” que crea tu propio universo holográfico?
Vamos a verlo retomando nuestro estudio de la
física cuántica desde donde lo dejamos en la última parte. Dijimos:
«Lo que hemos
creído siempre que era nuestra vida, nuestra realidad, no es real (según la
física cuántica) sino realmente una película holográfica en 3D en la que
estamos inmersos, y cuyas frecuencias de onda se han descargado desde El Campo
a nuestro cerebro, donde se traducen en partículas que se sitúan en el tiempo y
el espacio y se proyectan “ahí fuera” para que las percibamos mediante nuestros
sentidos.»
…y la pregunta que hacíamos es: “¿quién o qué
crea las películas holográficas que experimento como mi realidad?”
Recordarás que un holograma es un proceso en
dos etapas, y que en la segunda etapa el rayo de referencia era dirigido a la
placa (o película) holográfica que contenía el objeto, de cara a hacer que el
objeto saliera a la “realidad”.

De lo que no hemos hablado todavía es de que
una sola pieza de película holográfica es capaz de almacenar muchísimos objetos;
de hecho la holografía puede reemplazar pronto otras técnicas basadas en láser
por la capacidad que tiene de contener tanta información. («La ventaja de este tipo de almacenamiento
de datos es que es el volumen del medio de grabación lo que se utiliza, en
lugar de sólo su superficie.»4)
Cuál o cuáles objetos sean los que emergen
cuando diriges un rayo de referencia a la película dependerá del ángulo de ese
rayo. Dicho de otra manera, tú puedes elegir qué imágenes holográficas crear,
usando ángulos diferentes para que el rayo de referencia seleccione exactamente
los que quieres de entre los patrones de onda almacenados en la película
holográfica
Ahora vamos a aplicar eso a nuestro universo
holográfico…
Alguna clase de rayo de referencia (no sabemos
qué aún) es dirigido al Campo, que es como una pieza gigante de película
holográfica que ya contiene todas las frecuencias de onda necesarias para un
número infinito de hologramas, y allá que emerge la “realidad”.

Ahora podemos hacer nuestra pregunta más
específicamente. ¿Quién o qué es el rayo de referencia que escoge
ciertas frecuencias de onda de El Campo para crear nuestra realidad holográfica?
La mejor respuesta que hasta ahora haya dado
nadie es la consciencia. La Consciencia es lo que escoge las
frecuencias de onda precisas en El Campo y las descarga al cerebro humano, que
las convierte en partículas de espacio/tiempo y hace surgir nuestra “realidad”.

Por supuesto que este proceso no es bidimensional,
ni lineal, como se refleja en la imagen.
Una descripción más realista estaría formada
por círculos concéntricos tridimensionales (esferas), con la “realidad” en el
centro, El Campo a su alrededor, y la consciencia rodeando el Campo.

Podrías verlo como una manzana, cuyo corazón
es la “realidad”, El Campo es la carne que te comes, y la consciencia es
la piel. Sin embargo, estamos estancados en las imágenes bidimensionales ahora
mismo, al menos hasta que podamos hacer este libro holográficamente.
* * *
La consciencia es lo que escoge las
frecuencias de onda determinadas en El Campo y las descarga en el cerebro
humano, el cual las convierte entonces en partículas de espacio/tiempo y hace
surgir nuestra “realidad”.
Aquí es donde los físicos cuánticos se dividen
en dos grupos principales. Los de un grupo (los científicos “puros”) no pueden
aceptar esta propuesta, aunque es la más lógica y sencilla y por lo tanto
satisface la Cuchilla de Ockham y el principio de parsimonia. Eso ocurre porque
la consciencia no se puede medir ni tratar en la forma científica habitual.
La consciencia no se presta bien a las ecuaciones matemáticas o a la
investigación estadística.
Pero hay un número significativo de
científicos cuánticos que comprenden que la consciencia no es sólo la
mejor respuesta, sino también con la pueden trabajar mejor. Uno de ellos es el
doctor Amit Goswami, a mi parecer uno de los mayores pensadores de nuestro
tiempo. El doctor Goswami es Catedrático Emérito en Física Teórica de la
Universidad de Oregón, Investigador Principal Residente en el Instituto de
Ciencias Noéticas, y autor de ocho libros sobre Física Cuántica, incluyendo El
Universo autoconsciente y Ciencia y Espiritualidad: una integración
cuántica. El doctor Goswami dice:
«La Física
Cuántica nos permite ver directamente que sólo podemos darle un sentido al
mundo si lo basamos en la consciencia. El mundo está hecho de consciencia, el
mundo es consciencia… La Física Cuántica lo pone tan claro como la luz del día…
La Consciencia debe estar implicada… así que, por primera vez, la ciencia se
encuentra con el “libre albedrío”. La consciencia es libre porque no existe descripción
matemática del objeto en nuestra ciencia; sólo los objetos pueden ser descritos
matemáticamente, y sólo hasta el punto de que son posibilidades. La cuestión
sigue siendo primordial: ¿quién es el que “escoge”? Y entonces vemos que… vemos
que existe la libertad de elección, y que desde esa libertad de elección
proviene nuestra experiencia real.»5
El doctor Jeffrey Satinover, catedrático de la
Universidad de Yale, lo piensa así:
«Si propones
que hay un mundo intangible que efectúa el mundo tangible de nuestra
experiencia, y si dices entonces que “esto es lo que dice la mecánica cuántica”
(concedemos que esto es una manera imparcial de intentar poner en cualquier
idioma algo que es dificilísimo de captar), ello nos lleva entonces, de forma
bastante natural, a la conclusión de que la mecánica cuántica dice que hay un
mundo espiritual que hace esta elección, que hay otro mundo que es intangible y
que efectúa el mundo físico e influye en él. Sin embargo, esta intangibilidad
es el fundamento de la realidad física. Podrá ser intangible, pero es (bueno,
no podemos decir realmente qué es y por qué está ahí) pero de hecho es la
característica más fundamental de la materia.»6
Fred Alan Wolf, físico teórico, lo dice de
esta manera:
«La Física
Cuántica dice que la consciencia juega un papel en el Universo. Dice que hay un
subterráneo secreto que parece que efectúa la realidad en la que vivimos, y que
esta realidad en la que vivimos no es en absoluto lo que parece ser.»7
Y el doctor Andrew Newberg, director del
Centro de Espiritualidad y Neurociencias de la Universidad de Pennsylvania,
pregunta:
«Si vivimos o
no simplemente en un gran “Holodeck” es una cuestión para la que no tenemos
necesariamente una buena respuesta… Es concebible que toda esta realidad sea
sólo una gran ilusión… Entonces, ¿cuál es la relación entre consciencia y
realidad material?, ¿puede derivarse el mundo material realmente de una
realidad de la consciencia?, ¿puede ser la consciencia misma lo fundamental
del universo, por así decirlo, en lugar de la “fría y oscura materia”, u otros
aspectos de la materia que los físicos han buscado?... Quizá eso tenga algo más
que ver con la consciencia. En ese aspecto, entonces, podemos pensar realmente
que el universo es más un estado de consciencia… mucho más eso que la realidad
material que contemplamos normalmente.»8
Así pues, cierta cantidad de científicos
cuánticos altamente respetados y considerados han dllegado a la conclusión de que
es la consciencia lo que escoge las frecuencias de onda exactas de El
Campo, aquellas que quiere usar para crear nuestras experiencias holográficas.
Sin embargo, como ocurre con El Campo, nadie
puede probar que la consciencia exista. Pero, también como con El Campo,
cuando suponemos que “la consciencia debe estar involucrada”, como
dice el doctor Goswami, entonces podemos construir con éxito un modelo de cómo
funciona nuestro mundo y usar ese modelo para aplicaciones muy prácticas y competentes
en el día a día.
De manera que la declaración “tú creas tu
propio universo holográfico” no es cierta, ya que el “tú” que tú
crees que eres, el que está en el lado “realidad” de El Campo, no crea esa
realidad. Estaría más cerca de la verdad decir: “tu consciencia crea tu
propio universo holográfico”.
Pero, ¿qué es exactamente la consciencia?
Si quieres echarte unas buenas risas, pulsa aquí para ver un vídeo corto de ¡¿Qué
coj…!? - En la madriguera del conejo, donde
algunas de las personas más brillantes en el campo de la física cuántica
intentan dar una respuesta.
Bueno, cuando hayas terminado de reírte, por
favor, agradece la honradez y la humildad con las que estas grandes mentes
forcejean con la pregunta, porque no es nada fácil definir la consciencia.
El diccionario Merriam-Webster define consciencia
como «la cualidad o estado
de ser consciente, especialmente de algo dentro de uno mismo».9
En la Filosofía: «en su nivel más básico, puede decirse que
la consciencia es el proceso de un pensador que enfoca su pensamiento en
algún aspecto de la existencia».10
«En los seres
humanos, la consciencia se comprende que incluye el “meta conocimiento”,
o conocimiento de que uno es consciente».11
«En muchas
enseñanzas espirituales, consciencia es sinónimo del alma humana o
espíritu, la parte inmortal del ser humano; y la alta consciencia, también es
llamada super consciencia (Yoga); consciencia objetiva (Gurdjieff); consciencia
búdica (Teosofía); consciencia de Dios (Sufismo e Hinduismo); consciencia de
Cristo (Pensamiento Nuevo); y consciencia cósmica. Son expresiones utilizadas
para significar la consciencia de un ser humano que ha alcanzado un nivel más
alto en el desarrollo evolutivo.»12
Pero, «podríamos vernos forzados a admitir que la consciencia, como los
conceptos infinito y onda/partícula en mecánica cuántica, es una propiedad que
no puede ser intuida directamente. La consciencia (como la gravedad, la masa y
la carga) puede ser una de esas propiedades irreducibles del universo para las
que no es posible una explicación más a fondo».13
Si visitas Answers.com y Wikipedia.com y
buscas consciencia, encontrarás ensayos y ensayos (docenas de ellos) de
respetados investigadores que intentan explicar qué es la consciencia,
todos bajo aspectos ligeramente diferentes de la palabra.
Para mí, la última de las citas es quizá la
más significativa y la que más merece repetirse:
«La consciencia
(como la gravedad, la masa y la carga) puede ser una de esas propiedades
irreducibles del universo para las que no es posible una explicación más a
fondo.»
Creo que está claro entonces que nadie sabe
exactamente qué es la consciencia, o cómo definirla apropiadamente. La
verdad es que no lo sabremos nunca, sólo sabemos que tiene que existir. De
hecho, nosotros somos incapaces de saberlo y siempre seremos incapaces de saberlo,
simplemente porque, respecto de la consciencia, estamos al otro lado de El
Campo y nuestros cerebros (al menos según Pribram) han sido creados como
receptores y traductores holográficos, y en el otro lado de El Campo no tenemos
ni la capacidad ni la habilidad de acceder o procesar información alguna.
Lo que sí sabemos es que la consciencia
no es el cuerpo, ni el cerebro, ni el intelecto, ni la mente, ni otra cosa
alguna en el universo holográfico. No es una cosa, es la creadora de todas las
cosas.
¿Acaso estoy diciendo que nosotros (el “yo”
que escribe este libro y el “tú” que lo lee) no tenemos consciencia? No,
lo que digo es que la palabra consciencia se ha destinado a significar
muchísimas cosa en nuestro universo holográfico, y que entonces es muy confuso
usarla para describir lo que existe en el otro lado de El Campo.
Sí, nosotros (“tú” y “yo”) tenemos una clase de
consciencia, que es la auto consciencia. Somos conscientes de “nosotros mismos”,
y somos conscientes de ser conscientes. Como dice el diccionario: «La cualidad o estado de ser consciente,
especialmente de algo dentro de uno mismo».
Eso está bien, pero esa no es la consciencia
de la que hablamos, la que escoge las frecuencias de onda en El Campo.
Dijo René Descartes que: «pienso, luego existo». Descartes vivía dentro del cine, como todo el mundo, y, como he dicho
antes, en la física cuántica encontramos que lo opuesto a lo que siempre hemos
creído es lo que realmente está más cerca de la verdad: «Existo, luego pienso».
La consciencia de la que hablamos ahora
es el “Yo soy”. Tú, y yo, y nuestra auto consciencia, somos el “Yo pienso”.
* * *
Durante mucho tiempo he dudado hacer esto,
probablemente como reacción a los dos diccionarios completos de palabras y significados
nuevos que L. Ron Hubbard creó para la Cienciología. Ni siquiera me gusta leer
poesía, me gusta leer un lenguaje llano que tenga palabras y significados
claros y muy aceptados.
Pero por causa de toda esta confusión sobre la
palabra consciencia, y ya que este concepto es de comprensión tan
esencial en tu camino a convertirte en mariposa, siento la necesidad de salir
con una etiqueta nueva para describir apropiadamente la consciencia en
el otro lado de El Campo (esa “propiedad irreducible del universo”) y
diferenciarla de nosotros, que estamos en este lado de El Campo.
Ya muy al principio decidí no utilizar
términos como “yo superior”, “poder superior”, “consciencia superior” o “yo
ampliado”, puesto que también han sido demasiado utilizados e incomprendidos.
Francamente, todos ellos llevan al Humano-Adulto en la dirección exactamente
opuesta a la que debe ir si quiere convertirse en mariposa. Pronto veremos por
qué.
Del mismo modo, no quise utilizar “alma”, o
“espíritu”, o nada que tuviese connotación religiosa alguna. Esto no va de
teología, ni de maestros ascendidos, ni de niveles superiores de
espiritualidad.
Al final me decidí por el término “Yo Infinito”,
que si bien es cierto que supone algunas conjeturas, se revela muy útil para
nuestros propósitos finales.
Las conjeturas son que cualquier clase de
consciencia que exista al otro lado de El Campo, tiene cualidades y atributos
infinitos, tales como:
~ alegría infinita
~ abundancia infinita
~ sabiduría infinita
~ poder infinito
~ amor infinito sin condiciones
~ y un deseo infinito de jugar y expresarse a
sí misma creativamente14
Esto puede resultar que es la “Verdad”, o no.
Quizá lo sabremos cuando muramos, quizá no. Pero por ahora esto es lo más cerca
de la verdad que podemos estar y, como ocurre con el concepto de El Campo,
proporciona un modelo muy factible para continuar nuestra transformación en
mariposa.
También cumple el objetivo de hacer una
distinción clara entre el Yo Infinito a un lado de El Campo, y “tú” y
“yo”, que caminamos por ahí en cuerpos holográficos sobre una Tierra
holográfica, en el otro. Por lo tanto, el Yo infinito no es el “yo” que
escribe estas palabras, ni tampoco es el “tú” que las lee (en el próximo
capítulo le daré un nombre diferente a esos “yo” y “tú”).
Quiero recalcar que cuando digo “Yo Infinito”
hablo de una conciencia sola e individual y no de una consciencia en
general (como se usa la palabra algunas veces), o de una “consciencia colectiva”,
o “consciencia cósmica”, o “Dios”. Cada uno de nosotros tiene un Yo Infinito
(dentro de la sala de cine quizá quien más se ha acercado a este concepto, me
parece a mí, ha sido Jane Roberts en sus novelas La trilogía de Oversoul (superalma)
Siete15 , basadas en “material de Seth”).
Así pues, de ahora en adelante me referiré al Yo Infinito como el que
escoge las frecuencias de onda precisas en el Campo y las descarga en un
cerebro humano, que a su vez las convierte en partículas de espacio/tiempo y
hace surgir nuestra “realidad”.

Antes de proseguir, quiero ser muy claro sobre
ese Yo Infinito, porque no quiero confusión alguna con otros conceptos
que puedas haber desarrollado en la sala de cine.
El Yo Infinito no es tu “yo superior”, ni
tu “yo expandido”. Hay dos cosas erróneas en el término “yo superior”: una es
la palabra “superior”, y la otra es la palabra “yo”.
Primeramente, “superior” no es relevante aquí.
Es una palabra para expresar un juicio, una comparación. Veremos pronto que el
juicio es el pegamento que mantiene unidas las ilusiones en la sala de cine. La
palabra “yo” implica que lo que pensamos como nuestro “yo” tiene una versión
superior. Pero lo que pensamos como nuestro “yo” no es cierto, no es cierto
para nada. De hecho, a lo que vamos con todo esto es al “no-yo”, así que lo
último que queremos pensar en términos del Yo Infinito es que sea alguna
clase de versión expandida de nosotros mismos, no lo es.
Tampoco es el Yo Infinito ninguna
versión “avanzada”, o “espiritualizada”, o “ascendida”, o “purificada”, o
“mejor” de tí mismo. Como tampoco es ninguna versión “iluminada”, o
“evolucionada”, o “avatar”, o “sagrada” de ti. No es algo que llegarás a ser si
creces. Tú nunca te “convertirás” en tu Yo Infinito, hagas lo que hagas,
o cómo de “bueno” seas, o cuánto medites, o comas sólo comida ecológica, o
reces, o lleves a cabo ciertas ceremonias o liturgias.
No es “Dios”, ni “Todo lo que Es”, ni Alá, ni
Jehová, ni Yaveh, ni “El Origen”, tampoco.
Tampoco es tu súper consciencia, consciencia
objetiva, consciencia Búdica, consciencia de Dios, consciencia de Cristo,
consciencia universal, o consciencia cósmica. Todo eso son versiones de la
verdad en la sala de cine y, por lo tanto, sesgadas. Es consciencia,
sí, tu consciencia, pero no la consciencia que experimentas como
ser humano, que es la autoconsciencia.
Aunque estás en comunicación constante con tu Yo
Infinito (tanto si te das cuenta como si no), tú y él existís en dos mundos
enteramente distintos, en lados diferentes de El Campo. La mejor analogía que
puedo pensar es en la de un astronauta en la Luna, que te representa a ti, y el
Control de la Misión en Houston, que representa a tu Yo Infinito, con
todo ese espacio (El Campo) entre los dos. Me gusta esta analogía porque, para
empezar, no sólo tu Yo Infinito te ha mandado a la Luna, sino que es tu
mejor amigo y compañero en esta aventura.
Pero entonces, ¿qué es el Yo
Infinito?, me dices. Buena pregunta.
No lo sé. Por la experiencia de examinar y poner
a prueba el modelo, sé que mi Yo Infinito existe, que me creó a mí y que
tu Yo Infinito te creó a ti. Puedo decirte lo que no es, pero no puedo
decirte aún lo que es. Como he dicho, no creo que sea posible que nadie te diga
lo que es en realidad mientras estemos en este lado de El Campo. Lo único que
puedo decir tras todas mis relaciones y contactos con mi propio Yo Infinito,
es que es algo que estaría orgulloso de presentar a mis padres.
* * *
En resumen, he aquí el “Modelo de la
Consciencia”:
Tu Yo Infinito elige una experiencia
para ti en forma de frecuencias de onda entre un número infinito de
posibilidades en El Campo y las descarga en tu cerebro. Tu cerebro recibe esas
frecuencias de onda, las traduce en la “realidad” física, y las envía “ahí
fuera” para que las perciban tus sentidos. Tú le concedes poder al universo
holográfico que percibes para hacerlo “real”, lo mismo que a las personas,
lugares y cosas que ves.
Pero esto indica que no hay nada que tú puedas
ver, oír, saborear, sentir, oler o experimentar en cualquier forma, que tu Yo
Infinito no haya escogido para que tú lo experimentes y que después haya
enviado para que tu cerebro lo procese como “realidad”. Cada momento de cada
experiencia que ahora tienes (o que has tenido, o que tendrás jamás) ha sido
cuidadosamente elegido para ti por tu Yo Infinito, exactamente de la
manera que es y en la forma exacta que tu Yo Infinito quiere que sea,
hasta el más mínimo detalle. Recuerda:
¡NO HAY UN “AHÍ FUERA” AHÍ FUERA!
NOTAS
13. V.S. Ramachandran,
con Colin Blakemore, Answers.com, consciencia – Vuelta a la lectura
14. Adaptado de
varios escritos y seminarios de Robert Scheinfeld – Vuelta a la lectura
CAPÍTULO 10
EL MODELO DEL JUGADOR
Vuelta a la lista de contenidos
Esta es tu primera oportunidad de saber “¿quién no soy
yo?”
Tú no eres tu Yo Infinito.
Tú no eres quien escoge las frecuencias de onda desde El Campo y
crea tus experiencias.
Tú ni siquiera eres infinito. Tu cuerpo, tu
mente, tu intelecto y todo lo asociado con ellos son parte de tu universo
holográfico. No son reales, y mucho menos, infinitos.
Tu Yo Infinito es el “Yo soy”, y tú
eres la parte “yo pienso” de la ecuación.
Si realmente puedes entender esto al principio
de tu estado de crisálida, tu metamorfosis será mucho más divertida, fácil y
placentera. Sin embargo, ahora mismo tu ego (la personalidad falsa que has ido
construyendo con el tiempo) probablemente te está chillando al oído que todo
esto es mentira, que cierres el libro inmediatamente y que dejes de escuchar a
este lunático, porque tu ego quiere que creas que eres algo que no eres, algo
“más”, algo “especial” que es inmortal, de hecho. De esa manera, mientras “tú”
no mueras, el ego tampoco lo hará. Pero eso es exactamente lo que se necesita que
ocurra en la crisálida: tú y tu ego debéis morir, como la oruga.
Sé bien que todas las religiones y todas las
enseñanzas espirituales que conozco de la sala de cine, incluyendo la New Age,
predican que tú eres realmente un ser espiritual (tu “alma”) que tiene una
experiencia física (en tu cuerpo). Incluso Robert Scheinfeld, que fue mi guía y
compañero explorador, dijo que tu Yo Infinito (al que llamaba tu “Yo
Expandido”) es “el Sol que tú realmente eres”1 y, si
todo el mundo lo dice, ¿por qué no deberías creerlo?
Pues porque no es verdad…
… y acaso dentro de la sala de cine sea el
mayor error, el que impide a todos los Humanos-Niños y Humanos-Adultos que se
conviertan en mariposas.
Como astronauta en la Luna, ¿dirías que tú eres
de veras el Control de la Misión, encargado de ella?
Si fueras el defensa derecho de un equipo de
fútbol, ¿dirías que tú eres de veras el centrocampista que distribuye y
organiza el juego?
Si fueras el trompetista de una orquesta, ¿dirías
que eres de veras el director?
Estoy seguro de que te gustaría pensar que tú
eres tu consciencia, que tú eres el “Yo soy”, pero el simple hecho
de que te guste creer que tú eres tu consciencia es la evidencia
de en qué parte de la ecuación estás realmente.
Al final, todo lo que puede saberse y decirse
como verdad es que tu Yo Infinito es el que está en el otro lado de El
Campo y crea todas las experiencias holográficas para ti; que tú no eres tu Yo
Infinito y que, ciertamente, eso es cuanto tienes que saber.
* * *
¿Por qué tanto jaleo, cuál es el problema si
queremos pensar que somos nuestros Yo Infinito, el que crea nuestras
experiencias holográficas?
Si el astronauta en la Luna creyese que él era
el Control de la Misión, ¿qué crees que le ocurriría a la misión?
Si el defensa derecho del equipo de fútbol creyese
que él era el centrocampista, ¿cuántos partidos crees que ganaría el equipo?
Si el trompetista creyese que él era el
director, ¿cómo crees tú que sonaría la orquesta?
Y más importante aún: cada momento que emplees
en intentar ser tu Yo Infinito es una distracción del trabajo real para
el que fuiste creado. Ahora que ya estás en la crisálida, cuanto antes puedas
dejar de intentar ser tu Yo Infinito, tanto más tiempo tendrás para
saber quién eres realmente.
Deja que utilice otra analogía para asegurarme
de que digo todo esto claramente. Si un Yo Infinito viese el Océano
Atlántico y decidiese nadar en él, podría ser que primero quisiese saber la
temperatura del agua y entonces decidiera crear un dedo gordo en su pie derecho
para comprobarla, antes de zambullirse en ella. La tarea de ese dedo gordo
sería tener la experiencia de sumergirse en el agua del Atlántico y enviar sus
sentimientos al Yo Infinito a través de la conexión de acople.
Ya ves lo que quiero decir: tú eres ese dedo
gordo. Tú no eres el cuerpo completo, ni el cerebro, ni la consciencia.
Tú eres el dedo gordo.
Si fuera ese el caso, si tú fueras el dedo
gordo, ¿irías por ahí diciéndole a todo el mundo que tú eres en realidad el Yo
Infinito? Si comprendieras verdaderamente por qué fuiste creado y cuál es
tu papel en relación con tu Yo Infinito, ¿no estarías satisfecho con
hacer tu trabajo concreto, con hacerlo bien y con no intentar ser más de lo que
eres?
Pero mientras intentes reivindicar constantemente
que tú “verdaderamente eres” tu Yo Infinito, ¿te das cuenta de que te
conviertes más en una gran molestia que en un dedo gordo?
Tu Yo Infinito ha mostrado tener una paciencia
infinita mientras durante toda tu vida intentabas quitarle el trabajo,
ignorando y denegando el propósito real de tu existencia mientras tanto. Pero
incluso eso no estaba “equivocado” y funcionó perfectamente para tus
experiencias mientras estabas en la sala de cine. Sencillamente, no funciona
bien en la crisálida.
Algo de esto tiene que ver con el ego, y algo también
con el hecho de que todas las religiones y enseñanzas espirituales nos hayan
dicho que no somos lo bastante buenos de la manera que somos, que somos más que
“sólo” un dedo gordo. Si no nos avergonzara tanto ser quienes somos no
necesitaríamos ser o convertirnos en algo “mejor”, o “superior”. Cuando
termines este proceso en la crisálida, sabrás quién eres realmente y
estarás totalmente satisfecho con eso, sin necesitar nada distinto. Lo llamo
“serenidad de ser”.
* * *
Es posible que no creas
que sea algo distinto de ti mismo y de tu propia mente lo que crea todas tus
experiencias; que no seas nada “superior”, no alma, ni espíritu, ni nada por el estilo. Quizá
mientras estabas en la sala de cine rechazabas todo concepto que sugierese que
un “poder superior” trabajaba en tu vida. Negar la existencia de tu Yo
Infinito es un error tanto como pensar que tú eres tu Yo Infinito,
lo que está en contradicción directa con la Física Cuántica y los estudios
sobre el cerebro humano. Podrá haberte servido bien como oruga, pero ya no. Sin
embargo, no te echo la culpa ni te juzgo, especialmente puesto que el “poder
superior”, de cuya existencia todo el mundo
trataba de convencerte, no tenía sentido de la manera en que lo retrataban. Como
dijo Philip K. Dick en su novela Valis, “el Creador está loco”.
No hay duda de que algo
(lo que llamo el Yo Infinito) está al otro lado de El Campo creándote a
ti y a tus experiencias holográficas. Francamente, sólo es tu ego el que
quisiera que creyeses algo diferente, que tú creyeses, en este lado de El
Campo, que tienes el poder de crear algo. Tendrás una experiencia directa de
esta verdad en la crisálida, si te permites a ti mismo verla.
* * *
Si tú no eres tu Yo
Infinito, entonces, ¿qué eres?, ¿y cuál es exactamente tu relación con tu Yo
Infinito?
La mejor respuesta es que
eres un “Jugador” (como también lo soy yo), un Jugador creado por tu Yo
Infinito para jugar un juego que le encanta. (En el próximo capítulo
empezaremos a hablar de manera concreta del juego que estás jugando.)

Hace cuatrocientos años,
Shakespeare nos dijo: «Todo el mundo es un escenario, y todos los hombres y
mujeres son simplemente actores».2 (N. del T. La misma idea expresaron Pedro Calderón de la Barca en
su obra “El gran teatro del
mundo” y muchos otros autores) A lo mejor deberíamos haber hecho caso.
He insinuado, como haré a
menudo, que hay “indicios” y “pistas” a nuestro alrededor, a plena luz, sobre
cómo funciona este universo holográfico. Uno de esos indicios son los
videojuegos de ordenador que se han hecho tan populares.
Si nunca has jugado a un
videojuego, deberías hacerlo. Pueden proporcionar algunos conocimientos junto
con una buena diversión. Recomiendo que vayas a Piratas del Caribe
Online, que es un juego gratuito
de Disney y un buen ejemplo de lo que hablo.
Los videojuegos más sofisticados,
como Piratas, empiezan por crear un Jugador que te represente en el
juego. En Piratas puedes crear un jugador nuevo desde cero, escogiendo
el sexo; la estructura corporal; la altura; el color de la piel; toda clase de
diseños de cara: la forma de la mandíbula, los labios y las mejillas; el color
y forma de los ojos, las cejas; muchas posibilidades para la nariz y orejas; el
peinado y el color del pelo, incluyendo barba y bigote; y además todas las
combinaciones de vestimenta. Lo último que haces es escoger un nombre para tu Jugador.
¡Aún me maravillo de esta
tecnología! Parece como si se pudiera crear un número infinito de variaciones
de Jugadores con todas estas posibilidades diferentes.
Vuelve ahora a Piratas
y crea otro jugador (te dejan crear dos gratis). Sin embargo, imagina que esta
vez eres un Yo Infinito que quiere jugar y expresarse creativamente, y
que quieres diseñar un jugador que sea tu representante en esta aventura, ya
que tú mismo no puedes meterte en el juego y jugarlo.
[Revisión del autor:
desgraciadamente, el 19 de septiembre de 2013 Disney cerró Pirates of the
Caribbean Online, y de momento no hay otro sitio web de juegos que pueda
recomendar para esta experiencia.]
La idea es que tú y yo fuimos
creados a medida por nuestros Yo Infinito con el aspecto que querían que
tuviéramos, hasta en detalles como el puente de nuestra nariz. Incluso nos
dieron nuestros nombres. (Para aquellos que aún creen lo que nos enseñaron en
el colegio de que nuestro aspecto es únicamente el resultado de nuestro ADN,
heredado de nuestros padres, les recomiendo La
Biología de la Creencia, del
doctor Bruce Lipton.)
* * *
¿Estoy diciendo que tú
estás totalmente “separado” de tu Yo Infinito? No, no, para nada, no más
de lo que un dedo gordo está “separado” del resto del cuerpo.
Un dedo gordo tiene su
función aparte, su trabajo concreto que hacer, pero es parte del todo. Sin
embargo, un dedo gordo no creería nunca que él fuese el cuerpo entero.
Eso sería un engaño, que es de lo que padecen todos los Jugadores en la sala de
cine.
En lugar de eso, un dedo
gordo está conectado constantemente con su cuerpo y recibe feliz y
voluntariamente las órdenes del cerebro. De la misma manera tú, como Jugador,
estás constantemente conectado con tu Yo Infinito. Tan pronto come dejes
de intentar ser algo que no eres, tu conexión con tu Yo Infinito será
mucho más clara.
* * *
A estas alturas sabes que me gusta hacerte
leer citas de otra gente, citas que dicen esencialmente lo mismo pero con
palabras diferentes, para darte otra perspectiva. En este caso voy a rodear la
física cuántica y en su lugar voy a ir a la metafísica.
Darryl Anka es un
canalizador, y la entidad que supuestamente habla a través de él es llamada
“Bashar”. He aquí lo que Bashar tiene que decir sobre este asunto. Lo que dice
me gusta mucho, aunque utilice el término “yo superior”…
«La mayoría de vosotros estáis acostumbrados a la idea de que
tenéis una consciencia física, una personalidad como ser físico, a la que os
referís como “uno mismo”. Pero entonces aparece esa idea misteriosa del “yo
superior”. Dicho sencillamente, la mayoría de vosotros comprendéis, o al menos
intuís, que ese llamado “yo superior” es... no físico. Aún más simplemente,
podríais decir que hay una frecuencia vibratoria que está sobre la realidad
física, más allá de la realidad física, en la cual reside aquello a lo que
podríais referiros como “plantilla” de la realidad física, o aquella en la que
se construye vuestra realidad física.»
«Podría sorprenderos saber que, como concepto de la
personalidad (como mentes físicas), vosotros no concebís idea alguna. La
personalidad no concibe los conceptos. Percibe conceptos, no los concibe… El “yo
superior” concibe, el cerebro físico recibe, la mente de la personalidad
percibe. Eso es todo lo que hace. Cualquier idea, cualquier inspiración,
cualquier imaginación que “vosotros” hayáis tenido alguna vez no proviene de
vuestra parte de mente física; proviene de vuestra parte “yo superior” a través
del receptor (el cerebro) y se traduce por el cerebro en una vibración que la
mente física percibe entonces como una realidad reflejada.»
«Esto podría parecer en principio un tanto limitador, pero
de hecho es muy liberador, ¡porque todos podéis dejar de pensar! Todos vosotros
podéis dejar de pensar que estáis al cargo. Todos podéis dejar de pensar que
tenéis que pensar en todo. Todos vosotros podéis dejar de pensar que sois los conductores
de la nave. No lo sois. Vosotros simplemente miráis la carretera, sólo experimentáis
el camino…»
«La razón de que os metáis en líos, la razón de que os
sintáis varados como mentes físicas es que os han enseñado a creer que la mente
física es la que se encarga de estas cosas, y no lo es. Así que cuando tratáis
de manipularla no funciona, porque la mente física no se ha hecho para crear
esos conceptos. Se ha concebido sólo para percibir el efecto de la creación de
vuestro “yo superior” a través del receptor, el cerebro físico.»
«Eso os permite aligerar vuestra carga, os permite dejar de
llevar tanta impedimenta, os permite dejar de intentar hacer el trabajo de
vuestro “yo superior” para hacer sólo el vuestro. Por eso tantos de vosotros
estáis tan cansados, porque intentáis hacer un trabajo para el que no estáis hechos.
¡Eso es agotador!, ¡deteneos! No se os ha contratado para hacer ese trabajo.
Vuestro “yo superior” tiene ya ese trabajo y os funciona perfectamente… Haced
sólo el trabajo para el que fuisteis creados, que es percibir.»3
* * *
¡Aparentemente, Bashar, o Darryl, puede
mezclar metáforas tanto como yo! «Todos vosotros podéis dejar de pensar que sois los conductores
de la nave. No lo sois. Vosotros simplemente miráis la carretera, sólo
experimentáis el camino…» Nave, carretera, camino…
Dejadme que lo diga de
esta forma: vosotros no sois quien conduce el autobús. Vuestro Yo Infinito
os ha “contratado” (os ha creado) para que os sentéis atrás en el autobús y
percibáis y reaccionéis ante los paisajes que van pasando, nada más. Y tampoco
habéis hecho el mejor trabajo posible, puesto que habéis empleado mucho tiempo
al frente del autobús intentando quitarle el trabajo al conductor.
Vosotros no creáis el
paisaje (vuestras experiencias holográficas), vosotros no elegís a qué paisajes
mirar, vosotros no decidís en qué dirección viajará el autobús. Todos esos
trabajos le tocan al conductor del autobús, a vuestro Yo Infinito.
¿Quién no soy yo? Tú no eres el conductor del
autobús. Tú no eres quien crea tu realidad. Tú, que estás en el mismo lado de El
Campo que la realidad misma, no tienes poder para crear nada, de hecho.

En realidad, cuando finalmente te entregas y
aceptas este hecho, debería ser todo un descanso. Después de todo hemos
trabajado mucho mientras estábamos en la sala de cine para crear nuestra
realidad (la realidad que queríamos), pensando que de veras conducíamos el
autobús y que éramos los responsables de decidir qué dirección tomar y qué
panoramas ver. Por supuesto, no funcionó. O al menos no creamos la realidad que
de veras queríamos.
Ahora podemos acomodarnos en nuestro asiento,
relajarnos y disfrutar del viaje, permitiendo que nuestro Yo Infinito
sea nuestro conductor y sabiendo que nuestro único trabajo es reaccionar y
responder al panorama, a las experiencias que surgen frente a nosotros. “En
marcha, autobús, y deja el volante a tu Yo Infinito.”
* * *
Hay algunas personas que, nada más oír esto,
reaccionan airadamente, casi violentamente, ante la idea. Creen que lo que yo
sugiero es que nosotros no somos más que marionetas o esclavos de nuestro Yo
Infinito, que es quien mueve los hilos para que el Jugador baile según ese movimiento.
Nada podría estar más lejos de la verdad. De hecho, eso eliminaría por completo
el propósito del juego que el Yo Infinito ha creado para que lo juegues,
lo que llegará en el capítulo siguiente.
Para que el juego funcione para tu Yo
Infinito, tú, como Jugador, debes ser siempre libre (debes disponer siempre
de libre albedrío), no para crear o escoger qué experiencias holográficas
tienes, sino cómo reaccionarás y responderás ante ellas. De hecho, para eso existes
como Jugador: para que uses tu libre albedrío a la hora de escoger tus reacciones
y respuestas y experimentes los sentimientos asociados con esas
reacciones y respuestas. Son tus sentimientos lo que tu Yo Infinito
quiere de ti, y si tú no tuvieses libre albedrío para escoger tus sentimientos,
la idea del juego sería ridícula.
De manera que estás muy lejos de ser una
marioneta o un esclavo, manipulado por un Yo Infinito al que no puedes
ver y que ni siquiera estás seguro de que exista. Tú eres un Jugador esencial
en el juego, representando un servicio valioso y exclusivo a tu Yo Infinito.
Piénsalo… si tu Yo Infinito tiene que concentrarse todo el rato en
conducir el autobús, ¿no tendría sentido que crease una parte de sí mismo, un
representante de sí mismo, para que se sentase detrás y fuese quien pudiera
concentrarse únicamente en el panorama, y entonces enviase al Yo Infinito
los sentimientos originados por las reacciones y respuestas ante el panorama, a
través de una conexión fuerte y constante?
¿Crees que el astronauta en la Luna se
considera a sí mismo una marioneta o un esclavo del Control de la Misión?
¿Crees que el defensa derecho del equipo de fútbol se considera a sí mismo una
marioneta o un esclavo del centrocampista? ¿Crees que el trompetista de la
orquesta se considera a sí mismo como una marioneta o un esclavo del director?
Evidentemente, no. Ellos saben su papel y lo
llevan a cabo voluntariamente.
Acaba de ocurrírseme otra analogía. En
DisneyWorld, Piratas del Caribe es un viaje de diversión auténtica si lo
comparamos con la versión online de la que hablaba antes. Uno se sienta en una
barquita y lo llevan en un viaje a través de cierto número de escenas y
experiencias diferentes, las cuales se han ceado para proporcionarte una experiencia
interior, que puede variar de alegría y excitación a miedo y tensión. El camino
y las escenas que se ven han sido creados por el diseñador del viaje, uno no
escoge dónde va la barca ni qué experiencias va a encontrarse. Tu único trabajo
es sentarte en la barca y disfrutar del viaje, reaccionando y respondiendo de
la manera que quieras a lo que ves. Por supuesto, ninguna reacción o respuesta
que puedas tener puede estar “equivocada” nunca.
Todo lo que al diseñador del viaje le interesa
y quiere son tus sentimientos ante las experiencias que ha creado para ti,
pero todavía no me he encontrado a nadie que piense que es una marioneta o un
esclavo del diseñador de Piratas del Caribe.
Es únicamente tu ego el que se resiste a la
idea de ser un Jugador para tu Yo Infinito, porque se siente amenazado y
sale con el argumento ese de la “marioneta” y el “esclavo”. También tiene que
ver con su reticencia a ceder el control. Aparentemente, todos queremos ser
quien controle nuestra vida, ser el Amo de nuestra Tierra, aunque tengamos que
admitir que no hemos hecho un buen trabajo con eso hasta ahora, ya que nadie
parece muy contento con la realidad que tiene.
Y así es como tenía que ser mientras
estuvieses en la sala de cine. Tú tenías que creer (como todas las religiones y
las filosofías espirituales te han llevado a creer) que eras tú quien conducía
el autobús. Era perfecto para ese propósito.
Ahora has salido del cine y quieres
convertirte en una mariposa. Una parte muy importante, esencial, de ese proceso
es abandonar la necesidad y el deseo de tener el control. Hay que soltar el
volante, hay que estar dispuesto a hacer el trabajo para el que has sido creado
y no intentar ser el conductor del autobús.
* * *
¾De acuerdo, conforme, no soy una marioneta para mi Yo Infinito,
pero al menos quiero aún ser el co-creador de mis experiencias ¾insiste mi amigo.
Quiero ser muy cuidadoso con esto, porque en
cierto sentido nosotros somos co-creadores, aunque no en el
sentido que le damos normalmente a esa palabra. Sin embargo, es posible que
nuestras reacciones y respuestas a una experiencia puedan tener una
repercusión en la siguiente que tengamos.
Si mi Yo Infinito conduce el autobús y
yo estoy sentado detrás reaccionando y respondiendo al panorama que pasa por mi
ventana, podría ser que yo tuviese una reacción o respuesta concreta que a mi Yo
Infinito le parezca especialmente interesante y quisiera explorarla más. De
modo que podría dar la vuelta y pasar de nuevo por esa escena, dándome la misma
experiencia; o podría conducir por otra experiencia parecida para ver si
respondo de la misma manera. Se podría decir que mis reacciones y respuestas a
la primera experiencia han ayudado a “co-crear” más tarde esa misma experiencia,
o parecida.
Por ejemplo: si reacciono con miedo a algo en
mi holograma, mi Yo Infinito podría decidir enviarme otro holograma muy
parecido para ver cómo reacciono la próxima vez. A lo mejor está fascinado por
mi miedo, cuando sabe que no había nada que temer en la experiencia que había
creado para mí, y se pregunta por qué estaba yo tan asustado. O quizá quiera
hacerme el regalo de descubrir por mí mismo que no hay nada que temer. O acaso
es que quiere sentir otra vez mi miedo indirectamente (de lo que hablaremos en
el capítulo próximo).
Volviendo al ejemplo del viaje de
entretenimiento de Piratas del Caribe, si el diseñador estuviese
intentando crear un viaje de éxito, supongo que estaría muy interesado en las
reacciones y respuestas de los participantes en las escenas que creó para
ellos. Sus opiniones sobre el camino que siguió la barca y las experiencias que
tuvieron tendrían un gran papel en la evolución de su diseño.
Hay toda clase de posibilidades. La idea es
que nuestras reacciones y respuestas a ciertas experiencias pueden influir sobre
las experiencias que se nos den en el futuro. De modo que supongo que en teoría
puedes decir que “co-creas” esas experiencias futuras con tu Yo Infinito,
como resultado de tus reacciones y respuestas a la experiencia presente. Pero,
en lo que a mí respecta, eso es exagerar la definición de “co-creador”, y no
tiene por qué ocurrir así en absoluto. Tu Yo Infinito siempre es libre
de crear la experiencia futura que quiera para ti, independientemente de tu
reacción o respuesta a la experiencia presente, y tú no eres nunca parte del
proceso real de creación de experiencia alguna.
Desgraciadamente, esto no va a hacer muy feliz
a mi amigo, porque él quiere ser el co-creador con todas las de la ley de sus
experiencias para satisfacer a su propio ego y mantener la ilusión de alguna
apariencia de control sobre su vida.
* * *
Considero que L. Ron
Hubbard fue a la vez un genio y un loco. Algunas de sus técnicas para liberarse
del pasado pueden ser muy factibles para un Humano-Adulto dentro del cine. Pero
al final cometió un “acto manifiesto” (una acción errónea) al decir a sus
seguidores: “la prueba suprema para un Thetan es la habilidad de hacer que las
cosas vayan bien”. (“Thetan” es el término que empleaba para alma o espíritu.)
Considera los dos mejores
“Productos Finales Valiosos” de Hubbard: John Travolta y Tom Cruise. Me
pregunto… a la luz de sus tragedias familiares y sus obstáculos profesionales,
¿crees que ellos sienten que están “enderezando las cosas” todo el rato? ¿Cómo
te sientes tú cuando te dicen que eres “menos que” si no logras
alcanzar unos estándares espirituales arbitrarios?
Dentro de la sala de cine
no todo puede “ir bien” nunca, se creó así. John Travolta y Tom Cruise no son
diferentes a los demás Humanos-Adultos que pueden lograr unas cuantas cosas
espectaculares en algunas áreas de sus vidas, pero que nunca pueden tenerlo
todo arreglado a la vez mientras pertenezcan a un grupo en la trasera del cine.
No sólo “hacer que las
cosas vayan bien” es un juicio que mantiene a los Humanos-Adultos varados en la
sala de cine, sino que, como ahora ya sabes, un Jugador no tiene habilidad para
hacer que ocurra nada en absoluto. El único trabajo del Jugador es reaccionar y
responder a lo que ocurra en el universo holográfico creado para él por su Yo
Infinito.
De modo que puedes dejar de
trabajar tanto en intentar controlar tu vida, en intentar que “las cosas vayan
bien”, en intentar crear y
dirigir las imágenes holográficas que conforman tu realidad y tu vida. No es
posible, es una pérdida de tiempo, te va a desgastar y acabarás creyendo que
eres un fracaso.
Como Humanos-Adultos en la
sala de cine nos pasamos mucho tiempo cargando con la responsabilidad de cosas
sobre las que no tenemos control alguno, y negando o ignorando aquellas sobre
las que sí. El programa de 12 Pasos se acerca mucho a la verdad cuando reza:
«Dame, Dios, la serenidad de aceptar las cosas que no puedo
cambiar, el valor de cambiar las que sí puedo, y la sabiduría para conocer la
diferencia.»4
Tú no puedes
cambiar tus experiencias holográficas, puesto que no las creaste.
Tú puedes cambiar
tus reacciones y respuestas ante ellas.
Tú estás en el proceso de
adquirir la sabiduría que necesitas para conocer la diferencia.
Ahora puedes relajarte y
disfrutar del viaje. Tú no eres el responsable de crear tu realidad, ni de
hacer que las cosas vayan bien en tu vida; ni para ti, ni para nadie. Sólo eres
responsable de tus reacciones y respuestas a la vida que tu Yo Infinito va
creando para ti momento a momento. Resulta que cada una de tus reacciones y
respuestas individuales como Jugador (incluso las que puedes considerar “malas”
o “erróneas”) han sido valiosas y apreciadas por tu Yo Infinito desde
que naciste.
Déjame repetir eso, ya que
es tan importante: todas las reacciones y respuestas que has tenido cada
momento de tu vida (las películas holográficas creadas para ti por tu Yo
Infinito) han sido “correctas” y perfectas. Tú no has hecho nunca nada
“erróneo”, ni has cometido error alguno jamás. Tu Yo Infinito quiere
todos y cada uno de los sentimientos que le envías, sean cuales sean.
Puedo decir todo esto y tú
podrías comprenderlo ahora intelectualmente, o no, pero te pasarás los próximos
dos años en tu crisálida trabajándolo hasta que lo tengas en un nivel celular y
emocional también, hasta que lo sientas tanto como lo sepas.
Sin embargo, me imagino
que todo tendría más sentido si supieras a qué juego estás jugando, así que…
NOTAS
3. Bashar, canalizado por Darryl Anka, del Bashar
Weekend Event llamado Permission Slips, 23 de
junio de 2007, Los Angeles, California. – Vuelta a la lectura
4. Wikipedia, Oración
de la Serenidad – Vuelta a la lectura
CAPÍTULO 11
EL MODELO DEL JUEGO HUMANO
Vuelta a la tabla de contenidos
«Deja que te
diga por qué estás aquí, estás aquí porque sabes algo. Lo que sabes no puedes
explicarlo, pero lo notas. Lo has sentido toda tu vida: que hay algo equivocado
en el mundo. No sabes lo que es, pero es como una astilla clavada en tu mente
que te vuelve loco».
~ Morfeo,
de Matrix
No hay forma alguna de que en este universo holográfico un ser humano sepa
con certeza por qué le ha creado su Yo Infinito. Por lo tanto, la historia que
voy a contarte no puede decirse que sea la Verdad. En lugar de eso, es un
modelo (como El Campo) que está tan cerca de la Verdad como cualquier otro
modelo, y es extremadamente factible y eficaz en la metamorfosis hacia la
mariposa.
Y ya va siendo hora de un modelo nuevo. Los
modelos de cómo funciona el universo que utilizábamos en la sala de cine ya no
son válidos, ya que todos se basan en la suposición errónea de que las
películas que vemos son reales. Con los resultados recientes en física cuántica
y otros experimentos científicos, necesitamos hacernos con un modelo nuevo que
se amolde a nuestro nuevo conocimiento del universo holográfico.
Robert Scheinfeld1 fue quien
me presentó este nuevo modelo en mis primeros días como explorador. Aunque le
he hecho ciertas modificaciones (con las que él estará o no de acuerdo) quiero
concederle la autoría.
Se llama el Modelo del Juego Humano
Vamos a escuchar a hurtadillas a un par de Yo
Infinitos que conversan:
¾¿Sabes?, he pensado….
¾Por favor, dime que no me preocupe. Ya sabes lo que dijo el Jefe la
última vez…
¾No te preocupes, esto es diferente.
¾De acuerdo.
¾He pensado que quiero ir al GPA esta noche.
¾¿Dónde?
¾Al Gran Parque de Atracciones.
¾¿Y eso era?, ¡cuenta conmigo!, con todos esos juegos y atracciones
diferentes…
¾Si, pero esta noche voy a jugar a romper globos con los dardos con una
mano atada a la espalda.
¾¿Qué?
¾¿Es que no hablo claro? He dicho que esta noche quiero atarme una mano
a la espalda en el juego de dardos
¾Te he oído perfectamente, sólo que no tiene sentido lo que dices. ¿Por
qué quieres hacer eso?
¾Bueno, porque cada vez que juego rompo siempre todos los globos y me
llevo a casa otro muñeco de peluche. Tengo el armario lleno de ellos.
¾¿Y qué otra cosa puedes esperar cuando tienes poder infinito, sabiduría
infinita, infinita abundancia…?
¾Es que quiero experimentar algo un poco diferente para variar, algo que
sea más retador, quizá. Lo que quiero decir es que un juego en el que ganas
siempre se puede hacer un poco aburrido.
¾Entonces, ¿vas a tirar los dardos con una mano atada a la espalda?
¾Sí, creo que por lo menos voy a intentarlo.
¾Eso tengo que verlo….
***
¾¿Sabes?, he pensado….
¾¡Oh, no!, ya estamos otra vez.
¾Tirar dardos con una mano atada a la espalda no resulta. Sigo rompiendo
todos los globos y ahora ya tengo un segundo armario lleno de muñecos de
peluche.
¾Me doy perfecta cuenta, el segundo armario era mío, ¿recuerdas?
¾Así que esta noche me voy a atar las dos manos a la espalda.
¾Perdona, ¿cómo vas a tirar los dardos con las dos manos atadas a la
espalda?
¾Aún no lo sé, pero, como tú dijiste, tengo poder infinito y sabiduría
infinita, así que ya me inventaré algo.
***
¾Esta vez he sido yo el que ha pensado….
¾¿Qué has pensado?
¾He pensado que he tenido que construir otro armario para tus muñecos de
peluche. A lo mejor esta noche deberías intentar tirar los dardos con los ojos vendados….
¾¡Eh, buena idea!
***
¾Esto no funciona, ¿sabes?, es bueno que
dispongamos de espacio infinito para un número infinito de armarios.
¾Sí, lo sé. Tiene que haber una manera…
¾¿Una manera de hacer qué?
¾Una manera de experimentar cómo sería no ser tan… “infinito”, tan…
“perfecto” todo el rato.
¾No te sigo…
¾Lo que quiero decir es que aquí estamos, con alegría infinita, poder
infinito, sabiduría infinita, abundancia infinita, amor infinito… Somos tan…
tan perfectos. Bueno, a lo mejor quiero sentir cómo sería fallar algún globo de
cuando en cuando para experimentar cómo sería no ser tan infinito, sólo por
diversión. ¿Quién sabe?, quizá valoraría más mi naturaleza infinita cuando supiera
a qué sabe lo opuesto.
¾Pero eso no es posible.
¾¿El qué no es posible?
¾No ser infinito. Digo, es que eso es lo que somos, seres infinitos. No
es posible no ser infinito.
¾Quizá no, al menos, no para nosotros directamente. Pero ¿qué pasaría si
inventásemos un juego nuevo y creásemos un jugador para que lo jugase por nosotros?
¾Sigo sin seguirte….
¾¿Conoces el Túnel del Amor, en el Parque, donde experimentamos esas
imágenes fantásticas de todos esos preciosos universos?
¾¡Ah, sí!, es una de mis atracciones favoritas. Me gusta muchísimo la
música que ponen. Canta conmigo esa canción de…
¾No, no, déjate de canciones ahora, ¡intento hablar contigo de crear un
juego nuevo en el que podamos experimentar lo que sería estar limitado, en
lugar de tan puñeteramente infinitos y perfectos todo el tiempo!
¾Oh, ya veo que hablas en serio, ¿no? Bueno, como ya he dicho, eso no es
posible, porque siempre sabríamos que somos infinitos y el juego no
funcionaría.
¾Tienes razón, no nos es posible ponernos límites a nosotros mismos, por
eso rompo siempre los globos, haga lo que haga. Por eso he dicho que tenemos
que inventar una atracción donde nosotros no juguemos realmente. En lugar de
eso crearemos un jugador para que se meta en ella y juegue por nosotros, un
jugador que nos represente en el juego.
¾¿Y dónde estaría la diversión, si nosotros estamos fuera y el jugador
dentro? ¿No sería el jugador el que se llevase toda la diversión?, y si es el
jugador el que juega, ¿cómo tendríamos nosotros la experiencia?
¾Manteniéndonos conectados con el jugador…
¾¿Quieres decir, lo mismo que nosotros estamos siempre conectados por la
InfiRed?
¾Sí, algo muy parecido a eso. Y el jugador, que está limitado, nos enviaría
sus sentimientos a través de esa conexión y así podríamos experimentar esos
sentimientos a través de él.
¾A ver si lo he entendido bien… Tú quieres crear algo parecido a un
videojuego en el que un jugador, al que haces pasar por varias experiencias,
reacciona desde sus limitaciones, y entonces te envía los sentimientos que
tiene durante esas experiencias de cómo es no ser infinito.
¾¡Exacto!
¾Debo admitir que puede ser divertido e interesante, pero ¿cómo vas a crear
esas experiencias limitadoras para tu jugador?
¾Oh, ésa es la parte fácil. Sólo tengo que ir a El Campo, colapsar unas
cuantas funciones de onda cuánticas y hacer unos hologramas.
¾¿El Campo?, ¿estás seguro de que el Jefe aprobará el uso de El Campo
para crear un juego en el que el objetivo es limitación en lugar de expansión?
¾¿Por qué no? Ya sabes que el Jefe no considera ninguna experiencia como
“mejor” o “peor” que otra. Todas las experiencias son iguales. Y el Jefe creó
El Campo (cuyo nombre completo, te recuerdo, es El Campo de las Posibilidades
Ilimitadas) porque nos permite posibilidades ilimitadas de jugar, lo que debe
incluir la posibilidad de experimentar limitación tanto como expansión,
¿verdad?
¾Tienes razón, ¿pero de verdad crees que puedes crear un juego
holográfico tan real, un juego en el que el jugador esté tan convencido de
tener limitaciones que reaccione con sentimientos que tú puedas experimentar?
¾Bueno, aún tengo que trabajar algunos detalles, pero ¿a que parece una
pasada explosiva?
¾No sé si será una ”pasada explosiva”… más bien algo como un “big bang,”
pero definitivamente es algo muy creativo. Todavía no estoy convencido de que
sea posible limitar el poder o la sabiduría ilimitados, ya me dirás cómo te va…
***
¾Tengo un prototipo.
¾¿Un prototipo de qué?
¾¿De veras te has olvidado de nuestra conversación, o sólo te estás
quedando conmigo?
¾Recuérdamelo….
¾Estoy creando un juego en el que podemos experimentar lo que es no ser
tan infinitos.
¾¡Ah, sí!, ése.
¾Y he creado un jugador para que juegue el juego por mí….
¾¿De veras?
¾Sí, he pasado por un montón de intentos y errores, pero al final he logrado
algo que funciona. Adán.
¾¿Qué?
¾Lo llamo “Adán”.
¾Interesante. Por ahora no te preguntaré por qué. Sigue….
¾Y he creado también un buen montón de escenarios holográficos
diferentes para que Adán experimente eso de ser limitado… y ha estado
enviándome sus sentimientos ante esas experiencias. Es genial, ¡y funciona de
verdad! ¿Quieres verlo?
¾Claro, echaré un vistazo…
***
¾¡Anda, qué mundo de juego tan bonito!, limpios cielos azules, frondosos
bosques verdes, océanos turquesa… verdaderamente asombroso. ¿Y has hecho todo
esto con hologramas?
¾Sí, como dije, esa era la parte fácil. Lo llamo “Tierra”.
¾Conforme… como quieras.
¾La parte difícil era hacer que los hologramas aparecieran en el espacio
y el tiempo, para que Adán creyese que estaba dentro de algo así como una
película de inmersión total.
¾¿Y?
¾Y entonces he creado un “cerebro”.
¾Ya veo que voy a necesitar un diccionario antes de acabar. ¿Qué es un
“cerebro”?
¾Un “cerebro” es una especie de procesador holográfico. Lo que hago es
descargar las frecuencias cuánticas de onda, que he elegido de El Campo para mi
Entorno Tierra, a un lado del cerebro de Adán, habitualmente cuando está
dormido….
¾¿Y Adán no tiene idea de lo que ocurre?
¾En realidad, cuando se despierta tiene esos… bueno, como recuerdos de
algo que ocurre durante la noche, pero todas las imágenes están mezcladas y
nada tiene sentido para él. Parecido a intentar leer un archivo en formato zip.
¾Entendido, sigue….
¾Entonces, cuando estoy preparado, abro ese archivo zip y muevo las
imágenes al otro lado de su cerebro. En el proceso de mover las imágenes de un
lado al otro, el cerebro traduce las frecuencias de onda en localizaciones de
partículas y crea una imagen holográfica, la cual proyecta hacia fuera al
espacio y tiempo, a través de los sentidos, para que Adán la perciba y
experimente.
¾Parece bastante sencillo…
¾Sí. Esencialmente es como la unidad central de proceso de nuestros
ordenadores, que toma el código binario y lo traduce en lo que se ve en
nuestras pantallas. Pero Adán cree que ocurre “ahí fuera”, alrededor de él,
independiente de su propio cerebro, como si fuera alguna clase de realidad
objetiva.
¾Y exactamente, ¿qué hace Adán ahora?
¾Caza un conejo.
¾¿Un qué?
¾A esa cosita peluda la llamo “conejo”.
¾¿De dónde sacas esos nombres? Bueno, no importa; pero Adán no cogerá
nunca al conejo, es demasiado rápido para él.
¾Exacto, esa es la idea. Adán está experimentando la limitación de tener
un cuerpo y me está enviando sus sentimientos sobre eso.
¾Y esos sentimientos son…
¾Diría que ahora mismo está un poco… frustrado. Y eso es perfecto, ¡es
un sentimiento asombroso! Si yo estuviera cazando el conejo aquí, lo cazaría
cada vez, lo mismo que rompo cada globo. ¡Esto es precisamente lo que esperaba
sentir!
¾Yo no siento nada.
¾Claro que no, Adán es mi jugador. Sólo yo puedo sentir lo que él
siente.
¾Entonces, si yo quisiera tener una experiencia parecida…
¾Tendrías que crear tu propio jugador.
¾¿Es posible eso?
¾Puedo mirar de hacerlo.
* * *
Esto puede parecer increíble, y es posible que
te rías o que pienses que se me ha ido la cabeza del todo, pero ¿es acaso más
increíble que todas las otras historias de la creación que se hallan en cada
una de las religiones del mundo?; ¿es quizá más teórico que un “big bang” que
nadie puede encontrar o explicar?; ¿es que es más extraño que alienígenas del
Duodécimo Planeta hicieran al homo sapiens con ingeniería genética al
combinar el ADN de monos con el suyo, como aparentemente creían nuestros
antepasados Sumerios?2
Ciertamente, no está enteramente fuera del
campo de lo posible que un Yo Infinito quisiera experimentar qué se siente
al ser imperfecto; cómo es limitar el poder, la alegría, la abundancia, la
sabiduría y el amor sin límites; cómo es estar involucrado en dramas y
conflictos y dolor y sufrimiento. Si recuerdas, uno de los atributos que le di
al Yo Infinito era el deseo infinito de jugar y expresarse a sí mismo
creativamente. Puedo imaginarme que un juego en el que un Yo Infinito
experimentase ser lo opuesto de lo que realmente es resultase muy interesante y
atrayente, por no decir extremadamente difícil de sacar adelante. ¿Cómo se
limita el poder infinito?, ¿cómo se restringe la sabiduría infinita?, ¿cómo se
renuncia a la alegría y el amor sin límites?, ¿cómo se crea la escasez en medio
de la abundancia ilimitada?
La conversación siguió…
¾¿Estás listo?
¾¿Para qué?
¾Para crear tu propio jugador.
¾De acuerdo, enséñame.
¾Lo primero de todo es que hay unas reglas en el juego con las que
tienes que estar conforme antes de que empecemos. Número uno, y el Jefe ha sido
muy claro: toda creación debe tener libre albedrío total. Una vez que hayas
creado a tu jugador, tú no puedes interferir en sus decisiones y elecciones por
razón alguna en ningún momento.
¾¿Quieres decir que simplemente creo un jugador y lo dejo suelto por tu
“Tierra”?
¾No, no, para nada. Tú tienes que crear cada segundo de cada experiencia
para tu jugador, hasta el más ínfimo detalle. Los jugadores no pueden crear
nada, son parte del holograma. Están en el lado erróneo de El Campo y no tienen
poder alguno para crear las experiencias por sí mismos. Pero una vez que se ha
creado una experiencia, ellos tienen que tener libre albedrío total para elegir
cómo quieren responder o reaccionar a esa experiencia.
¾No estoy en contra de ello.
¾Bien. Regla número dos: tu jugador no puede saber que es tu jugador, en
caso contrario accedería a tu infinitud a través de la conexión. Debe creer que
tiene su propia consciencia e identidad y que no es sólo un representante
temporal, una extensión de ti creada para el juego.
¾Puedo estar de acuerdo con eso.
¾Regla número tres: tu jugador tampoco debe saber que todo es un juego,
tiene que creer que es real. Tiene que tomárselo en serio, o no funcionaría.
¾¿Quieres decir que Adán no sabe que todo es un holograma?
¾¡No!, Adán es parte del holograma. Un holograma le parece real a todo
lo que esté dentro del holograma mismo. Adán cree que el jardín que he hecho
para él verdaderamente existe, ¡si hasta se come las manzanas holográficas, por
ejemplo!
¾Bien, no le diré que no es real.
¾Tienes razón, no puedes decírselo, a menos que yo esté de acuerdo, lo
que es la Regla número cuatro. Tú vas a crear a tu propio jugador con sus
propias experiencias, pero ya me las he arreglado para que puedan interactuar
los hologramas de diferentes jugadores…
¾Espera un momento… ¿dices que no voy a usar tus hologramas?
¾No, no puedes. Si quieres, como plantilla para tu jugador puedes usar
la colección de “Entornos Tierra” holográficos que he creado. Y te sugiero de
veras que lo hagas, porque si tu jugador interacciona con el mío creo que será
más fácil si ambos ven prácticamente las mismas cosas en sus hologramas, en
caso contrario se pasarán el tiempo discutiendo sobre el color “azul”, por
ejemplo, y sobre si hay dos soles en el cielo, o no.
¾Y no nos interesa eso ahora, ¿verdad?
¾Para ser exactos, eso podría ser interesante, y probablemente
resultaría en sentimientos extraños que nos vinieran a través de la conexión;
pero quizá pudiera ser que algunos jugadores se molestasen mucho si la realidad
que vieran fuera muy diferente a la de los otros jugadores. Al menos por ahora,
creo que funcionaría mejor que dos jugadores vieran más bien las mismas cosas.
¾Entonces, ¿los hologramas de mi jugador estarán completamente aparte de
los de Adán?
¾Por supuesto. Cada jugador debe tener su propia realidad individual y
única aparte. Tú creas la realidad de tu propio jugador y yo creo la realidad
del mío. Por la manera en que he hecho que los hologramas de dos jugadores
interactúen entre sí, los jugadores pueden creer que están conectados, que
todos ellos son “uno,” o que todos comparten el mismo universo holográfico;
pero no será cierto. Es la única forma de que esto pueda funcionar.
¾¿Por qué es eso?
¾Bien, volviendo a lo que hablábamos, la Regla número cuatro es que tu
jugador (si decidimos que tu jugador y el mío interactúen), tu jugador no puede
decir o hacer en los hologramas del mío nada que yo no haya aprobado de
antemano. Si no fuera así tú podrías crear experiencias para mi jugador y yo
para el tuyo.
¾Y eso sería malo porque…
¾Porque el Jefe insiste en que nadie pueda ser víctima de nada en ningún
momento, y si tú tuvieras la habilidad de crear experiencias para mi jugador,
haciendo o diciendo algo que yo no quiera, o que no apruebe, o que no sepa,
entonces mi jugador podría ser víctima de tus creaciones. Supongo que un
jugador puede sentirse víctima de cuando en cuando (y eso es bueno para
nosotros porque sencillamente lleva a una limitación mayor), pero no puede ser
nunca el caso de veras. Yo debo estar siempre de acuerdo al 100% con cada
detalle del guión antes de que ocurra nada en los hologramas de mi jugador. Y
lo mismo vale para ti y tu jugador.
¾Lo capto.
¾Entonces, ¿estás listo?
¾Sí, pero quiero un jugador muy diferente de Adán.
¾Bien, ¿quieres un jugador humano, o un jugador animal?, ¿o quizá un
delfín?
¾Un delfín parece muy divertido, pero ¿qué es Adán?
¾Adán es un ser humano. Esto se llama El Juego Humano.
¾Entonces yo también quiero un humano, pero quiero un humano que sea
diferente…
¾De acuerdo, puedes crear lo que quieras mientras tenga dos piernas, dos
brazos, dos ojos, dos orejas…
***
¾¡Mira!, eso es interesante. ¿Cómo lo llamas?
¾Eva.
* * *
La noticia del nuevo Juego Humano se propagó
aparentemente muy rápido en InfiniLandia por InfiniMail. Pronto hubo muchos
otros Yo Infinitos que querían jugar al juego y la población humana de
la Tierra empezó a crecer. Y entonces…
¾Espera un momento, tengo otra idea.
¾La última que tuviste era bastante buena, ¿cuál es ésta?
¾Dividamos el Juego Humano en dos partes. La primera parte consistirá en
ver hasta cuánta limitación podemos meter a nuestros jugadores, y la segunda
parte será sacarlos de ahí otra vez.
¾¡Me juego un millón a que llevo a mi Jugador más lejos en las
limitaciones que lo que tú puedes llevar al tuyo, y lo traigo de nuevo sano y
salvo!
¾¡Lo veo!
* * *
Digo de nuevo que no trato de asegurar que
nada de esto sea cierto. Puede ser que no lo sepamos nunca, pero parece que los
seres humanos abundan en curiosidad, así que lo hacemos de todas formas aunque
sea inútil e intranscendente especular por qué crearía el Juego Humano un Yo
Infinito. Yo no soy diferente. He aquí algunos de los pensamientos que he
tenido con los años…
¿Es que Rafael Nadal, o Roger Federer, o las
hermanas Williams se aburren jugando tan bien al tenis? ¿Juegan con la mano
“mala” alguna vez sólo para ver si pueden, para hacer más interesante el juego,
sólo por el reto y la experiencia?
¿Juega alguien a los dardos alguna vez con los
ojos cerrados, sólo por diversión?
Recuerdo que, cuando yo tenía tres o cuatro
años, en la casa donde vivía había un camino de baldosas desde la puerta
principal hasta los tres escalones por los que se bajaba a la calle. Yo subía a
mi triciclo, me arrimaba bien a la puerta principal, pedaleaba lo más rápido
que podía por el camino abajo, y entonces apretaba los frenos y veía lo cerca
que podía llegar al borde del escalón superior sin caerme (la última vez que lo
intenté fue cuando me caí por los escalones a la calle y me partí el labio en
dos). Así que me veo reflejado completamente en la idea de jugar un juego a su
límite máximo para ver cuánto puedo uno arriesgarse.
También recuerdo querer ir arriba y arriba en
una montaña rusa a pesar de que la primera subida era siempre un tormento, pero
ansioso por encontrar la más alta posible.
O es posible que un Yo Infinito quiera
jugar el Juego Humano puramente por experimentar cómo es un universo físico.
Había una película muy interesante de 1996, con John Travolta, llamada Michael, en la que Travolta interpreta a un arcángel que viene a la Tierra a
experimentar a qué sabe eso de tener un cuerpo. Se deleitaba en él: fumaba,
bebía, comía tanto azúcar y carne como podía, ejercitaba su muy activa libido y
disfrutaba cada momento. Por supuesto, a muchos de la New Age no les gustó la
película porque casi todo lo que Michael hacía se oponía a sus creencias de lo
que haría un ser “iluminado”. Pero, una vez más, esta película podría proporcionar
una “pista” sobre la motivación de un Yo Infinito.
Estoy seguro de que has oído el dicho “como es
arriba, es abajo”. Ahora comprendemos que lo opuesto es verdad, “como es abajo,
es arriba”. Todos vamos al cine, vemos deportes o escuchamos música para tener
una “experiencia interior” desde la “experiencia exterior”. Incluso el golf se
juega por la experiencia interior que crea, según dicen los expertos. El Juego
Humano, entonces, podría ser una “experiencia exterior” creada por un Yo
Infinito para su Jugador, de manera que el Yo Infinito pueda tener
la “experiencia interior”, o sea, experimentar los sentimientos que recibe a
través de la conexión con su jugador.
Podría haber muchas otras razones para que un Yo
Infinito crease un Jugador que experimente la vida en la Tierra, y acaso tú
mismo puedas tener una o varias de tu cosecha; pero a fin de cuentas no importa
el por qué. Probablemente no sabremos la respuesta completa mientras seamos
Jugadores en este lado de El Campo. Por fortuna, el no saber el por qué no
afecta la forma en que jugamos el Juego Humano aquí y ahora.
Lo que importa es que el Juego Humano, como
modelo, responde a muchas preguntas de forma más lógica, más comprensible y más
coherente que cualquier otro modelo hasta la fecha, como por qué parece que nuestras
películas estén llenas de drama, conflicto, dolor y sufrimiento, y cuál es el
propósito de que estemos aquí.
Este modelo podría cambiar según vayamos
teniendo más información, ya que se hacen nuevas investigaciones en física
cuántica, y ya que hay más exploradores que vuelven con informes nuevos de lo
que han encontrado. Pero ahora mismo lo más importante es que este modelo lleva
a formas muy prácticas, útiles y eficaces de pasar por nuestra metamorfosis en la
crisálida, y ése es el único valor auténtico de tener un modelo así.
Entonces, ¿qué pasaría si lo opuesto a
todo lo que hemos creído mientras estábamos en el cine fuese cierto?
~ ¿Qué pasaría si la vida no fuese una
escuela, o un campo de entrenamiento, o un examen, o una “putada”, sino más
bien un viaje en un parque de atracciones?
~ ¿Qué pasaría si el propósito de la vida en
la Tierra no fuese aprender algo (pensamiento), sino experimentar algo
(sentimiento)?
~ ¿Qué pasaría si nosotros, como Jugadores, tuviésemos
que sentirnos “separados” de nuestro Yo Infinito, en lugar de lamentar
el hecho e intentar “reconectar”?
~ ¿Qué pasaría si nuestra conexión con nuestro
Yo Infinito no se hubiese roto nunca, pero debíamos pensar que sí lo estaba
para jugar al Juego?
~ ¿Qué pasaría si todas las experiencias que
hemos tenido, y que tendremos jamás, fuesen exactamente de la forma que nuestro
Yo Infinito las quiere, y que entonces no hubiera nada que cambiar,
arreglar ni mejorar en nuestros hologramas?
~ ¿Qué pasaría si todas las cosas a las que
nos hemos resistido fuesen realmente lo que nuestro Yo Infinito quiere
que experimentemos, y son sólo nuestros juicios y resistencias los que causan
nuestro dolor y sufrimiento?
~ ¿Qué pasaría si no hemos hecho nunca nada
“equivocado”, pero sólo creemos que lo hemos hecho, y además creemos a todos
los demás cuando nos dicen que somos defectuosos e imperfectos, pecadores que
necesitan que los salven?
~ ¿Qué pasaría si la Tierra tampoco necesitase
ser salvada, que tuviese su propio Yo Infinito que crea también las
experiencias exactas que desea que tenga?
~ ¿Qué pasaría si fuese sólo nuestro ego el
que dice que tenemos el poder de crear o cambiar algo en nuestra realidad, cuando
ese poder reside verdaderamente en el Yo Infinito en el otro lado de El
Campo?
~ ¿Qué pasaría si no necesitásemos ninguna
“autoayuda”, ni fórmulas mágicas, ni “Secretos”, ni “leyes espirituales”,
ni gurús, ni técnicas especiales para intentar hacer las cosas diferentes de lo
que son?
~ ¿Qué pasaría si, hagamos lo que hagamos en
la primera mitad del Juego Humano (como meditar, orar, comer sólo comida ecológica
y demás), no cambiase nada hasta que hayamos experimentado todas las
imperfecciones, limitaciones y restricciones que quiera nuestro Yo Infinito
y estemos listos para jugar la segunda parte?
~ ¿Qué pasaría si todo lo que tuviésemos que
hacer es relajarnos, disfrutar de las experiencias que nuestro Yo Infinito
crea para nosotros (sean las que sean), y dejásemos de juzgar esas experiencias
como “buenas” o “malas”, “mejores” o “peores”, “correctas” o “erróneas”?
~ Qué pasaría si la humanidad misma no hubiese
cometido error alguno tampoco, sino que en lugar de eso hubiese explorado las alturas
de la limitación como especie, exactamente como los Yo Infinito querían?
~ ¿Qué pasaría si, sin comprender esto, hubiésemos
inventado muchas “historias” para intentar explicar lo que experimentamos
(religiones, filosofías y creencias), muchas de las cuales contienen algo de verdad,
pero que siempre se alteran de manera que verdaderamente conduzcan a más
limitación?
~ ¿Qué pasaría si en el Juego Humano ya fuese
hora de que mucha más gente entrase en sus crisálidas para jugar la segunda
parte del juego; que ya fuese hora de que culminemos la cumbre de la primera
subida de la montaña rusa y disfrutemos el viaje de vuelta a InfiniLandia?
* * *
SUGERENCIA DE PELÍCULA: The
Game (el Juego),
protagonizada por Michael Douglas (1997)
NOTAS
CAPÍTULO 12
EL MODELO DE LAS DOS PARTES
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Antes de que prosigamos quiero estar seguro de que no te
confundo con tanto mezclar metáforas y analogías (¡y habrá más!). Por ejemplo,
acabamos de decir que el Juego Humano se divide en dos partes, ¿cómo se conjuga
eso con las metáforas de la Sala de Cine y de la Mariposa?
La
primera parte del Juego Humano (meterse cada vez más a fondo en la limitación y
la restricción, con todos los dramas, conflictos, dolor y sufrimiento) serían
las etapas 1 y 2 de una mariposa (el huevo y la oruga), o todo lo que pasa a
los Humanos-Niños y los Humanos-Adultos dentro de la sala de cine.
La
segunda parte del Juego Humano serían las etapas 3 y 4 (la crisálida y la
mariposa), o todo lo que ocurre a partir de que atraviesas la puerta trasera de
la sala de cine y entras en tu crisálida.
Creo
que todo será más evidente si echamos un vistazo a las reglas, diferentes para
las dos partes del Juego Humano.
Las
reglas para la primera parte del Juego Humano (dentro del cine) son:1
1.-
Los Jugadores deben olvidar quiénes son realmente y creer que en lugar de eso
son algo diferente, hasta el extremo, por ejemplo, de creer que ellos son su
propio cuerpo, o su Yo Infinito.
2.-
Los Jugadores deber creer que sus experiencias holográficas son reales y que lo
que perciben con sus sentidos ocurre realmente “ahí fuera”, en una realidad objetiva
e independiente.
3.-
Los Jugadores deben creer que lo que se encuentran “ahí fuera” manda en ellos y
tiene el poder de influir en sus vidas.
4.-
Los Jugadores deben creer en los juicios “bueno y malo”, “correcto y equivocado”,
“mejor y peor”, “bien y mal”.
5.-
Los Jugadores deben creer que hay algo “erróneo” en la realidad que ven “ahí
fuera” y que necesitan cambiarla, arreglarla o mejorarla.
6.-
Los Jugadores deben creer que tienen el poder de crear una realidad diferente
de la que experimentan y que, por lo tanto, se sientan incompletos e
imperfectos (más limitados) cuando fracasan.
7.-
Los Jugadores deben creer que pueden encontrar la salida del Juego Humano pensando,
usando su mente; o encontrar esa salida amando, usando su corazón.
8.- Los Jugadores
deben creer que “pueden hacer que pase algo”,
y cuando fracasan se culpen a sí mismos por no ser más listos, o mejores, o por
no trabajar más.
9.- Los Jugadores
deben creer que hay objetivos a alcanzar, o planes que satisfacer, o lecciones
que aprender.
10.- Los Jugadores
deben creer que son los únicos responsables de luchar por satisfacer sus necesidades
y deseos.
11.- El miedo y la
resistencia son los cimientos de la primera parte del Juego, y los juicios y
sus creencias resultantes son el pegamento que hace que las ilusiones funcionen.
12.- Estas
ilusiones no deben romperse nunca, o los Jugadores verían el trasfondo del
Juego.
¿Te suena algo de
esto?
Según este modelo,
la primera parte del Juego Humano se diseñó para experimentar limitaciones y
restricciones de todo tipo y tamaño. Todas estas reglas conducen a eso. De
manera que, si has venido siguiendo las reglas (y, literalmente, no habrías
podido hacer otra cosa), lo más probable es que hayas experimentado un buen
montón de limitaciones y restricciones en tu vida. Hasta ahora no has sabido
por qué, porque no tenías que saberlo.
Comprendo que probablemente
no te gustasen las limitaciones y restricciones de la primera parte del Juego
Humano, comprendo que no parecían “bien” ni “correctas,” y comprendo que hayas
pensado que hacías algo “incorrecto”; pero tú no has hecho nada “incorrecto,”
como tampoco yo. Nosotros hemos jugado al Juego Humano exactamente como
debíamos, de la manera exacta como nuestros Yo Infinito querían que
hiciéramos. Tampoco nuestros juicios y resistencias eran “incorrectos”, ya que conducen a más limitación y eso es
precisamente lo que el Yo Infinito quería sentir. Dicho de otro modo,
hemos hecho un trabajo fantástico como Jugadores, que es para lo que fuimos
creados. Simplemente no lo sabíamos y no podíamos entenderlo desde nuestro
punto de vista.
Aquí hay algo que deberíamos
considerar: de qué manera ha logrado montar esto un Yo Infinito, cómo se
las arregló para limitar el poder, la alegría, la abundancia, la sabiduría y el
amor sin límites. ¡Qué creación!, ¡qué juego!
* * *
Puesto que la primera parte del Juego Humano es, a propósito, lo opuesto del
estado natural de un Yo Infinito, se necesita una cantidad enorme de
poder para crearlo y mantenerlo, como la montaña rusa de un parque de
atracciones…

Lo primero que
ocurre cuando te subes en una montaña rusa es que subes una colina muy alta, y,
para mucha gente, cuanto más alta, mejor; pero para subir esta alta colina es
necesario que desafiemos todas las leyes naturales, como la Ley de la Gravedad.
Se necesita mucho poder para subir esta primera colina y por el camino pasamos
por toda clase de “experiencias interiores”. Para mucha gente, lo más común es
el miedo, otros tienen una gran variedad de respuestas, desde el nerviosismo al
pánico, incluso la náusea.
Yo me resistía a
esa primera colina con todo lo que tenía. No me gustaba, no me sentía bien, no
era natural, todo lo que quería hacer era largarme de allí; pero también sabía
lo que venía después, la diversión justo tras la cima de la colina.
De la misma manera,
hundirse lo más posible en las limitaciones y restricciones produce las mismas
reacciones que subir la primera colina de la montaña rusa: no te gusta, no te
sientes bien, no es natural, todo lo que deseas es largarte de allí. Así que
resistimos la primera parte y nos preguntamos por qué tenemos esas experiencias;
pero así es como debemos sentirnos, ese es el Juego.
Otro motivo de que
me guste la analogía de la montaña rusa es que no podemos experimentar nunca la
experiencia, ni disfrutar el viaje que viene, si no ascendemos la gran colina.
También es que una
montaña rusa tiene dos “partes”, como el Juego
Humano: uno sube la colina en la primera y la baja en la segunda. Si se mira
objetivamente, la primera parte no es “mejor” ni “peor” que la segunda. De
hecho, la segunda parte no podría existir sin la primera, de manera que no
puede darse el “juicio” de que una parte sea mejor que otra.
Y lo que es más
importante, alguien que viaja en la segunda parte de la montaña rusa no es más
“iluminado”, ni “mejor”,
ni “más avanzado”, ni “ascendido” que alguien
que va sube la primera colina. Sencillamente, los dos están en un punto
diferente del viaje.
Por lo tanto,
alguien como yo, que estoy cerca del final de la etapa de crisálida, no es
“mejor”, ni está más “iluminado”, o “avanzado”, o
“ascendido” que quien esté aún dentro de la sala de cine. Yo estoy simplemente
en un punto diferente de mi metamorfosis, nada más, y ya he experimentado la
mayor parte de lo que viene tras la cima de la colina de la montaña rusa.
Por último, el
motivo de que me guste esta analogía es que le da la vuelta a todo lo que
normalmente hemos pensado sobre la limitación. Más que “descender” en la
limitación, o “bajar” a las profundidades, la primera parte de la montaña rusa
es hacia “arriba”. De modo que en lugar de decir que hemos tocado “fondo” en
nuestras vidas, en mi mente es preferible decir que hemos alcanzado la cumbre,
o el pico, o la cúspide de la limitación, cuando ya es hora de comenzar la
segunda parte del Juego. Para mí, esto ayuda también a eliminar los juicios.
El día aquel del
que te hablé, cuando estaba sentado en mi piso y me daba cuenta de que no tenía
trabajo, ni dinero, ni esto ni aquello, era mi momento en la cumbre de la
colina de la montaña rusa. Un breve momento sin peso aparente, cuando uno ha
terminado de subir esa colina interminable y horrorosa, cuando uno puede dejar
atrás toda resistencia que tuviera pero todavía no ha comenzado el viaje hacia
abajo. Ese es el momento del no juicio, el momento de la claridad, el momento
de la objetividad completa. Ese breve momento es cuando tú puedes agradecer que
hayas llegado a la cima, incluso puedes agradecer la subida misma. Ni siquiera
esperas la próxima parte del viaje, sino que, sencillamente, el espacio y el
tiempo están suspendidos.
Y entonces
atraviesas la puerta en la trasera de la sala de cine y comienza la segunda
parte del Juego Humano (¡qué tal esta mezcla de metáforas!)
* * *
Fundamentalmente, la segunda parte del Juego
Humano es lo opuesto a la primera parte (hablaremos de algo de esto, más en
detalle, en capítulos posteriores)
1.- El Jugador
sabe que lo que se ha llamado “realidad” no es real en absoluto, sino un
holograma creado por su Yo Infinito para jugar el Juego Humano. Este
Juego se juega por, en y para la consciencia. De hecho no hay un “ahí fuera”, no existe una realidad objetiva independiente.
2.- El Jugador
sabe que una vez que se ha desplazado a la segunda parte, todos los hologramas
experimentados por él estarán apoyando totalmente su metamorfosis en mariposa, más
que dirigirlo hacia mayores limitaciones y restricciones,
3.- El Jugador
sabe que no puede ni podrá nunca experimentar nada en holograma alguno que su Yo
Infinito no haya creado y querido experimentar, y que su Yo Infinito
ha escrito y dado su visto bueno al guión que se use por cualquier otra persona
que aparezca en el holograma del Jugador. En el holograma del Jugador, nadie
puede decir o hacer nada que no haya solicitado el Yo Infinito del
Jugador.
4.- El Jugador
sabe que su enfoque cambia de pensar, a sentir. En la segunda parte no hay nada
que analizar, diseccionar ni comprender; no hay nunca motivo alguno para
preguntar “¿por qué?”. Pensar y estudiar son ahora únicamente el resultado de
la curiosidad interior por ampliar los propios conocimientos, en lugar de
requisitos para descubrir el mundo, o para hacer al Jugador “mejor” o más
“iluminado”.
5.- El Jugador
cambia de “dar su poder a otra parte” para hacer real el holograma, a
“recuperar su poder” desde ese holograma. Cuando aparecen hologramas que causan
alguna clase de malestar es señal de que el Jugador, mientras jugaba la primera
parte, ha adjudicado algún poder al holograma para hacerlo real. Esta es la
oportunidad de reconocer que el holograma no era verdaderamente real y de
recuperar ese poder desde el holograma.
6.- El Jugador
deja atrás todos y cada uno de los juicios sobre cualquier persona o cosa de
cualquier holograma en cualquier ocasión, como “bueno” y “malo”, o “cierto” o “erróneo”. Como dijo Rudyard Kipling
en su poema, Si: «Si puedes encontrarte con el Triunfo y el Desastre
y tratar por igual a esos dos impostores…»
7.- El Jugador
sabe que no hay nunca nada que necesite ser arreglado, ni cambiado, ni mejorado
en los hologramas que experimenta.
8.- El Jugador
cambia de ser “proactivo”, a ser “reactivo”.
No hay nunca más nada que el Jugador necesite “hacer que suceda”. Ser
“reactivo” significa que cuando aparece una ilusión holográfica “ahí fuera” que
parece que requiera que se tome una decisión, una respuesta, o una acción, el
Jugador la toma (siempre y cuando no signifique un malestar). O cuando el
Jugador siente una motivación interna o un impulso para actuar, lo hace. Dicho
con otras palabras, el Jugador sigue su agitación interior mientras sea divertida
y proporcione alegría total.
9.- El Jugador
vive momento a momento, día a día. No hay metas, ni planificaciones, ni
objetivos, ni órdenes del día. No hay ni un pasado ni un futuro, simplemente un
“ahora”.
10.- El Jugador
desarrolla amor profundo y gratitud sincera por su Yo Infinito, por sí
mismo como Jugador, y por todas las creaciones holográficas de la primera
parte, aunque hubiese ocurrido que la experiencia pareciera desagradable. El
Jugador se maravilla de asombro ante el bello, perfecto y milagroso trabajo que
hizo en la primera parte para convencerse a sí mismo de que era real y de que
el mundo holográfico que veía a su alrededor era también real.
11.- El Jugador
tiene el “conocimiento” y la completa confianza de que su Yo Infinito se
ocupará de todas sus necesidades (incluso del dinero), y de que no hay motivo
alguno para preocuparse por nada. El Yo Infinito no crearía un holograma
que quisiera que el Jugador experimentase si no lo dotara también de todo lo
que el Jugador necesita para esa experiencia.
12.- El Jugador se
levanta cada día en atenta espera, a la expectativa curiosa ante las
experiencias que su Yo Infinito creará para él aquel día; se pone el
cinturón de seguridad, se relaja, y disfruta del viaje.
* * *
Aún a riesgo de
exagerar, me gustaría ofrecer dos analogías más (¿o son metáforas?) para
asegurarme de que me he explicado bien.
En realidad ya he
mencionado una antes, que quiero ampliar ahora…
Imagínate un
autobús de línea que va por una autopista. Al volante va un Yo Infinito.
El Yo Infinito se da cuenta de que no puede conducir el autobús y a la
vez disfrutar plenamente de los paisajes del camino, de manera que crea un
Jugador para que se siente en uno de los asientos y disfrute del panorama por
él. De hecho, el Yo Infinito se da cuenta de que, si quiere, puede crear
cuarenta Jugadores diferentes para que ocupen todos los asientos del autobús y
así tener cuarenta puntos de vista diferentes del paisaje (si esto te sorprende,
lee el capítulo veintiséis, “¿Un Jugador por cada Yo Infinito? ”, en la tercera parte de este libro).
Hay un cable que
conecta al Yo Infinito que va en el asiento del conductor con cada uno
de sus Jugadores que van en los asientos de los pasajeros, como una conexión
Ethernet. A través de este cable, el Yo Infinito descarga una película
holográfica para cada uno de sus Pasajeros/Jugadores, la cual se proyecta en la
ventana de al lado del Pasajero. Pero más que ver solamente la película 3D que
se proyecta en la ventana, el Pasajero está inmerso verdaderamente en el
paisaje y es parte de la película misma.
Cada Pasajero sólo
puede mirar por su ventana, y por lo tanto cada Pasajero tiene una experiencia
totalmente única. Según va reaccionando y respondiendo al panorama que ve,
envía sus sentimientos por el cable Ethernet al Yo Infinito, que puede
entonces experimentar indirectamente la experiencia del panorama a través de su
Pasajero.
El trabajo del
Pasajero no es conducir el autobús, ni decidir que imágenes va a experimentar.
Su trabajo es, simplemente, tener la experiencia y los sentimientos que
resultan de ella.
¿Hace eso que el
Pasajero esté “separado” del conductor? En cierto sentido, sí. Tiene que
estar separado para no pensar en conducir el autobús y entonces pueda experimentar
totalmente el paisaje. Pero no, no está “separado”, ya que fue creado por su Yo
Infinito como una extensión de sí mismo y están conectados siempre por el
cable Ethernet.
¿Es “erróneo”
creer que estamos separados de nuestros Yo Infinito? No, en absoluto. El
Juego se concibió para que funcionase de esa forma.
Nuestro problema
como Pasajeros es que hemos estado intentando conducir el autobús, intentando
decidir qué experiencias tendríamos, principalmente porque hemos tenido
experiencias en el pasado que juzgamos como “erróneas” o “incómodas”. Hemos
decidido que queremos evitar esas experiencias en el futuro, por lo que hemos
intentado hacernos con el trabajo del conductor. O porque en el pasado hemos
tenido experiencias que nos gustaban mucho y queríamos repetirlas.
Todo Pasajero que
acepte verdaderamente su papel como tal y abandone todo juicio o creencia sobre
el panorama que experimenta, puede reclinarse, relajarse y disfrutar totalmente
del viaje. Hay también un tremendo descanso en darse cuenta, como Pasajero, de
que no hay reacción o respuesta que pueda ser “equivocada”, que cada reacción y
cada respuesta de cada Pasajero del autobús es válida, apetecible y deseada por
su Yo Infinito.
* * *
La segunda analogía
tiene que ver con uno de mis juegos favoritos: la busca del tesoro. A decir
verdad, estuve pensando llamar a este libro La Gran Busca del Tesoro y
utilizar eso como la metáfora principal, porque eso es lo que el Juego Humano
ciertamente es.
En una buena busca
del tesoro hay alguien que oculta algo y entonces inventa unas pistas para que
los jugadores intenten encontrarlo. El juego me atrae tanto porque combina la
agudeza mental (averiguar qué significan las pistas) con obstáculos a superar
y, en algunos casos, también exigencias físicas a la hora de encontrar el
tesoro.
En el Juego Humano
era aún más difícil. No sabíamos que estábamos jugando un juego, ni sabíamos
que buscábamos un tesoro, ni en qué consistía el tesoro. Tampoco sabíamos que
todas las experiencias que teníamos eran perfectas para el juego, ni sabíamos que
hubiera pistas que nos daban de cuando en cuando, ni lo que esas pistas
significaban. Incluso nos quedábamos varados durante la busca del tesoro,
detenidos en un sitio o en una experiencia concretos y allí estábamos, sin
llegar nunca al tesoro mismo.
En pocas palabras,
la mayoría de nosotros no lo pasábamos muy bien.
De hecho, mucha
gente se enfadaba muchísimo con su Yo Infinito por ponerles en tales
dramas, y conflictos, y dolores, y sufrimientos en la primera parte del Juego
Humano. Y sin embargo, esa misma gente parecía disfrutar de una buena busca del
tesoro, en la que sólo se tienen indicios, y pistas, y muchos obstáculos que
superar antes de encontrar el tesoro. Y nadie se enfada con el creador de una
buena busca del tesoro, ¿verdad?
Conozco a muy
pocas personas que estén enojadas con sus padres por haberlas traído a este
mundo como niños totalmente indefensos, desamparados y dependientes, pero que por
alguna razón se encolerizan con sus Yo Infinito por haberlas creado para
jugar al Juego Humano.
Es posible que
digas “todo eso está muy bien, pero yo no estaba de acuerdo con ser un Jugador
para mi Yo Infinito. ¡Yo no estaba de acuerdo con tener que pasar por
años de dolor y sufrimiento para que mi Yo Infinito pudiese jugar alguna
clase de juego enfermizo por su propia diversión!”
Quizá sí, quizá
no. Pero esa indignación, aparentemente justificada en la superficie, está
llena de juicios y recriminaciones. Y tampoco es verdad: tu Yo Infinito
no creó tu dolor ni tu sufrimiento, lo hizo tu resistencia ante tus
experiencias. Hablaremos más de esto después.
Lo que importa es
que todo ha terminado ya. Ya tienes el cofre del tesoro y lo has abierto. Hay
una nota dentro que dice: “no es real, es sólo un juego” y ahora estás de
vuelta al punto de partida a reclamar tu premio.
Sólo hay un
problema. La única forma de volver al punto de partida es volando, y en cada
una de tus paradas en el camino hacia el tesoro has recogido un montón de
equipaje. Demasiado equipaje y demasiado pesado para volar como mariposa. Así
que ahora tienes que abandonar todo ese equipaje, que en este caso es la
personalidad que has construido por el camino, tu “mismidad” tu ego.
* * *
Ahora que las dos
partes del Juego Humano tienen más sentido, es posible que preguntes “¿cuál es
la idea de todo esto?”
La idea es ¿qué
vas a hacer en tu crisálida?, ¿qué va a ocurrir ahora que estás jugando la
segunda parte del Juego Humano?
Durante la primera
parte te has encontrado con numerosas experiencias holográficas que, basándose
en los miedos de los que hablaremos después, has juzgado como “malas”,
“incorrectas”, “peores”, “malignas”, o sencillamente “indeseables”. Has
intentado cambiar, o arreglar, o mejorar esas experiencias con todo lo que
tenías. Al hacerlo, has cedido poder “ahí fuera” y has hecho que los hologramas
parezcan reales.
Según pasaba el
tiempo ibas formando creencias y opiniones sobre las experiencias, sobre los
demás y sobre el mundo a tu alrededor. Aquellos juicios, creencias y opiniones,
de hecho, definían quien tú creías que eras. Se hicieron parte de tu “mismidad”,
las capas de falsa identidad llamadas el ego.
Ahora tu trabajo
es invertir ese proceso.
Todos los juicios
que hiciste mientras estabas en la sala de cine, del tipo “bueno” y “malo”,
“correcto” y “equivocado”, “mejor” y “peor”, “bien” y “mal” (como Humano-Niño y
como Humano-Adulto) ya no son válidos.
Cada creencia y cada
opinión que tenías se basaba en una hipótesis incorrecta (que las películas que
mirabas eran reales) y por lo tanto, falsa.
Cada apego que
tenías a esos juicios, creencias y opiniones creaba una nueva y falsa capa de
identidad, que creías que realmente eras tú.
Así que ahora se
te ha dado la oportunidad, por tu Yo Infinito, de revisar todos esos
juicios, creencias y opiniones, y esta vez cambiar tu reacción o respuesta a
las experiencias que los crearon. Al hacerlo serás capaz de abandonar las capas
de falsas identidades que conforman tu ego (y los miedos subyacentes), y
emprender tu camino hacia la respuesta verdadera a “¿quién soy yo?”
Cómo ocurre esto es
relativamente simple.
En realidad tú no
tienes que hacer nada. Es mucho mejor que ya no intentes hacer que las cosas
ocurran. Tu Yo Infinito lo creará todo para ti, como siempre ha hecho.
Todo lo que tienes que hacer es estar totalmente consciente y al tanto, momento
a momento, de tus reacciones y respuestas a tus experiencias, y estar deseoso
de observarlas en el momento presente con sinceridad y sin justificaciones. Eso
significa que tienes que estar despierto y con los ojos abiertos, y no en
alguna clase de sueño meditativo o estado alterado de consciencia.
Pero esto no es
nada fácil. Se requiere una alta agudeza mental, y también incluye exigencias
profundamente emocionales, e incluso físicas.
Esencialmente, tú
“revivirás” o “revisarás” muchas de las experiencias clave de tu pasado, lo que
significa que, por un corto período posterior, las películas que te rodean en
tu crisálida se parecerán mucho a lo que eran en la sala de cine. Algunos de
los personajes involucrados pueden ser ligeramente diferentes a la primera vez
que viste la película, pero el tema fundamental es el mismo o muy parecido.
Sin embargo, esta
vez tienes la oportunidad de cambiar tu reacción o respuesta a estas
experiencias al ver el poder que otorgaste “ahí fuera” para hacer que tu
universo holográfico pareciera real, y entonces abandonar los juicios, los
prejuicios, las creencias y las opiniones que formaste como resultado. Esto
será un buen comienzo, y entonces pasas a la experiencia siguiente.
Quiero dejar claro
que tú no tienes que ir a la busca de tu pasado para procesar una experiencia.
Tu Yo Infinito recreará esas experiencias en el presente para que te
enfrentes a ellas en el aquí y ahora. Esto no es una psicoterapia destinada a
descubrir que tu madre no te dio el pecho lo suficiente o para superar una
historia familiar deficiente.
Va de “lo que es, ahora”.
Va de abandonar
los miedos que dominan tus pensamientos en el presente y sobre los apegos a tu
propia “mismidad”, las capas de identidades falsas, el concepto de personalidad
llamado ego que crees que eres.
Va de una guerra
con Maya, la Diosa de la Ilusión, como diría Jed McKenna.
Va de encontrar quién
eres realmente.
Va de descubrir lo
que es verdad.
Va de convertirse
en un “no-yo” completamente realizado, con serenidad de ser.
NOTAS
1. Basado libremente en los trabajos de Robert Scheinfeld –
Vuelta a la lectura
EL PROCESO
Vuelta a la lista de contenidos
Al final del capítulo anterior dije que “revivirías” o “revisarías”
muchas de las experiencias clave de tu pasado, lo que significa que, por un
corto tiempo tras entrar en la crisálida, las películas que te rodean en ella
parecerán bastante iguales a lo que eran en la sala de cine. Algunos de los
personajes involucrados pueden ser ligeramente diferentes que la primera vez
que viste la película, pero el tema esencial será el mismo, o muy parecido. Sin
embargo, esta vez tienes la oportunidad de cambiar tu reacción o tu respuesta a
estas experiencias al ver el poder que otorgaste “ahí fuera” para hacer que tu
universo holográfico pareciera real, y que abandones entonces los juicios,
prejuicios, creencias y opiniones que formaste como resultado.
Cada uno de los exploradores tiene su método distinto
de asimilar las experiencias holográficas creadas para ti en tu crisálida por
tu Yo Infinito. Yo dudo que haya un camino “correcto” o “equivocado”, o un solo camino siquiera.
No hay duda de que hay sólo un sitio en el que
acabar: como mariposa; pero quizá haya tantas maneras de emerger de la crisálida
como rutas a través de las Montañas Rocosas hasta el Océano Pacífico.
Podría ser de ayuda contemplar un par de
métodos utilizados por otros exploradores para darte una pista de dónde y cómo
encontrar lo que funcione para ti.
* * *
Robert Scheinfeld, a quien he llamado mi guía,
creó un Proceso que es algo así:
1. Recuerda que no es real
2. Zambúllete en él hasta su mismo centro
3. Siente completamente la “energía del malestar”
4. Cuando ésta llegue al máximo, llámalo por su nombre y di la verdad
sobre ello
5. Recupera el poder que diste a la creación
6. Expresa agradecimiento1
En otros términos, a medida que continúas con
tu vida en tu crisálida, inmerso en las películas, habrá veces que una
experiencia te traiga algo distinto de la alegría total. Robert lo llama
“malestar”, que abarca malestar
mental así como físico y emocional: desde una ligera reacción emotiva hasta
intenso dolor y sufrimiento. La manera más fácil de vigilar esto es notar que
desearías que algo cambiase en tu holograma presente, porque no te gusta mucho
algo (o todo) en él.
Seamos claros y concretos sobre lo que
queremos decir con “malestar”. El malestar físico debería ser bastante obvio, y
varía desde un simple “¡ay! ”, hasta un
dolor intenso y debilitador. Por otra parte, el malestar emocional o mental
puede ser un poco más sutil.
L. Ron Hubbard inventó una “escala de tonos
emocionales”, en la que hace un
listado de las emociones “molestas” que podemos sentir de cuando en cuando, que
consisten en (en parte): rabia, antagonismo, ansiedad, apatía, reproche,
hostilidad encubierta, desesperación, angustia, miedo, pena, odio, ocultación,
desesperación, falta de compasión, lástima, conciliación, remordimiento,
resentimiento, auto humillación, vergüenza, compasión, terror, fracaso total,
resentimiento oculto, inutilidad, victimismo.2
Puedo pensar en otros sentimientos que pueden
considerarse también “molestos,” como: amargura, condena, condescendencia,
depresión, bochorno, envidia, exasperación, frustración, humillación,
impaciencia, indecisión, indignación, intolerancia, celos, desconfianza,
amonestación, venganza, tristeza, sarcasmo, desprecio, preocupación...
Pero podemos hacer muy sencillo todo esto
diciendo que “malestar” es todo lo que sientas que sea cualquier cosa menos
alegría y entusiasmo totales.
Cuando sentimos una de esas emociones, o sentimos
dolor físico, lo primero que hacemos es juzgarlo como “erróneo”, o “malo”, o “indeseable”, algo que no
queremos sentir y a lo que nos resistimos. Entonces le asignamos poder “ahí
fuera” a la persona, lugar o cosa que nos ha hecho sentir un tanto infelices.
“Él”, “ella”, o “ello” ha hecho que me sienta de esta manera, tanto si es una
descomposición emocional, como un estómago descompuesto. Dicho de otra forma,
“culpamos” a lo que está “ahí fuera” de que “me ha hecho esto”. Entonces
intentamos cambiar, arreglar o mejorar la situación de alguna manera.
Incluso aquellos de nosotros que hemos creído
durante años que “tú creas tu propia realidad” lo hacemos, tanto si lo
admitimos como si no, o aunque pensemos que somos demasiado “iluminados” para
eso. Lo hacemos de todos modos, en mayor o menor grado, si somos realmente sinceros
con nosotros mismos. Y eso con todo derecho, porque es inherente a la primera
parte del Juego Humano, al que hemos jugado por tanto tiempo y que lleva a una
limitación mayor.
En la crisálida vas a tener experiencias
similares a las de las primera parte del Juego. Fundamentalmente, de cuando en
cuando vas a verte inmerso en películas con gente, lugares y cosas que te hacen
sentir “molesto”. Algunas de las personas que te encuentres, por ejemplo,
pueden llegar a enfadarte de la misma forma que hicieron cuando los encontraste
la primera vez, o la segunda, o la enésima.
Ten por cierto que esto no es un holograma
creado por tu Yo Infinito para crear más limitación en tu vida. Este
holograma es un regalo para ti de tu Yo Infinito, un regalo que te muestra
exactamente dónde cediste poder a algo “ahí fuera” en el pasado y, todavía más
importante, dónde reside aún ese poder. Es tu oportunidad de responder
en forma diferente a ese holograma, de “recobrar”, en cierto sentido, el poder que otorgaste. Tu oportunidad de
reescribir el final de esa historia.
Cuando sientas ese malestar (cuando tengas el
más mínimo pensamiento de que deseas que cambie algo “ahí fuera” en tu
experiencia presente), Robert dice que pongas en marcha su Proceso, así que
vamos a estudiarlo con más detenimiento. (De nuevo digo que Robert podría estar
o no de acuerdo totalmente con algunas de mis extensas explicaciones.)
1. Recuerda que no es real. Recuerda
que estás inmerso en un holograma y, por definición, un holograma no es real. Sólo
lo haces real si le otorgas el poder de ser real y le das control sobre ti.
2. Zambúllete en él hasta su mismo centro.
Esto es lo contrario de lo que hacíamos habitualmente en la primera parte del
Juego Humano. Cuando “ahí fuera” nos encontrábamos algo que nos molestaba
(dolor y sufrimiento, por ejemplo), intentábamos salir de ello, resistirlo,
suprimirlo, cambiarlo, ignorarlo, drogarlo, negarlo, ocultarnos, escaparnos o,
en caso contrario, hacer que desapareciera. Por otra parte, Robert dice que lo
acojamos completamente, que lo veamos en toda su plenitud, que lo invitemos a
acercarse y que nos metamos en su meollo tan completamente como sea posible.
3. Siente completamente la “energía del
malestar”. Más que apresurarse con el Proceso tan pronto sientas el más
mínimo malestar, hay que dejar que crezca lo más posible.
Hay un motivo muy sencillo para esto. Lo
siguiente que queremos hacer, según Robert, es “recobrar el poder” que
otorgamos en esos hologramas “ahí fuera”. En muchos casos hemos “dado” mucho
poder a cierta gente, lugares y cosas, con el resultado de que nos sentíamos descontentos.
De hecho, en la segunda parte del Juego Humano, apagar el flujo de ese poder
puede costar más de una experiencia. Cuanto más podamos conseguir cada vez, tanto
más rápido y fácil será el proceso de “recobrar” todo ese poder. Por lo tanto,
deja que el malestar crezca tanto como sea posible para asimilar tanto como
puedas cada vez, y estate preparado para hacerlo otra vez después, tanto con la
misma persona, lugar o cosa, o una situación semejante, hasta que el poder que
hayas puesto “ahí fuera” se apague. (Hay algunas técnicas factibles que podrías
usar para ayudar a que el malestar crezca, como “Centrarse”, desarrollada por el doctor Eugene Gendlin.3)
4. Cuando llegue al máximo, llámalo por su
nombre y di la verdad sobre ello. Cuando el malestar sea lo máximo que
puedes soportar en ese momento, es hora de evaluar sinceramente la situación y
buscar tus juicios, prejuicios, opiniones y creencias. Por ejemplo, ¿hay algo o
alguien en esta experiencia que crees que sea “equivocado”, o “malo” y que debería cambiar o ser diferente de lo que es?, ¿quién o
qué, concretamente?, y ¿es cierto?
¿Es alguna de las creencias que tienes la que
causa el malestar?, ¿cuál es, exactamente?, y ¿es cierta?
¿Te has formado una opinión o un prejuicio que
ahora te causa malestar en esta experiencia?, ¿qué es, y son realmente ciertos?
(Puede ayudar mucho escribir esas cosas según
vas a través del Proceso, al menos al principio.)
Una de las cosas que no preguntas
es “¿por qué?” te ocurre esta experiencia. Eso es una distracción que no tiene
relevancia y que no dejará que te concentres en lo que importa.
Preguntar “por qué” es lo que todo el mundo hace dentro de la sala de cine,
porque conduce a una limitación cada vez mayor, pero dentro de la crisálida es
un concepto inútil. Quizá comprendas “por qué”, o quizá no, no tiene importancia.
Conforme continúan las experiencias en tu crisálida,
podrás comenzar a ver patrones en tu vida que rotan alrededor de ciertos
juicios, prejuicios, opiniones o creencias clave. Puedes suponer que aparecerán
hologramas semejantes para darte la oportunidad de seguir esos patrones, quizá
volviendo a la primera vez que formaste ese juicio, o reforzaste ese prejuicio,
o creaste esa opinión, o adoptaste esa creencia.
Así que “llamarlo por su nombre” significa
reconocer y admitir el hecho de que tu malestar se basa en los juicios, prejuicios,
opiniones y creencias que formaste como reacción o respuesta a esa situación.
La “verdad sobre ello” es que nadie ni nada
“ahí fuera” va a cambiar para hacerte más feliz. Tú eres quien tendrá
que cambiar tus reacciones y respuestas a tus experiencias, eres tú
quien tiene que asumir el 100% de responsabilidad por cómo te sientes y por tu situación
en la vida, eres tú quien ha saltado a este agujero incómodo, más
que haber sido empujado, o forzado, o engañado a ello.
La “verdad sobre ello” es que nadie puede ser
nunca víctima de nadie ni de nada, en momento alguno ni en ninguna experiencia.
Igualmente, tampoco existen perpetradores no deseados. Mientras sientas que
eres una víctima, otorgas un poder que no es real “ahí fuera”.
La “verdad sobre ello” es que no tienes el
poder de cambiar ni la experiencia, ni a alguien, ni nada de “ahí fuera”. El
único poder que tienes como Jugador es usar tu libre albedrío para cambiar la
forma en que reaccionas y respondes a las experiencias holográficas creadas
para ti por tu Yo Infinito.
5. Recupera el poder que diste a la
creación. “Recupera” es una palabra de Robert, y creo que puede ser un poco
engañosa. Un Jugador no tiene poder; para empezar, no hemos creado el
holograma. Indudablemente, hemos hecho real al holograma al otorgarle poder,
pero el poder que le otorgamos era tan imaginario como el holograma mismo.
“Recuperar el poder” implica también que
cuando hayas terminado el Proceso tendrás más poder que cuando empezaste, por
el hecho de recuperar el poder que le otorgaste al holograma “ahí fuera”. Eso
tampoco es verdad.
Lo que yo prefiero decir es que tú desconectas
o apagas el poder que le has otorgado al holograma, como si desenchufases la
clavija o apagases el interruptor de la luz. Piénsalo así…
En la primera parte del Juego Humano, tú entraste
en una experiencia holográfica y accionaste un interruptor que la encendió y la
hizo parecer real. Todavía está allí, totalmente iluminada cuando vuelves a
visitarla en la segunda parte, lo que es de mucha ayuda, porque la necesitas
tan brillante como sea posible para ver claramente los juicios, prejuicios, opiniones
y creencias, y tus reacciones y respuestas; todo lo que se convirtió en parte
de tu falsa individualidad, el concepto de la personalidad, el ego que tú creías
que eras.
Cuando hayas terminado de asimilar ese
holograma, tú sencillamente desenchufa la fuente de energía, o apaga el
interruptor. Al principio me ayudaba el visualizarme a mí mismo haciendo eso.
(Si todavía quedan juicios, prejuicios, opiniones
y creencias asociadas a esa experiencia holográfica –dicho con otras palabras,
si no lo has conseguido todo a la primera–, la luz no se apagará por completo y
tu Yo Infinito te dará después otra oportunidad de poner en marcha de
nuevo el Proceso en las mismas o parecidas circunstancias.)
6. Expresa agradecimiento. Expresar agradecimiento
es quizá el paso más importante. Incluso si no te “gusta” la experiencia que
tienes, haz lo que te sea posible (“fingir hasta sentir”) para expresar
agradecimiento a tu Yo Infinito por la experiencia, y especial
agradecimiento por la persona, lugar o cosa que te causaba el malestar. Después
de todo, tu Yo Infinito te ha hecho el regalo de mostrarte dónde
otorgabas poder “ahí fuera” en el pasado, y eso merece alguna gratitud. Y la
gente, lugares o cosas que causaban tu malestar te han hecho el regalo de interpretar
un papel con destreza en tu película holográfica para ayudarte en el proceso de
transformarte en mariposa. Algo que indudablemente merece agradecimiento.
Me doy perfecta cuenta de que esto puede ser
difícil al principio, pero, de hecho, es posible que pronto desees que otra
gente, lugares o cosas que te hagan sentir descontento aparezcan en tus
hologramas tanto y tan a menudo como puedan, y así puedas ver dónde has
otorgado poder “ahí fuera” y lo “recuperes”. (Para una exposición más completa
de “los demás” en las experiencias holográficas y el papel que interpretan, mira
por favor el capítulo veintitrés, “Los demás”, en la tercera parte de este
libro.)
Si sigues haciendo este Proceso, llegarás finalmente
a agradecer sincera y completamente todas y cada una de las experiencias que
has tenido, y a toda la gente, lugares y cosas que estaban en ellas por la
perfección absoluta que representan.
* * *
Recuerda que lo que ves “ahí fuera” que te
causa malestar es sólo una película de inmersión total. Si una noche fueras al
teatro y te conmoviese hasta las lágrimas una escena emotiva (digamos una mujer
que se está muriendo de cáncer, al estilo Love Story), no le echarías la
culpa al escritor, ni al director, ni a los actores por hacerte sentir mal. Para
eso fuiste al teatro en primer lugar, para tener una “experiencia interna”
desde la “experiencia externa”.
Si después de la obra fueses a la cafetería de
al lado y vieses a la actriz que interpretaba a la mujer que se moría, dudo que
le echaras la culpa por causarte malestar, ni que te considerases a ti mismo
una víctima de su interpretación, ni que le pidieras que cambiara la forma en
que interpreta su personaje. Al contrario, probablemente la alabarías por hacer
un trabajo tan bueno que ha suscitado tu respuesta emocional.
De eso se trata el Proceso de Robert: de
reconocer que estamos inmersos en una asombrosa película holográfica en 3D para
tener una “experiencia interna” desde la “experiencia externa”; de saber que
nuestro Yo Infinito escribe y dirige cada escena de esa película hasta
el más mínimo detalle; de aceptar que hay actores que interpretan sus papeles
en nuestras películas, ante quienes respondemos y reaccionamos; de admitir que cualquier
malestar que sintamos se basa únicamente en nuestras reacciones y
respuestas y en el poder que hemos otorgado “ahí fuera” a la película; de considerar
que el único poder que tenemos es el de cambiar nuestras reacciones y
respuestas si no estamos contentos con ellas; y de que entonces expresemos
nuestro agradecimiento al escritor, al director y a los actores que hicieron
tan bien el trabajo de mostrarnos el origen auténtico de nuestro malestar, con
lo que nos han dado la oportunidad de escribir un final nuevo para nosotros
mismos.
* * *
Encontré el Proceso de Robert fácil de hacer y
muy eficaz para el primer corto período dentro de mi crisálida, y lo recomiendo
(tal como lo he explicado arriba) para todos los Jugadores que sean nuevos en
su crisálida. Al menos, te pone en marcha y produce algunos resultados
beneficiosos en lo que toca a abandonar los juicios, prejuicios, creencias y
opiniones.
En este capítulo y el próximo quiero darte un
par de ejemplos detallados de mi propia vida que pueden ser de ayuda para
comprender mejor este Proceso. El primer ejemplo contiene prácticamente todos
los elementos de los que acabamos de hablar:
Llevaba ya en mi crisálida unos seis meses y
vivía con doscientos buenos amigos en una comuna intencional en el sur de
Portugal, llamada Tamera. Uno de mis trabajos para la comunidad era llevar la
cafetería por la tarde, de lo que disfrutaba enormemente. Era una oportunidad
de ver a muchos amigos de la comunidad que normalmente no veía durante el día,
amigos que venían al café por la noche para relajarse y divertirse. Me
encantaba crear una atmósfera especial de energía para ellos y servirles y
obsequiarles con palomitas de maíz y buena música.
Este café era una fuente de orgullo y placer
para mí, lo apreciaba y lo protegía. Por eso me enfadé mucho una noche en
particular.
Había una miembro de la comunidad, digamos
Betty, a la que conocía hacía quince años, desde la comunidad de ZEGG en
Alemania. No es que Betty no me gustase, apenas pensaba en ella, pero no
disfrutaba de su compañía y, sinceramente, no conozco a nadie que lo hiciera.
Siempre parecía tener una actitud amarga, airada y prepotente que sencillamente
no era divertido tener cerca. Por alguna razón la comunidad no expulsaba nunca
a nadie (al menos por ser amargo y prepotente) de modo que seguía todavía allí después
de quince años. Afortunadamente no tenía que verla mucho.
Sin embargo, aquella noche concreta, Betty
condujo su coche de repente a la misma parcela de gravilla en la que yo tenía
mi café y lo aparcó allí. Admito que el coche estaba de alguna manera hacia un
lado, de manera que no molestaba realmente a mis clientes, pero fastidiaba la
vista y estropeaba el ambiente que me había costado tanto crear. Además había
una norma contra aparcar coches en ese sitio.
Mi primera reacción fue la de suponer que Betty
había aparcado temporalmente, ya que su habitación estaba cerca, tal vez había
tenido que descargar algo y volvería pronto a quitar el vehículo. Pero pasaron
diez minutos y el automóvil seguía allí, poniéndose cada segundo más feo e
infectando toda la atmósfera. Fui a su habitación a asegurarme de que lo
quitaría. Mi petición, muy educada, se encontró con un hostil “¡ocúpate de tus
asuntos!”
Me sentía cada vez más “molesto”, “cabreado” sería una palabra mejor. Dejé que
pasaran otros diez minutos y, dado que aún no había quitado el vehículo, fui de
nuevo a su habitación y le ordené con toda la autoridad que pude reunir que lo
aparcase donde debía. Ella estaba en mitad de una furiosa diatriba sobre “quién
era yo para decirle a ella lo que tenía que hacer” cuando me di la vuelta y me
marché.
No quitó el automóvil. Allí se estuvo toda la
noche, envenenando el ambiente cuidadosamente dispuesto de mi café. Yo estaba
muy ocupado en aquel momento sirviendo bebidas y palomitas y no tenía el tiempo
ni el espacio suficiente para poner en marcha el Proceso, pero no me consentí a
mí mismo mirar al automóvil ni pensar en Betty, o me hubiera puesto realmente
furioso.
Es lo que tiene el “azar”: aquella noche en
concreto una invitada de la comunidad se cayó y se rompió una pierna. Tuvimos
que llamar a una ambulancia. El vehículo de Betty estaba aparcado de tal forma
que bloqueaba uno de los caminos de tierra principales por el que la ambulancia
podía dirigirse para llevarse a la invitada herida, de manera que mi
indignación por su negativa a quitarlo de allí había ganado validez repentinamente.
Ya no era simplemente mi deseo personal de que el vehículo se quitara de
delante de mi amado café, sino que ahora interfería una emergencia médica
importante, lo que era uno de los motivos por los que no se podía aparcar allí.
De modo que volví a la habitación de Betty y
le dije otra vez que quitara el automóvil antes de que llegase la ambulancia.
No lo hizo. Así era Betty. (La ambulancia encontró al final otro camino para
recoger a la paciente herida.)
A la mañana siguiente me permití dejar que el
malestar (la rabia que sentía) volviera. Quería hacer que Betty fuese la
“equivocada”. La culpaba por haber estropeado uno de mis grandes placeres de
aquella época, mi café nocturno. Yo sabía que si ella cambiaba lo que hacía, yo
sería mucho más feliz.
Así que puse en marcha el Proceso de Robert, o
al menos mi propia versión del mismo, y me acordé de que el malestar era una
bandera roja que apuntaba a donde yo había otorgado poder a este holograma para
hacerlo parecer real. Dejé que el malestar creciera y creciera dentro de mí
hasta que lo sentí con toda su fuerza.
Hacía tiempo que había dejado de preguntar
“por qué” ocurrían esas cosas. Yo sabía “por qué,” o sabía la única razón que
realmente contaba: mi Yo Infinito intentaba ayudarme mostrándome algo.
Así que no perdí tiempo especulando sobre la razón por la que tuve esta
experiencia. En lugar de eso, me recordé que nada de eso era real, que era una
experiencia holográfica creada especialmente para mí por mi Yo Infinito
como regalo en mi camino hacia la auto realización. A esas alturas yo ya había
hecho el Proceso las veces suficientes como para que sólo me llevara cinco
segundos saber con certeza que eso era verdad. Solo que no sabía aún qué había
dentro del envoltorio del regalo.
Reconocí ante mí mismo que me sentí una
víctima, que creía que Betty había interferido con el placer que yo obtenía de
mi café, y que juzgaba a Betty “equivocada” por lo que había hecho. Incluso
tenía una gran justificación para mi juicio en forma de ambulancia que
necesitaba la preferencia de paso. De hecho podría haber encontrado mucho apoyo
de los otros miembros de la comunidad sobre que el “correcto” era yo, y Betty
la “equivocada”.
Pero ese camino no lleva a ninguna parte.
En lugar de eso decidí abandonar todos mis
juicios y dejar de echarle la culpa a Betty, reconociendo que ella había leído
sencillamente el guión de la película que mi Yo Infinito había escrito
para mí. Eso no tenía nada que ver con ella y lo tenía todo conmigo. El
comportamiento de Betty no era en absoluto “equivocado”, de hecho, ella había interpretado su parte en mi película con gran
pericia. ¿Cómo podría culparla por ello?
También me di cuenta de que yo creía que ella
debía seguir las normas y de que mi lugar era el de hacérselas cumplir; de que
mi opinión era que ella ni siquiera pertenecía a esta comunidad, ¡y mucho menos
a mi holograma! Mi indignación se extendió entonces a toda la comunidad por no
haberla expulsado antes.
La “verdad sobre ello” era que yo le
había dado a Betty el poder de estropear la alegría total que me suponía llevar
mi café; que nada de lo que dijo o hizo Betty fue lo que creó mi malestar, sino
mi reacción y respuesta a ella. Y más importante aún, de que había reacciones y
respuestas sobre las que tenía control completo por mi propio libre albedrío y
que podía cambiar en un instante.
De modo que “recuperé” conscientemente todo el
poder que le había dado a Betty y al incidente mismo hasta hacerlo real. Al
menos así es como lo diría Scheinfeld; yo pienso más en términos de desconectar
la fuente de poder del holograma, de apagar el interruptor, como he dicho antes.
Para cuando había hecho todo esto, y sólo
llevó unos pocos minutos, todo mi malestar había desaparecido y yo me sentía
enormemente agradecido a mi Yo Infinito por la experiencia; agradecido
por la oportunidad de ver dónde había formado juicios, creencias y opiniones
que ya no quería tener.
Y mucho más importante, yo estaba profunda y
sinceramente agradecido a Betty por haber interpretado su papel tan bien, por
haberse ofrecido a aceptar ese papel en mi experiencia holográfica, y por no
ceder ante mi “autoridad” y llevar la escena hasta el final. De hecho, sentía
tanto agradecimiento que quería ir a ver a Betty y abrazarla, darle gracias,
pedirle que por favor siguiese interpretando esa clase de papeles en mis
películas y así yo pudiera descubrir otros lugares en los que podía haber
juzgado, echado culpas y haber abandonado mi poder.
(Al final, realmente no fui a ver a Betty, ni
la abracé ni le di las gracias. ¿Cómo le dices a alguien “hiciste una
interpretación buenísima anoche en mi película; gracias de veras, y, por favor,
sigue siendo el personaje amargo, airado y prepotente que eres para que yo
pueda ver si hay otras situaciones como ésa a las que he otorgado poder y hecho
reales”? No creo que lo hubiera entendido.)
Después de este proceso Betty no volvió nunca más
a aparcar su automóvil allí, aunque no se lo pedí, y yo ya no sentía malestar
alguno en su presencia. Pero un aviso: tú no puedes poner en marcha este
Proceso con la esperanza o la expectativa de que al hacerlo tu experiencia vaya
a cambiar. Dicho de otra manera, no puedes mentirte a ti mismo y engañar a tu Yo
Infinito al abandonar tus juicios y expresar tu agradecimiento,
confabulando que si haces eso algo o alguien “ahí fuera” vaya a cambiar. No
funciona así, y ese algo o alguien “ahí fuera” no va a cambiar. Tu Yo
Infinito seguirá creando experiencias para mostrarte dónde has otorgado
poder y las dejará allá hasta que tú, sincera y completamente, aceptes la
experiencia exactamente por lo que es y por tu papel en ella. Dicho de otra
forma, ese algo o alguien “ahí fuera” sólo puede cambiar cuando en esa
experiencia holográfica ya no necesites o desees que nada sea diferente de lo
que es, y entonces ¡ya no te importará si cambia o no!
* * *
Antes de que dejemos este capítulo, deja que
sea muy claro sobre una cosa: este Proceso no tiene nada que ver
con el perdón, por maravilloso y espiritual que mucha gente lo considere. No se
trataba de mí perdonando a Betty. Tú no intentas llegar al punto
de ser capaz de perdonar a nadie por lo que hizo. En la mayoría de los casos,
el perdón implica que aún existe el juicio de que alguien ha hecho algo
“equivocado” por lo que le perdonas. Si eso es todo lo lejos que puedes llegar,
no has finalizado el Proceso.
Por otra parte, Un Curso en Milagros dice:
«El perdón reconoce que lo
que creíste que tu hermano te hizo no ha ocurrido. No perdona pecados,
haciéndolos así reales. Ve que no hubo pecados.»4
Esa es su definición de perdón, y una muy
acertada si todo el mundo pudiera comprenderla así. Para ponerlo simplemente:
cuando reconozcas que la otra persona no te ha hecho nunca nada en absoluto por
lo que necesite que le perdones, estarás de camino; cuando llegues realmente al
punto de expresar sincera y entusiásticamente tu gratitud por lo que hicieron
(por el papel que tan bien interpretaron en tu holograma), habrás llegado.
NOTAS
1. Robert Scheinfeld, Viaje al sistema de transformación
hogar infinito – Vuelta a la lectura
LA AUTOLISIS ESPIRITUAL
Vuelta a la lista de contenidos
Basándote en los muchos resultados que han tenido éxito en tus
experiencias inmediatas utilizando el Proceso de Robert, y después haber pasado
en tu crisálida un promedio de más o menos un año, sabrás ya con certeza que no
hay un “ahí fuera” ahí fuera; que tus películas holográficas de inmersión total
en 3D no son reales; que tu Yo Infinito crea todas tus experiencias para
ti hasta el más mínimo detalle; que tú no puedes ser víctima de nadie o nada en
momento alguno; que si sientes algún malestar es solamente como resultado de
tus reacciones y respuestas a tus películas; que puedes poner en marcha el
Proceso en minutos (a veces en segundos) para encontrar cualquier resto de
juicios, creencias y opiniones, y librarte de ellos; y que vives principalmente
en un estado de asombro y gratitud por el Juego y por todos los Jugadores que
te encuentras.
Ese
es realmente un lugar maravilloso al que ir y en el que estar, y, sin embargo,
sientes que no has terminado aún; que queda algo que asimilar; que todavía
tienes preguntas sin respuestas; que aún no tienes la verdadera respuesta a
“¿quién soy yo?”; que estás solamente en el punto de un contentamiento y
alegría suaves con tu vida, más que en un entusiasmo y una alegría constantes;
y que continúas experimentando algunos momentos de malestar de cuando en
cuando.
Aunque
ya desde el principio produce algunos resultados excelentes, he visto que el
Proceso de Robert tiene sus limitaciones. Sé de otros que han alcanzado ese
punto también. (Para una explicación mayor de por qué es esto, por favor mira el
capítulo treinta y tres, “Robert Scheinfeld”, en la tercera parte de este
libro.)
El
Proceso de Robert puede ser muy eficaz al enfrentarse con el malestar que
parece provenir de “ahí fuera”, pero no es tan eficaz cuando has llegado al
punto en el que ya no hay pensamiento alguno de “ahí fuera” y estás más
interesado en mirar “aquí dentro”. Eso es así porque los juicios, creencias y opiniones
son sólo la punta del iceberg. Cuando ya tengas éxito abandonándolos y te sientas
cómodo al hacerlo, estarás listo para la etapa siguiente de tu metamorfosis.
Por
debajo de los juicios, creencias y opiniones están los miedos que han llevado a
ellos, y las capas del ego que se han creado como resultado (la falsa identidad
que creías que eras), que el Proceso de Robert simplemente no puede abordar.
Al
menos, en mi caso eso era así.
* * *
En
2003, aún en la sala de cine, tuve un accidente de automóvil en el que me rompí
once huesos del cuello y de la espalda y estuve a un milímetro de quedarme
paralítico para toda la vida. Tuvieron que extraer una de las vértebras de mi
cuello y reemplazarla por una jaula de titanio. Necesité pasarme seis meses de
recuperación en la cama.
Por
entonces, mi ex mujer llevaba casada con su nuevo marido unos tres años y
recientemente también su madre había ido a vivir con ellos. Pero por su amor y
cariño, y yendo mucho más allá de cualquier deber, pusieron una cama de
hospital en el salón de su casa y allí pasé aquellos seis meses de recuperación.
Luego compraron una caravana de su propio bolsillo, la pusieron a la distancia
de un corto paseo desde su casa y me mudaron allí tan pronto pude andar lo
suficiente para ir y venir de la casa a la caravana. Mientras, ellos siguieron
alimentándome y cuidándome durante otros seis meses.
Durante
ese año el nuevo marido de mi ex mujer se hizo mi mejor amigo y su madre me
trataba como si yo fuera su propio hijo. A los cincuenta y siete años tenía
finalmente la clase de madre que deseaba cuando era niño y un hermano verdadero
con el que pelearme. Los padres de mi ex mujer, que vivían también cerca,
fueron una fuente constante de amor y de apoyo a su vez. ¡Qué experiencia más
increíble! El accidente fue verdaderamente un regalo especial de mi Yo
Infinito en muchos niveles.
Pero
¿cómo le pagas a alguien esa clase de amor y de cuidados? Yo sentía mucha
gratitud por mi ex mujer y su marido, y por toda la familia, y me pasé los
siete años siguientes esperando poder encontrar una manera de devolver siquiera
un pequeño porcentaje de lo que me habían dado. Eso acabó por ser el tema de
una serie de experiencias holográficas que mi Yo Infinito creó para mí
una vez que entré en mi crisálida.
Durante
los diecisiete años que estuvimos juntos, yo había sido el explorador y el
instructor de mi ex mujer, además de su marido. Parte de mi relación con ella,
parte de la identidad de mi ego, era (a petición suya) ayudarle a ver dónde se
había extraviado de su propio rumbo y ponerla otra vez en él.1 De hecho, su nuevo
marido me había agradecido profusamente muchas veces por el excelente trabajo
que yo había hecho con eso.
Diez
años después de separarnos yo aún estaba apegado a esa identidad del ego, de
manera que, habiendo pasado más o menos un año y medio en mi metamorfosis, cuando
mi ex mujer y yo, de repente y sin esperarlo, empezamos a tener problemas de
comunicación, mi ego dijo que sería un gran regalo para ella y su marido si yo
ponía en práctica de nuevo mi identidad como su instructor y le ofreciera mi
apoyo y mi respaldo. Quizá eso fuera un regalo lo bastante grande como para
pagarles su amor y su generosidad. “Si tan sólo pudiera conseguir que ella
viera y comprendiese…”
Pero
por primera vez en nuestra relación, a pesar de todas las evidencias que le
presenté, mi ex mujer no estaba de acuerdo en que se hubiera salido de su
camino. Este problema de comunicación duró unos seis meses, mientras yo
intentaba hacer lo que me había salido tan bien en el pasado, esta vez sin
éxito alguno. Puse en marcha el Proceso de Robert ya muy al principio. No me
dejaba malestar alguno, por mi parte no tenía ninguna molestia emocional o
mental con ella ni con la situación en la que estábamos. No le echaba la culpa,
ni la juzgaba por nada de lo que hacía o decía, y ya no tenía deseos de
arreglarla, mejorarla o cambiarla.
Pero
yo sabía que había algo que no era “correcto” en mí. Necesitaba
ayuda, necesitaba algo más que el Proceso de Robert para encontrarla. Así que
mi Yo Infinito le pidió a Robert Scheinfeld (¡qué irónico y qué
perfecto!) que apareciera en mi experiencia holográfica por email y me
presentase a Jed McKenna y su Trilogía de la Iluminación…
«La búsqueda
externa es sólo una parte de la historia. La otra parte es la interna, el lento
y doloroso descarte del ego, capa a capa, trozo a trozo.»2
A través del problema de comunicación con mi
ex mujer, yo estaba preparado para afrontar unas capas muy duras de mi ego y
los miedos que las crearon.
* * *
En
el libro primero de su Trilogía de la Iluminación, Jed nos presenta un
proceso que él llama “autolisis espiritual”. Voy a dejar que el mismo Jed hable
mucho en este capítulo y en el siguiente, porque lo dice todo muy claro y no
tiene objeto que yo trate de parafrasearle…
«Autolisis significa auto digestión, y espiritual
significa… este… demonios, no lo sé realmente. Digamos que significa ese nivel
de la identidad que abarca los aspectos mentales, físicos y emocionales, tu regia
Yo-idad. Pon esas dos palabras juntas y tendrás un proceso en el que te
arrojarás a ti mismo, trocito a trocito, a los fuegos digestivos purificadores…
Es un proceso desagradable… esencialmente como un koan Zen hiperdesarrollado.
Todo lo que tienes que hacer es escribir la verdad… Parece sencillo, ¿verdad? Sí,
no hay nada más en ello.»3
Jed da la mejor descripción del proceso real
de la autolisis espiritual durante una conversación con un alumno, llamado
Arthur, en el libro primero, Iluminación Espiritual: la cosa más
sorprendente:
¾Sólo tienes que escribir lo que sabes que es cierto, o lo que crees que
es cierto, y sigue escribiendo hasta que tengas algo que sea cierto.
¾Pi es la razón
entre una circunferencia y su diámetro ¾dice Arthur.
¾Seguro ¾ concedo¾ , comienza con algo que sea tan aparentemente indiscutible
como eso y entonces empieza a examinar las bases sobre las que se construye esa
declaración, y persíguelas hasta que hayas encontrado un lecho firme, sólido y
verdadero.
¾¿Es que pi no es
la razón entre una circunferencia y su diámetro? ¾pregunta
Arthur.
¾La pregunta presupone que hay un círculo.
¾¿No hay un círculo?
¾Quizá, no lo sé, ¿lo hay?
¾Bueno, si yo dibujo un círculo…
¾¿Yo?, ¿cuándo has confirmado la existencia de un yo?
¿Dibujar?, ¿has pasado ya la parte en la que has confirmado que tú eres un ser
físico distinto, en un universo físico, con la habilidad de percibir, de
dibujar? Porque si es así deberíamos intercambiar nuestras posiciones.
Arthur
se queda pensativo y silencioso largo rato.
¾Supongo que eso es lo que quieres decir con perseguirlas.
Esto es muy complicado, ni siquiera sé por dónde empezar.
¾No importa dónde empieces, sólo coge un hilo y empieza a
tirar de él. Podrías empezar utilizando la indagación de Ramana Maharshi “¿quién
soy yo?”, o “¿qué soy yo?”, y trabajar con ella. Simplemente, intenta decir
algo verdadero y sigue en ello hasta que lo tengas. Escribe y vuelve a
escribir. Límpialo todo, corta todo el exceso y el ego, y síguelo donde quiera
que te lleve hasta que acabes.
¾¿Y cuánto tiempo lleva eso habitualmente?
¾Diría que un par de años. Pero cuando has acabado, has
acabado.
¾Y por acabado quieres decir…
¾Acabado.
¾Oh, ¿entonces, es como llevar un diario?
¾¡Ah!, buena pregunta. No, esto no tiene que ver con el
conocimiento personal o la auto exploración. No va de sentimientos o
percepciones. No va de evolución personal o espiritual. Esto tiene que ver con
lo que tú sabes seguro, con lo que estás seguro de saber que es cierto, con lo
que es cierto que tú eres. Con este proceso arrancas capa tras capa de falsedad
disfrazada de verdad. Cada vez que vuelvas a leer algo que escribiste, aunque lo
hicieses ayer mismo, deberías sorprenderte de lo lejos que has llegado desde
entonces. Para ser exactos, es un proceso doloroso y despiadado, en cierto modo
parecido a una automutilación. Origina heridas que no se curan nunca y quema
puentes que no se pueden reconstruir jamás, y la única razón real para hacerlo
es porque ya no puedes soportar no hacerlo.
Arthur
deja unos momentos que eso le penetre.
¾¿Por qué razón hay que escribirlo?, ¿por qué no hacerlo
sólo en la cabeza, como con los koan?
¾Esa es otra buena pregunta. Sí, los koan y los mantras se
hacen en tu cabeza. La indagación “¿quién soy yo?” de Ramana Maharshi se hace
en tu cabeza. El motivo para escribirlo en un papel o en un ordenador, donde
puedas verlo, es porque el cerebro, aunque suene raro, no es lugar para
pensamientos importantes. Cuando tengas que pensar en serio, el primer paso es sacar
el jaleo completo fuera de tu cabeza y ponerlo en algún sitio en el que puedas darle
vueltas y verlo desde todos lados. Ataca, cambia de partido y contraataca. Eso
no podrás hacerlo mientras esté aún en tu cabeza. Escribirlo te permite actuar
como tu propio maestro, tu propio crítico, tu propio adversario. Si exteriorizas
tus pensamientos puedes convertirte en tu propio gurú, puedes juzgarte a ti
mismo, hacerte comentarios, proveerte de una perspectiva más objetiva y
elevada.
¾¿Hace eso que la Autolisis Espiritual sea un camino del
intelecto, a diferencia de un camino del corazón, de devoción o de servicio?
¾¡Ag!, francamente, estás empezando a desorientarme un poco,
Arthur -me mira perplejo. Yo no
sé lo que son esos caminos diferentes, Arthur. La Autolisis Espiritual es un
esfuerzo intelectual, pero me resisto a llamarla un camino del intelecto. Es un
proceso de discriminación, de dejar de saber lo que es falso, de despojar lo
falso y dejar sólo lo que es cierto. La discriminación se usa a manera de
machete para abrir el propio camino de uno a través de la densa maleza del
engaño o, si lo prefieres, a manera de espada para abrir la propia cabeza de
uno, infestada de engaños. El intelecto se usa como la espada con la que el ego
se suicida lenta y atrozmente: la muerte de las mil cuchilladas. Que eso lo
haga esta o aquella clase de camino no nos preocupa ahora, dejemos que eso le
preocupe a un estudiante de caminos. Si esa pregunta permanece en ti, entonces
es algo que puedes abordar tú mismo en el proceso de la Autolisis Espiritual.4
* * *
Eso era
exactamente lo que yo necesitaba para asimilar mi experiencia de entonces con
mi ex mujer. Necesitaba ver mis apegos emocionales a ella y a su marido,
especialmente aquellos más difíciles que parecían tan justificados por una
gratitud bien ganada y bien merecida. Necesitaba escribir cómo definía esos
apegos quién yo creía ser, y observar sinceramente el agarre que mi ego tenía
sobre mí como resultado. Quería averiguar qué era realmente cierto en todo esto
y la autolisis espiritual era una herramienta poderosa en ese proceso.
Lo
que descubrí, por supuesto, era que a mi ego le gustaba el papel de ser el
instructor de mi ex mujer. Eso definía mi identidad, mi relación con ella,
especialmente desde que ya no era su marido.
En realidad, a mi
ego le gustaba ser el instructor de cualquiera. Me daba la identidad de un
maestro, un guía, una especie de gurú. Eso también satisfacía una creencia en
ayudar a otros, en intentar mitigar su dolor y sufrimiento, en ofrecer apoyo
mostrando las incoherencias y contradicciones que hacían sus vidas menos
felices que la mía; nada de lo cual puede ser verdad jamás, por supuesto. ¿No
es asombroso lo prepotentes que pueden ser nuestros egos al pensar que sabemos
lo que es mejor para alguien, o cómo debería vivir ese alguien?
Era mi ego quien
quería que yo sintiese gratitud eterna a mi ex mujer y su marido (sin tener
posibilidad alguna de ser capaz de pagárselo jamás) para mantenerme apegado a
esa identidad. Esa es la manera en que el ego sobrevive, crece y adquiere
poder.
Pero estaba claro
que había llegado el momento de que me desapegase de la identidad de instructor,
o guía, o gurú de mi ex mujer (y de todos y cada uno de los demás) y de la
gratitud eterna a ella y a su marido.
Sin embargo,
desapegarse no significa automáticamente desconectarse, aunque en este caso mi
ex mujer me pidió al final que les quitase a ella y a su marido de mi lista de correos
electrónicos, cosa que hice. Aunque espero que la desconexión no sea
permanente, ni siquiera larga.
Desapegarse
significa… bien, hablaré sobre eso en detalle en el próximo capítulo. Por ahora
piensa en el ego como si fuera una cebolla. Desapegarse es pelar una de las
capas y tirarla lejos. O acaso prefieras cortarla en pedacitos, echarlos en una
sartén caliente con algo de aceite, y comértelos con gran agradecimiento por el
sabor que le dan a la hamburguesa o al calabacín. (Para mayor valoración del
ego, mira por favor el capítulo treinta y uno, “el Ego”,en
la tercera parte de este libro.)
Inicialmente me
sorprendió bastante el rechazo irrebatible de mis ofrecimientos de
“instrucción” por parte de mi ex mujer y su marido, teniendo en cuenta nuestra
historia. Ahora estoy extremadamente agradecido a los dos, porque por su
resistencia fui capaz de encontrar y abandonar esas capas de mi ego. Qué
descanso no verse interpretando ya ninguno de esos papeles, y qué regalo me dieron
otra vez, aunque esta vez yo no estoy obligado al ego por la gratitud.
* * *
En este incidente
con mi ex mujer y su marido hubo también muchos miedos que descubrí según puse
en marcha la autolisis espiritual de Jed. Lo fundamental es que yo ya no disfrutaba
con nuestras conversaciones; no me divertía estar involucrado en sus dramas y
no estaba deseando escucharle a él mientras recitaba teorías de conspiración
acerca de campos de concentración listos para alojar a millones de norteamericanos.
La única razón por la que lo toleraba era mi gratitud eterna.
Pero tenía miedo
de abandonarles, aún sabiendo que nunca podría pagarles, hiciera lo que
hiciera. Además de sentir que yo debería sentirme agradecido para el
resto de mi vida, estaba también el miedo de cómo me verían los demás si yo
pusiera un final abrupto a esa gratitud eterna. Me daba miedo lo que pensaría
el resto de la familia. Qué desagradecido parecería yo si un día dijera:
“¿sabéis?, yo estoy siempre muy agradecido a vosotros y por todo lo que habéis
hecho por mí, y siempre lo estaré, pero nunca podré pagároslo y tengo que dejar
de intentarlo. Esa parte de mi vida se ha terminado y ya no me siento ni alegre
ni interesado (ni obligado por la gratitud) en seguir el camino que parece que
tomáis en este momento”.
¿Qué pensarían mis
hijos?, ¿pondría en peligro mi identidad como padre si llegasen a ver con malos
ojos mi comportamiento con su madrastra?
Temía también
perder la madre que siempre había deseado y encontrado tan recientemente, y el
nuevo hermano al que había llegado a querer mucho. Esas capas de identidad
habían enjugado años de mi infancia deficiente, y me eran muy valiosas.
Finalmente, y lo
más importante, temía que esa fuera la última oportunidad que tendría de sacar
a mi ex mujer fuera de la sala de cine y llevarla a su crisálida, que era el
“regalo” que trataba de darle. Aún la quería y me preocupaba, deseaba que
encontrase su camino lejos del drama y el conflicto, el dolor y el sufrimiento,
del estado de sueño que estaba tan claro que aún experimentaba ella como
Humano-Adulto. Por supuesto que a mi ego le encantaba eso, sintiéndose seguro
en su existencia mientras yo me sintiese responsable de ella y me concentrase
en su evolución espiritual en lugar de la mía.
El desapego no
siempre tiene que ver sólo con las cosas que no queremos o que no nos gustan,
sino también con las cosas que queremos y amamos
* * *
Tuve que abandonar
los apegos a todo esto, los apegos a todos los miedos que habían creado capa
sobre capa de mi ego y habían formado la falsa creencia de lo que yo creía que
era: instructor, amigo, padre, hermano, hijo. Esos eran sólo “personajes” que
yo interpreté, ninguno de los cuales eran en absoluto quien yo soy realmente,
de hecho son todos los que yo no soy.
El hecho es que
cada juicio que hice alguna vez en mi vida me había apegado a esa experiencia y
había formado otra capa de mi ego, definiendo quien yo creía que era. Toda
creencia que adopté como resultado de esos juicios ha sido falsa, justificando
y solidificando mi ego. Toda opinión basada en esas creencias falsas resultaba
un error cuando se la veía desde una nueva perspectiva de lo cierto.
Esa es la razón de
que nuestro Yo Infinito nos dé la oportunidad de revisar, o revivir,
aquellas experiencias cuando estamos en nuestra crisálida, para dejar esos
juicios, prejuicios, creencias y opiniones, para que miremos de frente a los
miedos y romper con los apegos que han formado las capas falsas de identidad
del ego.
* * *
Podrías decir, “todo eso está muy bien, para
algo tan insignificante como un pequeño malestar emocional sobre el vehículo
mal aparcado de Betty, o una discusión con tu ex mujer, para los pequeños
dramas y conflictos de la vida, pero ¿qué pasa con el malestar auténtico?
¿Qué hay del abuso físico?, ¿qué de la violación, la violencia doméstica, el
divorcio, el abuso de menores, la guerra, la pobreza, el hambre, la depresión,
la enfermedad grave y las experiencias ciertamente difíciles del dolor y
sufrimiento verdaderos?”
La gravedad del malestar no importa. Independientemente
del contenido del holograma, el proceso es exactamente el mismo. Nada de ello
es real, sea cual sea la intensidad, ya sea un corte pequeño en el dedo o un
accidente casi mortal. Sólo parece real (se siente y se ve real). Cuanto
mayor sea el dolor emocional o físico, tanto más real se hace, lo que significa
que tanto más poder le hemos otorgado.
Por eso sugiero empezar por el Proceso de
Robert para quitar la “tensión” y la “realidad” de la situación y entonces
trabajar en la autolisis espiritual de Jed. Siempre recordándote que la
experiencia ha sido creada por tu Yo Infinito para mostrarte dónde has
otorgado poder, para darte la oportunidad de cambiar la forma en que reaccionas
y respondes y decidas entonces si quieres seguir viviendo con los miedos y las
capas de falsas identidades del ego.
Sí, podría llevar un poco más de tiempo
procesar los sentimientos de malestar más extremos, pero el Proceso mismo no
cambia. Podría significar que tú “recuperases” algo de poder la primera vez a
través del Proceso, pero que aún quede mucho, para que vuelvas y lo recojas a
través de la experiencia la próxima vez, o la tercera, o la trescientas. Lo
“bueno” es que cada vez que pones en marcha el Proceso en una situación en
concreto y apagas algo del poder asociado a ella, ese poder es menos fuerte y,
por lo tanto, la cosa es un poco más fácil la vez siguiente.
Al final, al cabo de un par de años harás todo
esto con facilidad y entusiasmo, agradeciendo las experiencias de malestar (si
es que aparecen) como una oportunidad de situar y asimilar los últimos restos
de juicio y miedo, de vivir más como un “testigo” de tu propia vida.
* * *
En
el tercer libro de su Trilogía de la Iluminación, llamado Contienda
Espiritual, Jed menciona eso de ser “testigo” en una conversación con
Maggie, una alumna adolescente…
¾En definitiva, la única práctica espiritual es la
observación, ver las cosas de la forma que realmente son. Eso es la Autolisis
Espiritual: una herramienta para ayudarnos a hacer eso, ver más claro, a usar
nuestros cerebros lo mejor que podamos. Al ser testigo, uno quiere dar un paso
atrás desde uno mismo de manera que no sólo esté uno viviendo su vida, sino
también observándola. No en una reflexión, como en un diario personal, sino que
se hace según sucede, en tiempo real. Como ahora mismo: estoy sentado aquí,
hablando contigo, pero también estoy en ese modo testigo del observador
imparcial. No estoy sólo como personaje, también soy miembro del público. Soy
consciente de que estoy actuando en un escenario y también, en cierto modo de
una manera desinteresada, estoy supervisando mi actuación.
Ella
parece confundida, pero deseosa.
¾¿Cómo hago eso? ¾pregunta.
¾Bueno, en cierta forma ya lo estás haciendo, salvo que tu
testigo está un tanto fuera de foco. Ella está aburrida, hambrienta, irritada y
ahogada. Tú quieres que se concentre, que se siente y que preste atención.
¾¿Ella?, ¿quién es ella?
¾La vocecita al fondo de tu mente. ¿Sabes cómo es cuando
estás aburrida y en el fondo de tu mente estás pensando en algo distinto? No
estás completamente presente, tu mente está en algún otro sitio; divagando,
soñando despierta… Soñar despierto es una buena expresión, porque sugiere que
estamos dormidos cuando estamos despiertos, lo que es exactamente la idea.
Queremos traspasar nuestra conciencia primaria del personaje que interpretamos
al actor que lo interpreta. Queremos acentuar esa diferencia para ayudarnos a
dejar de mezclar el personaje que interpretamos con el actor que lo interpreta.
Queremos instalarnos principalmente en el actor, más que en el personaje que
interpreta. ¿Tiene sentido?
¾No lo sé. Quieres decir, ¿como estar consciente de uno
mismo todo el rato?
¾Si, pero en un sentido imparcial, no en un sentido crítico.
Cuando tienes voces internas que mantienen conversaciones imaginarias o se
preocupan por si te has puesto la camisa equivocada, eso también son elementos
del personaje. El actor puede simplemente recostarse y mirar todo eso. De esa
manera puedes observarte a ti misma justo como observas a cualquier otro, pero
con una vista mejor.
¾Creo que no puedo hacer eso.
¾Por supuesto que puedes, sólo que suena raro.5
A
mí me suena un montón al Testigo Justo de la novela de Heinlein Forastero en
Tierra Extraña, para aquellos que conozcáis la referencia. Por lo que a mí
respecta, ser testigo es un proceso avanzado que necesita mucho entrenamiento y
disciplina y que probablemente no es apto para las primeras etapas dentro de la
crisálida.
Pero
así es como empiezas a vivir todo el rato hacia el final de tu metamorfosis…
«No hay nada en ello más que observación, percatación,
vigilancia. Estar despierto. Al principio, tú aprendes a hacerlo, a tener esta
percatación desapegada. Lo haces adrede, poco a poco, sólo para acostumbrarte a
ello. Practica ser testigo de otra gente para coger la idea. Obsérvalos,
pregúntate sobre ellos, desmóntalos y haz ingeniería inversa con ellos, y
entonces obsérvate a ti mismo de la manera que has observado a los demás.
Entonces comenzarás a hacerlo cada vez más hasta que se transforme en una segunda
naturaleza y estarás casi siempre en ese modo testigo, y ves a tu propio
personaje desde la misma perspectiva impersonal que ves a los demás.»6
NOTAS
1. Otro juego
de palabras, ya que el “camino escogido” de mi ex mujer era Un Curso en
Milagros (N.
del T. la palabra “course” significa tanto “curso” como “rumbo” o “camino”) – Vuelta a la lectura
EL DESAPEGO Y LA “CARENCIA DE DESEOS”
Vuelta a la tabla de contenidos
Dije en el capítulo anterior que “el desapego no siempre es sólo de las
cosas que no queremos o no nos gustan, sino también de las cosas que queremos y
amamos”.
Eso podría sonar a que uno tiene que renunciar
a todo para convertirse en mariposa, lo que haría que a mucha gente eso le
resultase mucho menos atractivo. Pero no es verdad, así que déjame que te
explique el “desapego” un poco más y, como de costumbre, vamos a mirar lo que
el “desapego” no es…
El “desapego”,a veces llamado “no-apego” o
“carencia de deseos”, es un concepto que puede encontrarse en todas las religiones
importantes dentro de la sala de cine y que, aunque sea necesario, ha sido tan alterado
y retorcido que ya no funciona para los Humanos-Adultos que lo intentan.
«El desapego,
como renuncia del deseo y, por consiguiente, del sufrimiento, es un importante
principio, o incluso un ideal de la fe Baha’i, el Budismo, el Cristianismo, el
Hinduísmo, el Judaísmo, la Cábala y el Taoísmo… En los textos religiosos del
Budismo y del Hinduísmo, el concepto contrario se expresa como upādāna, traducido como “apego”. El apego, como incapacidad
de practicar o acoger el desapego, se ve como el obstáculo principal hacia una
vida serena y completa. Muchas otras tradiciones espirituales identifican la
falta de desapego con las continuas preocupaciones e inquietudes producidas por
el deseo y las ambiciones personales.»1
«Una de las
enseñanzas más importantes del Budismo Zen es el no-apego. La enseñanza del
no-apego es quizá fácil de comprender, pero no es fácil de practicar. Sin
embargo, es imprescindible cultivar el no-apego si queremos vivir una vida
serena y feliz en un mundo en constante cambio… Nuestro mundo es un mundo de
deseos. Todos los seres vivos provienen del deseo y perduran como una
combinación de deseos. Nosotros nacemos del deseo entre nuestro padre y
nuestra madre. Luego, cuando salimos al mundo, nos encaprichamos de muchas
cosas y nos transformamos nosotros mismos en una fuente constante de deseo. A
través del deseo hacemos que surjan los apegos. Por cada deseo hay un apego
correspondiente, concretamente, al objeto del deseo. Por ejemplo, nosotros
estamos apegados muy evidentemente a nuestros cuerpos. Cuando algo amenaza a
nuestro cuerpo nos ponemos nerviosos y tratamos de protegerlo. Nos deleitamos
en las comodidades físicas y en el disfrute de los sentidos. Por lo tanto,
estamos apegados al cuerpo muy fuertemente. Pero si consideramos este apego
veremos que es una fuente potencial de sufrimiento.»2
Una de las razones principales por las que no
funciona este concepto es que está basado en el juicio, el juicio de que el
deseo es “malo” y que la falta de deseo es “buena”. También contiene
resistencia al deseo y, como muchos otros han señalado, desear la falta de deseos
es un deseo en sí mismo.
La verdad es que no hay nada “erróneo” en los
deseos y no hay motivo para resistirse a ellos o para intentar vivir sin ellos.
Somos libres de desear todo lo que queramos. Nuestros deseos hacen que la vida
sea interesante y atractiva. El problema sólo comienza cuando nos apegamos a
tener cumplidos esos deseos. En otras palabras, tú no puedes estar
apegado a completar o realizar tus deseos, de manera que si esos deseos se
llevan o no a cabo, eso no tenga efecto en tu felicidad ni tu estado mental. No
es el deseo al que no tenemos que apegarnos, es al apego a su realización.
Me imagino que Buda sabía esto y lo enseñaba,
pero sus seguidores o bien no lo comprendieron, o bien no podían hacerlo. Así
que hicieron al “deseo” el foco del desapego más que de desapegarse del
resultado del deseo. Como se cita arriba…
«Por cada deseo
hay un apego correspondiente, concretamente, al objeto del deseo».
¡No, no y no, el apego es a la realización
del deseo, no al deseo mismo! Todo sufrimiento viene de estar apegado a la
realización del deseo y de decepcionarse cuando el deseo no se realiza a pesar
de todas las meditaciones, oraciones, visualizaciones y todo el duro trabajo. El
sufrimiento no ocurre por culpa del deseo mismo. Jed McKenna lo
dice muy sencillamente…
«Todos los
apegos al estado de sueño están hechos de energía. Esa energía se llama
emoción. Todas las emociones, positivas y negativas, son apegos.»3
Yo tengo gran cantidad de deseos a los que no
estoy apegado. Por ejemplo, tengo un deseo muy grande de construir un velero
catamarán de 20 metros4 en el que pueda
pasarme mis días de mariposa navegando los océanos, haciendo submarinismo y
disfrutando de la compañía de ballenas y delfines; pero no estoy apegado a
tener cumplido ese deseo, eso dependerá enteramente de lo que mi Yo Infinito
quiera que yo experimente. Tampoco tengo al catamarán como un plan, objetivo u
orden del día, ni hago nada por intentar que ocurra más que lo que me entusiasme
hacer en el momento. Sencillamente, el deseo me divierte, sueño con ello,
disfruto dibujando diseños del barco y me siento curioso por ver si las ondas
de mi universo fluyen en esa dirección.
«Ninguna
enseñanza espiritual que hable del no-apego tiene derecho alguno a hacerlo. Ninguna
de ellas habla de esto. “Cultiva un sentido del desapego”, dicen. ¿Un sentido del
desapego?, ¿de qué planeta son? No tienen ni idea de lo que significa el
desapego. Parece que hablen de desapegarte de tu deseo de tener un BMW, o de
encontrar al novio ideal. ¡Intenta desapegarte de lo que amas, del lugar de
donde vienes, de todo lo que caracteriza tu pertenencia a la especie humana! Y
eso son sólo los entremeses».5
* * *
Muy brevemente, puedes darte por “apegado” a
alguien o a algo cuando ese alguien o ese algo pueden afectar la manera en que
te sientes. O dicho de otra manera…
… estás apegado a otra persona si algo de lo
que dice o hace condiciona tu felicidad o falta de ella.
… estás apegado a algo cuando ese algo
tiene que estar “bien” para que tú te sientas “bien”.
… estás apegado a una capa falsa del ego
cuando define quien tú crees que eres.
El desapego que más nos interesa más es el de
desapegarse de esas capas del ego que han llevado a la confusión de quienes
somos realmente. Ese desapego ocurre automáticamente según hacemos nuestra
autolisis espiritual y descubrimos quienes no somos. No tenemos
que buscar o practicar activamente el desapego; esas capas de identidad falsa
simplemente se caerán, se pelarán de la cebolla y se tirarán a la basura. Según
vayamos encontrando quienes no somos en nuestro camino a
encontrar quienes somos realmente, nos desapegaremos de esas identidades en el
proceso. Eso es el desapego.
«Olvídate del
no-apego… Estás poniendo el carro delante de los bueyes. El no-apego no es la
clave de la liberación, es una consecuencia de ella.»6
* * *
Uno de los muchos regalos maravillosos que he
recibido de otros Jugadores en mi vida ocurrió cuando a mis cincuenta y cinco
años me enamoré de una mujer que pronto comenzó a actuar como mi madre. Por
primera vez en mi vida, ella me permitió que examinara los apegos que yo tenía
aún con mis padres, aunque ya estaban muertos por entonces. No hay que decir
que fueron recuerdos desagradables, de hecho lloré casi cada día durante un año
entero cuando asimilaba esa parte de mi niñez.
Además de amar a esta mujer me apegué mucho a
ella, hasta el punto de que cómo me sentía dependía totalmente de lo que ella hiciera
o dijera cada minuto del día. Llegó a ser tan así que si no me besaba de una
forma concreta cuando nos despedíamos por la mañana, yo me quedaba destrozado y
mi día se estropeaba.
Fue el programa de Alcohólicos Anónimos7 el que me ayudó a romper con esos apegos.
Los Alcohólicos Anónimos no te enseñan que tengas que dejar a los alcohólicos
que amas, sino a que puedas desapegarte de ellos y de los efectos de su
alcoholismo y aún así amarlos, vivir con ellos y ser felices, independientemente
de lo que digan o hagan. Una vez que fui capaz de desapegarme de mis padres y
de mi novia, mi felicidad ya no dependía de lo que hacía o decía, o de cómo me
besaba, y llegué a amar a esa mujer incondicionalmente.
De modo que cuando hablamos de “desapego” no
quiere decir que tengas que dejar nada más que tu apego. No significa que no
puedas seguir amando a alguien, significa que ya no puedes estar apegado a ese
amor, ni a ese alguien tampoco. No significa que no puedas seguir deseando
cosas bonitas en tu vida, significa que tu alegría en la vida no puede estar
apegada a tener esas cosas bonitas. No significa que ya no encuentres un gran
placer en tu comida preferida con un buen vaso de vino, significa que tu
felicidad no puede depender de que la tengas o no.
Significa abandonar la caverna y a tus
compañeros de prisión para experimentar cómo son las cosas fuera de la caverna.
Significa abandonar la sala de cine y a tus compañeros Humanos-Niños y
Humanos-Adultos para averiguar qué es verdad y quién eres tú realmente.
«Parece como si
el proceso de despertar tuviese que ver con destruir al ego, pero eso no es
realmente acertado. Tú no te librarás nunca completamente del ego (el falso yo)
mientras estés vivo, y no tiene importancia que lo hagas. Lo que importa son las
ataduras emocionales que nos anclan al estado de sueño, que nos mantienen inmóviles
y nos hacen sentir que somos parte de algo real. Enviamos nuestros zarcillos
energéticos desde el nexo del ego como raíces para apegarnos a al estado de
sueño, y para desapegarnos de ese estado debemos cortarlas. La energía de una
emoción es nuestra fuerza vital y la cantidad de fuerza vital establece el
poder que tenga la emoción. Si le quitas energía a una emoción, ¿qué queda? Un
pensamiento estéril; una cáscara. En este sentido, liberarnos del apego es ciertamente
el proceso del despertar, pero tales apegos no son lo que tenemos, ellos son lo
que somos.»8
Piénsalo de esta manera: para convertirse en
mariposa una oruga tiene que abandonar el apego a su cuerpo, abandonar el
sentir la tierra cuando reptaba por ella, las hojas que disfrutaba comiendo,
los 4.000 músculos que tenía, el pelo que usaba como defensa y demás. Pero
soltar esos apegos vale bien la pena cuando el resultado final es una mariposa,
con brillantes colores, cuerpo ligero, alas para volar y el magnífico sabor del
néctar de las flores.
Ser una oruga es una experiencia maravillosa,
ser una mariposa es la libertad total.
* * *
En el libro segundo de su Trilogía de la
Iluminación, llamado Iluminación Espiritualmente Incorrecta, Jed
McKenna incluye los escritos de autolisis espiritual de Julie, una de sus
alumnas…
«Mi mente está
embrujada, mis pensamientos están embrujados. ¡Estoy embrujada, poseída,
plagada de demonios! ¡Mi madre está aquí! Mis hijos no nacidos están aquí. Mi futuro
está aquí, mis sueños. Todos los que para mí significan algo, placentero o no,
están aquí. ¿Cómo caben todos ellos?, ¿cómo es posible que no les haya visto enseguida?
Por supuesto que están aquí; es aquí donde están. Mi desván soy yo, no hay
ningún otro lugar. No tiene sentido para mí si tienen o no contrapartes físicas
en el mundo real, como el hecho de que yo pueda ser una persona real en el
mundo real no tiene sentido para ellos. La percepción es la realidad. Estoy
poseída por mis propias percepciones, no por las cosas o las gentes, futuras o
pasadas, sino por mis percepciones de ellos. Estas son mis conexiones, mis
apegos. Quizá todo lo que yo soy sea la suma de todas esas conexiones, de esos temerosos
anhelos y codicias. De todas formas, ¿qué es un apego? Es una creencia, nada
más. Una muy fuerte quizá, pero sólo una creencia. Y sí, Jed, lo sé: ninguna
creencia es verdad. La pluma es más fuerte que la espada, ¿verdad Jed? Tú
escribiste sobre una espada, pero eso era sólo una metáfora. Es la pluma. La
Autolisis Espiritual es el poder de la pluma, que es el poder de la mente; el
poder de ver, de ver claramente. Sí, mataré a toda esa gente que habita en mi
mente. Los mataré al ver claramente los apegos que los mantienen aquí. Ahora ya
puedo ver esos apegos; puedo ver cómo funcionan las emociones y empiezo a
verlas como lo que son. Comienzo a comprender de qué está hecha realmente la
prisión del yo.»9
* * *
Espero que ahora esté claro lo que vas a hacer
en tu vida diaria ya en la crisálida. Primeramente, asimilar todo malestar
físico o emocional que surja en tus interacciones con los demás y con el mundo
“ahí fuera,” y después investigar para encontrar y abandonar los falsos
conocimientos y los apegos emocionales que han formado capa sobre capa de tu
ego, que definen quien tú creías que eras, hasta que descubras quién eres
realmente.
«La búsqueda
externa es sólo una parte de la historia. La otra parte es la interna, el lento
y penoso descamarse del ego, capa a capa, trozo a trozo. La extracción
quirúrgica espiritual. Algunas capas de la individualidad se caen solas, otras
se arrancan en tiras largas o flácidos pedazos, y algunas tienen que ser extirpadas
quirúrgicamente, meticulosa y concienzudamente. Todo aquello en que me había
convertido tras muchos años de vida, ahora tenía que deshacerlo. Todo yo era
creencia, de manera que ahora todo lo que creía tenía que descreerlo. Mi nuevo
mundo era frío, luminoso y sincero, pero mi mente antigua estaba aún llena de
una vida entera de acumular creencias, opiniones, falsos conocimientos y apegos
emocionales (todos los escombros dañinos y las basuras tóxicas que conforman el
ego), todo eso tenía que desaparecer. Es un proceso y necesita tiempo. El mundo
puede ser aniquilado en un destello, pero se necesita más tiempo para quemar el
ego. No hay bombas para eso. No hay ninguna bonita frase latina, ningún mantra
sánscrito que aniquile el yo rápidamente, o sin dolor. No hay comprensión, ni
percepción, ni revelación que borre el falso yo en un destello. Aquellos que
proclaman que se han despertado en un destello son los más engañados de todos…»
«Ahora debería
ser fácil comprender que una enseñanza espiritual completa puede expresarse en
tres palabras (¿quién soy yo?), mientras que aquellas que requieren bibliotecas
llenas de libros y legiones de viejos sabios para descifrarlas sólo pueden
tener éxito en producir cada vez más oscuridad y confusión. Ahora debería estar
claro que no hay casos de iluminación instantánea, que el despertar no es el
resultado de una sola revelación, sino el de una travesía larga y ardua, en la
que cada paso es en sí mismo una travesía larga y ardua. Ahora debería ser obvio
que todos los dogmas, creencias, doctrinas y filosofías son estrictamente
fenómenos del estado de sueño, sin existencia independiente en realidad. Ahora
debería ser fácil mirar a cualquier maestro o enseñanza, a cualquier libro, a
cualquier aseveración espiritual o religiosa, y saber instantáneamente su valor
cierto y exacto. Ahora debería ser fácil mirar a todo pensamiento, creencia y
opinión internos, y saber sin posibilidad de error qué es real y qué es
imaginario. Ahora debería estar claro que no ha lugar al debate u opinión con
respecto a lo que es verdadero y lo que es falso. La diferencia es absoluta: la
verdad existe, la no verdad, no.»10
* * *
El Proceso de Robert y la Autolisis
Espiritual. Personalmente, no conozco ningún otro proceso de otros exploradores
que yo esté seguro de que funcione en tu transformación en mariposa. Pero, por
supuesto, siempre eres libre de elaborar tu propio proceso si crees que has
encontrado algo “mejor”. Te prevengo que recuerdes que cualquier proceso
desarrollado en la sala de cine no funcionará dentro de la
crisálida, simplemente porque se basa en hipótesis incorrectas (es decir, que
las películas son reales). Ahora bien, lo contrario de todo es lo cierto, así
que sería más sabio que no intentases traerte contigo proceso alguno dentro de la
crisálida.
Es más, cualquier proceso que elabores dentro
de la crisálida tiene que incluir ciertos elementos específicos, como son:
… reconocer que no hay una realidad
independiente y objetiva “ahí fuera,” y que la experiencia que estás asimilando
no es real
… situar y abandonar todos los juicios, prejuicios,
creencias, opiniones y miedos
… retirar, desconectar o apagar cualquier
poder cedido a una persona, lugar o cosa dentro del holograma
… expresar agradecimiento a la gente, los
lugares y las cosas de tu holograma por su papel en tu proceso, y a tu Yo
Infinito por sus creaciones
… identificar y desapegarse de las capas del
ego que se crearon estando en la sala de cine, siempre con el propósito de
encontrar la verdadera respuesta a “¿quién soy yo?”.
Además, cualquier proceso debe ser llevado a
cabo unilateralmente y en solitario, o sea, no puede depender en absoluto de lo
que diga o haga nadie ni nada fuera de ti. Tú inicias y pones en marcha el
proceso independientemente de lo que cualquier otra persona haga en tu
experiencia. Nadie tiene que cambiar nada, eres tú sólo quien cambia tus
propias reacciones y respuestas.
Asimismo, merece repetir y hacer hincapié que
mientras que puedes hacer el Proceso de Robert en tu cabeza, la autolisis
espiritual sólo funcionará bien si la escribes. El problema de hacer las cosas
en tu cabeza en lo que se refiere a enfrentarse a tus miedos, y a las capas de
tu ego, es que el ego, amenazado de aniquilación, comenzará a defenderse y
encontrará maneras de justificar tus miedos, engañándote para que pienses que
la capa de ego que has encontrado es verdadera y necesaria para mantenerse. De
manera que si vas a desarrollar tu propio proceso, tendrás que encontrar una
forma de sacar todo de tu cabeza, de establecer una distancia física entre tú y
aquello a lo que miras.
¿Quién sabe?, de hecho, cuando exploras un
paso nuevo a través de las Montañas Rocosas, podrías desarrollar un proceso
nuevo que puede beneficiar también a otros. ¡Entonces, escribe un libro sobre
ello! Mientras tanto, los procesos de Robert Scheinfeld y Jed McKenna tienen un
historial probado, de manera que sabemos que funcionan, y eso ya es decir algo.
Utilizando esta combinación del Proceso de Robert y la autolisis espiritual de
Jed, en sólo dos años he visto la clase de resultados que mucha gente que se
pasa la vida entera meditando y visualizando no consigue nunca.
* * *
Si te aplicas diligente y fielmente a
cualquier proceso practicable que escojas, yo puedo decirte dónde acabarás.
Dejarás caer todos los juicios y prejuicios sobre
cualquiera y sobre cualquier cosa. Ya no verás nada como “bueno” o “malo”, “mejor” o “peor”, “correcto” o “equivocado”, “bien” o “mal”.
Abandonarás todas las creencias que hayas
tenido jamás, incluyendo la creencia de quien creías que eras.
Tus opiniones dejarán de existir y no serán
reemplazadas.
Eliminarás el miedo de tu vida, incluido el
miedo a la muerte y a la no-existencia, sabiendo que todo es perfecto
exactamente de la forma que es y que nunca hay nada a lo que temer.
En breve, tú te convertirás en…
… nada (un no-yo completamente
realizado11, como otros
lo han llamado), nada más que alegría, agradecimiento y serenidad de ser.
«Verdaderamente,
no he alcanzado nada que provenga de la iluminación total», dijo Buda.
Una mariposa no es nada y, como la mariposa,
serás libre al fin, libre de los juicios, los prejuicios, las creencias, las
opiniones, el falso conocimiento, los apegos al ego; libre del drama y el
conflicto, del dolor y el sufrimiento: «libre para volar, al viento, arriba al viento, adiós, adiós».
NOTAS
6. Jed McKenna, Ibid. – Vuelta a la lectura
7. Wikipedia, Al-Anon (Alcohólicos Anónimos) – Vuelta a
la lectura
8. Jed McKenna, Id. – Vuelta a la lectura
10. Jed McKenna, Id. – Vuelta a la lectura
11. James Giles, La teoría del
No-Yo: Hume, Budismo e identidad personal - «La teoría del No-Yo deja que el yo se quede donde
haya caído. Esto es porque la teoría del no-yo no es una teoría sobre el yo en
absoluto, es más bien un rechazo a todas esas teorías como intrínsecamente insostenibles.» – Vuelta a la lectura
JUICIOS
Vuelta a la lista de contenidos
Tras horas y horas de autolisis espiritual, al final escribí algo que es
cierto:
Los juicios son la fuente de todo dolor y
sufrimiento.
Esto podría ser cierto sólo para mí, pero lo
dudo.
Si tú eres como yo, y como mucha otra gente,
habrás tenido una experiencia personal que confirma esta verdad, aunque no la
hayas reconocido…
¿Has creído alguna vez que te habías herido con
un cuchillo afilado, acaso cortando verduras, pero no estabas seguro de ello y
entonces has dejado de cortar, has mirado y luego has visto la sangre? ¿Cuándo
empezó el dolor? No lo hizo hasta que viste la sangre y juzgaste que la herida
era dolorosa. El corte mismo no provocó dolor hasta que lo miraste.
Hay muchos otros ejemplos de personas que no sentían
heridas muy dolorosas porque estaban concentrados en algo distinto, como salvar
a un niño en un accidente automovilístico, y sólo cuando pararon a mirarse a sí
mismos (o cuando un médico o una enfermera les hicieron concentrarse en sus
propias heridas) sintieron el dolor. Esto, por supuesto, es una de las teorías relativas
a andar sobre carbones encendidos y otras ceremonias de motivación.
Sin embargo, normalmente juzgamos una
experiencia como dolorosa (tanto física, como mental o emocionalmente) tan
pronto ocurre, o quizá incluso antes de que ocurra. También vamos por la vida
prejuzgando que gran número de experiencias diferentes serán dolorosas si
alguna vez nos topamos con ellas. Pero es el juicio el que crea dolor y
sufrimiento, no la experiencia misma.
Todas las experiencias holográficas creadas
por todos los Yo Infinito para todos los Jugadores son completamente
neutras. Son sólo las reacciones y respuestas críticas del Jugador a esas
experiencias las que causan drama y conflicto, dolor y sufrimiento.
En resumen, esa es la respuesta a la eterna
pregunta de por qué “Dios” crea dolor y sufrimiento en el mundo. “Él” no lo
hace, “nosotros” lo hacemos por nuestras reacciones y respuestas a las
experiencias holográficas, que son totalmente neutrales.
* * *
Dentro de la sala de cine, las vidas de los
Humanos-Niños se basan enteramente en el juicio. Ellos prosperan en el
concepto, literalmente no se imaginan vivir sin él. Algunos llegan a objetar
rotundamente, e incluso se enfadan, ante la sugerencia misma. ¿Cómo sería
posible sobrevivir sin juzgarlo todo como “bueno” o “malo”, “correcto” o “equivocado”, “mejor” o “peor”? Por
supuesto, a duras penas pueden imaginarse vivir sin dramas ni conflictos, ni
tampoco parece que lo deseen.
Todas las religiones y las filosofías
espirituales más importantes del mundo tienen también al juicio en su núcleo.
“Dios” es el juez supremo, por ejemplo, y “Él” te juzgará a ti, a tus
pensamientos y tus acciones, para decidir si tienes una vida eterna de dicha o
de condenación.
Todas las costumbres sociales, las “mores”
(“las normas, virtudes o valores particulares de una sociedad dada”,1 o “la conformidad
con las reglas de la buena conducta”2), se basan en el juicio de qué es un comportamiento “correcto” o
“equivocado”. Hemos puesto “jueces” para que tomen esas decisiones en los
tribunales.
Pero una vez que los Humanos-Niños se dirigen
a la trasera del cine, poco después algunos empiezan a cuestionarse el juicio
como concepto. Quizá no sea tan “bueno”, tan “correcto”, tan “espiritual” ser tan crítico con los demás. Sin embargo, ni
siquiera los Humanos-Adultos hablan en serio de abandonar el juicio
completamente.
Todo esto es perfectamente comprensible y
perfecto, ya que el juicio es el pegamento que mantiene en marcha la ilusión en
la primera parte del Juego Humano.
Abandonar completamente el juicio es quizá el
paso más radical que puede dar un ser humano, por eso este libro se subtitula
“un acceso innovador y radical a la evolución espiritual”. También es la forma
más feliz de vivir, porque sin juicios todas las experiencias “ahí fuera” se
ven como perfectas y no hay nada que necesite ser cambiado, arreglado o
mejorado.
Ahora que ya estás en la crisálida, te aviso
que ya es hora de que abandones el juicio de una vez si quieres jugar la
segunda parte del Juego y completar tu metamorfosis en mariposa. Así que vamos
a echar una mirada más profunda al “juicio” mismo.
Como ocurre con “consciencia”, aparentemente “juicio” no
es fácil de definir en forma simple y precisa. He aquí lo que dice el Diccionario
American Heritage (quitando las definiciones legales y religiosas):
1. La formación de una opinión tras consideración o deliberación
2. La habilidad mental de percibir y distinguir relaciones, discernimiento
3. La capacidad de formar una opinión al distinguir o evaluar
4. La capacidad de evaluar situaciones o circunstancias y obtener
conclusiones firmes, buen sentido (sentido común)
5. Una opinión o valoración formada tras consideración o deliberación,
especialmente una decisión formal o acreditada
6. Una afirmación de algo que se cree3
… y he aquí lo que dice el Diccionario Merriam-Webster:
1. Una declaración formal de una opinión acreditada
2. El proceso de formar una opinión o evaluación al discernir y comparar
3. Una proposición declarando algo que se cree o
se asevera4
En un primer vistazo, uno podría decir que
esas definiciones no tienen nada que ver con “correcto” o “equivocado”, “mejor” o “peor”, “bueno” o “malo”, ya que esas palabras
concretas casi ni aparecen. Pero miremos más de cerca…
“Obtener conclusiones firmes” requiere el
juicio de que haya “conclusiones no firmes”. Tener “buen sentido” requiere el
juicio de que hay “mal sentido”.
“Distinguir relaciones”, “evaluar”, “comparar”, todas ellas implican y precisan una
“comparación”,
normalmente entre “correcto y equivocado”, “bueno y malo”, “mejor o peor”, o “bien y mal”.
Hablemos también de lo que no es
el juicio. Por ejemplo, decir que alguien está gordo, no es un juicio si es la
declaración cierta de un hecho. Se convierte en juicio si hay la más mínima
creencia de que la persona está “equivocada” por ser gorda, o que necesita
arreglar, cambiar o mejorar algo sobre su “gordura”. Desgraciadamente, es muy
fácil para el ego tratar de esconderse y justificar un juicio proclamando que
es sólo una observación de un hecho, de manera que en los primeros estados de crisálida
es a menudo inteligente tratar como críticas a todos los pensamientos y
declaraciones así.
La verdad es que a todos nos han enseñado
desde pequeños a ser críticos, o sea, a formarnos una creencia y una opinión
sobre algo o alguien decidiendo primero cuál es “mejor o peor”. De hecho, nos
han enseñado que es “bueno” tener “buen juicio” y saber la diferencia entre
esas dos dicotomías.
Eso se llama “dualidad”: el “estado o cualidad de ser dos o estar
en dos partes”5
Todos vivimos en estado de dualidad mientras estamos
dentro de la sala de cine.
* * *
Si la “dualidad” es el “estado o cualidad de
ser dos o estar en dos partes” (las dicotomías “correcto y equivocado”, “bueno y malo”, “mejor y peor”, “bien y mal”), entonces
vivir sin juicio, sin dicotomías, debería llamarse “no-dualidad”. Sin embargo
esa expresión ha sido llevada a significar algo distinto por muchos de los
grupos diferentes dentro del cine. De hecho, la no-dualidad parece haberse
convertido en la última moda New Age, aunque ha estado por ahí mucho tiempo,
desde los Upanishads (“advaita”), a través de la antigua Grecia, al Budismo, el
Yoga y el Zen.
Aparentemente tiene más que ver con “unidad”, o monismo (“la realidad es
un todo unificado y todas las cosas que existen pueden ser asignadas o pueden
ser descritas por un simple concepto o sistema”6)…
«Yo ya no me
veo a mí mismo como un individuo separado en un mundo de objetos separados,
sino que me siento más como una ola que pertenece a un océano de energía. Hay
una visión no-dualista del mundo que ha reemplazado la que se tenía antes, de
una auto-identidad enormemente menor. Abandonar el concepto de ser una identidad
separada ha provocado una expansión energética hacia afuera desde los limitados
confines del cuerpo al todo. Una alegría y asombro de niño ha reemplazado al
adulto crítico. De alguna manera se reconoce que la esencia de la vida es una
simple unidad.»7
Tengo problemas intentando que mi cabeza se
oriente en esto, ya que yo no hablo New Age. (Hablaremos más de esto en el
capítulo veintitrés, “¿somos todos uno?
”, en la tercera parte de este libro.) Pero entonces me
encontré con…
«La no-dualidad
es un concepto difícil de captar al principio, porque la mente está entrenada
para hacer diferenciaciones en el mundo, y el no-dualismo es el rechazo de la
diferenciación.»8
El rechazo de la diferenciación… ¡hurra!,
pensé. Parece que alguien lo ha comprendido… y entonces añade:
«No hay que
decir que todas las diferenciaciones sean eliminadas, meramente se transforman
en relaciones.»9
Vaya, lo lamento, no lo capto. ¿Qué quiere
decir eso?, ¿dónde están las líneas que hablen de nuestros juicios diarios, que
son en sí mismos relaciones entre “bueno” y “malo”, etc.?
Entonces descubrí que hay miles y miles de
páginas de libros y otras cosas sobre la no-dualidad. Aparentemente es un tema
bastante difícil de captar y de explicar.
Pero no veo el problema ni la necesidad de
todos esos libros. ¿Qué hay que explicar aquí? Abandona el juicio, deja las
dicotomías, para de vivir en dualidad. Fin del cuento.
Bien, si no podemos llamar “no-dualidad” al
estado de vivir en el no-juicio, ¿cómo podemos llamarlo? Desgraciadamente no he
podido inventarme una palabra verdaderamente sensacional, así que por ahora me
conformaré con “neutralidad”.
* * *
Parece que ese sentimiento que tenemos cuanto
más somos un Humano-Adulto (ese profundo preguntarse si ser tan crítico es algo
“bueno” después de todo) tiene algunas bases reales. Gracias a la física
cuántica y al modelo del Juego Humano sabemos ahora que no hay nada que juzgar.
Las películas holográficas a las que llamamos nuestras vidas no son reales, así
que ¿para qué sirve juzgarlas? Las experiencias que tenemos, creadas para
nosotros por nuestro Yo Infinito hasta el más mínimo detalle, son
perfectas exactamente tal como son y totalmente neutrales, así que ¿qué hay que
juzgar en ellas? ¿Y, en cualquier caso, quiénes somos nosotros para creer que
tenemos la habilidad o la autoridad para decidir qué es “correcto” y qué
“erróneo”?, ¿basándonos en qué?
No, no es necesaria ya la espiritualidad para
desistir del juicio, uno no tiene que “creer” que sea “mejor” no ser crítico.
Aunque pueda parecer muy radical, una vez que uno comprende cómo funciona
nuestro universo holográfico, abandonar todo juicio es simplemente el siguiente
paso lógico que dar.
Hay mucha gente que cuando llega a este punto
ya no puede seguir adelante. Dicen que “es absolutamente necesario conocer la
diferencia entre correcto e incorrecto. Sin juicio, la gente podría hacer lo
que quisiera y el mundo sería un caos”. Mi primera respuesta a eso es: “¿y cómo
crees que nos ha ido hasta ahora con el juicio?” ¿No es acaso el juicio lo
que nos ha llevado a guerras, violencia, persecución, discriminación, inquisición,
caza de brujas, celos, divorcio, asesinato, tortura, opresión, y una larga
lista de otras actividades humanas tradicionales?
Es cierto que nos han dicho y enseñado durante
toda la primera parte del Juego Humano que el juicio es absolutamente
necesario, y con todo derecho porque era fundamental para que la primera parte
funcionase. Pero lo mismo que al final descubrimos que la Tierra no es plana,
ni tampoco el centro de nuestro sistema solar, es hora de reconocer que nuestro
propio juicio es la causa básica de nuestra resistencia a las experiencias que
tenemos, y, por lo tanto, de nuestro dolor y sufrimiento. Lo contrario de todo
es lo cierto: ¡el caos lo causa el juicio, no su carencia!
Además, lo de que “la gente podría hacer lo
que quisiera y el mundo sería un caos” es una declaración que atribuye poder
“ahí fuera” e ignora el hecho de que esos referidos “gente” y “mundo” son parte
de nuestra experiencia holográfica única e individual, y nada más. No tienen
una realidad objetiva independiente.
Me encontré con un ensayo en Internet escrito
en términos estrictamente cristianos por alguien que claramente no es un
“experto” en nada (como yo). Quizá sus frases puedan ayudar a otros a
comprender esto mejor…
«Dios lo ama
todo, de manera que a sus ojos no puede haber un modo favorecido de conducta (o
de pensamiento). Si no hay un modo favorecido de pensamiento o de conducta,
entonces todo pensamiento y toda acción debe estar permitido por Dios. Por lo
tanto, no hay un criterio universal de pensamiento o conducta, sólo criterios
personales. Si todo pensamiento y acción está permitido, no puede haber un
camino “correcto” o “erróneo”. No puede haber juicio alguno de pensamiento o
acción, de lo contrario habría condiciones impuestas en el pensamiento y la
acción. Si no hay condiciones impuestas en el pensamiento o la acción por el
Creador, ¡entonces no hay nada correcto o incorrecto! Lo correcto y lo erróneo
deben ser entonces un concepto humano, no un concepto universal. Jesucristo
dijo: “no resistáis al mal” (Mateo 5:39), Jesucristo comprendía la ley
universal. No existe el mal, sólo el contraste y la diversidad de pensamiento y
conducta. Justo como ocurre con lo correcto y lo erróneo, el mal es un juicio,
normalmente basado en el miedo, impuesto sobre los pensamientos y acciones de
los demás. Cuanto más se resista algo, tanta más energía es suministrada a ese
algo y tanto más grande y poderoso se hace».10
* * *
Hablando de Cristianismo, una de las mayores “pistas”
e “indicios” de que abandonar el juicio es el próximo paso radical para los
seres humanos, está a plena vista en el libro primero de la Santa Biblia…
«Y del suelo
hizo crecer el Señor Dios todos los árboles que son placenteros a la vista y
buenos para comer; también el árbol de la vida en medio del jardín y el árbol
del conocimiento del bien y del mal».11
Por favor, date cuenta de que en el centro del
Jardín del Edén no sólo había un árbol, sino dos: el Árbol de la Vida y
el Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal.
Entonces Dios creó el hombre y la mujer…
«Y los dos, el
hombre y su esposa, estaban desnudos y no se avergonzaban.»12
Te ruego que tomes nota de que en ese momento
no había juicio en el hombre y la mujer sobre su desnudez. Desgraciadamente,
esa carencia de vergüenza no duró mucho. Una serpiente convenció a la mujer,
que a su vez convenció al hombre, para que comiera un fruto del Árbol del
Conocimiento del Bien y del Mal…
«Y los ojos de
ambos se abrieron y supieron que estaban desnudos, y cosieron hojas de higuera
y se hicieron mandiles.»13
Comer del Árbol del Conocimiento del Bien y
del Mal marcó el comienzo del juicio para la especie humana. El hombre y la
mujer no sólo juzgaron ahora que estar desnudos era algo de lo que avergonzarse
y esconderse, sino que también juzgaron que habían hecho algo mal. Desde ese
momento en adelante, la vida en la Tierra estaría llena de las dicotomías de
“bien y mal”, “correcto y erróneo”, “mejor y peor”, y así sigue hasta hoy.
Pero ya basta del Árbol del Conocimiento del
Bien y del Mal, que es sólo otro nombre del Árbol del Juicio.
¿Qué pasa con el Árbol
de la Vida?, ¿qué efecto tuvo en el hombre cuando comió de él?
Desgraciadamente, según la Biblia, Dios expulsó
al hombre fuera del Jardín del Edén antes de que pudiera comer del Árbol de la
Vida, dejando que la especie humana viviera toda su existencia hasta ahora en
el juicio.
«Por lo tanto,
el SEÑOR Dios le envió lejos del Jardín del Edén a labrar el suelo del que
había sido tomado.»14
Así es como comienza la Biblia, pero ¿cómo
termina?
Del último libro de la Biblia, el libro de las
“Revelaciones” (Apocalipsis):
«A aquél que
venza Yo le daré a comer del Árbol de la Vida, que está en el centro del
Paraíso de Dios.»15
Así que la humanidad al final comerá del Árbol
de la Vida, si “vence”.
Pero “vence,” ¿qué?
En este contexto, el sentido es claro: “vence”
sobre el juicio, “vence” lo que comenzó al comer del Árbol del Conocimiento del
Bien y del Mal.
Al contrario de lo que cree todo el mundo, el Apocalipsis
no trata del fin del mundo, o ni siquiera de la batalla final entre el Bien y
el Mal, que vence el Bien, porque no va de eso. Y aunque normalmente se habla
de ello como el “Armagedón,” esa palabra aparece sólo una vez en todo el libro
(Apocalipsis 16:16) y es probable que se refiera a un lugar real a unos cien
kilómetros al norte de Jerusalén.16
En lugar de eso, el Apocalipsis trata de la
realización (la “revelación”) de que “bien” y “mal” son juicios y que la
batalla es dejarlos a los dos. De hecho la Biblia puede verse no sólo como la
historia de la evolución de la humanidad, sino como la trama vital de un solo
individuo (pero esa metáfora llenaría otro libro ella sola).
O, si prefieres al poeta Rumi:
«Hay un campo
más allá de las ideas de pecado y de virtud.»17
Recordarás que El Campo se define como “el
campo de todas las posibilidades”18, no sólo de las posibilidades que sean “correctas” según el juicio de
alguien, sino de todas las posibilidades. De este Campo es de donde el Yo
Infinito crea una experiencia para su Jugador y, considerando su origen (El
Campo), esa experiencia tampoco puede ser “correcta”, ni “errónea”.
* * *
Debes estar pensando que caigo en mi propia
trampa, juzgando que el “juicio” es “erróneo”. No es así. El juicio era la
herramienta perfecta para jugar la primera parte del Juego Humano, porque
creaba la máxima cantidad de limitación. Sencillamente, no funciona en la
segunda parte. El juicio es parte de la oruga, cuyas “estructuras de larva
se rompen”.
¾Pero… pero… pero ¾tú dices¾, ¿cómo puedo
mirar alrededor las cosas horribles que pasan en el mundo (crimen, pobreza,
enfermedad, hambre, destrucción de la Tierra, guerra, violencia, abuso de
menores, abuso doméstico y todo eso) y decir que todo está bien, que es “neutral,”
que no tengo que juzgarlo? Yo no deseo esas cosas en mi propia vida, ni en la
de nadie. ¿Dónde tienes el corazón?, ¿dónde está tu compasión por el dolor y el
sufrimiento de los demás?
Buenas preguntas, demasiado buenas para pasar
sobre ellas a la ligera en este capítulo. De modo que si tienes problemas para
ir más allá de este punto, te recomiendo que leas el Capítulo treinta y dos, “Compasión”, en la tercera
parte de este libro, y vuelvas aquí para continuar.
En lo que respecta a “no desear esas cosas en
tu propia vida”, eso se llama “resistencia”, algo de lo que hablaremos muy
pronto.
* * *
He pasado mucho tiempo sin sentir malestar
alguno en absoluto. Yo valoraba la vida con gran alegría, viviendo en la costa
mediterránea de España y escribiendo este libro.
Y entonces, cuando estaba trabajando en este
mismo capítulo, le hablé a un buen amigo de la noticia de que España intentaba
ilegalizar la burka musulmana, como se acababa de hacer en Francia. Me
sorprendió cuando me respondió con un apoyo total e inequívoco a eso, y
entonces disparó una lista de opiniones críticas sobre la burka, los hombres
musulmanes, el Islam y la religión en general. Yo había escuchado pacientemente
otras opiniones críticas y creencias semejantes sobre temas diferentes en el
mes anterior, ya que yo sabía que él se estaba metiendo a fondo en su propio
proceso y esas cosas naturalmente tenían que salir, pero eso era más de lo que
yo esperaba.
Tuve tres reacciones inmediatas: incredulidad,
decepción y tristeza.
Cuando lo conocí era un hombre airado,
prepotente, muy obstinado y deprimido, con un ego muy grande y testarudo, pero
con un corazón grande y generoso, y con voluntad de aprender y de crecer. Digo
todo esto como observación y no como juicio, ya que yo no creía que él
estuviera “equivocado” al ser así, y no tenía necesidad ni deseo alguno de que
él cambiara; además, como Humano-Adulto yo era exactamente así mientras estaba
en el cine. Durante nuestra amistad yo había presenciado muchos cambios en él en
el año anterior, principalmente como resultado de sus estudios del trabajo de
Robert Scheinfeld, de leer los tres libros de Jed McKenna, y de las numerosas
conversaciones que tuvimos sobre el tema del universo holográfico y de
convertirse en mariposa. Yo verdaderamente no podía creer lo que oía esta vez,
ya que él parecía muy cómodo con esas opiniones y no mostraba signos de
reconocer su base totalmente crítica ni la necesidad de asimilarlas si
realmente quería vivir una vida de neutralidad.
Durante unos quince segundos yo lo juzgué
por este incidente y quería que cambiara, pero rápidamente recordé que él sólo
estaba leyendo un guión que mi propio Yo Infinito había escrito para
mí, y que su pensamiento y conducta eran ciertamente perfectos. Lo que
significaba que yo tenía que poner en marcha el Proceso de mi propio malestar y
hacer mi autolisis espiritual sobre ello.
Vi claramente que mi decepción venía del
pensamiento, y del miedo, de que yo estaba realmente solo. Con su interés por
la auto-realización, mi amigo me había dado la esperanza de que era posible que
los amigos pasaran juntos por este proceso, que se apoyaran uno a otro, que
incluso se pudiera formar una comunidad de crisálidas, y después de mariposas.
Nos habíamos pasado horas hablando de construir un catamarán juntos y de invitar
a otros a navegar con nosotros en talleres de una semana de duración para
probar el sabor de lo que era vivir en una neutralidad no-crítica. Aunque yo
sabía que no tenía sentido hacer planes como esos (que mi Yo Infinito se
encargaba de crear todas las experiencias, y no yo), disfrutaba completamente
de soñar despierto y me encantaba la camaradería. Pero cómo podría yo seguir
así, pensé, hablando de proveer un entorno de no-crítica a los demás con un
hombre que todavía justificaba sus propios juicios…
Mi tristeza se basaba en la pregunta (y el
miedo) de que este asunto era demasiado para que alguien lo “comprendiera,” si él
ni siquiera había comprendido al menos eso después de un año de trabajar
conmigo a diario. Era muy posible que yo estuviera malgastando mi tiempo al
escribir este libro. Me imaginé a Jed McKenna mirándole y diciendo que Maya
estaba ganando la guerra por ese ego (que la mayoría de la gente no termina el
estado de crisálida), y me pregunté tristemente qué le pasaría si eso era
cierto.
¾No puedo
volverme atrás, ¿verdad? ¾ preguntó Neo.
¾No ¾respondió
Morfeo.
* * *
De modo que puse en marcha el Proceso de
Robert para todo este malestar emocional y después usé la autolisis espiritual
para exponer los miedos subyacentes. Allí es donde encontré capas de mi propio
ego, una de las cuales era que aún creía que este libro podría tener una
repercusión en alguien y no sólo ser simplemente mi informe de exploración;
otra capa del ego se sentía aún lo bastante prepotente como para creer que sencillamente
es posible ayudarse unos a otros como amigos a través de este proceso, a pesar
de lo que dije los demás y de todas las evidencias en contra.
Tuve que abandonar mi apego al barco y al
futuro que representaba; tuve que abandonar mi apego a este libro y a cualquier
resultado que pudiera tener o no para alguien; y tuve que abandonar mi apego al
propio progreso espiritual de mi amigo para convertirse en mariposa. Después de
todo, tiene que haber un montón de rutas diferentes que uno puede tomar para atravesar
las Rocosas y llegar al Océano Pacífico, y yo no iba a juzgar (ni podía) qué
camino era el “correcto” para mi amigo. Yo tenía que confiar que su Yo
Infinito sabe mucho mejor que yo lo que es mejor para él. El
hecho de que me gustase que tomara la misma ruta que yo, simplemente porque
creo que es mejor o más segura que la que parece que él lleva, no tiene
relevancia.
Expresé en silencio mi gratitud a mi amigo y
lo abandoné todo, el barco, la camaradería, el ego que quería aún ser un
escritor lo bastante bueno como para que otra gente comprendiese lo que decía y
pudiera ser capaz de utilizarlo con éxito en sus propias vidas.
En este caso no tuve que desconectarme de mi
amigo en absoluto, todo lo que tuve que hacer fue abandonar mis propios apegos
y capas del ego. Además, él era libre de ser quien era sin tener que ser quien yo
quería que fuera.
Existe otra posibilidad que también tenía que
considerar, y era que mi amigo sí comprendiese de verdad la neutralidad,
pero tenía que “hacerse el tonto” de manera que yo pudiese tener la experiencia
que necesitaba. El podría levantarse un día sabiendo exactamente qué es la
neutralidad y lo que significa, y preguntarse cómo ha podido decir esas cosas
hoy. Eso es lo que los amigos pueden hacerse unos a otros: interpretar
los papeles difíciles y peligrosos en sus películas y darse unos a otros los regalos
especiales que no sería posible recibir de nadie más.
Como Humanos-Niños y Humanos-Adultos dentro
del cine hemos vivido toda nuestra vida en juicio, en dualidad. No va a ser
fácil cambiar el patrón de conducta, lo más probable es que no ocurra pronto. Vas
a ser tú quien tenga que localizar tus propios juicios, que tienes que
asimilar si quieres convertirte en mariposa.
* * *
A veces eso puede ser muy difícil. A veces el
ego sentirá una amenaza real a su propia existencia e intentará cualquier cosa
para frenarte o desviarte. A veces tomará el aspecto de desvíos del camino muy
tentadores, con una lógica fascinante susurrada en tu oído. Por ejemplo, tras
un año de proceso en su crisálida, un amigo estaba a punto de entrar en su
“noche oscura del alma”, acercándose a una poderosa capa de su ego de la que se
desprendería si continuaba en esa dirección. Tenía un gran malestar emocional y
su ego le convenció para que dejase de hacer cualquier proceso y tomase un
“desvío”. De manera que comenzó a desafiar la teoría misma del “modelo de la
consciencia”, no examinándola, lo que es conveniente siempre, sino discutiendo
intelectualmente con ella, como si por probar que alguna parte de ella
estuviese “equivocada” él pudiese escaparse de procesar su ira y sus juicios.
Pero no hay escapatoria alguna: el camino de salida pasa por el medio.
Si este modelo está cerca de la verdad, y a
menos que encuentre una nueva ruta a través de las Montañas Rocosas que yo no
conozca, lo más probable es que este amigo tenga que volver al lugar donde se
salió y afrontar lo que no pudo la primera vez. No hay nada “equivocado” en
ello, en tomarse un respiro por un tiempo, en mantenerse firme y reagruparse y
recolectar nuevas fuerzas, como detenerse en la subida al monte Everest y
descansar en el campamento base, acostumbrándose a la altura y al frío. Pero,
¿por qué no reconocer que eso es lo que uno quiere hacer, y no darle al ego
poder adicional al escuchar sus distracciones y usarlas como excusa para no
seguir en ese momento?
Aprender a diferenciar el sonido de tu ego del
sonido de tus propios pensamientos requiere práctica y sinceridad radical. La
única ayuda que puedo ofrecer es que cuando el “pensamiento” esté intentando
alejarte del malestar, es el ego el que habla, sin que importe lo racional o
atractivo que sea el “pensamiento”. Hay una gran diferencia entre tomar un
“desvío” del camino por la pura alegría y excitación de la exploración, y
hacerlo para escaparse del malestar.
En la película creada para ti por tu propio Yo
Infinito, tus amigos pueden ayudarte interpretando un papel que llame tu
atención sobre esos juicios y sobre las voces de tu ego, si estás dispuesto a
escuchar. Pero tú tienes que estar completamente despierto,
alerta, vigilante, y escuchar muy cuidadosamente tus pensamientos y las
palabras que dices para detectar esos juicios cuando vienen trepando; tú
tienes que tener el valor y la sinceridad de no intentar justificarlos, ni
negarlos, ni banalizarlos, y en lugar de eso, asimilarlos.
¿Has oído hablar de un “detector de trolas”? Ahora
vas a necesitar un “detector de juicios” para usarlo en ti mismo, porque sea
cual sea la ruta que tomes para atravesar las Rocosas, si quieres convertirte
en serio en mariposa no puedes quedarte colgado de tus creencias y tus opiniones
críticas. Eso, simplemente, no te llevará a donde dices que quieres ir.
NOTAS
1. Wikipedia, Mores (conducta) – Vuelta a la lectura
11. La Sagrada Biblia, versión King James, Génesis, 2:9 – Vuelta a la lectura
15. La Sagrada Biblia, versión King James. Apocalipsis, 2:7 – Vuelta a la lectura
17. Jalal al-Din Rumi, Del poema Más allá de las ideas en El
Rumi imprescindible – Vuelta a la lectura
CREENCIAS Y OPINIONES
Vuelta a la lista de contenidos
El doctor Bruce Lipton comenzó su carrera científica como biólogo
celular. Obtuvo su doctorado en la Universidad de Virginia en Charlottesville
antes de ingresar en 1973 en el Departamento de Anatomía en la Facultad de
Medicina de la Universidad de Wisconsin, donde sus investigaciones sobre la
distrofia muscular se concentraron en los mecanismos moleculares que controlan
la conducta celular. En 1982, el doctor Lipton empezó a examinar los principios
de la física cuántica y cómo podrían integrarse en su conocimiento de los
sistemas de proceso de información de la célula. Al hacerlo descubrió que el
cerebro de la célula no está en el núcleo, que era lo que se enseñaba en la
facultad, sino en la membrana, la superficie exterior o “piel” de la célula.
“Su investigación en la Facultad de Medicina
de la Universidad de Stanford, entre 1987 y 1992, reveló que el entorno
controla la conducta y la fisiología de la célula actuando a través de la
membrana. Sus descubrimientos, que iban a contracorriente de la opinión
científica de que la vida está controlada por los genes, dieron nacimiento a
uno de los campos de estudio más importantes hoy, la ciencia de la epigenética.
Muchos artículos posteriores de otros investigadores han validado desde entonces sus conceptos e ideas”.1
La epigenética es a la biología lo que la física cuántica es a la física. Ha puesto cabeza
abajo nuestro conocimiento antiguo de la biología; o, como ya he dicho muchas
veces, lo cierto es lo opuesto de lo que siempre hemos creído verdadero. Por la
epigenética sabemos ahora que nuestra percepción del entorno controla
nuestro ADN, y no al revés.
Bruce es un hombre brillante y un buen amigo.
Desgraciadamente, sigue creyendo que lo que está “ahí fuera” (el cuerpo humano
en particular) es real, pero a pesar de eso, mediante su libro superventas La
Biología de la Creencia y sus seminarios en
directo llamados La Biología de la
Percepción, ofrece algunas nociones muy
importantes sobre los efectos que tienen las creencias en nuestras vidas.
«Cómo veamos la
vida condiciona nuestro comportamiento, y ya que las percepciones pueden ser
incorrectas, es más acertado decir que las creencias controlan la biología: lo
que tú crees, crea tu vida.»2
El primer ejemplo que ofrece es lo que se denomina
“efecto placebo”.3
Se usa normalmente como un término médico que
significa que se le da a un paciente algo neutro (como una pastilla de azúcar)
que, sin embargo, le hace sentirse mejor. No hay razón química en el placebo
para que tenga efecto alguno sobre el cuerpo, pero lo hace de alguna manera.
Ese “de alguna manera” es porque el paciente cree que tendrá efecto, y
nada más. Es la creencia del paciente lo que cambia su biología y su conducta.
«Las
estadísticas revelan que una tercera parte de todas las curaciones médicas son
el resultado del efecto placebo.»4
Pero ese “efecto placebo” no se limita a la
medicina ni a las pastillas. De hecho, está operativo mucho tiempo a medida que
nosotros, los Jugadores, creemos que algo, lo que sea, nos sentará bien, que
nos hace sentirnos mejor aunque sea neutro.
Esto, por supuesto, es cierto también para
todas las medicinas homeopáticas. La Homeopatía se basa aún en la creencia de
que tomar algo de “ahí fuera” (por “natural” que sea) tendrá un efecto “aquí
dentro”.
La otra cara de la moneda, no tan bien conocida,
es el “efecto nocebo”.5 Si un
paciente (o un Jugador) cree que algo neutro, lo que sea, es dañino para ellos,
ese algo les hará sentirse mal, o les hará empeorar, a pesar de que de hecho no
hay nada en absoluto en el nocebo que pueda hacerles daño.
«Si un médico
te dice que tienes una enfermedad, o te dice que vas a morir, y tú crees al
médico porque es un “profesional”, la creencia te
dará la enfermedad o hará que mueras».6
El “nocebo” más famoso actualmente puede ser
el VIH. Según el doctor Kary Mullis, Premio Nobel de Química, y más de dos mil
investigadores médicos y científicos, profesionales de la salud y periodistas7, no hay documento científico alguno que pruebe que
el VIH provoque el SIDA8. El doctor
Peter Duesberg, miembro de la Academia Nacional de Ciencias y catedrático de
biología molecular y celular en la Universidad de California en Berkeley, fue
uno de los más importantes retrovirólogos del mundo a finales de los 1970 y
principios de los 1980 y ya al principio de su carrera recibió elogios por su
investigación sobre los oncogenes y el cáncer. El doctor Duesberg dice que no
hay nada en el VIH que pueda dañar al cuerpo humano, que el VIH es un “virus transeúnte
inofensivo”.9 Según el informe
directivo del Subcomité de Congreso de los Estados Unidos y la Oficina de
Integridad en la Investigación del Departamento de Salud y Servicios Humanos,
el hombre que proclamó primero que había descubierto el VIH y que el VIH era la
causa del SIDA, era culpable de “mala praxis científica”10 y su investigación se definió como de
“mérito sospechoso”11 y
“verdaderamente demente”.12
De hecho, el VIH falla en cualquier
test científico tradicional y aceptado para que se le llame la “causa” del SIDA13, e incluso los
expertos en SIDA admiten que más de la mitad de los que mueren de SIDA lo hacen
por fallo orgánico (mayoritariamente fallo hepático) como efecto secundario de
los medicamentos antirretrovirales que se les hace tomar, y no por el VIH14.
Pero si alguien cree lo que se nos dice por
los medios de comunicación de masas, que el VIH causa el SIDA y acaba en
muerte, entonces la tensión causada por esa creencia es suficiente para
destruir su sistema inmunitario, le provocará el SIDA y morirá, según el doctor
Bruce Lipton.
En ambos casos, el placebo y el nocebo, es la
creencia del Jugador y no la experiencia real lo que controla sus percepciones
y condiciona su conducta.
«Si crees que
algo te sentará bien, será bueno; y si crees que algo es dañino, será malo.»15
El doctor Lipton hace hincapié sobre el hecho
de que muchas de nuestras creencias son “aprendidas” de los demás, y esas
creencias aprendidas pueden invalidar en efecto nuestras percepciones e
instintos naturales. Por ejemplo, todos los niños saben nadar al nacer; pero
según crecen y observan la reacción en las caras de sus padres cuando se
acercan al agua, los niños aprenden a temerla y luego necesitan que les enseñen
a no temer al agua y a nadar de nuevo a la edad apropiada, cuando sus
padres ya no tienen miedo.16
Bruce compara nuestra percepción con una
cámara que toma instantáneas del “mundo físico” que nuestro cerebro ha
proyectado “ahí fuera”. Pero dice que nuestras creencias actúan como filtros en
esa cámara, filtrando ciertas frecuencias y cambiando la imagen que llega. Da
un ejemplo muy bueno de esto en sus talleres, cuando pone una diapositiva que
no tiene sentido en la pantalla…

… y hace que el público se ponga un par de
gafas con lentes verdes que les ha proporcionado, y que miren a la foto. Esto
es lo que ven…

Entonces hace que se cambien las gafas verdes
por las gafas con lentes rojas y que miren a la misma foto, y esto es lo que ven…

(Puedes ver un video muy corto – mala calidad – sobre
esto en YouTube aquí.)
El doctor Lipton llega a la conclusión de que
el filtro de nuestras creencias condiciona exactamente de la misma manera cómo
percibimos nuestro mundo y, por lo tanto, cómo reaccionamos y respondemos a
nuestras experiencias.
«La vida lo
tiene todo en sí misma, pero tú sólo verás lo que te dejen ver los filtros de tu
creencia.»17
* * *
Échale un vistazo rápìdo a esta carta…

Es un seis de picas rojo, ¿cierto?, ¿o lo has
visto como algo distinto? (N. del T.: en la baraja francesa las picas y
los tréboles son siempre negros, rojos son los corazones y los diamantes.)
Hay un experimento clásico en psicología18 en el que se muestra este seis de picas
rojo junto a otras cartas normales a un grupo de personas, que van anotando las
cartas que ven. En las primeras pasadas por el conjunto de cartas, mucha gente
no ve el seis de picas rojo, y algunos no pueden ver nunca el seis de picas rojo,
ni incluso teniéndolo en las manos.
«La conclusión
es que nuestras creencias pueden filtrar y afectar qué datos nos llegan por los
sentidos. Podemos terminar viendo y oyendo sólo lo que creemos. Cuanto más
fuerte sea el sistema de creencias, tanto más poderosa será su capacidad para
filtrar los datos que contradigan esas creencias. Te han enseñado, y lo crees,
que ver es creer. Debería ser justo lo contrario. Tú has llegado a comprender
que el ojo, hablando metafóricamente, es una cámara que registra fotografías de
lo que está realmente ahí fuera, sin que haya alteraciones de los datos. Lo que
yo propongo es que en la práctica lo inverso de esa frase es lo cierto: creer
es ver. Lo que yo propongo es que el ojo es una cámara que filtra la mayor
parte del espectro electromagnético para registrar solamente la luz visible, y
que esa cámara está controlada por el fotógrafo, que escoge consciente o
inconscientemente qué fotografiar.»19
Es este caso comenzamos por la creencia de que
un seis de picas rojo no existe, con lo que es difícil verlo por lo que es
realmente. Verlo es prácticamente imposible para quienes tienen sistemas de
creencias muy fuertes y determinantes.
* * *
Me he pensado muchísimo si incluir el ejemplo
siguiente, porque es muy controvertido, pero también es el ejemplo más perfecto
que puedo hallar para ilustrar cómo afectan nuestras creencias a lo que
percibimos “ahí fuera” y nos impiden ver “lo que es”, y cómo pueden contribuir
esas creencias a generar tanto dolor y sufrimiento en nuestras vidas.
Aunque no seas cristiano, sabrás probablemente
que Jesús fue crucificado y murió en la cruz, para alzarse de nuevo de entre
los muertos tres días después. Mucha gente ha creído esto y ha basado sus vidas
en ello durante los últimos dos mil años.
Esta es la escritura de la Sagrada Biblia en
la que se basa esta creencia (aunque ya conozcas la historia, por favor léela
ahora de nuevo)…
Lucas 23:50 Y, mirad, había un hombre llamado José…
52 Este hombre fue a Pilatos, y suplicó por
el cuerpo de Jesús.
53 Y lo bajó de la cruz, y lo envolvió en
lienzos blancos, y lo depositó en un sepulcro que había sido tallado en la
roca, en el que ningún hombre había sido enterrado antes…
55 Y también las mujeres, que habían venido
de Galilea, lo siguieron y contemplaron el sepulcro y cómo depositaron su
cuerpo.
56 Y regresaron, y prepararon especias y
ungüentos, y descansaron el día del sábado según los mandamientos.
24:1 En el primer día de la semana, muy temprano
por la mañana, vinieron al sepulcro con las especias que habían preparado, y había
algunas otras con ellas.
2 Y encontraron que la piedra había sido retirada
del sepulcro.
3 Y entraron, y no encontraron el cuerpo
del Señor Jesús.
4 Y ocurrió que, cuando estaban allí
perplejas, ¡mirad!, dos hombres de vestiduras brillantes estaban a su lado:
5 Y cuando ellas se atemorizaron e
inclinaron sus rostros a tierra, les dijeron ¿por qué buscáis entre los muertos
al que vive?
6 Él no está aquí, porque se ha alzado:
recordad cómo os habló cuando estaba aún en Galilea,
7 diciendo, El Hijo del Hombre debe ser
entregado a las manos de los pecadores, y ser crucificado, y alzarse de nuevo
al tercer día.
8 Y ellas recordaron sus palabras,
9 y volvieron del sepulcro, y dijeron todas
estas cosas a los once, y a todos los demás.
10 Eran María Magdalena, y Juana, y María
la madre de Santiago, y otras mujeres que estaban con ellas, las que dijeron
estas cosas a los apóstoles.
11 Y sus palabras les parecieron cuentos
ociosos, y no las creyeron.
12 Entonces se levantó Pedro, y corrió al
sepulcro, e inclinándose hacia dentro vio sólo los lienzos colocados, y salió
preguntándose en su corazón qué había sucedido.
13 Y, ¡mirad!, dos de ellos fueron ese
mismo día a un pueblo llamado Emaús, que distaba de Jerusalén sesenta estadios.
14 Y hablaban entre sí de todas las cosas
que habían sucedido.
15 Y ocurrió que, mientras conversaban y
razonaban, el mismo Jesús se acercó y fue con ellos.
16 Pero sus ojos estaban de forma que no lo
reconocían.
17 Y él les dijo, ¿qué clase de
conversaciones son esas que tenéis entre vosotros al andar, y que son tristes?
18 Y uno de ellos, de nombre Cleofás,
respondiendo, le dijo, ¿eres tú el único forastero en Jerusalén, y no sabes de
las cosas que han sucedido allá estos días?
19 Y él les dijo, ¿qué cosas? Y ellos le hablaron
de Jesús de Nazaret, que fue un profeta poderoso en obras y palabras ante Dios
y ante todos:
20 y de que el sumo sacerdote y nuestros
gobernantes le entregaron para ser condenado a muerte, y lo crucificaron.
21 Pero nosotros confiábamos que era él
quien tenía que redimir a Israel, y además hoy es el tercer día desde que esas
cosas ocurrieron.
22 Si, y algunas mujeres también de nuestra
compañía nos asombraron, que fueron temprano al sepulcro,
23 y cuando no encontraron su cuerpo
vinieron diciendo que también habían tenido una visión de ángeles que dijeron
que él estaba vivo.
24 Y algunos de los que estaban con
nosotros fueron al sepulcro, y encontraron lo que las mujeres habían dicho,
pero a él no lo vieron…
28 Y creció la noche en el pueblo a donde
iban, y él hizo como si fuese más lejos.
29 Pero ellos le obligaron, diciendo:
quédate con nosotros, porque ya la noche avanza y el día hace mucho que acabó.
Y él se quedó con ellos.
30 Y ocurrió que, cuando él se sentó a la
cena con ellos, tomó pan, y lo bendijo, y lo partió, y se lo dio.
31 Y sus ojos se abrieron, y lo conocieron,
y él desapareció de su vista.
32 Y ellos se dijeron uno al otro, ¿no
ardía nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino y cuando abrió las
escrituras para nosotros?
33 Y se levantaron en esa misma hora y
volvieron a Jerusalén, y encontraron a los once reunidos, y a aquellos que
estaban con ellos,
34 diciendo, el Señor se ha alzado
verdaderamente, y ha aparecido ante Simón.
35 Y ellos dijeron las cosas que ocurrieron
en el camino, y cómo le conocieron al partir el pan.
36 Y cuando así hablaban, el mismo Jesús se
presentó en medio de ellos, y les dijo, la paz esté con vosotros.
37 Pero ellos estaban amedrentados y
aterrados, y creían que habían visto un espíritu.
38 Y él les dijo, ¿por qué os turbáis?, ¿y
por qué se alzan esos pensamientos en vuestro corazón?
39 Mirad mis manos y mis pies, soy yo
mismo: tocadme y ved, porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis
que yo tengo.
40 Y cuando él habló de esa manera, les
mostró sus manos y sus pies.
41 Y mientras ellos no creían aún con
alegría, y se extrañaban, les dijo, ¿tenéis aquí algo de carne?
42 Y le dieron un pedazo de pescado asado y
un trozo de panal.
43 Y él los cogió y comió ante ellos.20
Pero ¿y si esto fuera en efecto el relato de
un hombre que fue bajado de su cruz tras sólo tres horas, vivo aún, y
trasladado a un escondite secreto donde fue tratado de las heridas de sus pies
y sus manos, de su cabeza y su costado; que sobrevivió y fue dejado tres días
descansando, y que se reunió con sus discípulos en el camino cuando caminaban
alejándose de Jerusalén?
En otras palabras, quiero pedirte que leas los
mismos pasajes de la Biblia otra vez, sin la creencia previa de que Jesús murió
en la cruz…
Lucas 23:50 Y, mirad, había un hombre llamado José…
52 Este hombre fue a Pilatos, y suplicó por
el cuerpo de Jesús.
53 Y lo bajó de la cruz, y lo envolvió en
lienzos blancos, y lo depositó en un sepulcro que había sido tallado en la
roca, en el que ningún hombre había sido enterrado antes…
55 Y también las mujeres, que habían venido
de Galilea, lo siguieron y contemplaron el sepulcro y cómo depositaron su
cuerpo.
56 Y regresaron, y prepararon especias y
ungüentos, y descansaron el día del sábado según los mandamientos.
24:1 En el primer día de la semana, muy
temprano por la mañana, vinieron al sepulcro con las especias que habían
preparado, y había algunas otras con ellas.
2 Y encontraron que la piedra había sido retirada
del sepulcro.
3 Y entraron, y no encontraron el cuerpo
del Señor Jesús.
4 Y ocurrió que, cuando estaban allí
perplejas, ¡mirad!, dos hombres de vestiduras brillantes estaban a su lado:
5 Y cuando ellas se atemorizaron e
inclinaron sus rostros a tierra, les dijeron ¿por qué buscáis entre los muertos
al que vive?
6 Él no está aquí, porque se ha alzado:
recordad cómo os habló cuando él estaba aún en Galilea,
7 diciendo, El Hijo del Hombre debe ser
entregado en las manos de los pecadores, y ser crucificado, y alzarse de nuevo
al tercer día.
8 Y ellas recordaron sus palabras,
9 y volvieron del sepulcro, y dijeron todas
estas cosas a los once, y a todos los demás.
10 Eran María Magdalena, y Juana, y María
la madre de Santiago, y otras mujeres que estaban con ellas, las que dijeron
estas cosas a los apóstoles.
11 Y sus palabras les parecieron cuentos
ociosos, y no las creyeron.
12 Entonces se levantó Pedro, y corrió al
sepulcro, e inclinándose hacia dentro vio sólo los lienzos colocados, y salió
preguntándose en su corazón qué había sucedido.
13 Y, ¡mirad!, dos de ellos fueron ese
mismo día a un pueblo llamado Emaús, que distaba de Jerusalén sesenta estadios.
14 Y hablaban entre sí de todas las cosas
que habían sucedido.
15 Y ocurrió que mientras conversaban y
razonaban, el mismo Jesús se acercó y fue con ellos.
16 Pero sus ojos estaban de forma que no le
conocían.
17 Y él les dijo, ¿qué clase de
conversaciones son esas que tenéis entre vosotros al andar, y que son tristes?
18 Y uno de ellos, de nombre Cleofás,
respondiendo, le dijo, ¿eres tú el único forastero en Jerusalén, y no sabes de
las cosas que han sucedido allá estos días?
19 Y él les dijo, ¿qué cosas? Y ellos le
dijeron sobre Jesús de Nazaret, que fue un profeta poderoso en obras y palabras
ante Dios y ante todos:
20 y de que el sumo sacerdote y nuestros
gobernantes le entregaron para ser condenado a muerte, y lo crucificaron.
21 Pero nosotros confiábamos que era él
quien tenía que redimir a Israel, y además hoy es el tercer día desde que esas
cosas ocurrieron.
22 Si, y algunas mujeres también de nuestra
compañía nos asombraron, que fueron temprano al sepulcro, nos asombraron
23 y cuando no encontraron su cuerpo
vinieron diciendo que también habían tenido una visión de ángeles que dijeron
que él estaba vivo.
24 Y algunos de los que estaban con
nosotros fueron al sepulcro, y encontraron lo que las mujeres habían dicho,
pero a él no lo vieron…
28 Y creció la noche en el pueblo a donde
iban, y él hizo como si fuese más lejos.
29 Pero ellos le obligaron, diciendo:
quédate con nosotros, porque ya la noche avanza y el día hace mucho que acabó.
Y él se quedó con ellos.
30 Y ocurrió que, cuando él se sentó a la
cena con ellos, tomó pan, y lo bendijo, y lo partió, y se lo dio.
31 Y sus ojos se abrieron, y lo conocieron,
y él desapareció de su vista.
32 Y ellos se dijeron uno al otro, ¿no
ardía nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino y cuando abrió las
escrituras para nosotros?
33 Y se levantaron en esa misma hora y
volvieron a Jerusalén, y encontraron a los once reunidos, y a aquellos que
estaban con ellos,
34 diciendo, el Señor se ha alzado
verdaderamente, y ha aparecido ante Simón.
35 Y ellos dijeron las cosas que ocurrieron
en el camino, y cómo lo conocieron al partir el pan.
36 Y cuando así hablaban, el mismo Jesús se
presentó en medio de ellos, y les dijo, la paz esté con vosotros.
37 Pero ellos estaban amedrentados y
aterrados, y creían que habían visto un espíritu.
38 Y él les dijo, ¿por qué os turbáis? ¿y
por qué se alzan esos pensamientos en vuestro corazón?
39 Mirad mis manos y mis pies, soy yo
mismo: tocadme y ved, porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis
que yo tengo.
40 Y cuando él habló de esa manera, les
mostró sus manos y sus pies.
41 Y mientras ellos no creían aún con
alegría, y se extrañaban, les dijo, ¿tenéis aquí algo de carne?
42 Y le dieron un pedazo de pescado asado y
un trozo de panal.
43 Y él los cogió y comió ante ellos.
«Mirad mis
manos y mis pies, soy yo mismo: tocadme y ved, porque un espíritu no tiene
carne ni huesos, como veis que yo tengo.» No puedo imaginarme cómo podría estar más claro. Jesús dice que está
vivo, que ése era verdaderamente su cuerpo físico, no un espíritu, y para
probarlo comió carne con ellos.
Hay frases incluso más reveladoras en los
otros Evangelios. En Mateo21, por ejemplo…
Mateo 28:5 «Y el ángel respondió y dijo a las mujeres: no temáis, porque yo sé que
buscáis a Jesús, que fue crucificado.
6 Él no está aquí, porque se ha alzado,
como dijo. Venid y ved el lugar donde descansa el Señor.
7 Id aprisa, y decid a los discípulos que
él se ha alzado de entre los muertos, y ¡mirad!, él va a Galilea ante vosotros,
allí lo veréis.
…y…
Mateo 28:10 «Entonces Jesús les dijo: no temáis, id a decir a mis hermanos que vayan
a Galilea, y que allí me verán…
16 Entonces los once discípulos fueron a
Galilea, a una montaña que Jesús les había designado.
17 Y cuando lo vieron le adoraron.
Un cuerpo resucitado no necesitaría “ir ante”
nadie, ni a sitio alguno, aparecería espontáneamente allí, simplemente. Y tampoco
necesitaría decirle a nadie que fuera a verle a ningún lugar.
El Evangelio de Marcos22 dice…
Marcos 15:43 «José de Arimatea, un ilustre consejero, que también esperaba el reino
de Dios, fue y se presentó con valentía ante Pilatos, y ansiaba el cuerpo de
Jesús.
44 Y Pilatos se maravilló de que ya hubiera
muerto».
Un sinónimo de “maravilla” es “sorpresa”.
Pilatos se sorprendió de que Jesús ya estuviera muerto, porque sólo
había estado tres horas en la cruz y habitualmente la crucifixión tarda mucho más
tiempo matar a alguien. “Los romanos utilizaban la crucifixión como un método de
muerte prolongado, atroz y humillante… Es posible sobrevivir a la crucifixión,
si no es prolongada, y hay registros de gente que lo hizo”.23
…y…
Marcos 16:1 «Y cuando hubo pasado el sábado, María Magdalena, y María la madre de Santiago,
y Salomé compraron especias dulces que llevarían para ungirle».
“Ungir” significa “untar o frotar con aceite,
o una substancia oleosa”24, lo que
incluso hoy es un tratamiento médico común para las heridas de un cuerpo que
aún esté vivo.
…y…
Marcos 16:9 «Ahora que Jesús se había alzado, al amanecer del primer día de la
semana, apareció primero ante María Magdalena, de la que había expulsado siete
demonios.
10 Y ella fue y les dijo que había estado
con él, cuando ellos se lamentaban y lloraban.
11 Y ellos, cuando oyeron que él estaba
vivo y que ella lo había visto, no lo creían.
12 Después de eso él apareció en otra forma
a dos de ellos, cuando viajaban a pie.
13 Y ellos fueron y lo dijeron al resto,
pero tampoco les creyeron».
¡“Y cuando oyeron que él estaba vivo”!, ¿cómo
se puede entender mal eso?
…y…
Marcos 16:14 «Después él apareció ante los
once cuando estaban sentados a la cena, y les reprendió por su incredulidad y
la dureza de su corazón, porque no creyeron a aquellos que lo habían visto
cuando se alzó.»
Y en el Evangelio de
Juan25…
Juan 19:39 «Y allí vino también Nicodemo,
que primero vino a Jesús de noche, y trajo una mezcla de mirra y áloe.»
Nicodemo era «un hombre rico y bien conocido
del que se decía que tenía poderes milagrosos».26
La mirra y el áloe no se usan sólo para el
embalsamamiento, sino también como medicina para las heridas. La mirra se usa
actualmente en algunos linimentos y pomadas curativas que pueden aplicarse
sobre abrasiones y otras enfermedades menores de la piel. En la medicina
alternativa se dice que mezclar resina de mirra con vinagre aumenta su capacidad para aliviar el dolor.27 Los griegos
y los romanos usaban el áloe para tratar las heridas28, como hacemos hoy también.
…y…
Juan 20:6 «Entonces vino Simón Pedro
siguiéndole, y fue al sepulcro, y vio los lienzos colocados,
7 y el paño, que estaba sobre su cabeza, no
estaba colocado con los lienzos, sino envuelto solo en otro lugar».
El paño que envolvía la cabeza de Jesús, donde
tenía las heridas de la corona de espinas, estaba en un lugar distinto del
resto. No es probable, si su cuerpo resucitó y dejó sus “lienzos” allí
colocados.
…y finalmente…
Juan 20:19 «Entonces, el mismo día por la
noche, siendo el primer día de la semana, cuando, por miedo a los judíos,
estaban cerradas las puertas donde se reunían los discípulos, vino Jesús y se
alzó en el medio, y les dijo, la paz esté con vosotros.
20 Y cuando así dijo, les mostró sus manos
y su costado. Entonces se alegraron los discípulos, cuando vieron al Señor».
Tengo que añadir que es bastante probable que
los discípulos de Jesús creyeron realmente que había muerto en la cruz, así que
comprendo su asombro al ver que no. Pero incluso en la Biblia, leída sin una
creencia previa, está muy claro que Jesús sobrevivió a su crucifixión.
La Cristiandad se ha basado durante dos mil
años la en la creencia de que Jesús murió en la cruz (muchos dicen que “por
nuestros pecados”) y se alzó de nuevo de entre los muertos. Piensa en la
repercusión que esta creencia ha tenido en el mundo, y en muchos de nosotros
personalmente. Se han luchado guerras, han muerto millones, y más millones aún han
vivido vidas de culpa y vergüenza basadas en esta creencia.
Pero hay abundantes evidencias de que esta
creencia no es cierta.29 La misma
Biblia no dice que ocurriera así, a menos que leas los Evangelios ya con
esa creencia, y aún así tienes que hacer algunas grandes presuposiciones.
(Recuerda la Cuchilla de Ockham: la mejor respuesta es la que tiene menos
presuposiciones.)
De modo que empezamos con el juicio de que
todos nosotros, como seres humanos, somos imperfectos de manera innata (la
Iglesia Católica Romana lo llama “el pecado original”). A pesar de la evidencia,
nos formamos la creencia de que el Hijo de Dios ha resucitado de entre los
muertos para salvarnos de nuestra naturaleza pecadora y tenemos la opinión de
que cualquiera que no crea en Él no puede subir al Cielo.
¡Eso nos lleva a un juego muy interesante!
* * *
He aquí otro ejemplo rápido de cómo ocurre
este ciclo prejuicio-creencia-opinión…
Digamos que tú juzgas que la prostitución es
“errónea” por la razón que sea. Entonces te formas la creencia de que el
gobierno debería hacer algo para detenerla y mantienes la opinión de que
cualquier hombre o mujer que se vea envuelto en la prostitución actúa en forma
inmoral.
Y digamos que tu Yo Infinito crea una
experiencia para ti en tu crisálida en la que tienes que enfrentarte a esto, algo
como que tu marido, o esposa, o amante, o hijo, o hija, o buen amigo (alguien a
quien respetes y admires) es detenido acusado de prostitución, tanto solicitando
como vendiendo sexo por dinero.
Me imagino que esto podría causarte algún
malestar, un malestar agudo si fuese tu marido o tu mujer, estoy seguro. Así
que esta es tu oportunidad de poner en marcha el Proceso de Robert, lo primero
para quitar la “tensión” el “malestar” y la “realidad” de la situación, y luego
poner en marcha la autolisis espiritual de Jed para descubrir la creencia
falsa, la información falsa, y las capas del ego que resultan de ese prejuicio.
La mayor parte del tiempo puedes seguir
simplemente el malestar (la emoción o el dolor, por ejemplo), para descubrir el
prejuicio. En este ejemplo debería ser bastante fácil encontrar el prejuicio
subyacente, el que tú consideres la prostitución como algo “erróneo” y usar la
autolisis espiritual para preguntar, “¿es eso cierto?”
Pero a veces no es tan fácil, el prejuicio no
está tan visible inmediatamente, ya que está enterrado más profundamente,
oculto a tu percepción. De manera que, en lugar de eso, lo que puedes hacer es
seguir la emoción para encontrar la creencia, y luego seguir la creencia para
encontrar el prejuicio. O, si la creencia también es difícil de encontrar,
sigue la emoción para encontrar la opinión, luego sigue la opinión para
encontrar la creencia y luego sigue la creencia para encontrar el prejuicio. Ya
te haces cargo.
Recuerda lo que dijo Jed McKenna…
«Todos los apegos al estado de sueño están hechos de energía. Esa
energía se llama emoción. Todas las emociones, positivas y negativas, son
apegos.»
… de manera que considera a todas las
emociones que tengas que estén por debajo de la alegría, la excitación y el entusiasmo
totales como un letrero indicador (una bandera roja) que te lleva a tus
opiniones, creencias y prejuicios.
De hecho puedes hacer esto con cualquier
opinión o creencia en cualquier momento, sin necesitar que tu Yo Infinito
te cree una experiencia catalizadora. Si te escuchas a ti mismo dando una
opinión (cualquier opinión), busca la creencia que te llevó a esa opinión,
luego busca más hondo el prejuicio que llevó a la creencia.
Recuerda que todos los prejuicios, creencias y
opiniones se formaron dentro de la sala de cine y se basan en hipótesis
incorrectas, así que todo es falso.
Para algunas personas puede resultar difícil
aceptar que han llegado a apegarse a sus opiniones, que tienen múltiples capas
de ego en cada una, amontonadas una encima de otra. Pero la idea de todo el
proceso en la crisálida va exactamente de esos apegos y de abandonarlos.
* * *
¾Conforme ¾podrías decir¾, veo lo de vivir sin prejuicios, incluso puedo imaginarme vivir sin
creencias, pero ¿vivir sin opiniones?, ¿no es eso un tanto… aburrido? ¿Aceptas
simplemente todo lo que se pone ante ti en tu holograma, sin cuestionarlo ni
discriminarlo?
Si, y no. Si: aceptas absolutamente todo lo
que se pone ante ti, puesto que tu Yo Infinito ha creado “absolutamente
todo” lo que quiere que experimentes hasta el más mínimo detalle. Es verdad que
yo ya no vivo con prejuicios, creencias y opiniones, excepto esas raras veces
en las que surge uno de ellos para que lo identifique y procéselo asimile. Y,
no: la vida está lejos de ser aburrida, y yo tengo mis preferencias.
Jed McKenna comienza el libro segundo de su Trilogía
de la Iluminación diciendo: “Odio L.A. (Los Ángeles)”. No he podido
averiguar nunca si Jed se expresaba con una opinión crítica, o si era sólo una
licencia literaria, por el efecto.
Yo no “odio” nada, pero “prefiero” muchas
cosas.
¿Cuál es la diferencia? Eso puede ser muy
sutil y delicado a veces, pero intentaré explicarme.
Una opinión, basada en creencia y prejuicio,
significa también resistencia a la opinión opuesta. Una preferencia carece de
resistencia, simplemente es una expresión de elección.
Prefiero no jugar a las Tres en Raya, a menos
que el otro jugador sea un niño muy pequeño. El juego me parece
muy aburrido, ya que no se puede ganar cuando juegas con alguien que tenga la
más mínima idea de lo que ocurre. Ahora que sé que existe un juego como el
backgammon, prefiero jugarlo en su lugar. No tengo resistencia a jugar a las
Tres en Raya, tampoco prejuicio, ni creencias, ni opiniones sobre él como juego;
simplemente, la mayoría de las veces prefiero no jugarlo.
Del mismo modo, prefiero no jugar al juego de
los prejuicios, de las creencias, de las opiniones, del miedo, la primera parte
del Juego Humano dentro de la sala de cine. No tengo resistencia a jugar a nada
de eso si se dieran las circunstancias adecuadas y estuviese claro que mi Yo
Infinito estaba creando eso como mi experiencia del momento. No tengo prejuicios,
ni creencias, ni opiniones sobre ello distintas de lo perfecto que era el juego
en un período de mi metamorfosis, y qué perfecto es para otra gente que aún
quiera jugar a eso.
Pero también prefiero no pasar mucho tiempo
con gente que juega a la primera parte del Juego Humano. Disfruto de vivir de
forma que no esté rodeado por el ruido constante del drama y el conflicto de
los demás. Prefiero no hablar del Tres en Raya. Prefiero no escuchar a los
jugadores de Tres en Raya, que se pasan la mayor parte de tiempo hablando del
juego, discutiendo otra vez partidas anteriores que jugaron, acusando a alguien
de hacer trampas en una partida que parece que perdieron, describiendo con todo
detalle lo víctimas que se sienten cuando pierden, o hablando de nuevas
estrategias para ganar un juego que no se puede ganar. Pero no les juzgo, de
hecho apoyo que sigan haciendo exactamente lo que hacen. Sencillamente, no veo
ni interesante ni divertido en absoluto ser parte de ello yo mismo.
Prefiero el silencio al sonido de las
motocicletas. Prefiero no beber alcohol por cómo me hace sentir. Prefiero
navegar a vela que a motor. Prefiero comer proteínas y verduras más que
carbohidratos. Prefiero el calor al frío, el sol a la nieve, la playa a la
montaña, y menos (o ninguna) ropa que más. Prefiero ver una película que estar
de cháchara, un concierto a una fiesta, un paseo solitario escuchando buena
música con mis auriculares a una cena con gente. Prefiero sumergirme quince
metros en el océano a caminar sobre la tierra.
Estas serían mis preferencias si pudiera
elegir. Pero estaré donde quiera que mi Yo Infinito quiera que esté y
experimentaré lo que sea que mi Yo Infinito quiera que experimente,
porque confío totalmente en mi Yo Infinito. Ese es mi trabajo como
Jugador en el Juego Humano.
Prevendría especialmente a aquellos que son
nuevos en su crisálida que sean muy cautos con esto de la opinión-preferencia.
Los prejuicios son a veces difíciles de ver para poder asimilarlos sin hacerlos
más fuertes. Parece muy fácil decir “prefiero no estar con esa clase de gente”
creyendo que es una declaración de preferencia, cuando de hecho es una
declaración de prejuicio.
Me di cuenta de que al principio era mucho más
fácil suponer simplemente que cualquier preferencia que quisiera expresar era
en realidad una opinión basada en prejuicio y creencia, y asimilarla en consecuencia.
Tras un año, más o menos, cuando estaba más cómodo con lo de dejar mis prejuicios,
creencias y opiniones (cuando me sentí razonablemente seguro de que podía
captar cuándo trataba mi ego de colarme algo), me permití a mí mismo volver a
tener preferencias. Aunque sigo muy vigilante y todavía reto a mis
“preferencias” regularmente para asegurarme de que no me resisto a nada, porque
la resistencia es la clave.
NOTAS
2. Bruce H Lipton, Intelligente
Zellen (Células inteligentes) – en Alemán e Inglés – Vuelta a la lectura
4. Bruce H Lipton, Id. – Vuelta a la lectura
6. Bruce H Lipton, Id. – Vuelta a la lectura
9. P Duesberg, VIH y SIDA, Revista Science 260: 1705 – Vuelta a la lectura
12. B.J. Culliton, “La
investigación de Gallo por dentro”,
Science 1990; 248:1494-1498 – Vuelta a la lectura
15. Bruce H. Lipton, Id. – Vuelta a la lectura
19. autor desconocido, enlace ahora roto – Vuelta a la
lectura
25. La Sagrada Biblia, versión King James, El Evangelio según
San Juan, capítulos 19 y 20 – Vuelta
a la lectura
RESISTENCIA
Vuelta a la lista de contenidos
Tras horas y horas de autolisis espiritual escribí algo
distinto, que es cierto:
«Lo que resistes, persiste.»
Creo
que se lo oí decir primero a L. Ron Hubbard (en uno de sus momentos de “genio” como
explorador hace muchos años) antes de que otros empezaran a decirlo, y antes de
que él se perdiera por el camino. De modo que no es nada que me haya inventado
yo, pero lo puse a prueba y vi que era cierto.
Buscando
por Internet, he visto referencias a esta frase atribuidas a muchas fuentes y
grupos diferentes, desde el famoso psiquiatra Carl Jung, aunque no he podido
verificar nunca que lo dijera, a EST (Erhard Seminar
Training), aunque Warner Erhard tomó los fundamentos básicos
de su EST de L. Ron Hubbard, o a Neale Donald Walsch en Conversaciones con
Dios. También se ha utilizado en El Secreto, de Rhonda Byrne. Pero,
como es necesario dentro de la sala de cine, el significado y aplicación
verdaderos han sido alterados, de manera que los Humanos-Adultos que intentan
utilizar esta perla de sabiduría para su propia autosuperación se encuentran
metidos cada vez más hondamente en la limitación, en lugar de eso.
«Cada vez que nos resistimos a alg,o derrochamos nuestra
energía de mala manera. Es mucho mejor (y ciertamente más fácil) dejar de
resistirnos a lo que no queremos y concentrarnos en atraer lo que queremos. En
lugar de resistirte a la pobreza, y luchar por ganar más dinero para prevenirla
tomando un segundo trabajo, intenta concentrarte en atraer la prosperidad
teniendo pensamientos positivos mientras trabajas. Si detestas tu trabajo y
piensas en eso cada mañana, te resistes a ir a trabajar. Por lo tanto, será más
difícil conseguir un ascenso o encontrar un trabajo mejor.»1
«La Ley de
Atracción dice sencillamente que tú atraes a tu vida lo que piensas. Tus
pensamientos dominantes encontrarán la forma de manifestarse.»2
A
estas alturas debes ser capaz de ver lo que no es cierto en esta interpretación
de “lo que resistes, persiste,” y cómo ha sido retorcido en la sala de cine
para hacerlo inviable para un Humano-Adulto (como debe ser todo). Pero, sólo
por si acaso, déjame exponerlo claramente…
La
hipótesis es que debes dejar de tener pensamientos negativos y concentrarte en
los pensamientos positivos, porque si te concentras en los pensamientos negativos,
éstos persistirán y harán imposible que los pensamientos positivos se
manifiesten. ¿Bien?
Pero
la hipótesis completa se basa en un juicio: pensamientos “negativos” contra
pensamientos “positivos”. Se basa también en la falsedad de que tú puedas
manifestar algo en tu universo holográfico y, menos aún, que puedas atraer las
cosas “positivas” si te concentras en ellas.
La
verdad es que toda resistencia se basa en un prejuicio, o puesto de otra
manera, que la resistencia no existiría sin un prejuicio anterior. Si prejuzgas
que algo es “negativo”, te resistes a ese algo. De modo que la solución no es
intentar negar o ignorar los pensamientos “negativos” y enfocarse en los
“positivos”, sino eliminar completamente el prejuicio, que es la fuente de la
resistencia.
¿Quieres
un trabajo “mejor”? Deja de juzgar el que tienes y al mismo tiempo dejarás de resistirte
a él.
Aunque
no quiero exponer esto como “Verdad”, he constatado que, mientras juzgue algo y
lo resista, permanezco en esa experiencia. Sólo cuando dejo de juzgar, y por lo
tanto automáticamente de resistir, es posible que mi experiencia cambie.
Mi primera
experiencia sobre eso tuvo lugar a mis veinte años de edad. En aquel tiempo
estaba metido profundamente en las ideas de Peter Marshall y llamaba a Dios “el
Jefe”, como él decía. Yo estaba en Venezuela, en Caracas, ayudando a crear el
equivalente en Español de Viva la Gente para ese país.
Llevaba en Viva
la Gente más o menos un año y la mayor parte de ese tiempo había sido el
batería del grupo, pero quería ser más que eso. Quería ser el director musical,
juzgaba que mi trabajo como batería era “menos que” lo que yo quería y era
capaz de hacer, y, por lo tanto, me resistía a ello.
Un día en Caracas,
cuando me iba a dormir, sufrí una gran transformación y oré de una manera muy
sincera…
¾Jefe, he tomado una decisión. Si quieres que sea
un batería el resto de mi vida y esa es la mejor manera en que puedo servirte a
ti y al resto de la humanidad, lo haré contento, alegre y entusiasmado. Lo prometo
¾Hablaba en
serio.
…y abandoné todo
juicio y resistencia a ser batería en ese momento.
Justamente el día
después recibí una llamada del director de Viva la Gente para decirme
que había creado un tercer reparto y me pidió que volviera cuanto antes para
ser su director musical.
Podría darte
muchos otros ejemplos de mi propia vida como ése, pero creo que ya captas la
idea.
* * *
Lo que resistes, persiste.
De hecho, cuanto
más te resistas a los pensamientos “negativos” y trates de reemplazarlos con
pensamientos “positivos”, tantos más pensamientos “negativos” tendrás. ¿No es
eso lo que dice la frase? Al intentar concentrarse sólo en los pensamientos
“positivos”, ¿no estás automáticamente resistiendo los “negativos”? Y entonces,
¿no persistirán?
Es como en ese
viejo juego de “intenta no pensar en elefantes”. Por supuesto, entonces
pensarás sólo en elefantes.
Por eso El
Secreto y la “Ley de Atracción” no funcionan, o al menos esa es una de las
razones. La otra es que forman parte de la vida dentro de la sala de cine y por
lo tanto no pueden funcionar, excepto para crear más limitación.
Por ejemplo,
parece que hay muchos “trabajadores por la paz” brotando por todas partes hoy
día. Pero si te resistes a la guerra, guerra es lo que tendrás; si te resistes
a la violencia, violencia es lo que tienes; si tú eres un “trabajador por la
paz” te resistes a la guerra y la violencia, a pesar de lo que alguno de ellos
intenta decir. De modo que cuantos más “trabajadores por la paz” aparecen,
tanta más guerra y violencia tenemos en el mundo. Sólo tienes que leer las
noticias hoy día.
“Trabajar
por la paz” es una gran distracción del problema real: tú, tus prejuicios, tus
juicios y las
capas
de tu ego. Mahatma Gandhi dijo “sé el cambio que deseas ver en el mundo”, pero
no dijo “entonces sal y cambia el mundo”, ni “entonces sal e intenta que todo
el mundo sea como tú eres”.
Verdaderamente es
muy sencillo: sólo cuando dejes de juzgar a la guerra y a la violencia como
“erróneas”, o “malas” y las comprendas y las aceptes como perfectas junto a
todo lo demás de tu holograma, dejarás de resistirte a ellas, en cuyo momento
ya no necesitan persistir.
Jesúscristo dijo…
«En verdad os
digo que no os resistáis al mal, sino que a quien te golpee en una mejilla,
ofrécele también la otra. Y si un hombre te lleva al juicio de la ley y se
lleva tu abrigo, dale también tu capa. Y si alguien te obliga a que camines con
él una milla, ve con él dos. Dale cuanto te pida, y no apartes la vista de aquel
que haya tomado prestado de ti.»3
De manera que se
trata de no resistirse; se trata de aceptar aquello que resistes; no va de
intentar arreglar, o cambiar, o mejorar algo, sino de darse cuenta de que todo
es perfecto, incluso la guerra y la violencia. Eso es lo que significa “lo que resistes, persiste”.
¿Y qué es lo que hay que resistir? Todas las
experiencias que tienes, hasta el más mínimo detalle, han sido creadas para ti
por tu Yo Infinito, así que ¿por qué resistirse a ellas? ¿Qué es lo que
dices realmente cuando te resistes a una experiencia? Lo que dices es que tu Yo
Infinito se equivoca y que no tienes confianza en él.
* * *
A
estas alturas estoy seguro de que comprendes que escribir este libro es parte
de mi propia autolisis espiritual, de modo que no me sorprendo cuando surge una
experiencia en mi holograma para llamar mi atención sobre algo que asimilar y
también incluir en el libro.
Cuando
escribía el capítulo anterior, unos familiares de mi amigo vinieron de visita
un par de semanas junto a su hijo de cuatro años, el cual tenía la costumbre de
chillar todo lo que daban de sí sus pulmones, ya de enfado, ya de excitación.
Los gritos eran penetrantes, ampliados por los ecos en los muros de los
edificios circundantes. Eran tan agudos que podían romper los cristales.
Los
padres no hacían nada cuando chillaba, si acaso reírse un poco. Cuando lo
comenté con mi amigo me dijo que esa era la forma que los alemanes y los suizos
educan a sus hijos, que sólo los británicos tratarían de “reprimir” los
chillidos de sus niños.
Vale,
acepto que culturas diferentes tengan actitudes distintas ante la educación de
los niños y no tengo prejuicio sobre ello, aunque no es como eduqué a mis hijos
ni como lo haría hoy (que no tiene nada que ver con “represión”); y además, por
el tiempo que he vivido en Europa, reconozco que, en general, los europeos
tienden a ser ajenos a quien les rodea más a menudo que los americanos, ya sea
cuando conducen un automóvil, o cuando se paran de pie en mitad de una puerta
frecuentada, o cuando ignoran los efectos de un niño chillón a su alrededor.
Así
que me resistí a esos gritos unos pocos minutos, especialmente
porque intentaba acabar el capítulo diecisiete. Luego me tomé unos momentos
para procesar mi resistencia y me di cuenta de que estaba apegado a la capa del
ego de ser un escritor que necesitaba espacio para escribir. Una vez que
abandoné eso estaba libre de ir con la corriente, y decidí que mi Yo
Infinito quería que yo descansara antes de comenzar el capítulo siguiente
del libro.
Afortunadamente
ese día era más fresco de lo habitual a mitad del verano. Estaba nublado y se
formaban tormentas, de manera que podría darme un paseo, algo con lo que
disfruto mucho, por primera vez en varias semanas, sin el calor abrasador. Me
puse mi reproductor mp3 y me encaminé por la playa a lo largo del pueblo
mediterráneo, escuchando los grandes éxitos de Abba y haciendo mi propia
versión de bailoteo de Take a Chance on Me y Dancing Queen.
Era
estupendo salir de nuevo a pasear, algo que aprecio mucho y que me tomé como
una recompensa de mi Yo Infinito por el intenso trabajo que había hecho
con el libro. Cuanto más andaba, tanto mejor era. El viento y el mar estaban de
foto, y por el camino me crucé con mujeres hermosas una tras otra. Una de ellas
era tan bella que tuve que detenerme y decírselo, a lo que respondió con una
sonrisa y un “gracias” ¡en Inglés!
Al
extremo de la playa, me senté en un bar y me tomé un par de tés helados y unas
patatas fritas, un capricho que no me había dado en cierto tiempo. Estaba muy
contento de haber dado ese paseo y experimenté mucho placer, alegría y descanso
en mi cuerpo y en mi mente.
Por
supuesto, expresé agradecimiento (en silencio) al niño de cuatro años, a sus
padres y a mi amigo por haber interpretado sus papeles y permitirme ver otra
capa de mi ego y desprenderme de ella, por alejarme de mi ordenador y volver de
nuevo a la playa; a mi Yo Infinito por la bella y asombrosa experiencia;
y a mí mismo por estar deseoso de examinar mi resistencia en cuanto apareciera.
No me hubiera perdido ese paseo por nada del mundo.
Esta
vez dudaba que el niño hubiera dejado de chillar… Bueno, no lo dejó del todo,
pero la frecuencia era mucho menor y ya no me molestaba tanto.
* * *
Hace muchos años,
un amigo mío ganó una cantidad horrorosa de dinero rascando goma vieja de las
pistas de aterrizaje de los aeropuertos. Cuando tenía alrededor cincuenta y
cinco años, le diagnosticaron un cáncer y le dieron un par de años de vida.
En lugar de
resistirse al cáncer, decidió aceptar su destino y quiso emplear esos dos
últimos años devolviendo algo al país que tanto amaba y que le había dado unas
oportunidades tan increíbles. Empezó una revista llamada “The Duck Book”, que
informaba a sus lectores de la auténtica naturaleza del sistema económico de
los Estados Unidos, y vendió suscripciones de por vida por 10 dólares (su vida,
no la de otros). Se pensó que en dos años estaría muerto, así que qué demonios.
Dos años después
su cáncer había desaparecido. Ahora tenía un problema: miles de suscripciones
de por vida por 10 dólares que respetar. Eso se resolvió cuando fue asesinado
al poco tiempo en Costa Rica, ya que se había transformado en una amenaza para
el cártel financiero mundial. Pero, obviamente, esa no es la idea. La idea es
que… bueno, ya lo sabes, no resistirse al cáncer…
* * *
En 2009 realicé
unos seminarios en Europa sobre el Universo Holográfico y el Juego Humano.
Naturalmente, como en cualquier seminario de este tipo, uno quiere dar a los
participantes unos ejercicios para que puedan hacer reales las teorías, para
darles una experiencia personal sobre la verdad que uno trata de impartir.
Hubo tres
ejercicios en concreto que utilicé mucho, y mucho te los recomiendo a ti
también. El primero es tomarse un día (sólo veinticuatro horas) para no hacer
nada que no te guste mucho hacer. Sin “debo hacer”, ni “tengo que hacer,” ni
“debería hacer”. Se te permite hacer sólo lo que quieras hacer y
lo que te proporcione alegría. Verás que no es tan fácil como parece. A la
postre tenemos muchos hábitos que nos rodean desde nuestros días en la primera
parte del juego, creencias que pueden surgir en el proceso. Pero, simplemente, recuerda
que no es más que un experimento por un día, y mira a ver qué pasa. Por
ejemplo, mira si tu Yo Infinito te da una señal o te recompensa de
alguna manera especial, sólo para hacerte saber que funciona y que también
funcionará para ti.
El segundo
ejercicio es otra vez tomar veinticuatro horas y no intentar nada para “hacer
que pase algo”, sino que tú simplemente reacciones y respondas a las
experiencias que te encuentres, las que vengan a ti. Sin metas, sin órdenes del
día, sin objetivos. No pensar que tengas que hacer nada en absoluto para hacer
que pasen las cosas en la vida. Simplemente, reacciona y responde a las
experiencias que tu Yo Infinito crea para ti y mira qué clase de
experiencias tienes y si te brindan más alegría y felicidad de lo que
acostumbras.
El tercer
ejercicio es mi preferido. Durante un día (sólo veinticuatro horas) a los
participantes en mis seminarios sólo se les permitía decir “sí” a cualquier
cosa que apareciera en su holograma. Tenían que quitar la palabra “no” de su
vocabulario y simplemente decir “sí” a todo lo que les llegara por su camino.
Al fin y al cabo, si nuestro Yo Infinito crea todas y cada una de las experiencias
que tenemos, hasta el más mínimo detalle, ¿por qué no decir sencillamente “sí”
a todo lo que sea que cree, y ver lo que pasa?
No te imaginas la
resistencia que me encontré…
¾¿Qué pasa si alguien me
pide que haga algo que no quiero hacer?
¾Dices “sí”, y lo haces.
¾Pero ¿qué pasa si
alguien trata de aprovecharse de mí porque sabe que yo sólo puedo decir
que “sí”?
¾Eso es otro miedo con el que tendrás que
enfentarte.
¾¿Y qué pasa si es
ilegal o inmoral?
… y las objeciones
seguían y seguían, todas basadas en miedo y prejuicio. Por supuesto, esa era la
idea, exponer a la luz esos miedos y prejuicios para que los vieran; eso y
darles a los participantes la experiencia de decir “sí” y darse cuenta de que
podían confiar en su Yo Infinito y en las experiencias que crearía para
ellos.
Entonces supe que
había una película hecha en 2008 que no había visto (ni siquiera había oído
hablar de ella, ya que había estado aislado en Portugal todo el tiempo),
llamada Di que sí, con Jim
Carrey. Cuando por fin la vi pensé que era una de las películas más fenomenales
que se hayan hecho jamás, y que tiene las mejores “pruebas” y “pistas” jamás
presentadas a los Humanos-Adultos dentro de la sala de cine. Si no la has
visto, te la recomiendo.
Algunos han
tratado de disminuir su mensaje de “sí”, aduciendo que el personaje del gurú, Terrence, se retracta al final de
sus propios consejos, pero no es así en absoluto.
Esta es la trama:
Jim Carrey cree que ha hecho el pacto de decir sólo “sí” y que si rompe ese
pacto le pasará algo malo. De hecho rompe el pacto y está en el hospital con
Terrence después de un accidente de automóvil.
¾Terrence,
tienes que anular el pacto, ¡me está matando!
¾No hay ningún pacto, ni
jamás lo ha habido. Yo sólo repetía una frase.
¾¿Que repetías una frase?
¾Bien, algo tenía
que decir. Te comportabas mal y estabas avergonzándome frente a mi
público.
¾¿Entonces todo eso del
“sí” es sólo una trola?
¾No, es que no sabes usarlo,
nada más.
¾Sí, sí que sé hacerlo.
Digo que “sí” a todo, algo muy difícil de captar.
¾No, esa no es la
idea. Bueno, quizá sí al principio, pero eso es sólo para que te abras a ello,
para ponerte en marcha. Entonces dices que “sí”, no porque tengas que hacerlo,
o porque un pacto te obligue, sino porque muy dentro de ti sabes que quieres
hacerlo.4
(Puedes verlo aquí.)
Esa
es la idea: ¿por qué no querría alguien decir que “sí” a cualquier experiencia
que su Yo Infinito cree para él?, ¿por qué querría alguien algo distinto
de la experiencia que tiene en ese preciso momento, sabiendo que su Yo
Infinito la ha concebido especialmente para él hasta el más mínimo
detalle?, ¿por qué se resistiría nadie a nada en su holograma?
Para
ser exactos, pienso en un par de razones para esto, y bastante buenas además.
La
primera es que, sencillamente, ellos no confían en su Yo Infinito, y no
se les puede culpar. En definitiva, se pasan la vida entera dentro de la sala
de cine teniendo una experiencia que no les emociona mucho tras otra. O por lo
menos desean que fueran “mejores” y creen que hay algo en ellas que tiene que
cambiarse, arreglarse o mejorarse. Dicho más sencillamente, muchas de estas
experiencias de la primera parte dan como resultado drama y conflicto, dolor y
sufrimiento, lo que ahora sabemos que se causa por nuestros propios prejuicios,
juicios y resistencias. Pero tenemos un historial de la costumbre de decir “no”
a esas experiencias, y suponemos que las de esa clase continuarán, incluso se
multiplicarán, si comenzamos a decir “sí”.
Otra
razón es que somos unos maníacos del control, todos nosotros, hasta cierto
punto. Nos pasamos mucho tiempo dentro de la sala de cine intentando
controlarlo todo, nuestras vidas, nuestro dinero, la gente que nos rodea, el
peligroso mundo en el que vivimos, y demás. Por supuesto, era ilusorio que
tuviésemos control alguno sobre nuestras experiencias, aparte de nuestras
reacciones y respuestas a ellas.
Decir
que “sí” requiere abandonar toda ilusión de control, se necesita que soltemos
el volante, que dejemos la caña del timón, que sigamos totalmente la corriente,
sin resistencia.
Pero
al mismo tiempo, comenzar a decir “sí” hasta convertirlo en un hábito nuevo es
la forma más fácil y más rápida de conseguir tener confianza en nuestro Yo
Infinito, una vez que ves dónde te lleva. Es posible también que sea una de
las formas más poderosas y eficaces de transformarse en mariposa.De modo que
inténtalo durante veinticuatro horas y obsérvalo por ti mismo.
Decir
que “sí” es el antídoto de la resistencia.
Veinticuatro
horas no es mucho pedir, no hay un compromiso de por vida; pero, si te gustan
los resultados del experimento, es posible que quieras hacerlo durante cuarenta
y ocho horas la vez siguiente, luego durante una semana, y luego siempre. Y
recuerda al final del día de asegurarte que expresas gratitud a tu Yo
Infinito por tus experiencias, y gratitud a ti mismo por tu papel como
Jugador y por el gran trabajo que has hecho.
Una
nota: tú no puedes hacer “mal” nada de esto. No hay trucos, nada con lo que
tengas que tener cuidado, no hay maneras de fastidiarlo. Así que no te
preocupes. Como decía al anuncio de Nike, “Just do it” (simplemente, hazlo).
* * *
Cuando mi hijo
menor tenía dieciséis años tuvimos una charla seria, que es posible que él
recuerde o que no. Le dije que si se despertaba una mañana abrumado de
excitación por la idea de robar un banco, yo quería que hiciera exactamente
eso, que saliera, se comprara una máscara, un arma (una de juguete,
preferentemente) y cualquier otra cosa que necesitara, y que se encaminara al
banco como si fuera a atracarlo; porque, le indiqué, eso no quería decir que él
tuviese que robar el banco de veras, aunque yo no era capaz de juzgar si eso
sería una cosa “buena” o “mala” al final.
Además, había
otras posibilidades. Por ejemplo, podría ser que él estuviese caminando hacia
el banco mientras se ponía la máscara y que un productor de cine (esto ocurría
en Hollywood) llegara, le detuviese y dijera: “eres exactamente lo que yo
buscaba. Tengo un personaje en mi película para alguien justo como tú, y te
pagaré 100.000 dólares si quieres el papel”.
En Di que sí, Jim Carrey se da cuenta de que no
habría encontrado nunca al amor de su vida si no hubiera dicho “sí”, aunque estaba bajo la falsa impresión de que
tenía que hacerlo por alguna clase de pacto.
* * *
Recordarás ese
día, de hace unos años, en que estaba sentado en mi piso dándome cuenta de que
no tenía trabajo, ni ingresos, ni dinero, ni perspectivas, ni amante y todo
eso; y que me entregué totalmente a la realidad de “lo que era” sin emociones,
ni arrepentimientos, ni deseo alguno de cambiar mi situación.
Ahora puedo decir,
y tú lo comprenderás, que abandoné toda resistencia a mis experiencias
holográficas en ese momento.
A los tres días,
Robert Scheinfeld apareció en mi holograma (a través de uno de sus DVD
“sistemas domésticos de transformación”) y me mostró la puerta en la trasera
del teatro, en cuyo momento la crucé.
Puedo echar la
vista atrás a esa experiencia, ahora desde una perspectiva ligeramente
diferente, y decir que cuando dejé de juzgar y de resistir me hice inútil para
mi Yo Infinito como Jugador en la primera parte del Juego Humano. Ya no
tendría que tener, o que enviar a mi Yo Infinito, los sentimientos
emocionales en reacción o respuesta ante experiencias de limitación y
restricción, que, para empezar, es para lo que jugaba la primera parte del
Juego.
Puedo imaginar que
mi Yo Infinito tiene otros Jugadores que ha creado que aún juegan la
primera parte del Juego Humano, y que siguen proporcionando los sentimientos de
imperfección que necesita. Ya no me necesitaba a mí y yo ya no iba a adaptarme
a sus propósitos en ese papel. En lugar de eso comencé a proporcionarle los
sentimientos de la segunda parte del Juego (cómo se siente uno cuando ya ha
pasado la cima de esa primera colina de la ruleta rusa y está ya en la parte
siguiente del viaje), algo que es también muy valioso para él, estoy seguro.
Eso no quiere
decir que alguien pueda fingir no-resistencia para engañar a su Yo Infinito
y que le lleve a la segunda parte del Juego y así pueda salirse de la primera
mitad, que sigue sin gustarle. Tú no puedes negar, ni ignorar, ni suprimir la
resistencia; tú tienes que hacerla salir de tu organismo total y
voluntariamente. Debes estar dispuesto a acoger cada momento de cada
experiencia que ha sido creada para ti por tu Yo Infinito y amarla y
agradecerla sin importar lo que sea.
Mientras juzgues y
te resistas a jugar la primera parte del Juego Humano, nunca podrás trasladarte
a la segunda parte. Mientras que te resistas a la entrega total, abandonando
todos los juicios, creencias y opiniones, no llegarás nunca al Océano Pacífico.
Mientras te resistas a abandonar tu identidad de oruga, nunca podrás
transformarte en mariposa.
Eso es más fácil
de decir que de hacer, quizá, y asusta mucho…
* * *
SUGERENCIA DE PELÍCULA: Di
que sí, protagonizada por Jim Carrey (2009)
NOTAS
MIEDO
Vuelta a la tabla de contenidos
Dentro de la sala de cine me jactaba de no temerle a nada, o, al menos, a
casi nada. La gran excepción eran los muñecos parlantes de las películas de
horror. Por alguna razón me asustaba muchísimo que un muñeco de plástico
volviera la cabeza, abriera la boca y hablase. Me hacía perder los estribos.
Una vez que entré en mi crisálida, tuve que
ser sincero y reconocer que me daban miedo muchas cosas, y siempre y siempre me
lo han dado. Todos lo tenemos. De hecho, el miedo es no sólo la primera emoción
que sentimos de niños, sino también la base de todos los prejuicios, creencias
y opiniones que formamos durante la primera parte del Juego Humano.
Según la Sagrada Biblia, el miedo fue también
la primera reacción de Adán y Eva después de que comieran la manzana del Árbol
de la Ciencia del Bien y del Mal:
«Y el SEÑOR
Dios llamó a Adán, y le dijo, ¿dónde estás? Y Adán dijo, oí tu voz en el
jardín, y tuve miedo.»1
Si tratase de hacer una lista de todas las
cosas a las que he tenido miedo, llenaría un libro completo con ellas; pero
quiero estudiar en profundidad unos cuantos miedos, que acaso tú hayas
experimentado alguna vez y con los que quizá puedas relacionarte.
* * *
Algunos miedos son muy evidentes y todo el
mundo los capta. “Me da miedo atravesar a pie Central Park de noche.” No hay
nada de qué avergonzarse por eso, ¿verdad?, es de sentido común, ¿no es
cierto? Bien, no en realidad…
Otros son quizá más sutiles y más profundos.
Hay unos cuantos de los que no se habla, pero que casi todo el mundo comparte.
Por ejemplo, no todo el mundo declararía de entrada que le tiene miedo a la
vida porque cree que el mundo es un lugar muy peligroso donde vivir. Pero ése es
el caso de la inmensa mayoría, y este miedo se lo enseñan a sus hijos.
Piensa por un momento en hasta dónde es capaz
de llegar la gente para protegerse a sí misma de lo que hay “ahí fuera”, tanto
en protección física como en mental o emocional.
Por ejemplo, la seguridad doméstica es un
negocio multimillonario.2 Siempre me ha parecido extraño que
alguien pueda pensar que unas pocas piezas de metal en una puerta o una ventana
(piezas llamadas “cerraduras”) puedan protegerles de nadie que realmente quiera
robarles. Es como si un ladrón concienzudo llegase a una casa, encontrase la
puerta cerrada y dijera “¡Jo!, la puerta está cerrada, no puedo robar en esta
casa esta noche”.
Por supuesto, una cerradura ignora el hecho de
que si tu Yo Infinito quiere que te roben (si esa es la experiencia que
ha decidido crear para ti en ese momento), van a robarte sin que unas cuantas
piezas de metal puedan hacer nada. Lo mismo se aplica a rodear tu casa, automóvil
o persona amada de “luz blanca” (N. del T. Según la mística moderna, la “luz
blanca” es una energía curativa que transforma toda “negatividad” en
“positividad”), que también se basa en el miedo. Además,
si te roban es posible que tu Yo Infinito te esté ayudando simplemente a
librarte de algunos de los apegos que no te permiten transformarte en mariposa.
Por otra parte, no es la cerradura lo que
mantiene alejados de tu casa a los ladrones, es tu Yo Infinito que no
crea la experiencia de que te roben. No me importa cuánto quiera robar tu
casa un ladrón, o qué clase de tecnología punta tenga para romper tu sistema de
seguridad, no va a entrar si no es eso lo que tu Yo Infinito quiere. El
ladrón no sería capaz ni de cruzar una puerta abierta.
Pronto empezarás a comprender todo esto y
tendrás el número suficiente de experiencias en tu cuenta como para que comiences
a demostrar tu confianza en tu Yo Infinito y dejes de ponerle cerraduras
a todo: casa, vehículo, maletín, taquilla, lo que sea. Es importante que una
vez que hayas dejado esos miedos menores te comportes en forma diferente en tu
vida diaria, que actúes en consecuencia con tus nuevos conocimientos y
abandones viejos hábitos junto con los miedos.
Leyes sobre cinturones de seguridad en los
automóviles, leyes sobre el uso de cascos, leyes que obligan a que los niños
viajen en la parte trasera atados a una sillita, todo eso se basa en el miedo y
en nuestros intentos de legislar contra él. Cuando yo era niño siempre viajaba
en el asiento delantero y sin ataduras, como todos los demás niños de mi edad.
¡Es asombroso que los de mi generación hayamos llegado a los veinte! En los dos
accidentes que he tenido, uno a los dieciséis y el otro a los cincuenta y
siete, si hubiera tenido puesto el cinturón de seguridad hubiera muerto en
ambos casos, porque tuve que moverme dentro del automóvil cuando éste daba
vueltas de campana y el techo se aplastó.
Sí, puedo ser una excepción, o al menos así es
como el público en general podría verlo. Pero la verdad es que un cinturón de
seguridad no va a protegerte ni a salvarte si tu tiempo como Jugador de tu Yo
Infinito se ha acabado.
No digo que sea “erróneo” ponerse el cinturón
de seguridad, sólo reconozco y admito que se basa en el miedo (sea el miedo a
un mundo peligroso, o sea el miedo a que te ponga una multa la Policía) y no
trato de justificarlo como algo “lógico” o “necesario”.
* * *
Y luego están esas protecciones mentales y
emocionales que nos ponemos contra el miedo. Es mejor no comprometerse con
alguien o con algo porque podría no funcionar. No abras tu corazón del todo
porque nunca sabes cuándo te harán daño. Guarda algo de dinero de reserva para
el caso de que pase algo malo.
Como he dicho, podría seguir y seguir, pero no
lo haré. Tú sabes de qué tienes miedo ahora, y vas a conocer todos los demás
miedos de los que no eres consciente a medida que continúes tu transformación dentro
de la crisálida.
Hay dos miedos concretos a los que quiero
referirme. De uno eres probablemente consciente: el miedo a la muerte; al otro
podrías no reconocerlo: el miedo a la no-existencia.
Hubo un dicho famoso que se hizo muy popular
por un tiempo: “hoy es el primer día del resto de tu vida”. Supongo que se
esperaba que convenciese a la gente para que pensase en cada día como un nuevo
comienzo, un nuevo principio, libres de su pasado.
No está “mal” pensado y podría funcionar para
algunos, especialmente si lo utilizan para abandonar todos los prejuicios, juicios,
creencias, opiniones y miedos del pasado. Pero sabemos que no es eso lo que
pasa normalmente, aunque en la superficie el dicho pueda ser cierto.
Luego vino el de «vive el día de hoy como si fuera el último», o, como se dice que dijo
Mahatma Gandhi, «vive como
si fueras a morir mañana».
Tampoco está “mal”, de hecho es “mejor”. Mucha
gente que creyese que hoy sería su último día podría dejar de lado todos sus
“tendría”, “debería” y “tengo que” para vivir lo que les emociona y hacer lo
que les proporciona alegría. De hecho, así es como podríamos vivir cada
momento, independientemente de cuándo creamos que moriremos.
Y luego está ese dicho de los Nativos
Americanos (N.
del T. Por motivos de “corrección política,” a los primitivos pobladores de
Norteamérica, los “indios”, se les conoce hoy
bajo ese término en los Estados Unidos), «Hoy es un buen día para morir».
¿Podrías decirte eso a ti mismo ahora? ¿Vives
tu vida de tal modo que si murieras hoy no tendrías arrepentimientos, ni
tristeza, ni remordimientos? ¿Podrías reunirte con la muerte hoy y darle la
bienvenida con los brazos abiertos? Así exactamente te encontrarás cuando
llegues un poco más lejos en tu crisálida y comiences a abandonar todos los
miedos que acarreas.
Pero con esto de sugerir que tenemos que dejar
nuestro miedo a la muerte empiezo a sonar como esos filósofos de la New Age, y
no es eso en absoluto lo que trato de decir. Lo que digo es que necesitamos
dejar de resistirnos a la muerte y empezar a unirnos a ella en el mismo nivel,
a acogerla, a traerla a diario a nuestra percepción consciente y hacer de ella
nuestra compañera constante. Sugiero que necesitamos dejar de juzgar a la
muerte como “errónea”, o “mala”, y a la vida como “correcta”, o “buena”, para
dejar de vivir en la dualidad en lo que se refiere a vida y muerte
Resulta que muchas mentes, superiores a la
mía, han expresado este mismo pensamiento.
Por ejemplo, Wolfgang Amadeus Mozart:
«Ya que la muerte,
cuando la consideramos de cerca, es el verdadero objetivo de nuestra existencia,
he formado durante los últimos años una relación tan íntima con esta mejor y
verdadera amiga de la humanidad que su imagen ya no sólo no me aterroriza, sino
que es muy confortante y consoladora. Y doy gracias a Dios porque me ha
concedido graciosamente la oportunidad de aprender que la muerte es la llave
con la que se abre la puerta de nuestra felicidad verdadera.»3
… y Michel de Montaigne:
«La Muerte nos
tiene cogidos por el cuello en cada momento… Para empezar a privar a la muerte
de su mayor ventaja sobre nosotros, adoptemos un camino limpio, contrario al
común; privemos a la muerte de su rareza, frecuentémosla, acostumbrémonos a
ella, no tengamos nada más en la mente que la muerte. No sabemos dónde nos
espera, así que esperémosla en todo lugar. Practicar la muerte es practicar la
libertad. Un hombre que ha aprendido a morir ha desaprendido a ser un esclavo».4
…y Sogyal Rinpoche:
«Acaso la razón
más profunda de que temamos a la muerte sea porque no sabemos quiénes somos.
Creemos que somos una identidad personal, única y separada; pero, si nos
atrevemos a examinarlo, vemos que esta identidad depende completamente de una
colección infinita de cosas que la apoyan: nuestro nombre, nuestra “biografía”, nuestros compañeros, familia, hogar, trabajo, amigos, tarjetas de
crédito… Confiamos para nuestra seguridad en su frágil y transitorio apoyo, así
que cuando éste nos es arrebatado, ¿tenemos alguna idea de quién somos
realmente? Sin los apoyos a los que estamos acostumbrados, nos enfrentamos con
nosotros mismos: una persona que no conocemos, un extranjero perturbador con
quien hemos vivido todo el tiempo pero al que nunca hemos querido conocer. ¿No
es eso por lo que hemos intentado llenar cada momento del tiempo con ruido y
actividad, por aburridos o triviales que fueran, para asegurarnos de que nunca
nos quedamos en silencio a solas con ese extraño?... Cuando empiezas a
prepararte para la muerte, te das cuenta enseguida de que debes mirar tu vida,
ahora, y enfrentarte a la verdad de ti mismo. La muerte es como un espejo en el
que se refleja el verdadero sentido de la vida».5
…y el Dalai Lama:
«La consciencia
de la muerte es la base sólida de todo el camino. Mientras no hayas
desarrollado esta consciencia, todas las demás prácticas estarán obstaculizadas.»
…y Sócrates:
«Temer a la
muerte, amigos míos, es sólo creer que somos sabios, sin serlo; porque es
pensar que sabemos lo que no sabemos. Porque de todo lo que el hombre puede
darse cuenta, la muerte es quizá el bien mayor que puede ocurrirle, pero la
teme como si supiera bien que fuese el mayor de los males. ¿Y qué es esto, sino
la vergonzosa ignorancia de creer que sabemos lo que no sabemos?»
Hasta Jed McKenna tiene unas cuantas cosas
buenas que decir sobre la muerte:
«Hemos sacado a
la muerte fuera de la vida y eso nos permite vivir inconscientemente. La muerte
no se ha ido, por supuesto, simplemente nosotros nos hemos alejado de ella
pretendiendo que no está. Si deseamos despertar (y ése es un “si” enorme),
entonces tenemos que dar la bienvenida a la muerte de nuevo en nuestras vidas. La
muerte es nuestro Maestro Zen personal, nuestra fuente de poder, nuestro camino
a la lucidez, pero tenemos que dejar de huir de ella en un pánico ciego. Sólo
necesitamos detenernos y mirar alrededor. Allí está, a centímetros de
distancia, mirándonos con una mirada sin parpadeos, con el dedo listo, cada
segundo de nuestras vidas…».
«Lo que soy
ahora vive en una consciencia constante de la muerte, mi ser de ensueño está
cubierto por entero, a la manera que lo fue por el miedo y la negación de la
muerte. La muerte está siempre ante mis ojos. Yo nunca me escondo, ni la niego,
ni la rechazo. La muerte es el corazón de diamantes de mi ser de ensueño. Es el
rasgo determinante que me muestra el valor de todo cuanto veo… La muerte da
definición a la vida. La consciencia de la muerte es la consciencia de la vida;
la negación de la muerte es la negación de la vida… Me encanta el hecho de mi
muerte, ha hecho posible mi vida. No habría habido despertar sin ella. Así sé
el valor de las cosas; así sé qué es la belleza. Por ella me baso en la
gratitud en lugar de en el miedo. También es así como diferencio a un [Humano] Adulto
de un [Humano] Niño, al despierto del dormido. Así puedo mirar a alguien y
saber si la muerte camina por delante de él, o por detrás… Esto no tiene que
ver con la muerte en abstracto, sino de la muerte en el sentido más personal e
íntimo, la propia muerte. La muerte es el significado en el sueño, el ensueño
del no-ser. La muerte es el hombre del saco, el coco. No puedes matarla, ni
ocultarte, ni escapar de ella, sólo puedes ir hacia ella o alejarte. Si te
acercas a ella, si te haces su amigo, si la aceptas plenamente, no
superficialmente sino como tu propia verdad esencial, entonces la muerte es el
demonio (N.
del T. En el sentido de “daemon,” de genio, no en el de diablo) que puedes
cabalgar en todas las batallas.»6
¡Bien dicho!
Pero, por favor, no me maltiterpretes. Si
haciendo submarinismo a treinta metros de profundidad mi suministro de aire se detuviese
de repente, es probable que no me quedase quieto allí sin hacer nada y dejara
que la muerte me llevase como quisiera. O sí, dependiendo de las
circunstancias. Pero es más probable que intentase llegar a la superficie, que
intentase sobrevivir, que intentase encontrar aire de alguna manera pero no por
miedo a la muerte, sino más por instinto que por otra cosa. De hecho, mientras fuera
subiendo y pensara que me gustaría ser capaz de respirar otra vez, estaría
agradeciendo la maravillosa oportunidad de morir en un lugar que amo más que
nada en esta Tierra: en el océano, con sus peces, ballenas y delfines.
He tenido una experiencia semejante. La
primera vez que perdí el control de mi automóvil, cuando, a más de 120 kilómetros
por hora en la autopista y con el control de crucero puesto, el coche hizo un
viraje y se puso a dar vueltas de campana, mi primer pensamiento fue: “¿así es
como voy a morir?” Recuerdo que hice la pregunta sin emoción, ni resistencia,
ni pánico; y la respuesta llegó inmediatamente: “no”. De modo que seguí
completamente relajado, sin resistir, sin tratar de detener las vueltas, sin
tratar de agarrarme a nada, simplemente siguiendo la corriente y el movimiento
en forma total y dejando que mi cuerpo se moviera libre dondequiera que la
máquina quisiera llevarlo. A decir verdad, mi no-resistencia a lo que ocurría
fue, sin duda alguna, la razón física de que no me matara cuando el techo se
hundió en la primera vuelta.
¿Habría reaccionado en forma diferente si la
respuesta que llegó hubiera sido “sí, esta es la forma en que vas a morir”? Lo
dudo. Es ese caso, ¿cuál sería el objeto de resistirse?
* * *
Juicios, prejuicios, creencias, opiniones y el
miedo a la muerte. Me he tropezado con un gran ejemplo que creo lo pone todo
junto en un bonito paquete…
Hemos empezado con el miedo a la muerte, y por
lo tanto, el miedo a cualquier cosa que pueda causar esa muerte. El cáncer de
piel puede provocar la muerte, así que le tememos al cáncer de piel. Nos han
dicho que la exposición al Sol es “mala” porque provoca cáncer de piel, y hemos
creído ese prejuicio. Creemos que tenemos que protegernos del Sol y sus rayos
dañinos, y nos forjamos la opinión de que no debemos salir al Sol sin protector
solar o enfermaremos de cáncer de piel y moriremos.
Ahora vamos a mirar a la verdad. El cáncer de
piel era bastante raro hasta la década de los años 1950, la misma época
que Coppertone empezó a comerciar su protector solar patentado y creó la que
hoy es famosa “Chica Coppertone”. Déjame que lo diga otra vez: la incidencia
del cáncer de piel empezó a subir de forma constante en los 19507, que es cuando (¿por
coincidencia?) Coppertone puso en el mercado su protector solar.8 Entonces, a medida que cada
vez más gente iba usando protectores solares entre 1950 y 2010, el cáncer de
piel se hizo “la forma más común de cáncer en los Estados Unidos”9; y “cada año hay más
casos nuevos de cáncer de piel que de mama, próstata, pulmón y colon juntos”10
mientras que “desde los 1970 nuestro país (E.E.U.U.) ha
sido testigo de un aumento del 3.000% en las ventas de productos protectores
solares”.11
Tendríamos que preguntarnos, “¿previenen
verdaderamente el cáncer de piel los protectores solares, o lo provocan?” ¿No
es extraño que cuanta más gente usa protectores solares para prevenir el cáncer
de piel, tanto más cáncer de piel tenemos?
Nos hemos resistido a la muerte, nos hemos
resistido al cáncer de piel, y lo hicimos a una escala masiva. Como resultado
de esta resistencia hemos tomado medidas para intentar prevenir lo que
temíamos. El resultado, por supuesto, ha sido más cáncer de piel y más muerte. Y
volvemos a lo de “lo que resistes, persiste”.
Así funciona esto dentro de la sala de cine,
es un buen ejemplo de lo que necesitas en tu crisálida: trabaja esta ecuación
al revés, comenzando por tus opiniones y las acciones que tomas basándote en
ellas; profundiza hasta encontrar las creencias que están bajo las opiniones;
encuentra los prejuicios y resistencias que han llevado a esas creencias y no
te detengas hasta que expongas claramente el miedo que lo originó todo. Luego
haz tu autolisis espiritual y pregúntate: ¿es verdadero ese miedo?
En este caso, probablemente seas muy
consciente de tu opinión de no salir al Sol sin protector solar. No debería ser
muy difícil darse cuenta enseguida de que tienes la creencia de que debes
protegerte del Sol y sus rayos dañinos. Desde ahí deberías ser capaz de
encontrar el juicio de que la exposición al Sol es “mala” porque causa cáncer
de piel. Y entonces ya sólo queda un salto cortito al miedo al cáncer de piel y
la muerte.
«Todas las
emociones son apegos, y la fuente energética de todos los apegos es el miedo.»12
Quiero repetir en este punto que la decisión
es siempre tuya. Podrías decidir que te gustan esos miedos, que esos miedos están
justificados y son “correctos”, y que no le ves la finalidad a liberarte de
ellos. No trato de convencerte de nada. Mi único trabajo como explorador es
señalar que la elección es entre seguir viviendo en el miedo, o vivir libre
como una mariposa.
* * *
¿Cómo tratas con el miedo a la muerte? Haces
de la muerte tu amiga, tu pareja en la vida, tu compañía diaria. Le das la
bienvenida, la aceptas, la abrazas, la agradeces. La comprendes, la esperas, y,
sobre todo, dejas de juzgarla y de resistirte a ella…
«La
contemplación de la muerte, de la mortalidad propia, es una meditación real y
profunda. La consciencia de la muerte es verdadero zazen (N. del T.: “Zazen”
es la práctica de “meditar sentado” en una postura especial, siguiendo ritmos
específicos de respiración.), es la práctica espiritual
universal, la única que todo el mundo necesita y la única que todo el mundo
debería llevar a cabo; de manera que sí, que querrías hacer lo que fuera para
llevar esta consciencia viva a tu vida. Desarrolla la costumbre de pensar en la
muerte cada vez que mires a un reloj, cada vez que te sientes a comer, cada vez
que vayas al baño. Date un paseo en solitario cada día y piensa en lo que
significa estar vivo, andar, ver y oír, respirar. No es un ejercicio, no es
algo que intentas creer como una afirmación; es algo central y real en cada uno
de tus pensamientos y tus actos. Si supieras que ibas a morir mañana, ¿qué
harías hoy? ¿Y por qué demonios no lo haces?»13
Fundamentalmente, hablamos de abandonar
nuestros apegos a la vida misma, pelando las capas del ego que establecen
nuestra identidad y dictan nuestro comportamiento basándose en nuestro miedo a
la muerte. Ése es un gran paso que tomarás en tu crisálida.
Pero no el mayor.
Según proceses tu miedo a la muerte y
comiences a acogerla con emoción, vas a descubrir que hay un miedo más
fundamental, más básico, más oculto y más poderoso del que depende el miedo a
la muerte y desde el que crece: es el miedo a la no-existencia. Como en un
iceberg, el miedo a la muerte es sólo la parte que sobresale del agua, y el
miedo a la no-existencia es la parte mayor latente debajo, donde no puedes
verla. Y, como el Titanic, te garantizo que vas a chocar con ese iceberg. Cómo te
enfrentes al choque con la no-existencia condicionará si sobrevives a tu
transformación en mariposa, o no.
De modo que quiero echar una mirada profunda a
ese miedo a la no-existencia.
Como hemos hablado, cuando un Yo Infinito
crea un Jugador nuevo le da el libre albedrío. Es posible que no tenga que
hacerlo, quizá no haya un ultimátum del Jefe para esto, pero así es
verdaderamente como funciona mejor el Juego Humano: que el Jugador tenga libre
albedrío para elegir sus reacciones y respuestas a las experiencias creadas por
su Yo Infinito.
Este libre albedrío y el proceso de elegir
reacciones y respuestas requieren un cierto nivel de consciencia de sí mismo
para que funcionen. Esta consciencia de sí mismo es un concepto de la personalidad,
o lo que normalmente llamamos “Yo”.
Según vamos reaccionando a nuestros miedos y
formamos prejuicios, creencias y opiniones, vamos añadiendo capa sobre capa a
este ego (cada capa con su falsa identidad propia) y la suma total de esas
capas crea la personalidad global, el concepto de personalidad que llamamos “Yo”.
Dentro de la sala de cine el ego tiene un
papel muy importante. Empezamos por identificarnos con el ego, comenzamos a
creer que él es quienes somos. Así que cuando nos metemos en la crisálida y
empezamos a aniquilar al ego, una capa cada vez, es probable que nos
encontremos con alguna resistencia por parte del ego mismo.
Dicho en pocas palabras, el ego va a luchar
por su vida, querrá hacernos creer que somos lo que no somos (el ego) y que no
podemos vivir sin él.
El miedo que se desarrolla tiene todo que ver
con lo que somos si no somos el ego, dicho con otras palabras, el miedo a no
ser nada sin él: el miedo a la no existencia.
Desde el principio de
la historia hasta la actualidad, todas las religiones, todas las filosofías
espirituales y todos
los sistemas de creencias (incluidas las teorías de la New Age más recientes)
han tenido una cosa en común, que consiste en una solución para este miedo a la
no-existencia: la idea de que realmente somos un alma inmortal que continuará
existiendo tras nuestra muerte física.
Pero, ¿es cierto eso? ¿Aguanta eso el examen
de la autolisis espiritual? ¿Hay alguna prueba, alguna evidencia de que seamos
realmente algo más que una auto-consciencia temporal que dejará de existir
cuando muramos? ¿Es la idea de un alma, y de la inmortalidad de esa alma,
simplemente nuestra solución al miedo a la no-existencia; solución que lleva a
más prejuicios, creencias y opiniones? ¿Es posible que “ser un alma inmortal”
sea sólo otra capa del ego de la que tenemos que deshacernos?
Me veo a mí mismo como un Jugador en un Juego,
muy parecido a como lo descubrió Douglas Hall en la película Nivel trece.
Sinceramente, no puedo decir que sea cierto que “yo” vaya a sobrevivir la
muerte de este cuerpo. Quizá, como Douglas, podría encontrarme a mí mismo en
otro nivel, en otro juego, pero eso tiene que verse y no hay nada que indique
eso aquí y ahora.
Me doy buena cuenta de que todo es teórico en
este momento, pero de que se hará muy real para ti según vayas progresando
dentro de la crisálida y comiences a pelar las capas del ego. Te garantizo que
el miedo a la no-existencia vendrá con toda su fuerza. Si continúas tu
transformación en mariposa vas a tener que responder a todas esas preguntas por
ti mismo.
NOTAS
1. La Sagada Biblia, versión King James, Génesis, 3.9-10 – Vuelta a la lectura
12. Jed McKenna, Id. – Vuelta a la lectura
¿QUIÉN SOY YO?
Vuelta a la lista de contenidos
Por fin tengo la oportunidad de decirte cómo me siento al estar donde
estoy, mirando al Océano Pacífico, cerca de emerger de mi crisálida como
mariposa.
Para mí la vida está llena de emoción,
alegría, asombro, gratitud, diversión, risas, sorpresas, plenitud, relajación
y, especialmente, paz de espíritu.
Ya no me preocupo de nada, sobre todo del
dinero. Sé con certeza, desde la experiencia directa de poner a examen el
modelo y comprobarlo, que mi Yo Infinito proveerá todo lo que yo
necesite para las experiencias que quiere que yo tenga, como siempre ha hecho.
Si no lo hace no puedo tener esas experiencias, puesto que, como Jugador en
este lado de El Campo, no tengo el poder de crear nada por mí mismo. Puede ser
que no siempre sepa de dónde viene el dinero, pero tampoco necesito saberlo.
Sólo sé que estará ahí, a menudo de fuentes que nunca me habría imaginado ni
hubiera planeado. (Ver el capítulo treinta, “Dinero”, en la tercera parte de
este libro.)
Vivo con una confianza total en mi Yo
Infinito. Me es fácil hacerlo porque he tenido muchas experiencias que han
probado que mi Yo Infinito es completamente digno de confianza, que me
ama y me cuida como su representante en el Juego Humano, y que creará para mí
(como siempre ha hecho) exactamente lo que quiera que experimente, hasta el más
mínimo detalle. (Ver capítulo veintinueve, “Confianza”, en la tercera parte de
este libro.)
No tengo necesidades, carencias o deseos
personales que deban satisfacerse, aunque tengo mis preferencias como ya he
explicado previamente. Nunca pienso en lo que no tengo, sino que
expreso mi agradecimiento por lo que sí tengo. A fin de cuentas,
nuestras necesidades y carencias se basan a menudo en juicios: necesitamos algo
que no tenemos y lo queremos porque creemos que es “mejor” que lo que tenemos.
La verdad es que a medida que vayas dejando los juicios, prejuicios, creencias
y opiniones, lo único que necesitarás y querrás jamás será exactamente lo que
tienes ante ti.
No hago planes para el futuro, incluso dudo
que el pasado haya existido jamás. No tengo metas, ni órdenes del día, ni
objetivos, ni nada que sienta que necesite hacer, o que debería hacer, o que
tenga que hacer. Vivo en el momento.
Pero aún puedo soñar. Rudyard Kipling lo dijo
mejor en su poema “Si”…
«Si puedes soñar
y no hacer de tu sueño tu dueño,
si puedes pensar y no hacer de tu
pensamiento tu meta,
si puedes conocer al Triunfo y al Desastre
y tratar por igual a esos dos impostores…»1
Tengo niveles mínimos de drama o conflicto en
mi vida diaria, y prácticamente no tengo dolor ni sufrimiento, con una
excepción de la que hablaré en un momento.
Estoy liberado del mundo de las dicotomías, lo
que significa simplemente que no veo nada “correcto” o “erróneo”, “bueno” o
“malo”, “mejor” o “peor”, “bien” o “mal” en mis experiencias holográficas.
Alguna vez que otra, cuando en mi crisálida aún necesito asimilar alguna capa
persistente del ego, podría ocurrir que juzgase algo de “ahí fuera” con lo que
me encuentre. Confío que mi Yo Infinito me creará hologramas para que yo
vea esos juicios y los procese, de manera que no tengo que ir buscando nada.
Pero hace ya tiempo que no ha aparecido ninguna de esas experiencias de cierta
importancia.
La gran mayor parte del tiempo sólo veo perfección
a mi alrededor. No sólo en el magnífico ambiente terrenal que mi Yo Infinito
ha creado para mí, sino también en las guerras y la violencia, y también en el
dolor y el sufrimiento. En definitiva, por las experiencias directas de
examinar el modelo y ponerlo a prueba, sé que nada de esto es real, sino un
juego que se juega por la consciencia, en la consciencia y para la consciencia.
La forma en que me relaciono con los demás,
con el mundo y conmigo mismo es la forma en que siempre he querido relacionarme.
Tengo una familia maravillosa y muchos amigos a los que quiero, pero a los que
no estoy apegado. No pertenezco a grupo alguno, pero no me siento nunca solo ni
solitario.
Me despierto cada mañana con la emoción y la curiosidad
expectante de descubrir qué experiencias holográficas tiene preparadas mi Yo
Infinito para mí ese día.
Es una forma muy relajante de vivir saber que
no soy yo quien crea mis experiencias, que no tengo que pensar que debo hacer nada,
o hacer que ocurra nada. Mientras mi Yo Infinito me quiera como su
Jugador, sé por experiencia directa que me proveerá de todo lo que necesito
para sobrevivir. No tengo que esforzarme constantemente para llegar a fin de
mes. Me he quitado un gran peso de encima al darme cuenta de que jamás he hecho
nada “erróneo,” ni lo haré; de que cada reacción y respuesta que tengo en cada
experiencia es valiosa y deseada por mi Yo Infinito; de que no hay
reacción o respuesta que sea “correcta”, o “errónea”, o “mejor” que cualquier
otra.
Me maravillo cada día de la belleza, el
esplendor y la magnificencia de mi vida y de mi mundo. Aquí estoy, en la costa
mediterránea de España, rodeado de agua y árboles y playa y cielos azules y
calidez… Me asombran continuamente el holograma y su creador. Río bastante a
menudo, expreso mi gratitud a mi Yo Infinito y me hago preguntas
(retóricas) sobre cómo he llegado aquí y sobre el universo holográfico en
general. Qué asombroso es que cada Jugador tenga su propia experiencia
holográfica única e independiente, y, aún así, que esos hologramas individuales
puedan interactuar tan sin fisuras y tan perfectamente que podamos darnos
regalos unos a otros. ¡Vaya juego!
No medito ni rezo, pero intento permanecer
bien despierto y consciente, observando las ondas del Universo que pasan a mi alrededor,
y las sigo con las manos apartadas del timón. (¿Qué te parece eso como
koan?) (N.
del T.: El koan es una declaración o pregunta, sucinta o paradójica, que
se usa como disciplina de meditación por los novicios del Zen.)
Yo observo (soy “testigo” de) lo que le ocurre
“ahí fuera” a los demás, a los lugares y las cosas, sin sentirme involucrado ni
apegado. Aunque me gustaría que todo el mundo pudiera experimentar la alegría,
la paz y la serenidad de ser que ahora disfruto, sé que cualquier experiencia
que tengan en este momento también es perfecta para ellos; que para cualquier
cambio en esa experiencia se necesita una decisión voluntaria por su parte con sus
reacciones y sus respuestas, y que no hay nada que yo “deba” hacer, aparte de
“ser el cambio” que desearía para ellos.
No tengo miedo a la muerte ni a la
no-existencia. Hasta que se pruebe lo contrario, supongo que dejaré de existir
cuando este cuerpo muera y se termine mi papel como Jugador en el Juego, y
estoy muy conforme con eso. Ha sido todo un viaje mientras duró. Sé que todos
los sentimientos que haya tenido jamás como Jugador se han transmitido a mi Yo
Infinito a través de nuestra conexión y que serán parte de su naturaleza
infinita para siempre.
Me siento muy relajado al no tener que
acarrear por ahí las capas del ego que me definían y establecían mi identidad.
Ya no tengo que ser padre, marido, ex marido, hijo, amante, amigo, entrenador,
profesor, guía, alumno, músico, político, piloto, quiropráctico, hombre de
negocios, adjunto a dirección, aprendiz de todo y maestro de nada… y la lista
seguiría para siempre. Pronto dejaré también de ser “explorador” y seré
completamente libre de ser yo, que no es nada.
Brevemente: la vida es mucho más de lo que
nunca imaginé y lo que soy ahora es lo que durante muchos, muchos años,
esperaba que podría llegar a ser. Y todavía no he terminado mi transformación
en mariposa, así que a lo mejor aún hay más.
Sé que he hecho bien mi trabajo y cumplido mi
propósito, porque ahora sé quién soy y el propósito de estar aquí, que es lo
más importante.
Soy un Jugador para mi Yo Infinito,
creado por mi Yo Infinito para representarle en el Juego Humano. Me
siento honrado y privilegiado por ser eso y nada más. He dejado de intentar ser
algo que no soy. Llamo “serenidad de ser” a este estado de aceptación total,
con alegría y gratitud totales por ser “quien yo soy”.
* * *
Recuerdo una noche, en 1995, cuando navegaba al
Este del Atlántico de Madeira a Tenerife…
Era una noche sacada de un sueño. Estaba al
timón del Kairos, una goleta de madera de veinticinco metros, mirando al
cielo de la medianoche cuajado de estrellas. No había ninguna otra luz, ni
tierra a la vista. Un viento suave llenaba las velas y el único sonido era el
del barco respondiendo con facilidad a través de las pacíficas aguas. De cuando
en cuando, unos delfines dejaban trazos fosforescentes cuando corrían a toda
velocidad hacia la proa.
Yo estaba solo en el puente. Había otras
veinte personas a bordo esa semana para hacer un seminario, incluida una docena
de mujeres hermosas que hubieran dicho que “sí” si se lo hubiera pedido, pero que
a aquellas horas estaban dormidas abajo confiando que yo les llevaría con
seguridad a nuestro próximo destino.
«¿Puede haber algo más
perfecto que esto?», pensé, girando el timón ligeramente para ajustar el curso.
Pero con el pensamiento siguiente, el sueño se
esfumó:
«Entonces, ¿por qué no
estoy contento?»
Era cierto. Cuando miro honradamente al modo en
que me sentía en aquel momento, de hace quince años, no estaba contento. Allí
estaba yo, a mis cincuenta años, rodeado de todo lo que creí que quería en la
vida. A decir verdad, tenía más de lo que había pedido. Lo había conseguido
todo y me encontraba en la escena misma que siempre supuse que me llevaría al
Nirvana. Ese era el momento para el que había estado trabajando y esperando
toda mi vida y, sin embargo, no estaba contento.
Por supuesto que eso ocurría mientras todavía estaba
dentro de la sala de cine, y evidentemente no podía estar contento de veras entonces.
Pero me resulta interesante comparar ese momento con el presente, unos quince
años después, y observar que lo cierto es lo contrario de todo. Ahora estoy
verdaderamente contento, y eso no tiene nada que ver en absoluto con lo que
pase fuera de mí.
* * *
Jed McKenna dijo que uno llega a un lugar en
la autolisis espiritual hacen el que ha “terminado”:
«En una
encrucijada a tres kilómetros de la casa, Paul se unió a mí. Estaba encantado
de verle. Siempre me encanta ver a alguien que ha alcanzado el lugar en el que
yo creía que ya estaba Paul. Se unió a mí en silencio y seguimos andando.
Pasaron diez minutos antes de que él hablara. “He terminado”. Sonreí y la
calidez se vertió en mi corazón. Animado por el recuerdo del día en que por mí
mismo llegué a la misma alarmante e improbable conclusión, y animado por las
veces que se lo había oído decir a otros. Animado por conocer la jornada que
uno emprende para llegar a un lugar tal, y animado por saber lo que hay por
delante. Es así cuando llegas, no hay campanas ni clarines, no hay luces
radiantes, no hay coros de ángeles. Como dice Layman P’ang, eres “sólo un tipo corriente
que ha completado su trabajo”. “No tengo más preguntas”,
dijo Paul. No sólo quiso decir que ya no tenía más preguntas que hacerme, quiso
decir que ya no tenía más preguntas, punto. Así es cuando llegas al final:
simplemente, has terminado.»2
Es posible que ya no me queden más preguntas,
o, por lo menos, ninguna realmente importante, pero no puedo decir que haya
“terminado”. No lo he hecho, y lo sé. Todavía estoy en la crisálida y, aunque
puedo verlo como vería una luz brillante al final del túnel, el Océano Pacífico
está aún a cierta distancia.
He logrado atravesar las Montañas Rocosas,
aunque la subida a la Gran Divisoria Continental3 fue difícil
y estuvo llena de limitaciones e impedimentos. He logrado atravesar el gran
desierto norteamericano4, en el que tuve
que liberarme de gran parte del equipaje que recogí por el camino si quería
sobrevivir; y atravesé la Sierra Nevada5, las últimas “subidas” y “bajadas” antes de alcanzar el océano.
Al hacerlo he encontrado un camino seguro para
que otros viajen al mismo lugar (no es un camino fácil, pero es seguro), si es
que quieren ir allí. Así que he elegido detenerme aquí y escribir este “informe
de exploración” sobre lo que he descubierto hasta ahora, antes de que se me
olviden muchos detalles o pierda la motivación.
Sin embargo, antes de que llegue realmente al
Pacífico me queda una gran capa de ego por derribar. Tiene que ver con el
cuerpo, está ahí esperando a que la asimile durante el tiempo que me quede por
estar en la crisálida.
Robert Scheinfeld llama “huevos” a esos
paquetes de equipaje. Huevos de la emoción, huevos del dinero, huevos del
miedo, y así. Tenemos que abrir esos “huevos” y asimilar lo que haya dentro de
ellos.
El “huevo” del cuerpo es quizá el último y más
difícil aspecto del ego del que liberarse, al menos para mí, pero me parece que
para mucha gente también. A fin de cuentas, nos identificamos mucho con nuestro
cuerpo, en muchos casos hasta consideramos que es lo que somos realmente.
Incluso cuando un Humano-Adulto empieza a acostumbrarse a la idea de que no hay
un “ahí fuera” por ahí (de que nada de lo que se percibe en el universo
holográfico es real), tiene la tendencia a dejarse a sí mismo fuera de esa
ecuación, pensando que “es” real o que su cuerpo es real, mientras que todo lo
demás no lo es.
Me parece un poco difícil asimilar mis
“huevos” mentales, espirituales y emocionales, pero me parece extremadamente
difícil asimilar mi “huevo” físico. Dicho de otra manera, me fue relativamente
fácil abandonar los prejuicios, juicios, creencias, opiniones, miedos y capas asociadas
del ego con respecto a algo de “ahí fuera”, pero para nada tan fácil en lo que
se refiere a mi propio cuerpo.
Llevo un tiempo trabajando en esto y he avanzado
poco. Es como si mi ego supiera que esto es su última oportunidad antes de su
práctica aniquilación y luchase con todas sus fuerzas contra ello. Tengo mi imagen
de pie sobre la cumbre de una colina, mirando al Pacífico, sabiendo que mi
cuerpo no puede llevarme allá en las condiciones actuales. Reconozco que le he
hecho pasar por mucho en la jornada a través de las Rocosas, el desierto y
Sierra Nevada, y admito que tampoco tuve buen cuidado de él mientras estaba en
la sala de cine.
Por decirlo sencillamente, en este momento, cuando
escribo estas palabras, experimento una cantidad considerable de dolor físico.
Ahora bien… puedo decirte que el dolor no es
real y que el cuerpo no es real. Puedo decirte que el cuerpo es sólo un
holograma que podría cambiar en un instante y que al minuto siguiente yo
estaría libre de dolor, como se evidencia en los casos documentados de
trastornos de personalidad múltiple:
«El Trastorno
de Personalidad Múltiple, o TPM, es un síndrome extraño en el que dos o más
personalidades distintas habitan el mismo cuerpo. Las víctimas del trastorno, o
“múltiples,” a menudo no son conscientes de su situación. No se dan cuenta de
que el control de su cuerpo va pasando de una a otra de las personalidades
diferentes; en lugar de eso se sienten como si padecieran de alguna clase de
amnesia, confusión o ausencia temporal. La mayoría de los múltiples tienen
entre ocho y trece personalidades, aunque los llamados supermúltiples pueden llegar
a tener más de cien sub-personalidades…»
«En este
sentido, convertirse en un múltiple puede ser el ejemplo definitivo de lo que
[el físico cuántico] David Bohm quiere decir con fragmentación. Es interesante
hacer notar que cuando la psiquis se fragmenta no se convierte en una colección
de esquirlas rotas de bordes afilados, sino en una colección de “completas” más
pequeñas; completas y autosuficientes, con sus propios rasgos, motivos y
deseos. Aunque esas “completas” no son copias idénticas de la personalidad
original, están relacionadas con las dinámicas de la misma, y esto ya de por sí
indica que alguna clase de proceso holográfico debe estar involucrado…»
«Otro rasgo no
habitual en el TPM es que cada una de las múltiples personalidades posee un
patrón de ondas cerebrales diferente. Esto es sorprendente, porque como señala Frank
Putnam, psiquiatra del Instituto Nacional de la Salud que ha estudiado estos
fenómenos, normalmente el patrón de ondas cerebrales de una persona no cambia ni
siquiera en estados de emoción extrema. Puesto que los patrones de ondas
cerebrales no se limitan a una simple neurona o a un grupo de neuronas, sino
que son una propiedad global del cerebro, eso indica también que algún tipo de
proceso holográfico puede estar implicado. Así como un holograma de imágenes
múltiples puede almacenar y proyectar docenas de escenas completas, quizá es
que el holograma cerebral puede almacenar y convocar una multitud similar de
personalidades completas…»
«Además de
poseer un patrón diferente de ondas cerebrales, las subpersonalidades de un
múltiple tienen una fuerte separación psicológica entre sí. Cada una tiene su
propio nombre, edad, recuerdos y habilidades. A menudo cada una tiene también
su propia letra, sexo, preferencia sexual, antecedentes culturales y raciales,
talentos artísticos, fluidez en lenguas extranjeras y coeficiente intelectual.»
«Más notorios
todavía son los cambios biológicos que tienen lugar en el cuerpo de un múltiple
cuando cambia de personalidades. Frecuentemente, una enfermedad que padece una
personalidad se desvanece misteriosamente cuando otra personalidad toma el
mando. El doctor Bennett Braun, de la Sociedad Internacional para el Estudio de
las Personalidad Múltiple, de Chicago, ha documentado un caso en el que todas
las subpersonalidades de un paciente eran alérgicas al zumo de naranja, menos
una. Si el hombre tomaba zumo de naranja cuando alguna de sus personalidades
alérgicas estaba al control, se desencadenaba un sarpullido horrible, pero si
el paciente cambiaba a su personalidad no alérgica, el sarpullido comenzaba
instantáneamente a desaparecer y podía tomar zumo de naranja libremente…»
«Las alergias
no son lo único que los múltiples pueden encender y apagar. Si hubiera alguna
duda del control de la mente inconsciente sobre los efectos de las medicinas, se
disipa por la hechicería farmacológica de los múltiples. Cambiando de
personalidades, un múltiple que esté borracho puede estar sobrio
instantáneamente. Las personalidades diferentes también responden
diferentemente a fármacos distintos. Braun ha registrado un caso en el que 5
miligramos de diazepam, un sedante, bastaban para sedar a una personalidad, mientras
que 100 miligramos tenían poco o ningún efecto sobre otra. A menudo una o
varias de las personalidades del múltiple son niños, y si se le suministra un
fármaco a una personalidad adulta y luego una personalidad de niño toma el
mando, la dosis de adulto puede ser demasiado para el niño y acabar en
sobredosis. También es difícil anestesiar a algunos múltiples, hay relatos de
múltiples que se despiertan en la mesa de operaciones después de que una de sus
subpersonalidades “no anestesiables” toma el mando.»
«Otras cosas que
pueden variar de personalidad en personalidad son las cicatrices, las marcas de
quemaduras, los quistes, y el ser zurdo o diestro. La agudeza visual puede ser
diferente, algunos múltiples tienen que llevar encima dos o tres pares de gafas
diferentes para ajustarse a las personalidades alternas. Una personalidad puede
ser daltónica y otra no, incluso el color de los ojos puede cambiar. Hay casos
de mujeres que tienen dos o tres ciclos menstruales cada mes porque cada una de
sus subpersonalidades tiene su propio ciclo. La logopeda Christy Ludlow ha
averiguado que el patrón de voz de cada una de las personalidades del múltiple
es diferente, una hazaña que requiere un cambio psicológico tan profundo que ni
siquiera el actor más completo puede alterar tanto su voz como para alterar su
propio patrón. Una múltiple, ingresada en un hospital por diabetes,
desconcertaba a sus médicos al no mostrar síntomas cuando una de sus
personalidades no diabéticas estaba al control. Hay informes de que la epilepsia
va y viene con los cambios de personalidad. El psicólogo Robert A. Phillips,
Jr. informa de que incluso pueden aparecer y desaparecer tumores (aunque no
especifica qué clase de tumores).»
«Los múltiples
también tienden a sanar más rápido que los individuos normales. Por ejemplo,
hay varios casos registrados de quemaduras de tercer grado que se curan con
rapidez extraordinaria. Lo más escalofriante de todo es que una investigadora
(la doctora Cornelia Wilbur, la terapeuta cuyo tratamiento pionero de Sybil
Dorsett se describe en el libro Sybil) está convencida de que los múltiples no
envejecen tan rápido como los demás…»6
Sí, es cierto. Mi cuerpo podría cambiar en un
parpadeo, mi dolor podría irse y yo podría estar completamente sano. Todo lo
que haría falta es que mi Yo Infinito descargase un holograma nuevo de
mi cuerpo y al segundo siguiente yo estaría por ahí corriendo y dando saltos.
Sé todo esto intelectualmente, pero, joroba…
ahora mismo el dolor sigue ahí.
NOTAS
1. Rudyard Kipling, If – Vuelta a la lectura
3. Wikipedia, Divisoria continental – Vuelta a la lectura
4. Wikipedia, El desierto norteamericano – Vuelta a la lectura
SOBRE CONVERTIRSE EN MARIPOSA
Vuelta a la lista de contenidos
Entonces, ¿por qué no descarga simplemente mi Yo Infinito un
cuerpo holográfico sano para mí y se lleva este dolor?
Podría, lo sé. Pero esa no es la idea de la
transformación en la crisálida. La idea tiene que ver totalmente con el
proceso, y mi proceso no ha terminado aún. Por eso no quiero que mi Yo
Infinito se lleve mi dolor hasta que yo haya terminado.
Durante los dos últimos años he puesto en
marcha el Proceso de Robert cientos de veces sobre este “huevo” del cuerpo, y
he descubierto un buen número de prejuicios, juicios, creencias y opiniones.
Por ejemplo, como resultado de mi educación cristiana como Humano-Niño y las
creencias posteriores en las teorías espirituales de la New Age como
Humano-Adulto, he juzgado al cuerpo mismo como “malo”; que, para empezar, era
“erróneo” (no espiritual) tener un cuerpo. Siempre he creído que estaría mejor
sin cuerpo, que es más una traba que un regalo, algo “sobre lo que elevarse”,
un indicio de que yo había descendido algunos niveles desde mi alma innata
inmortal.
Después de mi accidente automovilístico
engordé mucho porque no podía moverme fácilmente ni hacer ejercicio. Darme buenas
comidas es uno de mis mayores placeres en la vida. Comer sin ejercicio: no es
una buena combinación. Así que todavía acarreo algo de ese peso de más, creo
que mi cuerpo está “gordo”, y desgraciadamente lo digo como juicio y con
vergüenza, no sólo como declaración de un hecho.
En pocas palabras, aún no puedo expresar
gratitud completa y sincera por cómo es mi cuerpo, ni siquiera por tener un
cuerpo. Está claro que en este huevo hay más juicios, prejuicios, creencias y
opiniones que asimilar.
También he puesto al descubierto alguno de los
miedos asociados con mi cuerpo. Uno es el miedo de que si no tengo un cuerpo
perfectamente sano, la gente va a subestimar la información de exploración que
ofrezco. Yo mismo he hecho exactamente eso en el pasado, especialmente sobre
todos los “hombres sagrados”, maestros, gurús y santos célibes: “¿cómo puede
hablar de la paz mundial cuando él mismo no puede crear una relación pacífica
con una mujer?”
De modo que en mi imaginación oigo que la
gente dice: “¿cómo puede hablar de la serenidad de ser si está adolorido y ni
siquiera puede curar su propio cuerpo?”
Todo eso tiene mucho que ver también con la
vanidad. Reconozco que soy vanidoso, es una de las capas de mi ego de las que
no me he liberado aún completamente. Siempre he estado orgulloso de mi
apariencia, probablemente demasiado orgulloso. Todavía me gusta que la gente me
diga que parezco diez años más joven de lo que soy. Me divertía mucho firmando
autógrafos cuando era una un batería “estrella” a los veintitantos. Gozaba con que
me pidieran autógrafos cuando a mis treinta y tantos la gente creía que yo era
Tom Selleck, y de nuevo a mis cincuenta y tantos cuando creían que yo era Kenny
Rogers. Durante muchos años estuve seguro de que Carly Simon hablaba de mí
en su canción “You’re so vain” (“Eres tan vanidoso”).
Otro miedo que desvelé tiene que ver con morir.
Cuando en el último capítulo escribí “no tengo miedo a la muerte”,es cierto. Desde
que empecé a creer en la reencarnación, hace unos cincuenta años, no he temido
a la muerte, pero aún temía al hecho de morir, me resistía a una muerte lenta,
prolongada y dolorosa. Cuando mi Yo Infinito decida que he acabado mi
papel como su Jugador, rogaba yo, quiero irme rápido.
Vi en directo con gran conmiseración cómo
aquel 11 de septiembre saltaban personas de las Torres Gemelas y caían cien
pisos a su muerte cierta. Comprendía que hubiesen elegido no quedarse dentro y
quemarse lentamente, sino acabar rápido y sin dolor. Así quería irme yo.
De manera que mientras permanezcan los juicios,
los prejuicios y la resistencia acerca de mi cuerpo, el dolor también
permanecerá. Lo sé, y, aunque he trabajado mucho con este huevo del cuerpo,
evidentemente quedan cosas dentro por trabajar. Mientras tanto, hago lo mejor
que puedo para agradecer el dolor, para dar gracias a mi Yo Infinito por
el regalo, por la oportunidad que me da el dolor de asimilar todos esos
juicios, prejuicios, creencias, opiniones y miedos y abandonar las capas
asociadas del ego. Sinceramente, he llegado al punto en el que no quiero que el
dolor se marche hasta que haya terminado de asimilar lo que haya dentro del
huevo.
* * *
En el último par de semanas, desde que comencé
a trabajar este capítulo y a asimilar el dolor, me he encontrado con una de las
creencias clave acerca del cuerpo, y sobre la vida en general: la creencia en
la “ley de causa y efecto”. Y es poderosa, parece que fuera una creencia
central para todo el mundo en este Juego Humano holográfico.
Pero es demasiado pronto en mi proceso para
que yo diga sobre esa llamada “ley de causa y efecto” algo más que, simplemente,
es otro sistema de creencias formado dentro de la sala de cine, una función del
holograma mismo, como el espacio y el tiempo. Está claro que la diabetes
asociada a una de las múltiples personalidades de las que hablamos el último
capítulo no está “causada” por algún defecto de funcionamiento del cuerpo, puesto
que desaparece tan pronto una personalidad diferente toma el mando.
Sin embargo, no estoy preparado en este
momento para dar un informe de exploración sobre la “ley de causa y efecto”.
Eso al parecer tendrá que esperar, y por sí mismo podría ser el tema de otro
libro: las etapas finales de mi crisálida.
* * *
Mientras tanto, puesto que sé que todo dolor
es el resultado del juicio y la resistencia, tengo que preguntarme: ¿a qué me
resisto, a transformarme en mariposa?
Sí, a decir verdad, eso hago. Sin embargo, no
parece que tenga nada que ver con el miedo a ser una mariposa, o, al
menos, no lo veo de esa forma. Cuando pienso en ser una mariposa, navegando por
ahí en mi maravilloso catamarán, es la imagen más maravillosa, llena de
entusiasmo y alegría, sin que pueda encontrar una punzada de miedo siquiera. Lo
estoy deseando con gran expectación.
Tampoco soy consciente de ningún miedo
persistente a la no-existencia.
Pero del mismo modo que es posible no tenerle
miedo a la muerte y aún así estar asustado de morir, es posible que, enterrado
muy hondo, esté el miedo a los estados finales de mi crisálida, a no saber qué
significa ser una mariposa en relación con la gente que amo, especialmente con mis
hijos y nietos. (Sé que no son “reales”, pero les amo de todas maneras) ¿Estoy
verdaderamente preparado para dejarlo todo incondicionalmente, si eso es lo que
hace falta?
Otro de los problemas es que los otros
exploradores que puedan proveer alguna pista de lo que se necesita en
las etapas finales de la crisálida (especialmente en relación con los otros
Jugadores a los que quiero tanto) son muy pocos.
Jed McKenna no habla mucho de la familia, ni
la esposa, ni los hijos. Sí que hace alusión a haber almorzado con su hermana:
«Visitar a la
propia hermana para almorzar no debería ser una prueba tan confusa, pero lo es.
¿Es ella realmente mi hermana? ¿Qué significa eso? Nosotros compartimos una
historia común y gente conocida, como la niñez y los padres. ¿Son mis padres
realmente mis padres? Ellos están relacionados genéticamente con mi cuerpo,
pero la persona que vivió mi infancia ya no está aquí. El pasado que comparto
con esa persona es más o menos tan real e importante para mí como si lo hubiera
leído en un folleto… Soy un actor que interpreta un papel por el que no siente conexión
y no le motiva… Bueno, no es realmente confuso. No tengo ni la más mínima pizca
de duda de quién soy y lo que soy. Lo complicado es que quien soy y lo que soy
no tiene relación con esta mujer bonita, profesional y comedora de ensaladas
que se sienta frente a mí… Le tengo cierto cariño remanente a mi hermana, si
muriera me entristecería pensar que ya no estaba en el mundo, pero el simple
hecho es que nuestra antigua relación ya no existe. Conforme, entonces ¿por qué
te digo esto? Porque eso es lo que hago. Intento mantener a la vista esta cosa
de la iluminación y esto parece un aspecto interesante de todo el asunto. ¿Cómo
se relaciona uno con la gente que le era la más importante antes de despertar
del sueño de la identidad separada?»1
Eso no anima mucho.
La última vez que vi a Robert Scheinfeld él
tenía una familia maravillosa y lo que parecía ser una íntima relación amorosa
con su mujer y sus dos hijos. Entonces habló sobre la “noche oscura del alma”
que involucraba a su familia, de modo que no estoy completamente seguro de esa
situación. Sin embargo, no importa, porque yo no veo a Robert como un
explorador que esté cerca de convertirse en mariposa, como explicaré en el
capítulo treinta y tres en la tercera parte de este libro.
Es posible que Jesucristo fuera un explorador,
incluso pudo haberse convertido en mariposa. Me parecen fascinantes los
símbolos alegóricos de su vida, especialmente su crucifixión (la muerte de la
oruga) y su emergencia de la cueva (su crisálida) tres días después. Pero eso
tendrá que esperar hasta el próximo libro. La idea es que todas las evidencias
apuntan a que Jesucristo tuvo una esposa y un hijo, pero que tras convertirse
en mariposa él no volvió a verlos nunca, ya que ellos fueron al sur de Francia
y él se fue a vivir (y finalmente morir) a una comunidad en Cachemira.2
Es posible que existan otros exploradores que
después de haberse transformado en mariposa hayan mantenido lo que se llama
unas relaciones familiares normales con aquellos a los que amaban, pero no
conozco sus trayectorias.
Así que se corre el riesgo de que, una vez que
hayas completado tu transformación en mariposa, la comunicación real con
Jugadores que estén en la crisálida o en la sala de cine ya no sea posible, por
eso no oímos de esas mariposas ni leemos sus libros. Puede ser que tengas que
dar el último paso en la crisálida con “fe” total, sin nadie que te diga cómo
es. Como hace Harrison Ford en Indiana Jones y la última cruzada, cuando
tiene que dar un paso desde la pared vertical de un cañón, arriesgándose a caer
en una profunda garganta, sin saber que había un puente camuflado que le
llevaría al otro lado. (Ver el vídeo aquí.)
De manera que, tanto si es por miedo como si
es por agitación, debo admitir que he tenido el pensamiento de que me gustaría
posponer mi transformación final en mariposa y quedarme donde estoy en mi
crisálida por un tiempo más. Quizá eso sea un pensamiento mío propio, o quizá
haya sido puesto en mí por mi Yo Infinito como parte de un holograma,
aún no lo sé.
Sin embargo, me siento emocionado y muy
curioso sobre el juego que veo desarrollarse, si es que leo las ondas del
Universo correctamente.
Tengo muchos amigos, y soy testigo de muchos
miles más de Humanos-Adultos que parece que están listos para salir de la sala
de cine y transformarse en mariposas. La situación en el Entorno Tierra también
parece que se pone más tensa, como una goma elástica que se estira al límite
antes de romperse. ¿Cuánto más dolor y sufrimiento, cuánta más limitación y
restricción hacen falta antes de que millones de Jugadores se entreguen y
comprendan que son sus propios juicios y resistencias los que causan el dolor y
el sufrimiento, y que comiencen voluntariamente a procesar los conocimientos
falsos y las capas del ego que son parte de la vida dentro de la sala de cine?
Creo que sería estupendo jugar para ver a
cuántos Humanos-Adultos se puede animar a que entren en sus crisálidas y guiarlos
luego con seguridad en su transformación en mariposas. Todo lo que se necesita
para un éxodo masivo de la sala de cine está ahora en su sitio, y la senda se
ha abierto. Hay incluso algunas “pistas” y “huellas” de que la Tierra (también ella
misma Jugadora del Juego Humano) podría estar lista para transformarse a su
vez.
* * *
Ha habido experimentos hechos con ratas a las
que se les ha puesto en un laberinto acuático para ver cómo encontraban la
salida. Parece que “cada nueva generación de ratas aprendía a escaparse más aprisa.
Después de diez años, la última generación de ratas podía escapar diez veces
más aprisa que las ratas originales. Notablemente, ratas del mismo linaje en
otras partes del mundo también escapaban diez veces más aprisa, lo que es un
fenómeno que no se puede explicar por medio de ningún instrumento conocido.”3
Acaso yo sea simplemente una rata de la
primera generación de ratas que encuentran su camino al Océano Pacífico, y quizá
aquellos que vengan tras de mí lo encontrarán de manera más fácil y rápida.
Pero eso significa que sólo soy una rata como
todos los demás, y no quiero dejar este libro sin rendir homenaje a todas las
ratas que vinieron antes que yo e hicieron que mi laberinto fuese más fácil de
navegar, especialmente a todas aquellas que murieron intentando encontrar el
camino fuera del agua.
Entonces, quizá, si la teoría de resonancia mórfica
de Rupert Sheldrake4 resulta correcta,
todas las ratas que vengan tras de mí se escaparán diez veces más aprisa, sin
tantos giros equivocados, y este proceso se extenderá por el mundo hasta que se
alcance una masa crítica y todas las ratas se transformen en mariposas.
¡Cómo me divierte mezclar metáforas!
* * *
¿Cómo será esto cuando al fin termine de asimilar
las capas de ego relacionadas con mi cuerpo?
No puedo hacer otra cosa más que especular,
porque no conozco en persona a nadie que se haya transformado verdaderamente en
mariposa. Sé que debe haber algunos, pero no tengo idea de quiénes son.
Jed McKenna (quienquiera que realmente sea) afirma
que salió de su crisálida, y que entonces:
«Me pasé los
tres años siguientes intentando hallar un sentido a este nuevo mundo; un
no-mundo en el que no obstante un no-yo parecía residir. El ensueño despierto.
Era como si el mundo se hubiera vuelto de una realidad sólida a un espejismo
reluciente. Todavía podía ver el mundo que siempre había conocido, pero no
podía encontrar su substancia. Todo lo que llegaba a tocar, mi mano lo
atravesaba. Todo lo que pensaba se disolvía en mi mente. Mirase a quien mirase,
veía a su través como si fuera de vapor, incluido yo mismo. Miré a mi propio
personaje y era como un rostro que ves en una nube un segundo antes de que se
desvanezca».
«Mi realidad
ahora es el estado despierto, incierto e irrealizado. Es lo mismo para mí que
para cualquiera que llegue a ello. Aquí no hay maestros ni novicios. No hay
enseñanzas ni creencias; no hay Hindúes, ni Budistas, ni Jnanis, ni Advaitins (N.
del T.: “Jnani” es quien conoce las cosas como son; “Advaita” es una variante
no dualista del Vedanta.); no hay gurús, ni yoguis, ni
swamis; no hay entidades incorpóreas, ni energías de alto nivel, ni seres
superiores. Despierto es despierto, todo lo demás, es todo lo demás».5
Si sigues pelando capas de una cebolla, ¿qué
tienes cuando la acabas? Nada. No es que vayas pelando las capas y al final
tienes la cebolla, tienes la no-cebolla. Lo mismo es cierto para el yo, después
de pelar las capas del ego llegas a… la no-identidad.
Jed dice que cuesta unos diez años llegar a
acostumbrarse al no-identidad, a habituarse a estar “despierto del ensueño”, a
obrar sin conocimientos falsos ni falso ego. No esgtoy seguro de eso, porque
supongo que habla de vivir esos diez años tras emerger de la crisálida como
mariposa. En primer lugar, no estoy seguro de que sea verdad que él sea una
mariposa; y en segundo, no lo sabré hasta que llegue allá. Lo que sí sé es
que es una forma muy diferente de vivir; una manera de vivir muy hermosa,
alegre, pacífica y emocinonante. Hasta acostumbrarse a estar donde estoy le cuesta
también un cierto tiempo.
* * *
Yo tenía un montón de preguntas según iba
abriendo esta senda al Océano Pacífico. En la parte siguiente de este libro
quiero compartir algunas de las respuestas que encontré, basándome en la
información que hallé por el camino. Pero antes de seguir…
Empecé este libro hablando de la Caverna de
Platón; de que un Humano-Niño es como un prisionero encadenado que sólo ve el
muro que tiene frente a él; de que un Humano-Niño cree que las sombras que ve
en el muro son reales; de que cuando un Humano-Niño se da cuenta de que no está
encadenado en absoluto, se levanta y camina a la trasera de la caverna y ve el
fuego y los hombres en el pasadizo que crean las sombras sobre ese muro; de que
este nuevo Humano-Adulto empieza a reconocer y admitir que las sombras no son
reales; y de que unos pocos Humanos-Adultos atravesarán al final la puerta en
la trasera de la cueva y saldrán de ella completamente.
Entonces cambié de metáforas y dije que este
Humano-Adulto, una vez pasada la puerta, entrará en una crisálida, donde
sufrirá un proceso de transformación en el que abandonará sus juicios, prejuicios,
creencias, opiniones, miedos y capas del ego que creía que eran él mismo cuando
era oruga.
He dicho que estoy cerca del final de mi fase
de crisálida, alzado en un punto sobre el Océano Pacífico, preparado para
convertirme en mariposa, y que cualquiera que lo desee puede unirse conmigo
aquí.
He conseguido esta serenidad de ser mediante una
voluntad y una determinación fuertes por encontrar la verdad; mucho trabajo
duro, mucho asimilar, y mucho apoyo de mi Yo Infinito. Lo hice siguiendo
mi malestar (físico y emocional) para localizar los juicios, prejuicios, creencias
y opiniones que formé durante el tiempo que pasé dentro de la sala de cine. Lo
hice llegando más adentro para exponer mis miedos y acogerlos, sobre todo el
miedo a la no-existencia. Lo hice identificando las capas del ego que creé y
echándolas fuera, una por una, hasta que prácticamente ya no queda nada. Lo
hice abandonando la identidad que no era cierta y encontrando el no-identidad
que sí lo era.
Cualquiera que lo desee puede alzarse donde yo
me alzo ahora. Cualquiera puede alcanzar el Océano Pacífico y emerger de la
crisálida como mariposa. Yo no soy especial, no soy “mejor” que nadie, y
ciertamente no soy más “iluminado” que nadie. “Iluminación” es una palabra que
pertenece a la sala de cine, en la primera parte del Juego Humano, puesto que
automáticamente acarrea con ella un juicio, el juicio de que un estado del ser es
“mejor” (más “iluminado”) que otro.
Simplemente, estoy al final del viaje en la
montaña rusa, informando a aquellos que todavía van subiendo la primera colina
y a aquellos que están en la cima, listos para la primera zambullida. Trato de
dar alguna claridad y algún ánimo sobre el viaje que viene y lo divertido que
puede ser.
Si todavía estás dentro de la sala de cine, mi
mejor consejo sería que te dieses cuenta de que es sólo un viaje, que no es
real, y que dejases tus resistencias (ahora que ya sabes el origen verdadero y
la razón de todo tu drama y conflicto, dolor y sufrimiento), te relajes y
aprendas a agradecer y disfrutar cada momento de cada experiencia que tengas. Recuerda
que estás en una montaña rusa, que subir esa primera colina es una parte
fundamental del viaje. Cuanto más te resistas a esa colina, tanto más dolor y
sufrimiento tendrás innecesariamente.
Si ya has salido de la sala de cine y has
empezado tu crisálida, espérate el viaje de tu vida. Si me encuentras por el
camino significará que todavía estoy actuando de “explorador”. Así que mátame6, y luego sigue
adelante.
NOTAS
3. Scott Jeffrey, Hipótesis
de la causación formativa (Resonancia Mórfica) – (Nota: no puedo verificar este informe porque no
puedo encontrar el estudio original de Harvard) – Vuelta a la lectura
4. Wikipedia, Rupert Sheldrake – Vuelta a la lectura
5. Jed McKenna, Id. – Vuelta a la lectura
PREGUNTAS Y RESPUESTAS
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«Sé por qué
estás aquí, Neo. Sé lo que has estado haciendo. Sé por qué apenas duermes, por
qué vives solo, y por qué noche tras noche te sientas al ordenador. Le buscas.
Lo sé porque una vez yo buscaba lo mismo, y cuando me encontró me dijo que
realmente no le buscaba a él, que buscaba una respuesta. La pregunta es lo que
nos lleva, Neo. La pregunta es lo que te trajo aquí.»
~ Trinity,
de Matrix
PREFACIO A LA TERCERA PARTE
Robert Scheinfeld dice que cuando te metes en la segunda parte del Juego
Humano (que él llama “Fase 2”) ya no tiene sentido preguntar “¿por qué?”, y hay
buenas razones para ello. Tú no puedes salir del Juego pensando, no se
trata de comprender, sino de sentir. Preguntar “¿por qué?” puede ser a menudo
un desvío, una distracción a la hora de hacer el proceso mismo. La respuesta a
“¿por qué?” no tiene importancia y no cambia nada.
Es cierto que una vez en la crisálida sólo hay
una respuesta a la pregunta “¿por qué?”: porque tu Yo Infinito lo ha
hecho así como un regalo para ti.
Por otra parte, parece que somos unos
Jugadores muy curiosos y ese “¿por qué?” puede ser algo que nos excite y nos
interese. No hay nada “erróneo” en ello.
Además, puesto que has llegado hasta aquí en
este libro, te das buena cuenta de que hablamos de un acercamiento muy radical
a la vida, que muy a menudo es lo opuesto a cuanto nos han enseñado mientras
estábamos en la sala de cine. De manera que, a mi modo de ver, es totalmente comprensible
y muy legítimo hacerse varias preguntas para comprender mejor cómo funciona
este nuevo modelo, para tener claro en qué es diferente de cualquier otra cosa
con la que te hayas encontrado jamás. Preguntas que uno se hace para que sea
más fácil abandonar los falsos conocimientos previos, al ver que hay
alternativas nuevas y viables que responden a las preguntas más importantes que
ocupan nuestro pensamiento.
Asimismo, creo que ese “no preguntes por qué”
puede utilizarse a veces como excusa para no tener que encontrar respuestas a
las preguntas difíciles. Cualquier modelo digno de llamarse así debe ser capaz
de resistir lógica y coherentemente toda clase de escrutinios.
De modo que le doy la bienvenida a todas las
preguntas legítimas, y por “legítima” quiero decir que la pregunta proviene de
un deseo sincero de aprender y completar alguna falta de datos en la
comprensión de este nuevo modelo; o preguntas que resultan de haber examinado
el modelo trabajando en él. Preguntas que provienen del ego, de Maya, de una
actitud de probar que yo estoy “equivocado”, o simplemente para debatir
intelectualmente, no me interesan. Siempre son otro intento de justificar los
juicios o creencias formados dentro de la sala de cine.
En las páginas que siguen, por lo tanto,
encontrarás algunas de las preguntas que me hice y que me hicieron, y las
respuestas que encontré desde mis propias investigaciones y mi experiencia como
explorador.
Algunas de las respuestas serán muy cortas,
otras llenarían todo un capítulo de una longitud media.
Ninguna de las
respuestas debe tomarse como “Verdad”. Simplemente son las más lógicas y coherentes,
las “mejores hipótesis” que he podido encontrar. Sobre todo porque algunas
tienen que ver con cuestiones sobre el otro lado de El Campo, que nunca
podremos conocer con certeza. Si no son la “verdad”, al menos cumplen el
propósito de demostrar que hay alternativas lógicas a las respuestas viejas,
incoherentes y contradictorias en las que hemos creído durante tanto tiempo.
La idea principal es darse cuenta de que hay
otras respuestas con sentido para nuestras ardientes preguntas sobre la
vida; que este modelo es completo y factible, coherente con los últimos
hallazgos en física cuántica; y que podemos empezar a abandonar los
viejos sistemas de creencias que nos mantenían limitados y hacernos
completamente innovadores.
CAPÍTULO 22
¿UN ÚNICO GRAN HOLOGRAMA?
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Pregunta: Cuando hablábamos sobre el universo
holográfico creí que quería decir que todos somos parte de un único gran
holograma.
Respuesta: Esa es
una idea equivocada muy común, pero no puede ser verdad, simplemente.
Si el neurofisiólogo Karl Pribram está en lo
cierto cuando dice que el cerebro humano es un receptor y traductor
holográfico…
«El cerebro mismo es un
holograma… que construye matemáticamente la “dura” realidad dependiendo del
aporte de un dominio de frecuencias.»1
…
entonces no puede haber un único gran holograma.
Si
el universo físico en el que vivimos fuese un holograma gigante compartido por
todos nosotros, tendría que haber un cerebro gigante que lo recibiese al
descargarse desde El Campo y lo convirtiese de su estado natural de ondas a
partículas que podamos percibir, y todos percibiríamos esas partículas
exactamente de la misma manera. Todos veríamos la misma realidad.
Evidentemente,
eso no ocurre. En realidad cada persona parece ver una realidad ligeramente
diferente de la que percibe cualquier otra persona. De hecho nuestros
hospitales mentales están llenos de gente, a los que llamamos “psicóticos”, que ven una realidad muy
diferente que el resto de nosotros.
(«Psicosis
significa un estado anormal de la mente, es un término psiquiátrico genérico
para definir un estado mental que se describe a menudo como una ”pérdida
de contacto con la realidad”… La gente que padece de psicosis puede hablar de
alucinaciones o creencias ilusorias.»2)
Si
estás en una habitación cerca de alguien psicótico, puedes ver una atmósfera agradable
y segura, pero, por otra parte, el psicótico puede ver una cámara de tortura.
Eso, sencillamente, no sería posible si hubiera un único gran holograma que esas
dos personas percibiesen.
Sin
embargo, eso sí es posible si cada uno percibe una realidad propia, un
holograma distinto descargado en cada cerebro diferente.
El
mismo accidente de automóvil visto por diez personas diferentes puede tener
diez “realidades” distintas de lo que ha pasado.
Puede
ser que salgas de un restaurante y que tu amigo te comente lo maleducada que
fue la camarera y, sin embargo, aunque oíste decir las mismas palabras, tú creas
que fue correcta y servicial.
O…
¾¿Quién va a ser
el servidor de tu página web?
¾Los de la
empresa XYZ.
¾¿Qué?, ¿ellos?
¾Sí, ¿por qué?
¾Los probé una
vez, una experiencia terrible. Me fastidiaron bien.
¾Yo los he tenido como servidores durante diez años, siempre
me han dado un buen servicio y
el servidor que tienen no se cae nunca.
Hay un ejemplo
incluso mejor que supongo que nos ha pasado a todos en un momento u otro. Ves a
alguien caminando por la calle y te vuelves a tu amigo para decirle:
¾¡Anda!, ¿no es ese Brad Pitt? ¾, y tu amigo mira y dice:
¾¡Ese no se parece en absoluto a Brad
Pitt! ¾, y tú insistes
¾¡Sí, es igualito que Brad Pitt!
¿Ves lo que ocurre
aquí? Cuando ves una película, o fotos de una revista, ves a Brad Pitt de una
manera, y para ti la persona que ves caminando por la calle se le parece
mucho. Por otra parte, tu amigo ve a Brad Pitt en películas o revistas de forma
diferente y también ve diferente a la persona de la calle, por eso no está de
acuerdo contigo. Si todos viviéramos en un holograma gigante común (en un gran
“universo holográfico”) veríamos a Brad Pitt y a la persona que camina por la
calle de la misma manera y habría un acuerdo general sobre cómo se le ve.
De modo que cada
cerebro humano recibe y traduce su propio holograma diferenciado, descargado de
El Campo por su propio Yo Infinito. Por supuesto, esto es inherente a la
verdad “tú creas tu propia realidad”,si prestamos atención a lo que esas palabras dicen y significan de
verdad.
NOTAS
CAPÍTULO 23
LOS DEMÁS
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Pregunta: Si nosotros no compartimos un mismo
gran holograma, ¿cómo podemos tú y yo salir por la noche y ver las mismas
estrellas, o cómo podemos ver la misma película, o la misma gente? ¿Cómo podría
alguien distinto de mí estar tan de acuerdo conmigo sobre lo que llamamos
“realidad” a menos que estuviésemos viendo realmente la misma cosa?
Respuesta: Antes
de hablar sobre si tú y “alguien distinto” veis la misma realidad, tengo que
saber quién crees que es ese “alguien distinto de ti” que está de acuerdo
contigo. ¿Crees que existe realmente?
Pregunta: Oh,
bueno… conforme. Entonces, ¿qué hay de los demás que aparecen en mi holograma?
¿Es que no son “reales,” o es que mi Yo Infinito los crea también?
Respuesta: Lo
primero que tenemos que recordar es que nada en tu holograma es “real”, ni la
gente, ni este libro que lees, ni tampoco los ojos con que lo lees. Todo es un
holograma, y, por definición, los hologramas no son reales, al menos no de la
manera que siempre hemos creído que eran “reales” las cosas.
Así que vamos a cambiar un poco la pregunta,
porque sé lo que intentas preguntar…
-¿Existen los demás que veo en mi holograma
como individuos independientes? ¿Son Jugadores por derecho propio, como lo soy
yo, con sus propios Yo Infinito, o son creaciones de mi Yo Infinito
para mi holograma personal y no tienen vida propia? (Era eso, ¿verdad?)
Incluso entre el número creciente de personas
que comprenden cómo funciona la vida en un universo holográfico, no hay un
común acuerdo a la respuesta a esta pregunta, lo que es un buen ejemplo de por
qué no son importantes estas preguntas, porque tampoco interpretan verdaderamente
un papel en la práctica diaria de estos conceptos.
Algunas de estas personas han decidido que su Yo
Infinito lo crea todo y a todos los que ven en su holograma, y que no
existe nadie independientemente de ellos. Eso bien podría ser verdad y un día
podríamos averiguarlo, o quizá no.
Por una parte, es muy importante darse cuenta
y recordar que todo lo que experimentamos (incluida toda la gente en esas
experiencias) lo crea nuestro Yo Infinito. Puede ser muy fácil olvidar
eso y adjudicar poder independiente a quien vemos y lo que vemos “ahí fuera”
para hacerlo real. Por lo tanto, ayuda mucho hacer hincapié en que nada ni
nadie puede aparecer en tu universo holográfico que tu Yo Infinito no
haya creado o con lo que no esté de acuerdo. De modo que podría ser útil
adoptar la creencia de que uno crea a “los demás” que se encuentra por la vida,
y de que no existen fuera de tu holograma.
Pero a mí eso me huele demasiado a “solipsismo”,
que tiene un matiz con el que no comulgo…
«Si sólo yo importo, entonces las demás personas, animales y ambientes sólo
importan en tanto tengan un impacto en mí. Esto puede ser una filosofía
antisocial.»1
Así que aquí va lo que para mí tiene más
sentido y con lo que estoy más a gusto…
Si el universo holográfico es como una
película de inmersión total, alguien tiene que escribir el guión de todo lo que
pasa en esa película holográfica. Ese “alguien” es tu Yo Infinito.
Pero ese guión sería muy limitado y solitario
si tú fueras el único actor en él. Hay no sé cuántos otros Yo Infinito
en la Gran Infinilandia Metropolitana que también tienen Jugadores
representándoles.
De modo que digamos que mi Yo Infinito
quiere que yo experimente un accidente de automóvil, por la razón que sea (que
es exactamente lo que hizo mi propio Yo Infinito). Mi Yo Infinito
podría crear un holograma en el que tengo ese accidente automovilístico yo
solo, sin que nadie más esté involucrado (que fue lo que me pasó a mí), y eso
está bien.
Pero digamos que, por alguna razón, mi Yo
Infinito prefiriese que yo experimentara un accidente de automóvil que
involucrase a otra gente, no sólo a mí. Mi Yo Infinito podría enviar un
Infimail por Infinilandia preguntado si hay alguien que quiera que su Jugador
sea también parte de ese accidente.
La mayoría de los accidentes de circulación de
hoy involucran a más de una persona, así que parece que hay mucho interés en Infinilandia
por esta clase de experiencia holográfica. Por eso mi Yo Infinito recibe
algunas respuestas positivas en Infimail de otros Yo Infinitos, y esos Yo
Infinito trabajan juntos los detalles y escriben un guión común para la
“película” accidente. Pero hay una pega…
Ningún Jugador puede hacer o decir nada en el
holograma de otro Jugador que su propio Yo Infinito no haya aprobado. Dicho
con otras palabras, cualquier cosa que un Jugador dice o hace a otro Jugador ha
sido solicitada y aprobada por su Yo Infinito.
Eso significa que nadie puede ser una víctima
de algo que se ha dicho o hecho en cualquier holograma que experimente, porque
su propio Yo Infinito o bien ha escrito el guión, o bien ha dado un 100%
de aprobación al guión antes de que el holograma sea descargado a su Jugador.
No hay víctimas, no hay perpetradores, punto.
Así que ahora esos Jugadores se meten en su
accidente de automóvil. Cada Jugador puede experimentar el accidente, y
probablemente así lo hará, de forma ligeramente diferente a cualquier otro
Jugador, puesto que cada Jugador tiene su propio holograma individual como
realidad. De hecho, a menudo dos Jugadores estarán en desacuerdo, honrada y
sinceramente, sobre lo que pasó realmente en ese accidente. Ya sabemos que
prácticamente todo el mundo que presencia un accidente automovilístico contará
una historia diferente de lo que pasó.
Pero la “otra persona” con la que tengo el
accidente será muy probablemente otro Jugador que representa a otro Yo
Infinito, tal como lo veo. De modo que a pesar de que mi Yo Infinito
la “creó” en mi holograma, esa persona “existe” realmente como Jugador
independiente, con su propia autoconsciencia y su Yo Infinito propio.
Esto me parece verdadero para toda “los demás”
que tienen alguna repercusión en nuestras vidas. Podría decir que casi todo el
mundo que tenga un “papel hablado” en tu película holográfica de inmersión
total es otro Jugador, cuyo Yo Infinito está de acuerdo en que lea el
guión que tu propio Yo Infinito escribió para la experiencia que quería
que tuvieras.
Según Robert Scheinfeld, “los demás” sirven
para tres propósitos principales en tu experiencia holográfica:
1. Para reflejar algo que tú crees o piensas sobre ti mismo
2. Para hacerte el regalo de la información o el conocimiento
3. Para poner en marcha algo que te apoye2
* * *
Por otra parte, en tu película holográfica de
inmersión total hay muchos “extras” que tienen poco o ningún efecto en tu vida.
Están ahí para hacer que tu película de inmersión total parezca más “real”.
Sería muy raro andar por la Quinta Avenida de Nueva York y no ver a nadie, como
sería muy extraño ver una película sobre la ciudad de Nueva York y no ver a
nadie en ella. (Puedes ver a Tom Cruise ponerse frenético en una situación
exactamente así en la película Vanilla Sky. Para verlo, pincha aquí.) Los “extras” tienen un
papel importante en nuestros hologramas, pero, como ocurre en Hollywood, esos
“extras” pueden ser generados por ordenador (ser producto de los efectos
especiales) y no es necesario que tengan vida propia.
Recientemente hubo una mini serie de
televisión en HBO llamada John Adams, (¡magnífica!). También emitieron
un segmento corto sobre cómo hicieron la mini serie, que puedes ver en YouTube.
Esto es una buena muestra de cómo se hace el
escenario de fondo para crear los decorados de una experiencia de película
holográfica, también hay un bloque en este vídeo, que empieza más o menos a los
tres minutos, que explica y muestra cómo se creó una multitud de 10.000
personas utilizando tan sólo 15 extras. Si nos las hemos arreglado para hacer
esto en nuestro universo físico, ¡imagina lo que tu Yo Infinito
puede hacer en tu universo holográfico! (Ver el video aquí.)
De manera que “los demás” que ves en tu
holograma son o bien Jugadores cuyos Yo Infinito han puesto de
voluntarios para que interpreten un papel para ti y lean el guión que tu Yo
Infinito ha escrito, o bien “extras” creados por tu Yo Infinito para
completar tu “realidad”.
Pregunta: Pero si
ellos no son sólo “extras” generados por ordenador, ¿cómo se las arregla mi Yo
Infinito para crear a esa “otra persona” significativa en mi holograma y
hacer que se la vea y actúe como hace?
Respuesta: Utilizando
la plantilla de esa “otra persona” disponible en El Campo, etiquetada con su
nombre.
Dicho de otra forma, hay una plantilla en El
Campo con el nombre “Stephen Davis”, que contiene las frecuencias de onda
usadas para crearme en mi holograma, y también hay otra plantilla en El Campo
con tu nombre. Todos los demás Jugadores que han sido creados por sus Yo
Infinito también tienen sus plantillas.
Cuando el Yo Infinito de otro Jugador
está de acuerdo en interpretar un papel en tu holograma, le da permiso a tu Yo
Infinito para que acceda a la plantilla en El Campo que describe a la otra
persona (su nombre, altura, peso, color de ojos, temperamento, etc.) y luego tu
Yo Infinito conecta esa plantilla en la experiencia holográfica que está
creando para ti. Pero esa “otra persona” debe leer palabra por palabra el guión
que tu Yo Infinito haya escrito para ti.
Dándole la vuelta a esto, también tu Yo
Infinito está de acuerdo y hace que estés disponible para interpretar un
papel en las experiencias de otros Jugadores. Ellos acceden a la plantilla que
tiene tu nombre y te conectan al holograma que han creado para su propio
Jugador. Pero entonces tú siempre estarás leyendo el guión que su Yo
Infinito haya escrito para ellos.
* * *
A lo mejor has tenido la suerte de tener una
experiencia de “realidad virtual”…

Por supuesto, esa experiencia se ve y se
siente como muy real.
Según la física cuántica, la misma vida es una
experiencia de “realidad virtual”, un universo holográfico creado para nosotros
por nuestro Yo Infinito.
Entonces, ¿qué hay de la gente que conoces en
una de esas máquinas de “realidad virtual”? Los creó el programador de software
que escribió la experiencia que tienes, ¿no es cierto? Todo lo que hacen o
dicen ha sido predeterminado y es parte del guión.
Ahora bien, ¿qué pasaría si dos personas, cada
una en su propia máquina de realidad virtual, pudiesen interactuar? Dicho con otras
palabras, ¿y si alguien que hace su propio viaje en la realidad virtual pudiese
aparecer en tu experiencia de realidad virtual? La persona que está en la otra
máquina tendría que estar pre-programada en tu máquina, de tal modo que
apareciese normalmente y no vestida con su equipo de realidad virtual. Y
viceversa.
¿Ves lo que quiero decir?
Esto no es imposible, ni es una fantasía
ridícula de ciencia ficción. No está tan lejos la tecnología para hacer posible
que interactúen dos experiencias de realidad virtual. ¡Qué “pista” o “indicio”
será eso!
Eso es fundamentalmente lo que pasa en nuestra
realidad holográfica. Nos encontramos con gente, a los que llamo “extras”, que
está pre-programada en el guión de nuestra experiencia para que parezca más
real; y nos encontramos con personas que son Jugadores de pleno derecho cuyas
experiencias holográficas interactúan con las nuestras.
Cuando lo piensas bien, ¡qué juego más
asombroso!
Así que mi punto de vista sobre “los demás”
con los que me encuentro en mis experiencias holográficas y que interpretan
cualquier clase de papel significativo en mi vida, son Jugadores de pleno
derecho, con su propia autoconsciencia, que están de acuerdo en interpretar un
papel y leer un guión para mí, ya sea para reflejar algo que creo o pienso de
mí mismo, ya sea para hacerme el regalo de la información o el conocimiento, o ya
sea para poner en marcha algo que me apoye. Y viceversa.
De esta manera podemos darnos unos a otros
muchos regalos en las experiencias. A decir verdad, cada interacción entre
Jugadores es un regalo del uno al otro y del otro al uno, y no importa cómo
juzguen la experiencia los Jugadores y el papel que los demás Jugadores tengan en
ella.
* * *
Ahora que ya lo tenemos todo claro, puedes
hacer la pregunta original otra vez…
NOTAS
2. Robert Scheinfeld, Jornadas al Infinito sistemas domésticos de
transformación – Vuelta a la lectura
LA PLANTILLA “ENTORNO TIERRA”
Vuelta a la lista de contenidos
Pregunta: Si nosotros no
compartimos un mismo gran holograma, ¿cómo podemos tú y yo salir por la noche y
ver las mismas estrellas, o cómo podemos ver la misma película, o la misma
gente? ¿Cómo podría alguien distinto de mí estar tan de acuerdo conmigo sobre
lo que llamamos “realidad” a menos que estuviésemos viendo realmente la misma
cosa?
Respuesta: La
respuesta a eso depende de cómo veas tú a “los demás” en tus hologramas,
basándonos en lo que hemos hablado en el último capítulo.
Si adoptas la posición de que “los demás” de
tu holograma que está de acuerdo contigo fueron creados por tu propio Yo
Infinito y no tienen existencia por sí mismos como Jugadores independientes,
entonces lo que dice el doctor Andrew Newberg es muy apropiado:
«Cuando hago referencias cruzadas con alguien, éstas son parte de mi
realidad. Si oigo que alguien está de acuerdo con lo que yo creo que ocurre ahí
fuera, eso sigue teniendo que ver con lo que yo percibo».1
Dicho de otra manera: las referencias cruzadas
(cuando alguien en tu holograma está de acuerdo contigo sobre la realidad que
percibes) son totalmente inútiles como prueba de que lo que veis los dos sea lo
mismo. Por lo tanto, no importa si ellos ven las mismas estrellas, películas o
gentes que tú ves, puesto que no son otra cosa que parte del holograma creado
por tu Yo Infinito.
Pero digamos que has decidido que “los demás”
de tu holograma son Jugadores de pleno derecho, con su propia autoconsciencia,
que están de acuerdo en interpretar un papel en tu experiencia holográfica.
Ahora es cuando el debate se pone interesante…
El primer problema es que lo que tú ves y lo
que cualquier otra persona de tu holograma ve no son exactamente
las mismas cosas, y no hay forma de probar que sean lo mismo.
Por ejemplo, cuando vemos el color azul
creemos que todos los demás ven exactamente el mismo color. Pero, ¿cómo sabe
uno eso? (N.
del T.: En su obra Seis personajes en busca de autor, Luigi Pirandello
planteaba esa misma cuestión.)
Mi ex mujer y yo teníamos interesantes debates
sobre si una casa en concreto estaba pintada en un “blanco roto” o en un
“amarillo pálido”. (Ella ganaba siempre.) Eso no era sólo porque no
estuviésemos de acuerdo en el color, sino porque, a un nivel más básico,
veíamos realmente dos colores algo distintos.
Afrontémoslo, sin embargo: la mayoría de los
Jugadores parece que estén de acuerdo sobre muchas cosas, como las estrellas, o
películas, o gentes que vemos, ¿verdad?
Entonces, ¿cómo puede ser?
Mi hipótesis es que en El Campo hay una “plantilla”
del “Entorno Tierra”, de manera que cuando un Yo Infinito quiere crear
una experiencia holográfica “normal” para su Jugador, no tiene que crear desde
el principio la Tierra, las estrellas, el Sol y la Luna, este libro, o el resto
del universo cada vez. Simplemente usa la plantilla para la base del holograma
y luego le añade cualquier toque único que quiera para cada situación de su
Jugador.
Sólo tiene sentido hacerlo así de manera que
los Jugadores puedan concentrarse en sus experiencias únicas y no tengan que
emplear mucho tiempo discutiendo sobre qué “realidad” es “real”. (Como se ha
dicho, hay Jugadores cuyo Yo Infinito no usa esta plantilla “normal”, y
los consideramos locos. Pero eso es sólo una prueba más de que tratamos con
universos holográficos individuales, no con uno común, y de que a un Yo
Infinito le es completamente posible escoger la realidad que quiera para su
Jugador.)
Esta plantilla “Entorno Tierra” es muy
parecida al programa de software de los juegos de vídeo complejos. El “fondo”
es fundamentalmente el mismo para todos los jugadores, pero hay una amplia
variedad de experiencias que un jugador individual puede tener utilizando ese
mismo fondo. También podrías decir que esto es como usar el escenario o la
utilería de una película, o una obra de teatro, donde todos los personajes
tienen experiencias diferentes. Si usando la misma plantilla son posibles toda
clase de experiencias individuales únicas, ¿para qué crear una nueva cada vez?
O esto podría tener más sentido: cuando te
apuntas a un trabajo, vas al programa de textos de tu ordenador y escoges una
“plantilla” para escribir tu Currículum Vitae. Luego añades tu propia
información personal a esa plantilla para crear un CV único e individual para
ti, de no hacerlo, tu producto terminado parecería justo como el de cualquier
otro que hubiera utilizado la misma plantilla.
De manera que aparentemente es así como
funciona:
Un Yo Infinito quiere tener una
experiencia de universo físico en la Tierra. Obviamente, él mismo no puede
venir aquí (un ser infinito no puede venir a un mundo finito), así que elige
crear un Jugador que le represente. Va a El Campo y escoge determinadas
frecuencias de onda para crear ese Jugador. Ese grupo único de frecuencias de
onda de El Campo se etiqueta y se usa como plantilla para ese Jugador.
Entonces, el Yo Infinito decide crear
una experiencia en el universo físico para su Jugador. Si quiere crear una
experiencia de las “normales”, tomará de El Campo la plantilla “Entorno Tierra”,
que incluye todo aquello en lo que generalmente estamos de acuerdo, como la
posición de las estrellas y los planetas, la situación de la ciudad de Nueva
York, el color morado, qué es el brécol, y demás. Eso permitirá que su Jugador
no se pase todo el tiempo discutiendo con otros Jugadores sobre qué es un
“círculo”, sino que sea capaz de concentrarse en las experiencias principales
que su Yo Infinito quiere.
Por otra parte, quizá la experiencia principal
que quiera el Yo Infinito sea explorar las diferencias de opinión, y por
lo tanto podría hacer algunas modificaciones sutiles en la plantilla normal del
“Entorno Tierra”, o incluso alteraciones grandes que darían como resultado
desacuerdos significativos con los otros Jugadores acerca de la “realidad”.
La idea es que cuando un Yo Infinito
quiere crear una experiencia para su Jugador en el Juego Humano, no tiene que
crear el Sol, la Luna, las estrellas y los spaghetti cada vez. La plantilla ya
está allí, lista para usarse como les parezca por todos los Yo Infinito.
Por eso la plantilla puede parecer casi lo mismo para muchos Jugadores.
* * *
La palabra de moda para “plantilla” es “mátrix”.
Sólo para dejarlo claro: no hay una mátrix “mala”, ni una mátrix “sagrada”,como
algunos han dicho, sino sólo una mátrix totalmente neutral.
«La mátrix está por todas partes, está a nuestro alrededor, hasta en
esta misma habitación. La ves cuando miras por la ventana y cuando enciendes la
televisión. La sientes cuando vas a trabajar, cuando vas a la iglesia, cuando
pagas los impuestos… Desgraciadamente, no se le puede decir a nadie lo que es la
matrix, uno tiene que verla por sí mismo.»
~ Morfeo,
de Mátrix
NOTAS
CAPÍTULO 25
¿SOMOS TODOS UNO?
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Pregunta: ¿No dicen en ¿¡Qué coj…¡?, en El
Secreto y en muchas otras filosofías New Age que “todos somos uno”? De
hecho, ¿no dice la física cuántica que “todos estamos conectados”, y no lo ha
probado así alguno de los experimentos recientes? ¿No nos han dicho que si una
mariposa mueve las alas en Brasil puede desatar un tornado en Texas?1
Respuesta: Sí, sí,
sí…eso es lo que nos han dicho. Pero, ¿es cierto algo de eso?
Lo primero de todo es que no hay un “nosotros”.
Sólo hay “Yo” y “los demás” que aparecen en el holograma único e individual que
mi Yo Infinito crea para mí.
Incluso si crees, como yo, que mucha de “los
demás” que aparecen en tu holograma son otros Jugadores de pleno derecho, cada
uno con su propio Yo Infinito, también ellos tienen sus propios
hologramas únicos e individuales, puesto que no hay un gran holograma común que
todos compartamos.
Entonces, ¿cómo es que eso de “todos somos
uno” se ha convertido en una novedad New Age tan popular?
A principios de los 1980, el físico Alain
Aspect realizó con sus colaboradores en Francia unos experimentos muy famosos
que se han usado desde entonces para proclamar que “todos somos uno”, o, como
mínimo, que “todos estamos conectados”. Pero no era eso en absoluto lo que
probaron los experimentos.
Lo que hizo Aspect, fundamentalmente, fue separar
uno de otro a dos protones (partículas muy pequeñas) de un átomo de calcio, en
direcciones diferentes. Esos dos protones tenían cargas opuestas
(complementarias) asociadas a ellos cuando los separaron. Aspect entonces
cambió la carga de uno de los protones y el otro protón, de forma “mágica”,cambió
su propia carga simultáneamente.2 Eso se
conoció como “acción fantasmal a distancia”3, puesto que no había explicación de cómo se influían uno a otro los dos protones
a distancias que no permitían comunicación alguna entre ellos.
Dicho de una manera más simple y general, el
experimento provee evidencia fuerte de que un evento cuántico en un lugar puede
afectar un evento en otro, sin que haya ningún mecanismo evidente de
comunicación entre las dos localizaciones. Sobre eso saltó la “New Age” como
prueba de que “todos somos uno y estamos conectados”.
Pero los resultados de Aspect no prueban eso para
nada. Como mucho, prueban que todo está conectado dentro de un holograma,
cosa que ya sabíamos cierta. Si se corta una pieza pequeña de una película
holográfica, aún se puede reproducir la imagen holográfica completa desde esa
pieza. (Es más débil, pero la imagen completa está allí aún.) En la física
cuántica esto se llama “entrelazamiento”4, que dice fundamentalmente que todas las “partículas” diferentes de un
holograma están conectadas entre sí.
De modo que todo está conectado dentro de un
simple holograma. Quizá si una mariposa mueve sus alas en Brasil en mi
holograma, pueda desencadenar un tornado en Texas, en mi holograma. Pero
puesto que no hay un gran holograma común que todos compartamos, y puesto que
cada Jugador tiene sus propias experiencias holográficas únicas e individuales,
los resultados de Aspect no pueden interpretarse como prueba de que todos
seamos uno, ni de que estemos conectados siquiera.
Si una mariposa mueve las alas en Brasil y
desencadena un tornado en Texas en mi holograma y en el tuyo, eso significa
simplemente que la situación formaba parte de la plantilla “Entorno Tierra” que
tu Yo Infinito y mi Yo Infinito usaron cuando crearon nuestras
experiencias holográficas individuales. Pero sigue sin significar que “todos
somos uno”.
Míralo de esta manera: El Campo contiene un número
ilimitado de posibilidades en forma de onda y por lo tanto puede ser la fuente
de un número infinito de hologramas. Por ejemplo, mi Yo Infinito podría
ir a El Campo y decidir que surja para mí el holograma de una manzana. Tu Yo
Infinito podría ir a El Campo y decidir que surja para ti el holograma de
una naranja. Pero esos dos hologramas no están conectados. Puede ser que
interactúen de una forma que aún no comprendemos, pero no significa que estén
“conectados”. Hay una gran diferencia entre las dos cosas.
Dicho de otra forma, yo podría hacerle algo a
mi manzana en mi holograma, y no tendría efecto sobre la naranja en el tuyo.
Los hologramas de un Jugador son totalmente independientes de los hologramas de
los demás Jugadores. Una mariposa que mueve las alas en Brasil en mi
holograma no desencadenará automáticamente un tornado en Texas en tu
holograma. Al final no tenemos en este momento prueba científica alguna para la
teoría de que “todos estamos conectados”, a pesar de lo que diga la “New Age”.
Déjame que intente decir esto de forma
diferente… Los hologramas de cada Jugador son totalmente independientes de los
hologramas de los demás Jugadores. Esa es la única forma posible de que cada Yo
Infinito pueda crear su propia realidad para su Jugador. Es la única forma
de que no pueda haber ni víctimas, ni perpetradores.
Me recuerda la novedad psicológica en los años
80 y 90 sobre la “codependencia”. Los hologramas de un Jugador no son
codependientes de los hologramas de cualquier otro Jugador. Puede darse una
cierta interacción entre dos hologramas de Jugadores independientes,
pero lo que sucede en el holograma de un Jugador no es codependiente de
lo que ocurre en el holograma de cualquier otro Jugador. En pocas palabras: no ocurre
la “co-creación”.
Si quisieras decir que “todo lo que veo en mi
holograma es uno”, estarías en lo correcto; pero decir que “todos somos uno” no
es cierto en el nivel holográfico.
Ahora bien, podemos ir a otro nivel, tanto en
los experimentos de Alain Aspect como en tus propias experiencias individuales.
El holograma de mi manzana y el holograma de tu naranja tienen la misma fuente
(El Campo), lo mismo que los dos protones del experimento de Aspect tenían el
mismo origen (un átomo de calcio). En El Campo todo está conectado a todo,
ondas y más ondas de potencialidad, de posibilidad infinita. Pero cuando
algunas de esas ondas concretas se escogen por un Yo Infinito y se
descargan en un cerebro humano, esa conexión que existía en El Campo no sigue
en el universo físico.
Sería cierto decir algo así como que “todos
nuestros hologramas tienen la misma fuente, El Campo”, lo mismo que es cierto
que un hermano y una hermana tienen la misma fuente, sus padres. Pero así como
el hermano y la hermana no están “conectados” a nivel del universo físico
(dejemos aparte la rara anomalía de los gemelos siameses), por lo que
claramente no son “todos uno”, tampoco lo son nuestros hologramas individuales
que percibimos como el universo físico en el que vivimos.
Sin embargo, a nivel de El Campo no sólo nosotros
somos uno, sino que todo es uno, ya que El Campo es la fuente de
todo en forma de frecuencias de onda, que después aparecen como partículas en
el universo holográfico.
* * *
Hemos estado hablando de manzanas y naranjas. Hablemos
ahora de manzanas y manzanas, que es un poco más difícil.
Mi Yo Infinito hace que surja una
manzana en mi holograma. Tu Yo Infinito hace que surja una manzana en el
tuyo. Nuestros dos hologramas interactúan. Aunque tú ves tu manzana de una
manera ligeramente diferente de lo que yo veo la mía, las dos manzanas están en
el mismo sitio, encima de la encimera de la cocina que los dos tenemos en
nuestros hologramas.
Yo agarro la manzana y la muerdo, y tú miras.
Yo digo “me como la manzana” y tú dices “te comes la manzana”. Pero ahora
estamos otra vez en lo que dijo el doctor Newberg de que la referencia cruzada
no prueba nada. Sigue siendo imposible que el que yo me coma la manzana en tu
holograma, o el que tú me digas que me como la manzana en mi holograma, sean
evidencia de conexión alguna entre los dos hologramas.
Como he dicho, es enteramente posible que la
manzana que los dos vemos en la encimera de la cocina sea parte de la plantilla
“Entorno Tierra” que nuestros Yo Infinito han usado para crear esta
experiencia concreta, y por lo tanto que sea común para ambos hologramas. Pero
eso sigue sin querer decir que tu holograma y el mío estén conectados, o que tú
y yo seamos “uno”.
Imagínate que, sentado a una mesa en un
restaurante, mantienes una conversación con una amiga tuya. Lo que ella te dice
es un guión escrito por tu Yo Infinito para que ella lo lea y sea
parte de tu experiencia holográfica. Lo que tú le dices a ella es un guión
escrito por su Yo Infinito para que tú lo leas y sea parte de su
experiencia holográfica. Sin embargo, parece que esos dos hologramas
interactúan.
Imagina ahora que en tu holograma la música de
fondo está demasiado alta y eso te fastidia, que interrumpe tu capacidad de oír
la conversación con tu amiga y de concentrarte en ella. Sin embargo, tu amiga
apenas oye la música y no tiene problema alguno con eso. El problema de tu
amiga es que hay un hombre sentado a la mesa de al lado que mastica con la boca
abierta, y eso le da arcadas. Tú ves a ese hombre, pero a ti no te parece que
esté masticando con la boca abierta y no te molesta.
Entonces, ¿qué pasa aquí?
Cada uno de los Yo Infinito ha usado la
plantilla “Entorno Tierra” para crear una experiencia para vosotros dos en ese
restaurante en concreto, y los dos veis esencialmente las mismas cosas: las
mesas y las sillas, los camareros, el bar, bebidas, comidas, etc. Pero cada Yo
Infinito ha hecho la experiencia holográfica a medida para su propio Jugador,
añadiendo pequeños toques personales aquí y allá.
En el holograma de tu amiga, la música,
literalmente, no está demasiado alta. No es sólo que ella no la oiga demasiado
alta, es que literalmente no está demasiado alta, un volumen de
sonido enteramente diferente para ella que para ti. Tú podrías preguntarle si
no cree que la música está demasiado alta y ella diría, “no, está bien”.
En tu propio holograma, el hombre no mastica
con la boca abierta en absoluto. No es sólo que él lo hace y eso no te molesta,
es que no lo hace. Tu amiga podría preguntarte si no te molesta que el hombre
mastique con la boca abierta y tú dirías “no me he dado cuenta”.
Aunque parece que “interactúan”, ¿cómo puede
nadie decir que esas dos experiencias holográficas separadas estén “conectadas”,
o que tú y tu amiga seáis “uno”? Como mucho, dos Jugadores que interactúan
pueden estar experimentando la misma “Plantilla Entorno Tierra”, pero nada más.
Hay incluso una filosofía que cree que la idea
de que “todos somos uno” es una especie de implante hipnótico que finalmente
saldrá a la superficie a que se le vea como un error y se le elimine.5
NOTAS
3. Nombre puesto por Einstein, Ibid. – Vuelta a la lectura
4. Wikipedia, entrelazamiento cuántico – Vuelta a la lectura
¿UN JUGADOR POR CADA YO INFINITO?
Vuelta a la lista de contenidos
Pregunta: ¿Está limitado un Yo Infinito
a tener un solo Jugador que le represente en el Juego Humano?
Respuesta: No
puedo decirlo con seguridad, por supuesto, pero probablemente no.
Míralo de esta manera:
Un Yo Infinito tiene poder infinito,
alegría infinita, sabiduría infinita, abundancia infinita, amor infinito, y un deseo
infinito de jugar y expresarse a sí mismo creativamente. No puedo
imaginarme que, con el infinito número de juegos que se pueden jugar en un
universo infinito, un Yo Infinito se limitase a sí mismo a jugar sólo un
juego (el Juego Humano en la Tierra) con sólo un Jugador. Pero es posible.
A nuestros egos les gustaría que cada uno de
nosotros creyésemos que somos muy especiales, y que cada uno debemos tener un Yo
Infinito que nos ha creado y que cuida de nosotros y sólo de nosotros; pero
lo dudo. Tendría más sentido que un único e individual Yo Infinito
tuviera varios Jugadores diferentes en cantidad de juegos diferentes, y quizá
en varios universos diferentes.
Dando un paso más allá, también es posible que
un único Yo Infinito tenga más de un Jugador en la Tierra a la vez. Una
amiga mía “recordaba” (en un trance) una vida durante la Segunda Guerra
Mundial, en la que ella era un soldado británico que se vio envuelto en un
tiroteo con un soldado alemán. Se mataron el uno al otro a la vez en una
trinchera. Cuando el “alma” de mi amiga dejó el cuerpo del soldado británico,
vio el “alma” del soldado alemán que también dejaba su cuerpo. Para su gran
sorpresa, se dio cuenta de que los dos pertenecían al mismo Yo Infinito.
¿Por qué no? Un Yo Infinito no está
limitado al número de Jugadores que puede tener en el Juego Humano, incluso que
éstos fuesen Jugadores simultáneos. Es posible que tu esposa, tu marido, tu
hijo, tu mejor amigo, tu peor enemigo sea otro Jugador del mismo Yo Infinito.
¡Qué sorpresa nos llevaríamos si lo averiguásemos un día!
Pero el hecho de que tu Yo Infinito
tenga otro Jugador (o más) no afecta a tu relación con ese Yo Infinito para
nada. Lo mismo que cuando un padre tiene más de un hijo no hay (o no debería
haber) favoritismo alguno, y no hay más o menos amor por uno que por otro,
igualmente no hay ninguna disminución de los cuidados, de la guía y de la
energía que tiene contigo, como uno de sus Jugadores, porque pueda haber otros.
A decir verdad, cada uno de nosotros puede creer
verdaderamente en nuestro Yo Infinito como “propio”, si de alguna manera
eso hace que las cosas sean más fáciles. Realmente, no importa. La posibilidad
de que tú puedas “compartir” un Yo Infinito con otro Jugador no tiene
relevancia ni interés en cómo juegas al Juego Humano. Sin embargo, es
interesante considerar la posibilidad de que la persona que te cause el
malestar mayor en una experiencia en concreto sea, de hecho, tu “hermano,” o tu
“hermana,” con el que compartes el mismo Yo Infinito.
¿VIDAS PASADAS?
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Pregunta: ¿qué hay de las vidas pasadas?
Respuesta: Me encanta
esta pregunta, porque he creído en vidas pasadas unos cincuenta años, antes de
encontrarme con la física cuántica y la verdad del modelo del Juego Humano. No
sólo creía, sino que tenía también muchos “recuerdos” detallados de varias
de esas vidas pasadas.
Pero antes de que podamos hablar sobre vidas
pasadas tenemos que hablar sobre el tiempo…
Por las investigaciones de la física cuántica
sabemos que el tiempo no existe en El Campo, donde se crean todas las
experiencias que preparan el universo físico. El espacio y el tiempo se crean
como parte de un holograma (los científicos dirían que el espacio/tiempo es una
“función del holograma”), y por lo tanto el tiempo no es “real”, de la misma
manera que el holograma tampoco es “real”.
De hecho, igual que muchos otros como Seth1 y Eckart
Tolle2 han dicho una y
otra vez, lo único que es “real” (o, mejor dicho, “relevante”) es el momento
presente. Eso no sólo se aplica a las vidas “pasadas”, sino también al “pasado”
en esta vida presente, lo que debería ser evidente por sí mismo cuando se ve que
alguien puede alterar su pasado adquiriendo nueva información o cambiando la
percepción de lo que ocurrió “entonces”.
Einstein dijo que “la realidad es meramente
una ilusión, aunque muy persistente”. Es cierto que la “realidad” parece tener
continuidad, ya que un momento se mezcla con el siguiente. Pero también es
posible considerar esos momentos como hologramas individuales que aparecen uno tras
otro rápidamente, al igual que una película consiste en un fotograma individual
y luego otro en sucesión rápida. Por lo tanto, la “persistencia” misma es
ilusoria.
Hasta es posible que realmente no haya nada
excepto el momento presente y que todo lo que consideramos el “pasado” se cree
en cada holograma del momento-presente.
Karl Pribram se pasó años intentando encontrar
la localización de la “memoria” en el cerebro, y finalmente decidió que el
cerebro mismo era un holograma. Entonces, ¿qué pasa si realmente la “memoria”
no existe en absoluto? ¿Qué pasa si en lugar de eso, nuestro “recuerdo” del
“pasado” se crea en el holograma del momento-presente? ¿Qué pasa si cuando
decimos que alguien vive en el pasado, lo contrario sea realmente cierto: que
su pasado vive en su presente?
De modo que el “pasado” puede ser una
“historia” que sea parte del holograma presente. En cualquier momento somos
libres de reescribir el final de esa historia cambiando nuestras reacciones y
respuestas a la experiencia, abandonando los juicios, prejuicios, creencias,
opiniones y miedos. Esto está claro, y es verdaderamente necesario, cuando te
trasladas a la segunda parte del Juego Humano. Por ejemplo, cuando se abandona
el juicio lo “mala” que fue tu niñez y consigues aprecio y agradecimiento por
la perfección que tuvieron esas experiencias en crear limitación en la primera
parte, el “pasado” cambia radicalmente. Lo que realmente ocurre es que en tu
holograma presente la historia del “pasado” está cambiando. En esencia estás creando
un “pasado” nuevo en el presente, puesto que realmente no existe un “pasado”
por sí mismo.
Los buenos actores hacen eso. Si no es parte
del guión mismo, un buen actor preparará un pasado para su personaje y le dará
razones (la “motivación”) a cualquier frase o acción que tenga en la película.
Pero el pasado del personaje no es real y sólo existe en el momento presente,
cuando el actor interpreta y usa ese pasado para dar un fondo a cómo dice sus
frases.
¿Me explico? Puesto que el tiempo no es real,
todos los “recuerdos del pasado” podrían no ser realmente nada más que las partes
del holograma del momento-actual que completan la trama de nuestra película de
inmersión total. Lo que llamamos nuestra “historia” (historia personal,
historia humana, incluso la historia de nuestro planeta y del universo físico)
podría ser simplemente una trama pequeña dentro de la plantilla “Entorno
Tierra” actual, que se descarga para un Jugador en su experiencia del
tiempo-presente.
En otro de sus momentos de genio, L. Ron Hubbard
llamó a esto “servicio de facsímiles”. “Servicio”, porque le sirven;
“facsímiles” porque están en forma de imagen mental… El servicio de facsímiles
es por lo tanto una imagen que contiene una explicación
de condición propia”3
Dicho con otras palabras, muy bien pudiera ser
que estuviésemos inventando nuestro “pasado” en el tiempo presente para
explicar nuestra situación actual en la vida.
Creer en vidas pasadas, al menos para mí, fue una
parte muy importante de ese proceso. Yo puedo utilizar una vida pasada como una
razón para mi comportamiento en el tiempo presente, lo mismo que usamos una
niñez dañada para explicar un adulto dañado.
Un ejemplo rápido: yo tenía lo que se llama
“recuerdos” de haber sido un faraón en Egipto en el siglo 14 antes de Cristo,
que fue asesinado por los sacerdotes cuando intentó arrebatarles su poder. Eso
explicaba por qué hice todo lo que pude en esta vida presente para salir de la
política una vez fui elegido, creyendo en algún nivel que ascender en la escala
política resultaría al final en mi muerte.
Pero, para mí, las vidas pasadas explicaban mucho
más que el comportamiento “negativo” en el presente…
* * *
Yo tenía muy poca experiencia en navegación a
vela en esta vida, limitada principalmente a construir y navegar un Sunfish de
cuatro metros en mi adolescencia, a llevar a mi mujer de viaje en un Hobie Cat
en nuestra luna de miel (¡mala idea!), y a capitanear un Morgan de 14 metros
desde Los Ángeles a Catalina para hacer submarinismo con algunos amigos.
Entonces, en 1994, me encontré en el Kairos,
una goleta de madera de 25 metros, para trabajar en ella de cocinero un año.
Pero de alguna manera yo sabía exactamente qué hacer y cómo hacerla navegar
perfectamente, incluso solo, sabía hasta cómo hacer todos los nudos marineros
corrientes. En poco tiempo ya reemplazaba al capitán cuando él bajaba a tierra
en sus largas vacaciones. Yo llevaba a cabo difíciles maniobras de anclaje en
la oscuridad total, hacía virar la nave 180 grados en un puerto de 35 metros, y
logré navegar con ella de forma precisa durante tres días y tres noches en mar
abierta desde las Canarias hasta Madeira.

El
Kairos
No puedo explicarme mi comportamiento por nada
de lo que haya experimentado en esta vida. Sin embargo, yo tenía “recuerdos” de
lo que creí que era una “vida pasada” como marino mercante, navegando entre
Boston y el Mediterráneo a principios del siglo XX. No me cabía duda alguna de
que el conocimiento y la experiencia que tuve en “esa vida” me eran accesibles
en ésta cuando lo necesitaba y así lo quería.
Pero si no hay “pasado” y, por lo tanto, no
hay “vidas pasadas” (si nos inventamos nuestro pasado en nuestro presente),
¿cómo puedo explicar este comportamiento? ¿Cómo sabía yo navegar una nave así
prácticamente sin experiencia?
Hay otra explicación, una que se alinea
estupendamente con la física cuántica.
El físico Alan Wolf ha escrito un libro
titulado Universos paralelos, la búsqueda de otros mundos, y hay una
teoría principal dentro de la física cuántica llamada la “Interpretación Multi-versos”
(IMU, o también “Universos Paralelos”).
«La teoría de los Multi-Universos afirma que resuelve todas las
paradojas de la teoría cuántica, puesto que todo resultado posible para cada
suceso se define o existe en su propia “historia” o “mundo”. En términos
profanos, esto significa que hay un número enorme, quizá infinito, de universos
y que todo lo que podría ocurrir en nuestro universo (pero no ocurre), ocurre
en algún (algunos) otro(s)… Antes de los “Multi-Universos” a este [universo] se
le veía como una simple “línea en el espacio”. En los Multi-Universos se ve
esto más bien como un árbol de muchas ramas en el que se realizan todas las
posibles ramas de la historia».4
Fred Alan Wolf dijo…
«Qué es un universo paralelo? Es un universo corriente, es una región
del espacio y el tiempo que contiene materia, galaxias, estrellas, planetas y
seres vivos. Dicho de otra manera, un universo paralelo es semejante a nuestro
universo, y posiblemente sea un duplicado de él. No sólo es que en un universo
paralelo debe haber otros seres humanos, sino que éstos deben ser seres humanos
que son duplicados exactos de nosotros mismos, y que están conectados con
nosotros a través de mecanismos que sólo se pueden explicar utilizando
conceptos de la física cuántica… Existe la posibilidad de que los universos
paralelos estén extremadamente cerca de nosotros, acaso sólo a distancias
atómicas, acaso en una dimensión mayor del espacio, una prolongación en lo que
los físicos llaman súperespacio. La neurociencia moderna, a través del estudio
de los estados alterados de consciencia, la esquizofrenia y los sueños lúcidos,
podría ser una indicación de lo cerca del nuestro que están esos universos
paralelos.»5
Por decirlo de otra manera, hay especulaciones entre físicos cuánticos
muy prominentes y respetados sobre que puedan existir otros mundos
simultáneamente con el nuestro, y de que podamos tener una conexión con ellos.
Esto le abre la puerta a una teoría fascinante sobre las vidas pasadas…
Hablé en el capítulo veintiséis sobre la
posibilidad de que un Yo Infinito pueda tener muchos Jugadores a la vez
representándole en muchos Juegos diferentes, o incluso en el mismo Juego. ¿Qué
pasaría si las “vidas pasadas” que creemos recordar no son “pasadas” en
absoluto, sino que ocurren ahora en un universo paralelo? ¿Qué pasaría
si un Yo Infinito quisiera experimentar varios tiempos y espacios en el
Juego Humano y crease Jugadores independientes para esos tiempos y esos
espacios? ¿Y qué pasaría si nosotros, como Jugadores en este tiempo y
espacio, tuviésemos acceso a esos otros Jugadores en otros tiempos y espacios y
pudiésemos recibir información de y sobre ellos a través del conducto de un Yo
Infinito mutuo?
Ahora comprendo que mi vida como marino
mercante no era una “vida pasada” para nada, sino una vida simultánea que
transcurre en un universo paralelo, que el marino mercante es un Jugador exacto
a mí, pero en un tiempo y espacio diferentes, y que él y yo compartimos el
mismo Yo Infinito. Desde mi perspectiva, parece como si yo fuese capaz
de intervenir en su vida por medio de nuestro Yo Infinito común, y de traerme
a través de esa conexión la información que necesitaba a mi vida.
Tengo también otros ejemplos en mi experiencia
propia de la “interpretación de multi-mundos” de la física cuántica. Pero
primero relataré algo sobre Jane Roberts, que canaliza la entidad conocida como
Seth.6 Aparentemente,
un día que Jane estaba en un trance y Seth estaba hablando, alguien le enseñó a
Seth una foto de Jane de cuando ella tenía unos doce años y preguntó si esa era
la Jane Roberts que estaba sentado frente a ellos en ese momento. Seth dijo que
no, que esa era una foto de la Jane Roberts que se había hecho monja. Seth
explicó que Jane estaba dividida sobre qué hacer de su futuro cuando era joven,
y que parte de ella quería seguir una instrucción religiosa estricta. En el
momento de la decisión “una Jane” fue a otro universo y se hizo monja, y la
Jane que estaba frente al grupo “se quedó” en este universo, según Seth.
Mi propia experiencia fue cuando tuve que
tomar la decisión entre ir al Ejército y a Vietnam o a la cárcel como protesta.
Yo realmente quería ir a la cárcel, mantener mis principios y hacer constar mi
oposición a la guerra. Pero a mi prometida y a mi madre no les gustaba mucho la
idea y acabé de voluntario para hacerme Ayudante de Médico en el Ejército (y
asegurarme de que no tendría que matar a nadie nunca). Ahora estoy seguro de
que hay un Stephen Davis en otro universo que fue a la cárcel y que vivió su
vida basándose en esa decisión. Una vez que hice una elección por algo, la otra
posibilidad se desarrolló en otro “mundo”.
¿Y por qué no? La idea del Juego Humano es que
un Yo Infinito tenga tantas experiencias como sea posible sobre qué
significa estar limitado en poder, alegría, sabiduría, abundancia y amor. ¿Por
qué no debería tener muchos Jugadores a la vez un Yo Infinito? ¿Por qué
no iba a explorar un Yo Infinito todas las opciones diferentes, que se
suscitan para un Jugador concreto en el transcurso del Juego, en muchos mundos diferentes,
simultáneos y paralelos?
Esencialmente, la “interpretación multi-universos”
dice que todas las posibilidades ocurren en un universo u otro. Seth dice que,
especialmente al enfrentarse a una decisión de las que cambian la vida, las dos
alternativas continúan en universos paralelos
Pero acaso la parte más interesante sea la
posibilidad de comunicación entre varios Jugadores. Según vamos progresando
dentro de nuestra crisálida y restauramos la comunicación consciente con
nuestro Yo Infinito, ¿tendremos un acceso mayor a todos los Jugadores
que comparten nuestro Yo Infinito, dejando atrás los juicios y creencias
que bloquean en este momento esa comunicación? No es de extrañar que el acceso
estuviese limitado durante la primera parte del Juego, pero ahora que ya nos
alejamos de la limitación, quién sabe lo que es posible.
La conclusión es que es muy posible que
nuestro Yo Infinito tenga muchos Jugadores en muchos universos (incluso
muchos Jugadores en muchos tiempos y espacios diferentes en el Juego Humano), y
que lo que hemos estado llamando “vidas pasadas” sean realmente “vidas
presentes” que ocurren simultáneamente.
Esto, por supuesto, cambiaría completamente la
idea de que las “vidas pasadas” sean algún tipo de progresión de identidades de
la que tengamos “lecciones” que aprender, lo que de una forma natural saca a
relucir la cuestión del Karma…
* * *
SUGERENCIA DE PELÍCULA: Dos
vidas en un instante, con Gwyneth Paltrow (1998)
NOTAS
3. L. Ron Hubbard, HCOB 15 feb 1974 – Vuelta a la lectura
4. Wikipedia, La interpretación de los Universos
paralelos – Vuelta a la lectura
KARMA, CAUSA y EFECTO
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Pregunta: Entonces, ¿qué hay del karma?
Respuesta: Como vengo
diciendo todo el tiempo, hay un grano de verdad en cada filosofía, en cada
religión, en cada camino espiritual; pero en la primera parte del Juego Humano
la verdad tenía que ser pervertida en mayor o menor grado para que el Jugador
experimentase limitaciones y restricciones, o el Juego no funcionaría.
En este caso, la verdad sobre el karma ha sido
distorsionada de muchas formas, hasta que ha llegado a significar muchas cosas
diferentes para mucha gente: “ojo por ojo, diente por diente”1; “recoges lo que
siembras”2; serás
recompensado por ser bueno y castigado por tus pecados; tienes que sufrir el
castigo por el mal que hayas hecho en vidas anteriores; si eres malo, la
próxima vez volverás como una forma de vida inferior; si haces actos de valía
espiritual te mereces buena suerte y puedes esperarla, en cambio, si haces cosas
dañinas puedes esperarte mala suerte.
Ya puedes ver “pensamientos”, “juicios”,
“prejuicios” y “creencias” de la primera parte en cada uno de esos conceptos,
evidencia clara de que el karma, signifique lo que signifique, pertenece a la
sala de cine.
Entonces, ¿cuál es la verdad sobre el karma?
«Karma no es castigo ni sanción, sino simplemente una expresión
prolongada o una consecuencia de los actos naturales. Karma significa “hecho,”
o “acto,” y, más ampliamente, denomina el principio universal de causa y
efecto, de acción y reacción que gobierna toda vida».3
Por lo tanto, karma, en su nivel más básico es
“causa y efecto”.
Karma significa que si haces esto,
pasará aquello. El “mal” karma se ve como haber hecho algo “erróneo” en
el pasado (o en una vida pasada) que te volverá en el presente o en el futuro
para que lo “superes”. El “buen” karma se ve como haber hecho algo “correcto”
en el pasado (o en una vida pasada) que te volverá en el presente o en el
futuro como recompensa.
Pero si un Jugador no puede hacer nunca nada
“erróneo” (lo que es verdad), ¿cómo puede haber jamás un karma que superar? El
karma es simplemente otra creencia que se quedará en la cuneta en nuestra
transición en la crisálida.
* * *
En realidad, la mayoría de los Jugadores en el
Juego Humano mantienen la creencia de que si hago esto, pasará aquello,
incluso si no lo llaman karma. La mayor parte de la gente simplemente llama a
esto la “ley de causa y efecto”…
…sólo que no hay “ley de causa y efecto”.
En verdad, la “ley de causa y efecto” no es
nada más que un sistema de creencia. Como el tiempo y el espacio, es una
función del holograma y, por lo tanto, no es real.
Recuerda que “creer es ver,” así que si crees en
la “ley de causa y efecto” la verás en acción por todas partes.
Pero, ¿qué pasa si no crees en
la “ley de causa y efecto”?
A lo largo de los años, varias personas han
mostrado lo que podría llamarse una “indiferencia total” por la “ley de causa y
efecto”. Jesús, por ejemplo, ignoraba la ley de causa y efecto cuando caminaba
sobre el agua4, o alimentaba
a la multitud con unos pocos peces y algo de pan5, o curaba a los enfermos6, o resucitaba a los muertos7.
Sai Baba aparentemente ignora la ley de causa
y efecto cuando genera vibuti, o joyería, de la nada.8
En su libro El universo holográfico,
Michael Talbot menciona otros casos documentados de individuos menos conocidos
que exhiben proezas al margen de la ley de causa y efecto. Por ejemplo…
«[El biólogo Lyall Watson estaba investigando] a uno de los llamados
sanadores psíquicos filipinos que, en lugar de tocar al paciente, todo lo que
hacía era mantener su mano a unos veinticinco centímetros del cuerpo de la
persona, apuntaba a su piel e instantáneamente aparecía una incisión. Watson no
sólo presenció varias demostraciones de las habilidades quirúrgicas
psicoquinéticas de este hombre, sino que una vez, al hacer el hombre un barrido
más amplio de lo habitual con el dedo, [el mismo] Watson recibió una incisión
en el dorso de su propia mano. Aún hoy lleva la cicatriz.»9
«Un investigador, miembro del Parlamento de París, llamado Louis-Basile
Carré de Montgeron, presenció milagros suficientes como para llenar cuatro
libros gruesos sobre el tema… En un caso, una contorsionista se echó curvada
hacia atrás en arco de manera que la parte inferior de su espalda estuviese
apoyada sobre “la punta afilada de una clavija”. Luego ella solicitó que una
piedra de veinticinco kilos atada a una cuerda fuese elevada a una “altura
extrema” y se dejara caer con todo su peso sobre su estómago. Elevaron la
piedra y la dejaron caer una vez y otra, pero la mujer parecía totalmente
inmutable por ello. Mantuvo la extraña postura sin esfuerzo, no sufrió dolor ni
daño, y se marchó de la prueba sin siquiera un arañazo en la piel de su espalda.»10
Abundan historias de yogis que pueden dormir
en una cama de clavos sin dolor o muestras de daños en la piel11, y hay quizá unos
5.000 miembros de las iglesias Pentecostal Holiness (Santidad Pentecostal)12, que no muestran
efectos por la mordedura de serpientes venenosas o por beber veneno.
Por supuesto, el fenómeno de caminar sobre el
fuego13 (que Tony
Robbins hizo popular en el Oeste) (N. del T.: Caminar sobre brasas es una
tradición popular muy antigua en varios puntos de España y muchos otros países) no es otra cosa que
convencer a la gente para que suspenda temporalmente la creencia en la “ley de
causa y efecto” y que camine sobre brasas, lo que normalmente “causaría”
quemaduras en los pies, sin sufrir los “efectos”.
En el capítulo veinte hablé del síndrome de
personalidad múltiple y del gran número de casos en los que el cuerpo humano
parece que desafíe la “causa y efecto”. Hay otros muchos ejemplos de
enfermedades que ocurren sin “causa” alguna, o que no ocurren
cuando la así llamada causa está presente, pero no así el efecto. Si fumar es
“causa” del cáncer, por ejemplo, ¿cómo es posible que algunos fumen toda su
vida y no tengan nunca el cáncer? Si el VIH “causa” el SIDA, ¿cómo puede ser
que miles de personas diagnosticadas VIH positivos hayan vivido treinta años
sin tomar medicamentos, y estén felices y sanos?14
La película Matrix va toda ella de que
Neo aprenda a liberarse de su creencia en la “ley de causa y efecto”. Hacia el
final hay dos escenas famosas que muestran el éxito que ha tenido en ello: la
primera es cuando le disparan a Neo seis balas de cerca, parece que
temporalmente muere y luego se levanta de nuevo y sigue la lucha; la segunda es
cuando desenmaraña la matrix y detiene las balas que se le vienen encima, agarra
una de ellas en el aire, la mira y la deja caer al suelo frente a él.
Nuestra tendencia es a librarnos de esos
ejemplos explicándolos como “sobrenaturales”, cuando en realidad simplemente
ocurren fuera del sistema de creencia de la “causa y efecto”.
El Curso en Milagros dice: «esto es un curso en
causas y no efectos».15
El gran físico cuántico David Bohm argumentaba
que «la
manera en que la ciencia ve la causalidad es también muy limitada. Se creía que
la mayoría de los efectos tenían sólo una causa, o unas pocas. Sin embargo,
Bohm presentía que un efecto podría tener un número infinito de causas… Bohm
admitía que la mayoría de las veces uno puede ignorar la enorme cascada de
causas que llevan a un efecto dado, pero seguía presintiendo que para los
científicos era importante recordar que no hay una simple relación causa-efecto
que esté realmente separada del universo en su conjunto».16
Pero, a despecho de las muchas evidencias
contrarias, la “causa y efecto” permanece como uno de nuestros sistemas de
creencia más básicos, más arraigados y más indiscutidos. La historia llega muy
atrás, hasta el mismo principio, cuando a nuestros antepasados bíblicos, Adán y
Eva, se les dijo que comer la manzana les causaría meterse en líos con el
Señor.
«Y Él dijo, ¿quién te ha dicho que estabas desnudo? ¿Has comido del
árbol del que te ordené que no comieras?»17
* * *
Hay un fenómeno interesante que quiero
mencionar, el cual podría parecer “karma”, o “causa y efecto” a primera vista,
pero no lo es.
Como Jugadores en el Juego Humano, parece que
experimentemos hologramas parecidos de cuando en cuando. De hecho hay como
patrones de experiencia que parecen perseguirnos (en algunos casos, acosarnos),
repitiéndose una y otra vez. Una mujer puede atraer constantemente un cierto
tipo de hombre, un alcohólico que la maltrate, por ejemplo. Un hombre se ve a
sí mismo despedido de un trabajo tras otro, siempre por la misma razón. Estoy
seguro de que conoces al menos unos pocos de tus propios patrones.
Entonces, ¿qué ocurre aquí?
Una manera de considerar el “karma” y la
“causa y efecto” es que nosotros, como Jugadores, podemos continuar
experimentando hologramas semejantes mientras sintamos que somos víctimas de
alguien o algo “ahí fuera”; el “efecto” de alguien o algo que es la “causa”.
Hasta que hayamos aceptado el hecho de que no podemos ser el “efecto” de nadie
ni de nada en momento alguno; hasta que hayamos abandonado la idea de víctima y
perpetrador; hasta que ya no creamos que la “causa” esté en ningún otro sitio
más que en nuestro propio Yo Infinito.
Esto también es cierto al principio de la
segunda parte del Juego Humano, ya que nuestro Yo Infinito irá creando
para nosotros situaciones semejantes a las que nos encontramos en la primera
parte, cuando asignábamos poder “ahí fuera”, y con esto nos dé la oportunidad
de “recobrar” ese poder y ya no nos veamos como el “efecto” de nuestras
experiencias holográficas.
Dicho de otro modo, el “karma” puede verse
como una serie de experiencias holográficas creadas y ofrecidas por un Yo
Infinito para dar al Jugador la oportunidad de asumir responsabilidad
completa (100% de la “causa”) de sus propias reacciones y respuestas.
De la “gráfica de grados” original
desarrollada por L. Ron Hubbard para la Cienciología en los 1970, el FF (“Fenómeno
Final,” o resultado final) del nivel llamado OT VIII era “de la
causa sobre la vida (materia, energía, espacio y tiempo)”. Esto se revisó en
199818 (tras la
muerte de Hubbard), ya que eso era algo imposible de alcanzar utilizando las
técnicas ofrecidas por la iglesia, pero era una buena idea para empezar.
Y es realizable, pero parte del proceso
de llegar allá involucra enfrentarse a la creencia en la “ley de causa y
efecto” y con los prejuicios y el miedo subyacentes.
Como dije en el capítulo veintiuno, esta es
una de las preguntas difíciles, yo mismo tampoco he acabado con ella todavía.
Así que por ahora esto es todo lo que puedo decir.
NOTAS
2. Ibid., Gálatas, 6.7 y Job, 4.8 – Vuelta a la lectura
4. Wikipedia, caminar sobre el agua – Vuelta a la lectura
5. Wikipedia, alimentar a la multitud – Vuelta a la lectura
12. Wikipedia, La Iglesia de Dios con las
señales que siguen – Vuelta a la lectura
13. Wikipedia, Caminar sobre el fuego – Vuelta a la lectura
17. La Sagrada Biblia, versión King James, Génesis, 3.11 – Vuelta a la lectura
CONFIANZA
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Pregunta: ¿Es cierto que L. Ron Hubbard dijo
que «un
día, cuando podamos confiar totalmente unos en otros, habrá paz en la Tierra»?
Respuesta: No, no
verdaderamente, porque de la forma que lo dijo parece que deberíamos trabajar
en aprender a confiar unos en otros y, si lo lográsemos, tendríamos paz en la
Tierra.
Esto es sólo otra distorsión incorrecta de la
Verdad de las que se dan dentro de la sala de cine.
La comunidad intencional a la que estuve
asociado durante unos diecisiete años se ha pasado todo ese tiempo intentando
confiar unos en los otros utilizando diversas técnicas y procesos, como “El
Foro”. Puedo decir que han hecho algunos progresos y que su comunidad es quizá
más “pacífica” que otros sitios donde vivir, pero no puedo decir que hayan
llegado muy lejos.
Sin embargo, confiar unos en otros no es un
objetivo a cumplir, es una consecuencia (similar a lo que Jed McKenna decía del
“no-apego”). Es algo que ocurre como resultado de algo distinto.
Lo único en lo que hay que confiar siempre es en
su Yo Infinito. Si confías en tu Yo Infinito, automáticamente
confías en todos y en todo lo que hay en tus experiencias holográficas, puesto
que tu Yo Infinito las crea todas ellas para ti hasta el más mínimo
detalle.
Si confías en tu Yo Infinito y alguien aparece
en tu holograma, sabes que también puedes confiar en ese alguien (confiar en
que leerá palabra por palabra el guión escrito por tu Yo Infinito),
puesto que ese alguien está allí sólo a petición y aprobación de tu propio Yo
Infinito.
De hecho, es inútil emplear tiempo intentando
confiar unos en otros mientras en el fondo de tu mente haya siempre la
posibilidad de que alguien “ahí fuera” pueda hacerte algo “malo”. Si confías
plenamente en tu Yo Infinito, sabes que eso no es posible, sencillamente.
Por lo tanto, sería más acertado decir “el día
que puedas confiar totalmente en tu Yo Infinito, experimentarás paz en
la Tierra”.
Sí, la paz individual es posible,
independientemente de lo que pase “ahí fuera” en tu holograma. A decir verdad, en
tus experiencias holográficas la paz individual es lo único sobre lo que tienes
control de reacción y respuesta a través de tu libre albedrío. Puede ser que la
guerra y la violencia estén embravecidas a tu alrededor y tú, sin embargo, estés
en paz porque confías totalmente en tu Yo Infinito y en las experiencias
que crea para ti.
En una escala mayor, también podríamos decir:
“el día que todos podamos confiar plenamente en nuestros Yo Infinito,
experimentaremos paz en la Tierra”. Pero eso sólo pasará si los Jugadores, uno
por uno, confían en su propio Yo Infinito…
… lo que, como dije en el capítulo dieciocho,
no es algo que se dé fácilmente al principio. Nos hemos pasado muchos años sin
confiar en nuestro Yo Infinito. Le hemos culpado de nuestra situación en
la vida, nos hemos resistido a las experiencias que creaba para nosotros.
Cambiar eso puede llevar tiempo.
Pero si usas el Proceso de Robert y la autolisis
espiritual, y abandonas tus juicios, prejuicios, creencias, opiniones y miedos
(y sobre todo las capas del ego que quieren hacerte creer que eres tú quien
conduce el autobús), pronto sabrás con certeza que puedes confiar en tu Yo
Infinito, y que de hecho es en lo único en que necesitas confiar siempre.
Todo lo demás se da por añadidura.
Como dice la Sagrada Biblia:
«Por lo tanto, no penséis ¿qué comeremos?, o ¿qué beberemos?, o ¿con qué
nos vestiremos?... porque vuestro Padre celestial sabe que necesitáis todas
esas cosas. Pero buscad primero el Reino de Dios y su justicia, y todo lo demás
se os dará por añadidura.»1
Parafraseándolo en el lenguaje del universo
holográfico:
«Concéntrate en confiar en tu Yo Infinito y sabe que él se encargará de
lo demás.»
Pero ¾preguntas tú¾, ¿dices que yo realmente no
tengo que hacer nada? Quiero decir, ¿sólo tengo que sentarme cómodamente y
confiar que mi Yo Infinito me alimentará, vestirá a mi familia, nos mantendrá
bajo techo y se encargará de todas nuestras necesidades? ¿Y eso no es ser un
poquito “irresponsable”?
Bien… sí, eso es lo que digo; y, no, eso no es
“irresponsable” en absoluto. Eso, por supuesto, sería un juicio y una creencia,
algo, de nuevo, aprendido de los padres. A fin de cuentas, ¿quién sino tu Yo
Infinito puede crear el holograma con la comida, la ropa y el techo sobre
las cabezas que tú y tu familia necesitáis?
Quiero asegurarme de que estamos haciendo
hincapié en la palabra correcta: “¿realmente no tengo que hacer nada?
Todo lo que tienes que hacer es ser el Jugador y experimentar el
universo holográfico que tu Yo Infinito crea para ti, nada más.
No quiero dar la impresión de que todo lo que
un Jugador hace en la segunda parte sea quedarse sentado todo el día. Eso sería
absolutamente aburrido (¡a menos que hacer eso te aporte una alegría total!) A
decir verdad, la vida en la crisálida es más llena, más interesante y más
activa que nunca. Pero en lugar de intentar “hacer que pase algo”, o de tener
metas, órdenes del día, planes u objetivos, sencillamente reaccionas y
respondes momento a momento a las circunstancias presentes, creadas por tu Yo
Infinito. De la única manera que puedes vivir en la segunda parte es en
“modo reactivo”, como lo llama Robert Scheinfeld.
Con la palabra “reactivo” tampoco quiero
insinuar que no se tomen decisiones. Uno lo hace, a veces incluso decisiones
que involucran el futuro, como planificar fechas para dar un seminario o
ponerse de acuerdo en la fecha de la boda de un hijo. Cuando aparece una
experiencia holográfica en nuestra “realidad”, somos libres de actuar en ella,
de tomar las acciones que sean apropiadas y necesarias en ese momento. Eso es
muy diferente de intentar “hacer que pase algo”, o de creer que tenemos que
“hacer algo” para conseguir algo en la vida. Probablemente un Yo Infinito
tiene planeadas muchas experiencias interesantes para su Jugador (sobre todo en
la segunda parte del Juego), sólo con que dejemos de intentar crear nuestras
vidas y aprendamos a confiar en que nuestro Yo Infinito nos va a traer la
vida en la que sólo podríamos soñar y que, ciertamente, no somos capaces de
crear por nosotros mismos.
Supongo que lees este libro porque no estás
completamente contento con la manera que van las cosas en tu vida. Supongo
también que has intentado ser el conductor de autobús. ¿Por qué no darle
la oportunidad a tu Yo Infinito?, ¿por qué no confíar realmente en él, abandonarse
y darle la oportunidad?
Puedes comenzar experimentando con los tres
ejercicios que destaqué en el capítulo dieciocho: durante veinticuatro horas
haz sólo lo que te proporcione alegría; durante veinticuatro horas no intentes
hacer que pase nada; y durante veinticuatro horas simplemente di “sí” a todo lo
que aparezca en tu holograma. Tengo plena confianza en que al final de esos
tres días tendrás suficiente experiencia directa de que puedes confiar en tu Yo
Infinito y de que empezarás a ejercitar esa confianza cada vez más.
Toda confianza empieza por confiar en tu propio
Yo Infinito.
NOTAS
DINERO
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Pregunta: Stephen, tú tienes que ser rico para
tener todas esas experiencias de las que hablas: navegar en veleros, viajar por
Europa, hacer submarinismo y todo eso. ¿Cómo ganas dinero?
Respuesta: Cuando
escribo estas palabras tengo exactamente 20 dólares a mi nombre en total. Creo
que no se me puede llamar “rico”. Ya he dicho que el dinero no me preocupa
nunca en lo más mínimo, esa es una de las razones por las que puedo dar este
libro gratis por Internet.
Es más que eso, de veras: es que dispongo de
un suministro ilimitado de dinero para tener cualquier experiencia holográfica
que me venga en cada momento. Y tú también, aunque no te des cuenta de ello
todavía.
Pero yo no “gano dinero”. Nadie gana dinero,
sólo creemos que lo hacemos. Eso es parte de la ilusión en la sala de cine.
Soy consciente de que el dinero es uno de los
problemas mayores para la mayor parte de la gente. No consiguen suficiente, no
pueden mantener lo que tienen, y lo han intentado todo para cambiar esa
situación con poco éxito.
Peor que eso, en realidad. Se les ha prometido
que hay un “secreto” para “atraer” dinero, pero siguen los pasos religiosamente
y no funciona. De modo que se culpan a sí mismos por no hacer la “magia”
correctamente. Como me dijo un alumno: He intentado usar “El Secreto”,
la “Ley de Atracción” y otras técnicas de autoayuda para manifestar dinero,
pero no funcionan. Todavía estoy arruinado, así que debe haber algo erróneo en
mí, o debo estar haciendo algo mal.
Este es el auténtico secreto: el problema no
es la persona, no eres tú: es la “magia” lo que no funciona la mayor parte del
tiempo para la mayoría de las personas. Es que mientras estábamos en la sala de
cine hemos desarrollado un conocimiento falso sobre lo que es el dinero y de
dónde viene. Es hora de saber cómo funciona realmente el dinero en un universo
holográfico.
* * *
Cuando hacía mis seminarios del Universo
Holográfico en Europa, comencé a recoger las diferentes creencias de los
participantes sobre el dinero. Lo que sigue es una lista de las más importantes
de esas creencias. ¿Cuáles son verdaderas o falsas para ti?
~ Tengo que ganar dinero
~ Tengo que trabajar para tener dinero
~ No puedo permitirme todo lo que quiero
~ Hay un suministro limitado del dinero
disponible para mí
~ Cada vez que gasto dinero, la reserva de
dinero disminuye
~ Nada de lo que realmente quiero es gratis
~ Si quiero más dinero, tengo que trabajar
más, o ser más listo, o dar más valor a mi trabajo
~ Debo tener un plan para ganar dinero,
invertirlo sabiamente y construir riqueza con el tiempo
~ Si tengo dinero, tengo que protegerlo o podría
perderlo
~ Tengo que ser “responsable” con mi dinero
~ Debo estar completa y verdaderamente
comprometido con ganar dinero
~ Nunca hay suficiente dinero
~ Hay algo “sucio” en el dinero y en aquellos
que tienen mucho
~ El dinero es la raíz de todo mal
~ Los ricos se hacen más ricos, y los pobres
más pobres
~ Tener más dinero es mejor
~ El dinero no crece en los árboles
~ Algunos tienen el “don” de ganar dinero y
otros´, no
~ El dinero no se consigue fácilmente
~ Uno no puede tener dinero y ser espiritual
~ El dinero viene de “ahí fuera” y tienes que
ir “ahí fuera” para conseguirlo y traerlo “aquí” contigo
Entonces, ¿cuántas de esas creencias tenías
como ciertas?, ¿todas?, ¿la mitad?, ¿unas cuantas?
Mi preferida en la lista es “el dinero no
crece en los árboles”. Cuando yo era joven oía eso a menudo y siempre me
desconcertaba porque… sí, el dinero crece en los árboles. El dinero se
hace de papel, y el papel se hace de los árboles, así que ésa es falsa.
¿Te sorprendería saber que en la lista de
arriba ninguna es cierta? Ni una, no en un universo holográfico. Esas
proposiciones son creencias que la gente tiene sobre el dinero, “historias” que
se inventan para explicar por qué creen que no tienen suficiente dinero, o no
pueden ganar más, o las muchas maneras que tienen de sentirse víctimas del
“juego del dinero”. Repito: todas esas creencias son falsas en un universo
holográfico, lo que era de esperar, puesto que todas se formaron dentro de la
sala de cine.
Vamos a observar más de cerca por qué son
falsas…
Recuerda que la consciencia lo crea
todo desde El Campo. Tu Yo Infinito es consciencia, por lo tanto
tu Yo Infinito crea todo lo que tú experimentas en tu universo
holográfico como Jugador, hasta el más mínimo detalle.
Mira cuidadosamente esta imagen otra vez:

El Jugador está en el otro lado de El Campo,
del cual se crean todas las cosas. Todo el poder reside en el Yo Infinito,
el Jugador no tiene poder para crear nada.
Dicho de otra manera, todo lo que tenemos,
todo lo que vemos, todo lo que experimentamos ha sido creado para nosotros por
nuestro Yo Infinito.
Este es el primer concepto que hay que
comprender y el más importante, en especial sobre el dinero, pero también es el
más difícil de aceptar para el ego. Al ego le encantaría creer que el Jugador
podía crear algo, manifestar algo, hacer que pase algo. Esto, sencillamente, no
es posible en un universo holográfico puesto que nosotros (los Jugadores)
estamos en el otro lado de El Campo, con y en el holograma. Sólo un Yo
Infinito puede crear un holograma, y sólo un Yo Infinito puede crear
el dinero en ese holograma.
Pero si un Yo Infinito puede escoger las
experiencias de El Campo que quiere que tenga su Jugador (y la única razón de
que un Yo Infinito cree un Jugador es que ese Jugador tenga
experiencias), ¿no le daría también el Yo Infinito al Jugador todas las
herramientas que necesite para esas experiencias? ¿Tendría sentido que un Yo
Infinito (con recursos infinitos a su disposición) quisiera que un Jugador
tuviera cierta experiencia y luego no le diera todo lo que necesite para que
tenga esa experiencia, incluso todo el dinero que hiciera falta, considerando obre
todo que el Jugador no tiene poder para crear nada por sí mismo?
Entonces, lo primero que hay que comprender sobre
el dinero es que es creado por tu Yo Infinito, y si tu Yo Infinito
quiere que tengas una experiencia holográfica concreta, tendrá que proveer
también todo el dinero que necesites para tener esa experiencia.
(La excepción a esto, por supuesto, es que tu Yo
Infinito quisiera que tú experimentases el no tener dinero
por alguna razón, pero aún así seguiría proveyendo todo el dinero que necesites
para esa experiencia, aunque “todo el dinero que necesites” pueda significar
“no lo suficiente” en lo que a ti respecta.)
* * *
Es cierto que muchos Jugadores creen que
“ganan dinero” y que han desarrollado toda clase de creencias sobre cómo tiene
que “ganarse” el dinero (trabajando, vendiendo algo, recibiendo préstamos o
regalos, heredándolo) mediante muchos métodos diferentes.
La verdad es que es el Yo Infinito
quien crea el dinero para su Jugador, pero sólo puede “enviar” ese dinero a su
Jugador en formas que el Jugador cree que puede recibirlo. Aquí es donde
intervienen las creencias del Jugador.
Así que vamos a mirar otra vez la lista que
tenemos arriba de creencias sobre el dinero:
~ Tengo que ganar dinero
~ Tengo que trabajar para tener dinero
~ No puedo permitirme todo lo que quiero
~ Hay un suministro limitado del dinero
disponible para mí
~ Cada vez que gasto dinero, la reserva de
dinero disminuye
~ Nada de lo que realmente quiero es gratis
~ Si quiero más dinero, tengo que trabajar
más, o ser más listo, o dar más valor a mi trabajo
~ Tengo que tener un plan para ganar dinero,
invertirlo sabiamente y construir riqueza con el
tiempo
~ Si tengo dinero, tengo que protegerlo o podría
perderlo
~ Tengo que ser “responsable” con mi dinero
~ Debo estar completa y verdaderamente
comprometido con ganar dinero
~ Nunca hay suficiente dinero
~ Hay algo “sucio” en el dinero y en aquellos
que tienen mucho
~ El dinero es la raíz de todo mal
~ Los ricos se hacen más ricos, y los pobres
más pobres
~ Tener más dinero es mejor
~ El dinero no crece en los árboles
~ Algunos tienen el “don” de ganar dinero y otros,
no
~ El dinero no se consigue fácilmente
~ Uno no puede tener dinero y ser espiritual
~ El dinero viene de “ahí fuera” y tienes que
ir “ahí fuera” para conseguirlo y traerlo “aquí” contigo
Si por casualidad tienes cualquiera de esas
creencias y son ciertas para ti, ése será el único camino por el que tu Yo
Infinito pueda “enviarte” dinero, puesto que sólo serás capaz de percibir
ese dinero basado en tus creencias.
Un Yo Infinito puede crear un millón de
dólares “de la nada” en la cuenta corriente de un Jugador, y el Jugador creería
que eso era “algún error” si sus creencias le dicen que eso no puede ocurrir
así, o cree que sólo se puede conseguir dinero de otras formas.
Una mujer debía a su banco 10.000 dólares. Un
día recibió un extracto que decía que su deuda era de 0 dólares. Ella llamó
inmediatamente al banco, que se apresuró a estar conforme con ella en que eso
era claramente un error, y le enviaron un extracto nuevo restaurando los 10.000
dólares de deuda. (Historia real)
Otra mujer, que comprende cómo funciona el
dinero en un universo holográfico, debía a su banco 30.000 dólares. Cuando
recibió un extracto que decía que su deuda era de 0 dólares, ella expresó
sencillamente gratitud profunda a su Yo Infinito y siguió adelante con
su vida. (Historia real)
Me gusta llamar “cuentos” a esas creencias
sobre el dinero. Un Jugador necesita un “cuento” para explicar cómo consigue
dinero. El Yo Infinito no necesita “cuento” alguno para explicar su
creación del dinero. Sólo el Jugador, con su limitada mente, sus limitadas creencias
y su limitado pensamiento necesita un “cuento” para recibirlo.
Así es exactamente como tiene que ser en la
primera parte del Juego Humano, porque el hecho de necesitar un cuento crea
mucha limitación. Si crees que sólo hay unas pocas formas de conseguir dinero
(por ejemplo ganándolo, acertando un juego o heredándolo), entonces habrá
limitaciones importantes sobre cómo y cuánto puedes conseguir.
El Yo Infinito no tiene tales
limitaciones sobre cuánto dinero puede crear para su Jugador. En la segunda
parte del Juego Humano (cuando el Jugador ya no necesita explorar lo limitado que
puede estar), es hora de dejar atrás todas las creencias, todos los cuentos que
hemos inventado sobre el dinero.
Date cuenta de que he dicho “dejar atrás todas
las creencias”, no he dicho “cambiar de creencias”. Este es un punto muy
importante.
Todas esas técnicas de autoayuda, todos esos
“secretos” que alguien intenta compartir contigo acerca de manifestar más
dinero, y más coches, y más… de todo, se basan todas en varias hipótesis
sesgadas, por eso no funcionan para la mayor parte de la gente la mayoría de
las veces. Por ejemplo:
~ Dicen que tienes el poder de manifestar todo
lo que quieras. No, no lo tienes, así de simple. A pesar de todo lo que el ego
quiera hacerte creer, sólo tu Yo Infinito puede manifestar algo en tu
experiencia holográfica, no tú.
~ Dicen que puedes atraer dinero, coches y
todo eso a tu vida meditando, orando o visualizando esas cosas, o repitiendo
ciertas afirmaciones. No puedes, no de forma constante, al menos. (Hablaremos
más dentro de poco sobre cómo podría funcionar eso ocasionalmente.)
~ Dicen que todo lo que tienes que hacer es cambiar
tus creencias, como el “poder del pensamiento positivo”
¿Qué tiene de malo el “poder del pensamiento
positivo”? De nuevo, no hay nada “erróneo” en ello. Es perfecto para la primera
parte del Juego Humano porque lleva a más limitación. Lo primero, porque es
“pensar”, que pertenece a la primera parte, mientras que “sentir” pertenece a
la segunda; lo segundo, porque el Jugador no tiene “poder”; y lo tercero,
porque simplemente cambia una creencia por otra.
Ciertamente, un pensamiento positivo puede ser
“mejor” que uno negativo si estás en la primera parte del Juego Humano; pero en
la segunda parte es un juicio y, como ya hemos visto, los juicios nos mantienen
limitados.
Por debajo de todas las creencias están los
juicios. Si no hubiera juicio, entonces no habría necesidad de una creencia y ésta
dejaría de existir. Pero nada cambia en absoluto si sólo tratas de “cambiar tus
creencias” sin cambiar el juicio. Sólo estás sustituyendo una creencia por otra,
mientras el juicio permanece intacto.
Si realmente existiera el “secreto” de
manifestar todo lo que queramos, funcionaría todas las veces para todo el mundo
que lo use. El resultado verdadero de todas estas autoayudas es que, cuando no
funcionan (o sea: para la mayor parte de la gente la mayoría de las veces), la
persona se siente peor consigo misma que cuando empezó, y piensa que hay algo
en ella que no va, que no puede hacerlo “correctamente”, que de alguna manera
es imperfecta o defectuosa. La irónica perfección de ello es que es exactamente
lo que toda técnica de autoayuda, o religión, o teoría, está concebida para
hacer: que te sientas más limitado.
Así que no estoy insinuado en absoluto que tú
“cambies tus creencias”. Lo que digo es que veas tus creencias tal como son (filtros
limitantes de tu percepción), y que las dejes atrás enteramente. Incluso en el
poderoso ejemplo que el doctor Lipton usaba en sus seminarios, en el que la
gente veía una imagen de MIEDO con un par de gafas y otra imagen de AMOR con
otro par diferente, seguía siendo cambiar un filtro por otro, y ninguno de
ellos te permitía ver la imagen completa.
Como Jugadores de la segunda mitad del Juego
Humano no necesitamos creencias, no necesitamos cuentos. Lo que necesitamos
hacer ahora es ver la imagen completa (los dos: el MIEDO y el AMOR), acabar con
nuestros juicios sobre ambos y (como con el Triunfo y el Desastre) empezar a
“tratar exactamente igual a esos dos impostores”.
* * *
En el capítulo veinticuatro hablamos de la
“realidad virtual”…

Si parte de tu experiencia en la “realidad
virtual” generada por ordenador fuera mirar tu cuenta corriente y ver un millón
de dólares en ella, me pregunto si dirías:
¾Esto debe ser un error, yo no he ganado ese dinero.
Lo más probable es que fueras consciente de
que fue creado de la nada por el diseñador de tu experiencia de “realidad
virtual” y no necesitaras saber cómo llegó allí. De hecho sabrías cómo llego
allí.
Pero, según la física cuántica, la vida misma
es una experiencia de “realidad virtual”, un universo holográfico creado para
nosotros por nuestro Yo Infinito. Si como Jugadores dejásemos de
necesitar “cuentos” sobre cómo puede llegar el dinero a nosotros, eso quitaría
todas las limitaciones que ponemos al recibir dinero y haría que el trabajo de
nuestro Yo Infinito fuera mucho más fácil.
* * *
Una pregunta que oigo mucho a mis amigos,
especialmente los trabajadores por la paz: “cómo hacemos que nuestro Yo
Infinito cree más dinero para nosotros, ya que queremos hacer cosas
buenas con él?”
La respuesta puede ser difícil de aceptar para
alguna gente: “la pregunta misma es el origen de gran parte de tus problemas”.
¿Por qué? Lo primero de todo es que el
pensamiento de que tú “quieres hacer cosas buenas con el dinero” sigue
siendo un juicio. De hecho, hasta hay un grupo que cree que hay algo
intrínsecamente “erróneo” en el dinero y que necesita ser “humanizado”1, cosa que ellos
estarían encantados de hacer si se lo diéramos.
En lo que respecta a tu Yo Infinito, no
hay cosas “buenas” o “malas” que puedan hacerse con el dinero. El dinero, como
todo lo demás, es neutro. El dinero no necesita ser “espiritualizado”, ni
“humanizado”, ni “purificado” usándolo “por todas las razones correctas”.
No hay “formas correctas” ni “formas erróneas”
de usar el dinero, eso es otro juicio del que liberarse.
Como recuerdas, el juego en la primera parte
era ver cuánta limitación externa podría experimentar un Jugador, de manera que
el Yo Infinito pudiera tener una “experiencia interior”. Eso significa
que el Yo Infinito puede usar el dinero, por ejemplo, como herramienta
para crear limitación. Para alguna gente eso puede significar no tener mucho
dinero, o nada en absoluto. Eso ya de por sí puede producir una gran cantidad
de limitación. En el caso de otros Jugadores, su Yo Infinito podría
elegir darles todo el dinero que puedan tener (incluso más del que puedan
gastar) y experimentar las limitaciones inherentes a la riqueza, como la de ser
conscientes de que la paz y la alegría no son el resultado de tener mucho
dinero. Estoy seguro de que conoces a personas que son ricas y a la vez
infelices. A decir verdad, tener dinero puede ser a menudo más limitador que no
tenerlo.
O quizá un Yo Infinito dé dinero a su
Jugador, y éste lo pierda y experimente limitación de esa manera. O quizá que un
Jugador está muy cómodo económicamente, pero que le ocurra algo a la Economía y
el Jugador se sienta víctima de “poderes más allá de su control” cuando
desaparezca de repente la fortuna que cree que le ha costado tanto ganar. Todas
esas posibilidades, y más aún, pueden llevar a experiencias limitadoras en la
primera parte del Juego.
Lo que cuenta es que es el Yo Infinito
quien decide cuánto dinero vas a tener, basándose en las experiencias que
quiere que tengas y en la mejor manera que tiene para crear esas experiencias.
Eso también es cierto en la segunda parte del
Juego Humano.
El Yo Infinito quiere que disfrutes de
la abundancia infinita en la segunda parte, y eso incluye tener todo el dinero
que quieras y necesites. Pero eso no quiere decir que tan pronto empieces a
jugar la segunda parte tu cuenta bancaria esté tan llena que vaya a desbordarse
automáticamente, porque aún tienes juicios sobre el dinero que desarrollaste en
la primera parte y creencias que tienen que ser trabajadas sobre cómo puedes
conseguir dinero. Mejor dicho, en la primera parte del Juego otorgaste mucho
poder “ahí fuera” en relación con el dinero: quién lo crea, qué tienes que
hacer “ahí fuera” para traerlo “aquí”, y demás. Como hemos hablado, lo primero
que harás en la segunda parte es tener experiencias que te muestren dónde has
otorgado este poder para que lo “recuperes” y reconozcas la verdadera fuente de
la abundancia: tu Yo Infinito.
* * *
Entonces, ¿puedo pedir dinero a mi Yo
Infinito, o rezar por él? Sí, puedes. Puedes mandarle el mensaje a tu Yo
Infinito de que te gustaría tener algún dinero, en cualquiera de los modos
que te parezcan apropiados. Debes sentirte libre en todo momento de hacerle
saber tus deseos a tu Yo Infinito. Él probablemente ya lo sabe, pero no
importa, tú pídeselo de todos modos.
Por cierto, sólo necesitas hacerlo una vez. ¡Tu
Yo Infinito te oirá a la primera, no necesita que se lo recuerdes! Pedir
algo más de una vez se parece mucho al juicio de que algo va mal porque no lo tienes
todavía. Recuerda que tu Yo Infinito puede decidir que no darte
lo que pides sea la experiencia más apropiada para ti, incluso en la segunda
parte, de modo que no deberías tener expectativas unidas a tu petición cuando
la haces, no deberías tener necesidad de que tu deseo se satisfaga. Es posible
que tu Yo Infinito tenga algo diferente guardado para ti que podría
hacerte más feliz y más rico de lo que habías pedido.
Ciertamente eso fue verdad para mí. Mi Yo
Infinito sabía cuánto amaba yo el océano, y navegar, y los delfines, y las
ballenas. Soñaba a menudo con vivir en un barco, pero no tenía el dinero para
hacer realidad ese sueño. En lugar de darme un par de millones de dólares, mi Yo
Infinito creó una experiencia para mí: navegué por el Atlántico Este en un
velero de veinticinco metros con alguno de mis mejores amigos, nadé con
delfines y ballenas, toqué música y me lo pasé como nunca durante un año; y no
me costó ni un céntimo. Yo no habría podido crear todo eso por mí mismo jamás,
ni haber pensado siquiera en esa posibilidad.
Entonces, ¿por qué pedir dinero, para empezar ?
Si quieres pedir algo, ¿por qué no pedir en lugar de eso lo que sabes que vas a
tener de todas formas? O sea, las experiencias que tu Yo Infinito quiere
que tengas, junto con todo el dinero necesario para esas experiencias. Si
todavía estás en la fase de reconocer dónde otorgaste poder “ahí fuera” sobre
el dinero, deberías pedir realmente las experiencias en las que no
consigues el dinero que quieres, y así puedas ver claramente los juicios,
prejuicios y creencias limitadores que aún tienes acerca del dinero.
¾Espera un momento ¾me dice un buen amigo¾, decidí que quería una motocicleta, de manera que usé El Secreto,
visualicé lo que quería, ¡y conseguí una!
¡Fantástico! Me alegro mucho por ti y estoy
contento de que tengas lo que querías. Pero tengo que estar en desacuerdo
contigo sobre cómo lo conseguiste, puesto que tú no tienes poder para crear
nada, y tampoco lo tiene una secreta ley de atracción. Sólo tu Yo Infinito
podía crear una motocicleta para ti. Yo puedo pensar en un montón de
explicaciones de cómo y por qué tienes lo que querías.
Por ejemplo, desde que te conozco sé lo
verdaderamente buena persona que eres, y si yo fuera tu Yo Infinito
también te daría una motocicleta, sólo para premiarte por el buen trabajo que
haces como mi Jugador. Puedo imaginar también que sucedió al revés, que tu Yo
Infinito quisiera que tú tuvieses una motocicleta, y que lo hubiera querido
mucho tiempo, pero tus creencias hacían difícil conseguirte una hasta que
decidiste que podías “manifestar” una usando una fórmula secreta. (Hay que
decir, de pasada, que ése es un beneficio de El Secreto y la “Ley de
Atracción”: que amplías tus creencias acerca de cómo pueden llegar las cosas a
tu realidad.)
O quizá tu Yo Infinito quería que
empezases a darte cuenta de que él era la fuente de todas tus
experiencias para profundizar la conexión y la comunicación contigo. La mejor
manera que pudo encontrar para hacerlo era darte una motocicleta y luego darte
este párrafo en este libro para que sepas de dónde te vino realmente.
Las posibilidades son infinitas. La única
posibilidad que no es posible (¿cómo?) es que tú “manifestases” la
motocicleta, porque eso no puede ser algo que tú hayas hecho,
independiente de la experiencia holográfica creada para ti por tu Yo
Infinito. Reconocer ese hecho es un paso importante que dar en la
crisálida.
A pesar de lo que al ego le gustaría hacernos
creer (que tenemos el poder de crear una motocicleta, por ejemplo, o dinero, o
una casa, o lo que sea por algo que nosotros hagamos como Jugadores), esta es
una de esas creencias de dentro de la sala de cine que sólo pueden llevarnos más
lejos en la limitación. Por el diseño del Juego, es importante que en la
primera parte el Jugador atribuya erróneamente la verdadera fuente de
sus experiencias, o la ilusión se rompería y el Juego se acabaría.
Como he dicho, desde que te conozco sé también
que has intentado manifestar otras cosas usando ese mismo “secreto” antes, y que
no ha funcionado. Lo que importa es comprender que no fuiste tú quien hizo nada
equivocado en esos otros casos. A decir verdad, tú, y todos nosotros, lo hemos
hecho todo perfectamente como Jugadores, tanto si nos damos cuenta, como si no.
Lo que no funciona son las técnicas que hemos usado al intentar hacer que nuestras
experiencias fuesen diferentes. Sí, todas contienen alguna verdad y son algo
factible parte del tiempo para algunos, pero, para hacer posible la primera
parte del Juego, están entre un poco desviadas y completamente alejadas de la
diana.
* * *
Ahora que ya estamos jugando la segunda parte,
se puede revelar la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. Como
Jugadores se nos darán nuevas oportunidades de experimentar algo muy diferente.
Por ejemplo, a bote pronto puedo pensar en seis formas generales por las que
hemos bloqueado el flujo de dinero en la primera parte de Juego Humano.
Deberíamos mirarlas de cerca en la segunda parte para empezar a comportarnos de
la manera opuesta:
1. Tener prejuicios y creencias sobre el dinero
2. Querer dinero porque crees que algo tenga que arreglarse, cambiarse o
mejorarse en tus experiencias, o “ahí fuera”
3. Creer que tienes el poder de crear dinero
4. Creer que tienes que “hacer algo” para conseguir dinero
5. Creer que el dinero tiene que tener un “cuento” de cómo viene a ti
6. No confiar en el Yo Infinito
Ya hemos hablado mucho sobre la mayoría de
éstas, así que déjame que haga unos pocos comentarios adicionales…
Conozco muchísima gente que quiere dinero
porque quiere que algo “ahí fuera” sea diferente. Esto puede ser salvar las
ballenas, o acabar con la pobreza o el hambre, o crear la paz mundial.
Pensamientos nobles todos ellos, pero siguen siendo juicios de que algo no va
bien y se necesita arreglarlo, cambiarlo o mejorarlo. Recuerda que hay un
motivo de que las ballenas, la pobreza, el hambre, la guerra y la violencia
aparezcan en tu experiencia holográfica, creada por tu Yo Infinito. En
la primera parte del Juego, ese motivo era crear más limitación. En la segunda,
el motivo es mostrarte dónde otorgaste poder “ahí fuera”, recordarte que olvidaste
el hecho de que tu Yo Infinito creaba todo en tu holograma y que nada de
ello era “real”. Entonces, es dudoso que en la segunda parte tu Yo Infinito
(que sólo quiere alegría y abundancia infinitas para ti) apoye económicamente la
continuación de esos prejuicios de la primera parte.
Una de las mayores creencias que tenemos que
abandonar es que nosotros, como Jugadores, no sólo tenemos el poder de crear
dinero, sino que debemos salir y “hacer algo” para conseguirlo. Dicho con otras
palabras, ser “proactivo”, especialmente en lo que respecta al dinero. Pero no
hay nada que podamos hacer, literalmente. Nuestro Yo Infinito lo hace
todo por nosotros, nuestra única labor es dejar atrás todo prejuicio y toda creencia
y, por lo tanto, ser más capaces de recibir la abundancia que intenta ponerse
en nuestro camino.
El hecho es que sólo creemos que tenemos que
hacer algo porque existen esos cuentos inventadas de cómo puede llegarnos el
dinero. Cuando abandonamos esos cuentos, el dinero puede empezar a fluir en
muchas formas diferentes, que apenas podemos imaginar. Deja que te dé dos
ejemplos (basados en experiencias reales) desde una perspectiva de sexos
diferentes. Comencemos por “las señoras primero”:
Tus padres están a punto de celebrar sus bodas
de oro y tú has estado meses trabajando en recoger fotos de ellos desde que
eran niños para hacer con ellas una película que celebre su vida juntos. Anoche
encontraste la última foto que querías y ahora ya estás lista para crear el
vídeo.
Hay un programa de software estupendo que has
encontrado en Internet para hacer vídeos con música, narración en off,
animación y todo lo demás, que cuesta 119,95 dólares. La última vez que pagaste
el recibo de tu tarjeta de crédito sabías que sólo tenías unos 150 dólares en
crédito disponible, y necesitas también zapatos nuevos para el trabajo. Pero
estás tan animada con este regalo para papá y mamá que decides comprar el
software de todas formas y preocuparte por los zapatos después.
El vídeo es un éxito total y tus padres están
muy conmovidos.
Cuando llega el extracto de tu tarjeta de
crédito aún tienes 150 dólares de crédito disponible. Esto no tiene sentido.
Miras y ves que no han subido tu límite de crédito, y entonces ves que el cargo
por el programa de software no está en el extracto, aunque has recibido
confirmación de ese cargo de la empresa de software.
Preocupada por si a la empresa no le han
pagado realmente, y como no quieres ir contra la ética, les llamas: “Sí, hemos
recibido el pago por su compra. No hay problema”.
Así que decides esperar, imaginando que el
cargo de 119,95 dólares estaría en el siguiente extracto de la tarjeta. Pero no
está, ni tampoco en el del mes siguiente.
A estas alturas necesitas verdaderamente esos
zapatos, de modo que los compras con la misma tarjeta de crédito. No aparecen
tampoco en los próximos extractos. De hecho, ninguno de los cargos que haces en
esa tarjeta de crédito aparece en ningún extracto, aunque los comerciantes y
vendedores cobran.
Al final, como Jugador de la segunda parte, te
das cuenta de que tu Yo Infinito está creando dinero para ti en una
forma nueva y creativa, y tú le expresas un agradecimiento profundo.
* * *
Y desde una perspectiva masculina:
Decides salir a cenar con unos amigos, miras
la cartera y ves que tienes 10 dólares. Llegas al restaurante, lees el menú, y
se te hace la boca agua cuando ves el chuletón de costilla. Tu cuerpo entero se
llena de alegría pensando en comerse ese filetón, tu animación crece por
momentos.
Luego ves el precio del filetón: 14 dólares.
Recuerdas que sólo tienes 10 dólares. Lo siguiente que recuerdas es una
historia en las noticias de anoche sobre lo mala que es la carne roja para la
salud, y decides que de todas maneras no deberías comerte ese filetón. Entonces
miras por encima de la mesa a una mujer, con la que te mueres por quedar, y ves
que es una vegetariana que sólo come comida ecológica. Como quieres
impresionarla, ni se te ocurre comerte el chuletón. Con cada nuevo pensamiento
tu nivel de ánimo baja y baja, hasta que ya no estás contento de haber venido a
cenar.
Al final te decides por una ensalada César
(sin pollo asado), que cuesta 7 dólares, de modo que te queda poco para una
bebida, los impuestos y la propina. Nada de cerveza, aunque de veras te apetece
una, porque tu médico te ha dicho que tienes que perder peso.
Una hora después sales del restaurante, sin la
mujer de tus sueños, triste, solitario, insatisfecho, y 10 dólares más pobre.
Además de eso la ensalada César era malísima y la camarera era maleducada. Te
arrepientes de toda esa noche.
O bien:
Decides salir a cenar con unos amigos, miras
en tu cartera y ves que tienes 10 dólares. Llegas al restaurante, lees el menú
y se te hace la boca agua cuando ves el chuletón de costilla. Tu cuerpo entero
se llena de alegría pensando en comerse ese filetón, tu animación crece por
momentos.
Luego ves el precio del filetón: 14 dólares,
pero te recuerdas a ti mismo que tu Yo Infinito quiere que sigas lo que
te anime y te alegre, y te recompensará cuando lo hagas, ahora que estás
jugando la segunda parte del Juego Humano. Así que pides el chuletón y una
cerveza.
La mujer sentada frente a ti, que se come su
patata asada con brécol, se inclina hacia ti y susurra:
¾Qué raro… yo también quería de verdad un chuletón esta noche. ¡Ojalá lo
hubiera pedido!
Después de la cena dice que se lo pasa bien
contigo porque eres una persona muy libre y feliz y te da su número de
teléfono. La noche ha sido un éxito completo, la comida estaba perfectamente
hecha y el servicio era impecable. Y lo mejor de todo: te levantas al día
siguiente habiendo perdido un kilo.
Pero, ¡espera!, ¿cómo has pagado el bistec? Cuando
llegó la cuenta miraste en tu cartera y había un billete de 20 dólares, no uno
de 10. Bueno, piensas, debe ser que has contado mal antes de salir de casa.
A lo mejor. Pero a lo mejor tu Yo Infinito
cambió tu holograma y descargó el billete de 20 dólares en tu cartera en lugar
del de 10, cuando estuvo claro que no ibas a dejar que tus juicios y creencias
se interpusieran en el camino de tu ánimo. Una vez que esto te haya ocurrido
unas cuantas veces más, al final aceptarás el hecho de que tu Yo Infinito
ha encontrado otra forma de crear dinero para ti.
Haz esto unas cuantas veces (dale a tu Yo
Infinito la oportunidad de apoyar tu ánimo económicamente) y tu vida no
volverá a ser la misma. En seguida estarás “encontrando” dinero en sitios en
los que ni soñaste, recibirás dinero en formas que nunca creíste posibles, y
olvidarás mirar tu cuenta bancaria, porque sabes que de todas formas tampoco es
real y se puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos.
* * *
¾¿Lo dices en serio?, ¿eso funciona de verdad?
Sí, funciona. Al menos, lo hace para mí y para
muchos conocidos míos que comprenden cómo funciona el dinero en un universo
holográfico. Yo no digo que tenga siempre mucho dinero en el bolsillo ni en mi
cuenta bancaria. Pero sé sin ningún género de dudas que tengo acceso a un suministro
ilimitado de dinero a través de mi Yo Infinito, y que siempre tendré
todo el dinero que necesite para las experiencias que mi Yo Infinito
quiere que tenga. Esta es situación fantástica en la que estar, porque ya no
tendré que preocuparme jamás por el dinero.
Realmente es muy sencillo: si mi Yo
Infinito quiere que tenga una experiencia, me dará todo el dinero necesario
para esa experiencia. Si yo, como el Jugador, creo que quiero tener una
experiencia, pero mi Yo Infinito no está conforme, el dinero no estará
disponible, sin que importe lo que yo intente para que ocurra. ¡No puede ser
más sencillo!
Pero no creo que esa sea de veras la pregunta,
lo más probable es que la verdadera pregunta en tu mente sea: “¿funcionará esto
para ti?”
En la primera parte del Juego Humano, concretamente,
creímos que teníamos que ser “proactivos”, creímos que teníamos que “hacer
algo” para “hacer que pasara algo”. De esa creencia vinieron otras relacionadas
con el dinero, como tener que trabajar por él, o ir “ahí fuera” y conseguirlo,
o hacer que los demás nos lo diesen de una u otra manera. De hecho, la única
manera que creímos que podíamos conseguir dinero dependía absolutamente de los
demás, a los que hemos adjudicado mucho poder. En realidad, incluso en la
primera parte nuestro Yo Infinito creaba todo el dinero que conseguíamos
como parte de los hologramas que descargaba en nuestro cerebro. Esa cantidad de
dinero, por supuesto, estaba limitada por nuestros prejuicios y nuestras creencias
sobre la forma como podía venir a nosotros. Sólo parecía que “ganábamos
dinero”, sólo parecía que dependíamos de que otros nos lo dieran.
En la segunda parte podemos dejar todo eso
atrás, con la certeza absoluta de que todo el dinero que necesitemos para
cualquier experiencia será parte del holograma que nuestro Yo Infinito
descargue para nosotros.
Pero no me malinterpretes, por favor. No estoy
sugiriendo que todo lo que hagas en la segunda parte sea quedarte en tu sillón
y esperar que el dinero se deposite mágicamente en tu cuenta bancaria, a menos
que sea eso lo que te brinde más alegría y que sea todo lo que estés motivado a
hacer en ese momento. Lo que sugiero es que lo que te entusiasme hacer,
lo que te brinde alegría es en lo que debes concentrar toda tu atención y
energías, más que en hacer algo que no te alegra porque piensas que “tienes que
ganar dinero”. Es posible que la animadversión y otros malestares que sientes
trabajando simplemente por dinero en un trabajo que no te gusta sea tu Yo
Infinito diciendo “¡para! y averigua lo que más te entusiasme hacer”,
independientemente del dinero.
Lo único que detiene a la gente de hacer
exactamente eso es el miedo. Pero, ¿quién sabe? Quizá lo que realmente te
entusiasme te traerá más dinero que cualquier trabajo que ahora odias.
Sólo hay una cosa que puedo garantizarte,
basada en mi experiencia propia y en los resultados de examinar y poner a
prueba este modelo: una vez que hayas asimilado tus juicios, prejuicios, creencias,
opiniones y miedos sobre el dinero, tu Yo Infinito tendrá mucho más
fácil el trabajo de conseguir el dinero para que tú sigas aquello que te
entusiasma. Llegarás a confiar plenamente en que tu Yo Infinito proveerá
todo el dinero que necesites para tener las experiencias que él quiera.
* * *
Podría darte bastantes ejemplos de mi propia
vida en los que el dinero aparecía en mi cuenta corriente o en mi cartera sin
motivo alguno (exactamente la cantidad que necesitaba para hacer algo, y
justamente a tiempo), con los documentos para probarlo. No tengo ni idea de
dónde vino el dinero. A decir verdad, estoy tan acostumbrado ahora a que el
dinero aparezca de la nada que ya no me sorprende cuando lo hace.
Sin embargo, el apoyo económico de un Yo
Infinito no siempre toma la forma de dinero en metálico o cargos en
tarjetas de crédito que no aparecen nunca en el extracto. A veces, tu Yo
Infinito, en su sabiduría y poder infinitos, tiene formas mejores de crear
una experiencia para ti para la que tú creías que ibas a necesitar dinero. El
año que pasé en el barco investigador de delfines y ballenas es una buena
muestra. No me costó ni un céntimo y no tuve que encontrar medio millón de
dólares para construir el barco.
Tengo que admitir, sin embargo, que hay veces
que me pregunto cómo va a “sacar esto adelante” mi Yo Infinito. Por
ejemplo, recientemente se hizo muy evidente que mi Yo Infinito quería que
volviera a los Estados Unidos por un tiempo. Aún no comprendía del todo por
qué, o por cuánto tiempo, y me sorprendía mucho porque estoy muy contento de
vivir en Europa. Pero parecía que al leer las ondas del Océano Universal,
incluso las casi mágicas “coincidencias” de encontrar el vuelo perfecto, en la
época perfecta, por el precio perfecto, el flujo iba en la dirección de “casa”.
Pero aún así yo no tenía el dinero para pagar el billete.
De dónde vendría el dinero no me preocupaba.
De hecho, si el dinero no aparecía hubiera comprendido simplemente que estaba
leyendo incorrectamente las ondas y que, al final, no tenía que volver a los
Estados Unidos. Pero cuando las ondas se pusieron muy claras, me preguntaba
cómo iba a arreglárselas mi Yo Infinito para conseguir una suma de
dinero bastante grande esta vez.
En el pasado, como dije, el dinero simplemente
“aparecía” en mi cuenta bancaria y esperaba que algo parecido ocurriese en este
caso. Pero eso no fue lo que pasó, en lugar de eso un amigo mío me prestó el
dinero. Habitualmente no me gusta tomar dinero prestado de la gente. Sí que lo
hacía dentro de la sala de cine, pero desde que salí por la puerta trasera no
lo he hecho. Le dejé claro a mi Yo Infinito que yo no estaba nada cómodo
con ese método de conseguir dinero. Uno de mis juicios sobre el dinero “de los
demás”.
Sin embargo, mi Yo Infinito escogió aquella
oportunidad para que yo abandonase esta creencia concreta de cómo puede
llegarme el dinero. Me hizo ver los juicios, miedos y capas del ego debajo de
ella, y me recordó que “los demás” está en mi holograma “para poner algo en
marcha que me apoye”. De hecho, pude aceptar ese “préstamo” de mi amigo porque
supe también con certeza que era lo que su Yo Infinito quería que le
pasara, aunque yo no sepa nunca por qué.
* * *
Esta es la mejor manera que tengo para
explicar esto en resumen:
Nosotros jugamos un juego de vídeo muy
complejo, usando la plantilla “Entorno Tierra”, pero diseñado únicamente para
cada Jugador por su Yo Infinito. Ese Yo Infinito tiene ciertas
experiencias que quiere que su Jugador tenga, “experiencias externas” para que
el Yo Infinito tenga las “experiencias interiores”.
En la mayoría de los buenos videojuegos, un
Jugador necesita ciertas cosas para jugar, seguir vivo y llegar al destino
final. Cosas como armas, munición, paquetes de energía, herramientas o
habilidades especiales, llaves, pistas y demás. En nuestro videojuego
necesitamos también muchas cosas, pero fundamentalmente necesitamos dinero de
manera que podamos comprar todo lo demás.
En un videojuego, el diseñador lo crea todo y
hace que todo esté disponible durante el juego, de modo que todo lo que el
jugador tiene que hacer es encontrarlo, agarrarlo y añadirlo a su inventario.
Lo mismo es cierto en nuestro videojuego. Todo el dinero que necesitamos para
jugar, seguir vivos y llegar a nuestro destino final se crea por nuestro Yo
Infinito (puesto que nosotros, como Jugadores, no tenemos poder para crear nada),
y es correcto que el Jugador se haga con ello.
Así que el trabajo del Yo Infinito es
crear el dinero que necesitamos y hacer que esté disponible. Es trabajo del
Jugador encontrarlo y agarrarlo. Sin embargo, “encontrarlo” se hace difícil
cuando el Jugador cree que el dinero sólo puede estar en ciertos sitios, o que
sólo puede conseguirlo si trabaja para ello, o si gana algún juego, o lo hereda,
o…
Cuando un Jugador abandona ese sistema de
creencias sobre el dinero, puede empezar a verlo en muchos sitios y su Yo
Infinito puede ponérselo disponible más fácilmente. Pero sigue siendo trabajo
del Jugador estirar el brazo y hacerse con el dinero. Eso es lo que se quiere
decir con lo de que el Jugador tiene libre albedrío total sobre sus reacciones
y respuestas a las experiencias creadas para él. Yo podría, por ejemplo, no
haber aceptado el préstamo de mi amigo para comprar el billete de avión
de vuelta a los Estados Unidos, eligiendo en su lugar quedarme colgado de mi prejuicio
y creencia sobre el dinero de “los demás”. En este caso yo no hubiera sido
capaz de cabalgar la onda ni seguir el flujo en la dirección que mi Yo
Infinito me ofrecía.
De modo que hay dos razones fundamentales que
puedo dar para el fenómeno que yo experimento con el dinero. La primera es que
he abandonado prácticamente todos mis prejuicios y creencias sobre el dinero; y
la segunda es que he eliminado casi todos los límites en las formas que mi Yo
Infinito puede conseguir dinero para mí, dándole muchas más posibilidades.
Sin embargo, he de admitir que si el dinero apareciera simplemente en mi mano extendida,
todavía me pondría de los nervios. A lo mejor un día…
NOTAS
CAPÍTULO 31
EL EGO
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Pregunta: Stephen, has sido muy duro con el ego
en todo el libro, ¿no es eso un juicio en sí mismo?
Respuesta:
Excelente pregunta, me alegra tener la oportunidad de aclararla.
Primeramente asegurémonos de que estamos de
acuerdo en lo que queremos decir por “ego”, ya que esa palabra se ha utilizado
mucho y significa cosas distintas para gente diferente.
He utilizado “ego” en este libro para
significar el concepto de personalidad que creamos mientras jugamos al Juego
Humano. Está compuesto por varias capas de identidades falsas que vamos adoptando
según vamos encontrando las limitaciones y restricciones de las experiencias
holográficas en la primera parte. De hecho, el ego es lo que nos permite jugar
la primera parte del Juego, en caso contrario no podríamos formarnos nuestros
juicios, prejuicios, creencias y opiniones y consumar nuestro propósito para el
Yo Infinito.
Todos nuestros miedos, por ejemplo (con el
miedo a la no-existencia como el más básico), son el resultado de alguna
amenaza a una o varias capas del ego, que lucha por su existencia misma.
En ese sentido podemos expresar gran
agradecimiento al ego por la buena interpretación de su papel en la sala de
cine. El ego ha sido perfecto también, como todo lo demás, en nuestra
experiencia holográfica.
El proceso dentro de la crisálida, como he
descrito, es hacerse consciente de esas capas del ego (las falsas identidades
que hemos adoptado) e ir abandonándolas. Es un proceso de descubrir quién no
somos, y en definitiva encontrar la verdadera respuesta a quién somos.
Pero le hemos atribuido al ego mucho poder
durante la primera parte del Juego Humano y le hemos recompensado una vez y
otra por el buen trabajo que ha hecho, hasta tal punto que parece haber tomado
vida propia.
De hecho, en su Trilogía de la Iluminación1, Jed McKenna le da
encarnación al ego, haciéndolo femenino y llamándole “Maya”:
«La diosa Maya, arquitecto del magnífico palacio de la ilusión…»
«Maya, la diosa de la confusión y del engaño…»
«Maya, la Señora de la Prisión de la Dualidad…»
Jed habla mucho con expresiones de luchar una
batalla contra Maya en el camino a convertirse en mariposa:
«Maya, la diosa del engaño, ha hecho su trabajo con suprema maestría
desde la primera chispa de autoconsciencia que titiló en el cráneo de un mono…»
«Esto es la casa de Maya. Ella lo controla todo, tiene todas las
ventajas. Nosotros somos los pacientes en el manicomio de Maya…»
«Ojea cualquier revista, ve cambiando los canales de TV, ve donde haya
gente y no verás otra cosa que una raza mórbidamente pueril, infectada de
miedo, atrofiada y empequeñecida sobre la que Maya ejerce un dominio supremo y
sin oposición…»
…y pareciera que Jed cree que Maya vencerá
muchas veces…
«Tú crees que estás por encima de todo, pero lo único que está por
encima es Maya, y ella está por encima de ti como una casa sobre un ratón…»
«Esta es la verdadera guerra, de la que las otras guerras no son sino
sombras, de la que los otros conflictos no son sino metáforas. A corto plazo,
Maya casi siempre aplasta la rebelión. Por mis cálculos, su proporción
victoria/derrota es mayor de 100.000.000 a 1».
No debería sorprender a nadie que el ego
contraataque cuando uno empieza a desmantelarlo en la crisálida. El ego sabe
que literalmente lucha por su vida, porque, si sigues completamente El Proceso
y la autolisis espiritual, el resultado final es su práctica aniquilación. (No
eliminaremos nunca completamente al ego mientras tengamos un cuerpo y juguemos
al Juego Humano.)
Pero no debemos cometer el error de juzgar o
culpar al ego, o de ver la transformación en mariposa como una guerra total con
el ego. A fin de cuentas, el ego es simplemente otra pieza del holograma que no
es real, sólo parece real y se percibe como tal. Ha interpretado perfectamente
su papel en nuestras experiencias holográficas, justo como cualquier persona o
cosa que nos hayamos encontrado mientras jugamos el Juego Humano. Cualquier
otro enfoque continuará otorgándole un poder al ego que no posee por sí mismo.
«El miedo a la verdad es el cimiento sobre el que se erige el Palacio del
Engaño de Maya. Ella no tiene otro poder que el que le otorgamos.»
«Visto de esta manera, la idea de que Maya sea malvada, de que la
ilusión sea negativa, de que el estado de sueño sea una prisión, o que el
universo dualista sea otra cosa que la mayor y más maravillosa de todas las
bendiciones es risiblemente absurda. ¿Por qué odiar a Maya?, ¿dónde estaríamos
sin ella?»
* * *
Si planeas un viaje a pie desde Maine hasta
Florida, empezando en enero, en lo primero que piensas es en ponerte ropa de
abrigo. A medida que andas y la temperatura va bajando aún más, añades capas de
ropa para mantenerte caliente. Para cuando llegas a Carolina del Sur en abril,
empiezas quitarte esas capas, ya que no las necesitas para protegerte de las
inclemencias del tiempo. Una vez que llegas a Florida descartas casi todas las
piezas de ropa que tenías.
Dudo mucho que maldigas a esas ropas o que
consideres que son “erróneas”. Más bien agradeces el calor que te dan, agradeces
que las tenías, y le das gracias a cada pieza que tiras por el papel que tiene
en el buen término de tu viaje.
* * *
En el capítulo dieciséis mencioné a un buen
amigo que llevaba en su crisálida más o menos un año y medio. Hacía buenos
progresos cuando su ego (Maya) empezó a contraatacar con ganas. Él estaba
experimentando hologramas, como todos hacemos, que le traían de nuevo los más
difíciles juicios, prejuicios, creencias, opiniones y miedos que se formó
dentro de la sala de cine durante los años de su primera parte. Cuando la
marcha se puso exigente pareció que a él no le gustaba cómo se sentía.
Aparentemente, creyó que ya había hecho bastante buen trabajo por entonces y
que sólo debería estar experimentando hologramas de la variedad segunda parte, así
que empezó a echarle la culpa a su Yo Infinito por “darme por cu…, como
siempre”. Dejó de poner en marcha el Proceso y de hacer la autolisis
espiritual, empezó a justificar sus prejuicios, mantuvo sus creencias y
fortaleció sus opiniones.
Todo Jugador tiene el libre albedrío para
decidir cómo quiere reaccionar y responder a las experiencias holográficas que
encuentra, y fue su elección dejar que Maya ganase esta vez, al menos por un
tiempo, aunque él no admitía que fuera eso lo que estaba haciendo. No estaba
“equivocado” al tomar esa decisión, porque también eso tiene que ser perfecto.
Pero mi amigo (que en tantas formas había sido un gran apoyo para mí al
escribir este libro) me ayudó a ver lo lista que puede ser Maya y me dio la
oportunidad de hacer hincapié en otro punto importante:
En el Prefacio de la segunda parte hablé de
ofrecerte modelos, no sistemas de creencias, y de que “un modelo ha sido
diseñado para ser examinado y puesto a prueba para ver si funciona bien”.
En este caso, Maya convenció a mi amigo de que él estaba haciendo legítimamente
un examen o prueba al modelo, más que estar escapándose del malestar y dejar en
paz a Maya para que sobreviviera. Maya lo provocó a hacer preguntas sobre la teoría
del modelo, preguntas que empezaban con “¿por qué?”, “¿y si…?” y “no estoy de
acuerdo con…”
Sin embargo, el único examen o reto válido y
legítimo a un modelo es ver si funciona bien en su utilidad, no en su
teoría. En la situación concreta de mi amigo estaba claro que el modelo
funcionaba perfectamente y que producía justamente la clase de resultados que
tenía que producir. A él, simplemente, no le gustaba cómo se sentía en ese
momento. Pero nadie le había dicho que fuera a sentirse bien todo el rato en la
crisálida, especialmente cuando se llega a la “noche oscura del alma”. De modo
que, si aún hay malestar, sigue poniendo en marcha el Proceso. Cuando tengas el
pensamiento de salirte de lo que sientes y quieras volverte a los pensamientos
de la cabeza, es sólo el ego, que habla. Maya habla en formas muy complejas,
seductoras e ingeniosas.
Así que sabe esto sobre el ego: no debes
subestimarlo, no vas a ser más listo que él, no puedes resistirte a él.
* * *
Hay un viejo cuento sobre cómo cocer una rana.
No se tiene una olla de agua hirviendo en el fogón y se echa una rana en ella,
porque saltará fuera y se alejará del calor. En lugar de eso, se pone a la rana
en la olla cuando el agua todavía esta fría y se sube el calor poco a poco mientras
la rana se queda ahí, y al final hierve.
Tampoco le pega uno un mordisco grande a una
cebolla, o la cebolla le mareará a uno. Uno se come un trozo cada vez hasta que
se acaba.
La aniquilación del ego es un proceso
semejante: una capa cada vez según tu Yo Infinito va proveyendo las
experiencias holográficas apropiadas. Como dije sobre la muerte, debes
encontrarte con el ego cara a cara, comprenderlo, aceptarlo, acogerlo,
agradecerlo por lo que es y por el servicio que te ha prestado; y luego,
silenciosa y sistemáticamente, desmantelarlo capa a capa hasta que no quede
nada. Suponte que cada capa será más difícil que la precedente y no lo dejes
hasta que hayas terminado.
NOTAS
COMPASIÓN
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Pregunta: Este
modelo me parece un estilo de vida muy egoísta. ¿Dónde tienes el corazón?,
¿dónde está tu compasión por el dolor y el sufrimiento de los demás?
Respuesta: No
tengo interés en justificar o defender el “egoísmo”, eso se lo dejo a gente
como Robert Ringer (Buscando
al número uno ), Ayn Rand (La
virtud del egoísmo), Bud
Harris (Egoísmo
sagrado: guía para vivir una vida con substancia), David Seabury (El
arte del egoísmo), los Heller
(Egoísmo
saludable: consigue sin culpa la vida que mereces), y Mahatma Gandhi (“Sé el cambio que deseas ver en el
mundo”).
Respecto
a mi corazón, está más abierto que nunca. A medida que abandonas los juicios, prejuicios,
creencias, opiniones y miedos, tu corazón no puede hacer otra cosa que abrirse
cada vez más ampliamente y llenarse de amor y gratitud por la perfección de
todo, y especialmente de amor por tu propio Yo Infinito.
Pero
la compasión es una historia muy diferente.
Es
verdad que la compasión es la nueva palabra espiritual de moda, algo a
lo que quizá ha contribuido mucho el Dalai Lama. Como ocurre con el “juicio”, a
la compasión se le ha hecho parecer “correcta”, apropiada, algo que es “bueno”
tener. De hecho, ser compasivo se ha convertido en el distintivo de la
iluminación y en el rasgo más importante que una “buena” persona debe
tener, de la misma manera que “juicio” se ha convertido en un símbolo de la
razón y la inteligencia.
Pero
vamos a averiguar lo que realmente significa compasión:
«Consciencia
profunda del sufrimiento de otro, aparejada con el deseo de mitigarlo.»1
«Consciencia
solidaria del sufrimiento de otro, junto con el deseo de aliviarlo.»2
Por
estas definiciones, debería estar claro que la compasión pertenece a la
primera parte del Juego Humano, dentro de la sala de cine, y no a la segunda.
¿Por
qué?, ¿qué tiene de “malo” la compasión? Nada es “malo”, eso sería un
juicio. Pero la compasión, tal como se define (y se practica), conduce automáticamente
a que un Jugador juzgue que las experiencias de la otra persona son “malas”, o
“erróneas”, así como a creer que tiene el poder de cambiar la realidad de esa
persona y a considerar el deseo de hacerlo. Nada de eso es posible ni apropiado
en la segunda parte del Juego Humano. Además, conduce inevitablemente a la
frustración, la tristeza y a veces incluso a la desesperación al Jugador que
intenta ser compasivo. Dicho con otras palabras, lleva más lejos en la
limitación y la restricción.
Por
lo tanto, por su naturaleza misma, la compasión no es parte de la
alegría infinita. Tampoco se siente como alegría, realmente sabe “mal”
identificarse con el dolor y el sufrimiento de alguien. De hecho, tenemos
que sentirnos “mal” por otra persona si somos compasivos (“me siento mal por
ellos”). Los sinónimos que el diccionario da para compasión son “lástima” y “conmiseración”.
Dudo que nadie diga que “lástima” y “conmiseración” sean alegres.
En
una reunión de la comunidad intencional de Tamera, un joven de Israel se
levantó y anunció que había tenido recientemente la revelación de que su único
trabajo en la vida era ser feliz. Todo el mundo lo aclamó, y un sentimiento de
alegría, animación y entusiasmo llenó la sala. Entonces se levantó una joven,
la hija del gurú, y exhortó a todos a que no olvidasen el dolor y el
sufrimiento de los demás. La burbuja de la sala se rompió enseguida.
Intenta
recordar a qué sabe ser compasivo. ¿A ti te parece alegría?
Puedes
hacer lo mismo con los celos, por ejemplo. ¿Hacen los celos que te sientas
cariñoso? ¿Te hacen sentir efusivo y poderoso?, ¿te hacen sentir amoroso y cálido,
como hace el amor? De la misma manera que los celos no pueden ser parte del
amor infinito, la compasión no puede ser parte de la alegría infinita. Así
de sencillo.